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Tomás

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Todo lo publicado por Tomás

  1. ¡Bueno, parece que la buenecita Vivian se lleva todos los votos ! Pero, como autor, yo voto a la astuta Clarisa . Mis votos negativos son para Willard, Nishimura, Robinson y Lancelot. A propósito, Escorpio, si no te gusta Morgana por lo que leíste aquí, preparate para la sorpresa Y Ana, las personas como William, que tienen amor pero se criaron sin él, suelen ser volubles. Además, la que le avisó de la muerte de James fue Amanda, así que por cómo se lo dijo está claro que él se lo haya tomado así. Disfruten del Rescate Heroíco de hoy ENTREGA 53 Lara y Vivian llegaron al edificio de departamentos en el que vivía Alex West. - Creo que conozco a este hombre, Lara –decía Vivian en el ascensor-Es el mejor amigo de William y James. - Pues es igual que él –dijo Lara, irritada al hablar de Alex-Fue mi primer amor, yo tenía veintitrés años cuando lo conocí, pero resultó que me quería engañar para robarme una estatuilla valiosa que encontré en Grecia. - ¡Qué desagradable! –resopló Vivian-¿Y has estado con alguien más luego de él? - Sí, algunos novios he tenido. Pero todos fueron pasajeros, y acabaron traicionándome. Ahora están muertos, murieron intentando matarme –Lady Croft no se veía nada bien al recordar aquello. - No te preocupes –sonrió Vivian con compasión-Estoy segura de que encontrarás alguien que te merezca, alguien a quien amarás, como yo amo a William. - ¡Bah, como si eso me importara! –repuso con altanería-Tengo muchos amigos, mi vida es la arqueología. El ascensor se detuvo en la planta alta. - Vamos –indicó Lara con el dedo a su amiga. Grande fue la sorpresa de nuestra heroína al encontrar la puerta de Alex abierta de par en par, y la sala de estar toda revuelta -¿Qué significa esto? –exclamó Lara asombrada. Un viejo vecino que estaba en el pasillo se fijó en ellas. - Si se lo pregunta, señorita, un viejo loco llegó ayer gritando como un loco, y se puso a revisar el lugar. - ¿Un viejo loco, señor? –inquirió Vivian, intuyendo de quién se trataba-¿Puede identificarlo? - Claro que sí –repuso el vecino-Es el político James Rutland. Un espasmo de miedo cruzó el rostro de Vivian, quien se giró hacia Lady Croft. - Lara… ¡ese maldito se debe de haber llevado la espada que tú buscas! ¡Lo conozco bien, está sediento de poder! - Pues no sabe con quién se ha metido –terció Lara-Si es igual que su hijo, ya sé qué tipo de persona es, pero nuestra inteligencia lo vencerá. Vivian, escucha, tienes que ir hasta la casa de los Rutland inocentemente, pescarlo por sorpresa, y cuando el viejo se confía, yo saltaré de mi escondite y lo atacaré. - ¡Oh, no, Lara! –gimió la frágil joven-¡Ese viejo es un demonio! - Yo también puedo ser un demonio, si me lo propongo –rió Lara sarcástica. Llamaron a la puerta en la Mansión Rutland. - ¡Ve a atender, vieja estúpida! –gritó James. Jenny se dirigió corriendo hacia la puerta, y al abrirla, se encontró con una joven bella y rubia de aspecto tímido y ropa sucia y harapienta. - ¿Sí? - Buenos días, señora –dijo con amabilidad-Mi nombre es Vivian Hart y busco al señor Rutland. “¡Por fin alguien que me trata bien!” se dijo felizmente la pobre viejita. - Sí, como no, señorita, adelante. Jenny y Vivian ingresaron al vestíbulo, mientras Lara entraba a través de la ventana y se escondía detrás del gran reloj dorado de la pared. - ¡Señor, tiene una visita! –gritó Jenny-¡Es una señorita! - ¿Sheila? –inquirió James esperanzado, desde lejos-¡Hazla pasar a mi cuarto y que se desnude, enseguida voy! “¡Viejo repugnante y asqueroso!”; Lara, Vivian y Jenny pensaron exactamente lo mismo. - No, señor, no es Sheila. - ¿Quién es? –rebuznó el viejo de mal talante, acercándose allí. Un destello de perversidad apareció en su rostro al ver a Vivian-¡Eres tú! –exclamó mordaz-¿Qué ocurre? ¿Quieres volver a trabajar conmigo? - No me acercaría a usted ni aunque fuera el último ser sobre la faz de la tierra, viejo baboso –le espetó con la mayor frialdad y repulsividad. El político rió, mientras Jenny ocultaba una pequeña risita al oír como él era insultado. - Esa forma de replicar es algo que me encanta de ti –dijo James-Dime, ¿qué quieres? - Saber por qué mató a mi padre –terció con frialdad. - ¡Vivian, por favor! –exclamó el senador-¡Yo no lo hice, fue Helga! - ¡No mienta más! –gritó encolerizada-Helga ni siquiera conocía a mi padre, y a usted lo creo perfectamente capaz de hacer algo así. Es un anciano decrépito que no tiene nada en la vida. Usted tiene dinero, tiene poder; pero eso algún día se acaba en la vida, puedo asegurarlo. En cambio, lo que siempre permanece es el amor y la amistad, cosa que usted no tiene y jamás tendrá. Su esposa se casó por dinero, no porque lo ame, porque nadie es capaz de amar a un sujeto tan interesado y espantoso. Aunque todos crean que Helga es la asesina, tarde o temprano la verdad saldrá a la luz, y usted se pudrirá en la cárcel por el resto de su puerca existencia. Tanto Lara como Jenny permanecieron admiradas con las palabras de Vivian, y James, por su parte, enmudeció de furia, ya que nunca nadie le había faltado tanto el respeto ni dicho las cosas de un modo tan pero tan directo. - No puedo creer que después de todo vayas a recibir una recompensa tan grande –manifestó. - ¿Qué recompensa? –inquirió ella. - Disfrutar de los placeres de mi amor –contestó con una sonrisa demoníaca. Y, ante el horror de Jenny, se abalanzó sobre ella tan fuertemente que la arrojó al suelo, y reía, desvistiéndola bruscamente, mientras él se quitaba la ropa. - ¡Auxilio! ¡Suélteme! –chillaba cuando sólo le quedaban el corpiño y los pantalones, mientras James tenía la camisa abierta, dejando al descubierto su prominente barriga. - ¡Señor, se lo suplico, suéltela! –gritó Jenny aterrada. - ¡Chilla cuanto quieras, *******a! –reía el viejo-¡Nadie te salvará de ésta! - ¿Quieres ver? –Lara saltó de su escondite y lo derribó de una patada en la espalda. Mientras James caía bruscamente y Jenny gritaba de asombro, Vivian respiraba agitadamente y Lara la ayudaba a ponerse de pie. - ¿Estás bien? –preguntó. - Sí… gracias –farfulló. Lara desenfundó las dos pistolas y apuntó a James, que yacía en el suelo: - Escúchame bien, viejo de m.i.e.r.d.a: vuelve a tocarla y te juro por mi extraviada madre que te vuelo la tapa de los sesos. Por su parte, James desenfundó la espada. - Encantado, señorita Croft –se puso lentamente de pie-William habló mucho de usted, estaba enloquecido por matarla. ¡Qué pena que ese gusto me lo daré yo! Pero veo que es usted encantadora, así que parece que me haré una linda fiesta con las dos antes de mandarlas al infierno. - Inténtalo y desearás haber muerto –espetó Lara sin dejar de apuntar. James no se hizo esperar: agitó la espada con tanta fuerza que lanzó rayos que hicieron saltar a las tres mujeres, que aterrizaron bruscamente en el suelo. - Realmente no sé por qué se rehúsan –dijo James mientras Vivian ayudaba a la temerosa Jenny a levantarse-Después de todo, pasarán un momento hermoso. Usted, mi querida señorita Croft, hace tiempo que no tiene sexo, por su carácter antipático. Pero me encargaré de hacerla sonreír y darle una muerte feliz. - ¡Hijo de p.u.t.a.! –gritó Lara-¿Qué pretendes? ¿Violarnos a las tres? - Claro que no –replicó James-Sólo a usted y a Vivian, que son jóvenes y bonitas. De ningún modo tocaré a una vieja horrorosa como tú, Jenny. - Pues antes de poseerme tendrás que derrotarme –Lara dio un paso adelante y le apuntó con las pistolas, mientras James sonreía diabólico. Rutland estalló en carcajadas y lanzó rayos con la espada, destruyendo así el reloj dorado del gran vestíbulo. Jenny lanzó un grito aterrado y echó a correr hacia la calle, mientras Lara daba espectaculares saltos laterales y disparaba en dirección al perverso senador. Mientras tanto, en el piso de arriba, William, desde la ducha, se extrañaba cada vez más de los gritos que oía. - ¡Detrás de ti, Lara! - ¿Esa es la voz de Vivian? –se extrañó William, al reconocer ese grito. Se preocupó terriblemente al notar que los ruidos no cesaban y que los gritos eran cada vez más fuertes y desesperados, así que se apresuró a cerrar la canilla del baño para ver qué ocurría, con el corazón en un puño. - ¡Cuidado, Lara! –gritó Vivian desde el rincón, llena de miedo. Pero la heroína era demasiado ágil, y logró agacharse justo a tiempo y esquivar el rayo mortal que James acababa de lanzarle. A medida que Lara disparaba se iba dando cada vez más cuenta de que las armas no producían efecto alguno sobre él. - ¡Maldición! ¡James Rutland es un clon de Sophia Leigh! –se dijo Lara frustrada, recordando aquella emocionante y riesgosa experiencia. Pero la diferencia entre él y la magnate de cosméticos era que James era mucho más detestable y reía como un demonio mientras destrozaba la casa entera con los rayos. Lady Croft decidió pensar con la cabeza fría y, tal como había hecho en Ghana con James hijo, apuntó a James padre en el brazo derecho. Desgraciadamente, éste se le adelantó y lanzó un rayo que la elevó en el aire y la estrelló contra el suelo, dejándola inconsciente. - ¡NO! –gritó Vivian, al ver como caía desmayada su amiga y protectora, y como aquel loco la miraba con expresión de querer asesinarla. - ¡Ahora vas a ser mía, Vivian, aunque tenga que matarte para lograrlo! –Y sin más se abalanzó nuevamente sobre ella. Pero, al igual que la vez anterior, alguien le encajó una terrible patada en la espada que lo hizo caer. El primer presentimiento de Vivian fue que Lara se había levantado, pero ella seguía tumbada en el suelo. No era, Lara… ¡Era William! Vivian pudo fijarse en que estaba todo mojado, dejando a la vista su cuerpo atlético y bronceado, excepto por la cintura, que estaba cubierta por la toalla. Ella, por su parte, no se dio cuenta de que, por culpa de James, estaba en corpiño. - ¡Will! –gritó con los ojos iluminados. James, que no temía a nada, se aterrorizó al ver la forma en que su hijo lo fulminaba con la mirada, de pie, mientras el político estaba tirado en el suelo. - Vuelve a tocarla, y me olvido de que eres mi padre y te asesino con mis propias manos –espetó con odio.
  2. Lamentablemente estoy a contrarreloj (prueba de Física y Química mañana) y no tengo tiempo para publicar, pero prometo doble ración mañana. Ahora mis 4 favoritos: Von Croy, Amanda, Clarisa (¿y qué?) y Merlín. La siguiente pregunta también es con 4 de esos, pero al revés: los 4 que menos toleren o más odien. ¡Escorpio, ya te estoy echando de menos, y Luciano también! Ana, gracias por lo de Giselle, de verdad no debiste, así que habrá recompensa: escoge un personaje y pensaré qué hacer. Por cierto, ¿recuerdan lo de Matemática? ¡REPROBÉ!
  3. No sé ni lo que es "el resplandor" , y temo que esta vez te equivocaste: el asesinato del jardinero tendrá mucho que ver, y Clarisa está perfectamente bien de la cabeza, más de lo que muchos creen Te felicito por haber sido la única en entrar, pero, ¿yo te largo unas cuantas interpretaciones en El Cetro de Lilith y recibo 3 renglones a cambio ? ¡Por favor, Ana, ! Hoy hago una pregunta que tenía curiosidad en hacer. En esta encuesta Lara no cuenta. Elijan 4 personajes de sus preferidos, a saber: 1)Uno de Core 2)Uno de Crystal 3)Uno mío 4)Uno del Mito Artúrico Espero que ésto no los deje indiferentes, ya que los secretos de los Rutland comienzan a salir a la luz ENTREGA 52 - Antes de ir a darle una visita a ese cerdo –informó Lara a Vivian-, iremos al hogar de un tal Alex West, a recuperar algo que me pertenece. - Es increíble la manera en la que te abres paso por la vida, Lara –comentó la rubia, fascinada-. Me encantaría ser como tú. - No es todo tan perfecto –replicó Lady Croft mordazmente, mientras avanzaban por la calle-, estoy llena de enemigos. Tus desgracias comenzaron recién cuando el viejo te despidió del trabajo, antes tu vida era tranquila, Vivian. Yo, en cambio, jamás estoy del todo tranquila, pero me gusta así, me gusta la adrenalina –sonrió. - ¿Sabes, Lara? –dijo Vivian alegre-Eres una mujer genial, pero no por las razones que creen los reporteros de televisión, sino por tus sentimientos. - ¡Ya basta de eso! –rió Lara con sarcasmo-Me pones colorada. Entretanto, William las observaba asombrado: ¿Lara y Vivian juntas, por la calle? ¿Las dos? ¿Su peor enemiga y su mayor amor? ¿La mujer más malvada que conocía junto a la más tierna de ellas? - Vivian, ¿qué haces con esta cualquiera? –espetó, acercándose hacia ellas. La castaña y la rubia giraron sobre sus talones. - Escúchame bien, moreno musculoso de tercera clase –comenzó Lara, ya perdiendo la paciencia con él. - Déjame a mí –pidió Vivian, interrumpiéndola-Oye, William, no hables así de Lara, ella no es lo que crees. - Él tampoco es lo que tú crees –espetó Lara mirándolo fríamente-¿Sabes lo que hizo este señorito? Asesinó al profesor Franz Eddinton, de Inglaterra, y pretende arrebatarme unos artefactos mágicos. - ¿De qué hablas? –inquirió Vivian, sin comprender. - ¡Deja de culparme por algo que no hice! –estalló William-Si he estado detrás de ti es sólo porque tú asesinaste a sangre fría a mi hermano James. - Entonces se nota que no conocías bien a tu hermanito –dijo Lady Croft con frialdad-No tienes ni la menor idea de cómo era. - Eso es lo que yo digo –coincidió Vivian. William no respondió nada; no era la primera vez que le hacían ese planteo. - Miren… déjenlo así, estoy muy confundido ahora. Pero seguiremos hablando –advirtió mirándolas. Y se alejó. - Me pregunto cuánto me darán por esta espada –se dijo James tomando a Excalibur entre sus manos. Pero al agitarla, algo mágico ocurrió: de ella brotaron destellos verdes que destruyeron la estantería de libros de la sala-¿Qué es esto? –exclamó maravillado-Siguió agitándola, y contempló estupefacto cómo toda la sala era destruida por sus rayos-¡Es una espada mágica! ¡Con ella en mi poder puedo ser invencible! ¡Puedo gobernar el mundo! ¡Someter a todos bajo mi dominio! ¡Ya Maggie no vendrá a pedirme dinero, la venceré ni bien lo intente! ¡Los gobernaré a todos, seré más poderoso que el mismísimo Bush! ¡JAJAJAJAJA! Se apresuró a ocultar la espada cuando vio acercarse a William. - Hola, papá –saludó con aire casual-He vuelto. - Con que escapándote de casa, ¿eh? –espetó furioso. - Mira, no soy un adolescente, soy un adulto cortó con indiferencia-Déjame en paz. William nunca creyó que acabaría haciendo aquello, pero allí estaba, en la habitación de su hermano, leyendo su diario íntimo, preguntándose si las palabras de su enemiga y su amada eran ciertas. Amanda está muy emocionada con el tema de Avalón, y lo cierto es que ya tengo curiosidad al respecto. Haré todo para complacerla, reuniré mi mejor equipo de mercenarios y recuperaremos los fragmentos de Excalibur. Mi hermosa princesa descubrirá la Tierra de las Hadas y los Dragones, y se convertirá en la brillante antropóloga que siempre deseó ser. William no encontró nada raro en eso, así que siguió leyendo: El viaje se ha complicado, ya que no sabemos dónde se encuentra la Llave de Ghalali. Por fortuna, Amanda conoce a un científico llamado Eddinton que aparentemente conoce su ubicación. Por petición suya, tuve que “persuadirlo”, amenazarlo con matar a su familia si no cumplía, y el truco funcionó: el viejo se aterrorizó de miedo, y nos dijo que la Llave estaba en Ghana. Me pregunto qué hubiera hecho Will en mi lugar: aunque es mayor que yo es un idiota. Papá y mamá tienen razón, él al lado mío no vale nada. - ¿Qué significa esto? –se dijo William, estupefacto. Hoy fue un día bochornoso para mí: he besado por la fuerza a Vivian, la secretaria de mi padre. No es más que una llorona que no sabe defenderse y una niña tonta, pero tiene el mejor culo que he visto, y por sólo una tentación no estoy traicionando a mi Amanda, ¿cierto? Pero la estúpida respondió con una bofetada y dijo qué renunciaría si no fuera porque necesita el trabajo. ¡Si soy un macho irresistible! ¡Pero claro, ya sé que la tontita muere de amor por el imbécil de mi hermano! El horror se apoderó de William: ¿qué clase de monstruo era James, que hasta había intentado abusar de Vivian? Finalmente, Amanda y yo llegamos a Bolivia y recuperamos el primer fragmento de la espada. Me sorprendí al encontrarme con Lara Croft, una antigua amiga de mi novia, a la que ella odia, aunque personalmente opino que le tiene envidia. Amanda intuyó que Lara buscaba la pieza ya que está relacionada con la muerte de su madre, años atrás. Fue muy divertido molestarla con la espada y lanzarle la indirecta de que Amanda no murió, como ella creía. La marimacho casi cae del puente que mandé destruir, y ahora, gracias a mí, está completamente desconcertada. Me llevé una gran decepción en Perú: en lugar de otra pieza, había una copia ceremonial, aparentemente la auténtica está en Japón. Pero igualmente el viaje fue muy divertido, mandé a mis mercenarios a atacar a Lara y a su amiguita, la negra Anaya. Reconozco que hacer sufrir a Lara me divierte, no sólo porque Amanda no la soporta, sino porque es una tonta. Todos creen que es una condenada mercenaria, una máquina de matar, pero cuando nos conocimos en Bolivia me di cuenta de que es tan sensible como la llorona de Vivian (aún me duele la bofetada que me dio). Me encuentro en Ghana buscando la llave de Ghalali, mientras Amanda la busca en la mansión de Lara. ¡Un sustillo para los patéticos amigos que viven con ella no viene mal! La llave no estaba en Ghana, así que calculo que está en la casa. Estuve estudiando el fragmento de Bolivia y descubrí que la espada tiene poderes, con la pieza soy invencible. Me encontré con Lara, y luego de provocarla un poquito más y ver cómo enfurecía, la ataqué con mis poderes. Pero la cerdita me venció con sus armas, y me quitó el fragmento. Al menos la dejé preocupada al advertirle que Amanda estaba en su casa. Ya intenté matar a Lara en múltiples ocasiones con mi equipo de hombres, y fracasé. Por eso decidí que le tenderíamos una trampa: esta noche, la esperaremos en Bolivia. Ella debe tener Excalibur forjada nuevamente, se la quitaremos y la mataremos. Esas eran las últimas palabras del diario. William lo cerró bruscamente, y descubrió que estaba empapado en sudor. ¡Ahora entendía todo! ¡Su hermano menor era igual o peor de lo que le habían dicho todos! ¡Se había dedicado a hacer sufrir a Lara constantemente, y había estado a punto de abusar de Vivian! ¡Y él, William, había estado haciendo todo mal desde el principio! Si Lara lo mató en Bolivia, fue en defensa de su vida, vida que él había intentado destruir constantemente. Decidió ir a bañarse: el agua caliente lo relajaría y lo ayudaría a pensar, y a meditar el hallazgo que acababa de hacer: descubrir que su difunto hermano era un monstruo.
  4. No hay problema, esperaré, y mucha suerte con lo que sea que tengas que hacer.
  5. Ana, la visión del autor casi siempre es distinta a la del lector, y es la del lector la que me interesa ; Escorpio, se sorprenderá cuando sepas quién pagó la fianza El día de hoy está dedicado a las Brujas, JEJEJE ENTREGA 51 Jenny, desde la cocina, oía claramente los aullidos del viejo asqueroso de James y de Sheila, la prostituta cara, desde el yacussi. - ¡Oh, James, eres perfecto! –gimió Sheila, bañada en espuma-¡Eres apuesto, millonario, y haces el amor de modo maravilloso! - Tú también –repuso James-Tú sí que eres una hembra, no como la estúpida de Maggie. ¡En Las Bahamas con una amiga, mientras yo estoy aquí contigo! Cubiertos de espuma, el político y la mujer de alquiler se echaron a reír, cuando Jenny comenzó a golpear la puerta. - ¿Qué quieres? –gritó el viejo, furioso. - Señor, la señorita Amanda Evert vino de visita –contestó Jenny, temerosa. A regañadientes, Rutland tuvo que salir a vestirse, y le ordenó a Sheila que permaneciera oculta en el baño. - ¡James! –gritó Amanda, feliz al verlo acercarse. - ¡Hija mía! –El senador la abrazó, muy feliz de ver a su casi nuera- ¿Qué te trae por aquí? - Vine a visitar la tumba de mi novio –repuso tristemente-Pero no podía irme sin verte. - ¿Entonces ya te irás? - Claro que no, este lugar es muy bonito, me quedaré unos días. Sin dejar de observar lo elegante que estaba Amanda, James la hizo pasar a tomar café, y sin que la rubia lo supiera, echó a Sheila bruscamente de allí. Después de todo, Amanda era casi como su hija, la futura esposa de su hijo predilecto, y le encantaba hablar con ella. - ¿Y quién es esta? –preguntó Amanda con asco, mirando a la mucama. - Es Jenny, la sirvienta nueva –repuso el viejo, mirándola lacónicamente. - ¿No deberías estar en un asilo de ancianos? –espetó Amanda a la pobre mujer. Jenny, como siempre, optó por ignorar el comentario. - ¿Qué cuentas de nuevo, Amanda? - Pues, nada, James. Mi viaje a Avalón fue estropeado por esa ridícula payasa de Lara Croft. - ¿Has dicho Lara Croft? ¡El tontito de William no deja de intentar matarla! –exclamó James-No sé qué tienes todos contra esa mujer. - Lo sabrás cuando la conozcas –repuso Amanda con amargura-Lo peor de todo es que ella era mi mejor amiga y me traicionó. ¡Yo confiaba ciegamente en esa desgraciada! - Si es por eso, yo tenía confianza ciega en Vivian, mi secretaria. Estaba seguro de que accedería a acostarse conmigo. A Amanda no la asombró nada oírlo hablar así, ya que, junto con Jenny, sabía todo sobre la familia Rutland. - ¿Esa tonta que no sabe hacer nada? –inquirió. - Es tonta pero es lindísima. ¡Y se negó! ¡Le ofrecí todo y se negó! –exclamó frustrado-¡Ninguna mujer me rechazó nunca en la vida desde que era niño! ¡Detesto a esa niñita orgullosa, la detesto! - Bueno, es evidente que ambos odiamos a una mujer, yo a Lara Croft y tú a esa tontita llorona. ¿Y si trabajamos juntos? –propuso Amanda con un destello de malicia en los ojos. - Sabía que podía contar contigo –sonrió James-¿Dónde puedo encontrarte? - Estoy instalada en la casa en la que antes vivía con James. Llámame. Ambos se despidieron afectuosamente, pero antes de partir, Amanda susurró: - ¿Sabes qué, James? Tú eres el padre que yo nunca tuve. Uno de los jardineros de Lara cortaba tranquilamente el césped del jardín, sin percibir que Clarisa se le acercaba sigilosamente por detrás. Ella tomó el hacha que había a un costado del hombre y se la hundió profundamente en la cabeza. El jardinero chillaba y emanaba sangre del cráneo, mientras Clarisa le trituraba la cabeza una y otra vez. Finalmente le cortó la cabeza, y su cuerpo sin vida cayó al suelo, manchando de sangre el precioso césped. Pero Clarisa ya estaba preparada para eso. Llevaba un bidón de kerosene, con el que roció el cadáver y la cabeza del jardinero, y, a continuación, prendió un fósforo y lo arrojó. Silenciosamente y sin el menor remordimiento, Clarisa contemplaba como su víctima se convertía lentamente en cenizas, que ella luego arrojaría en el drenaje. Sonó el celular de Amanda en cuanto ella estaba instalada en su hogar junto a Gunderson. Por el identificador supo quién era: su espía. - ¿Has hecho lo que te pedí? - Por supuesto, mi Señora –repuso-Ahora mismo intentaré envenenarlo otra vez al viejo Winston. - Espera, tengo una idea mejor –interrumpió Amanda-Deposita pequeñas dosis de arsénico en su comida, le causarán una muerte lenta. Y en cuanto a los niños, me los traerás con vida en cuanto Lara Croft recupere todos los Talismanes. Yo me encargaré del resto. ¡Nuevamente te felicito! ¡Nadie sospecha de ti! - Absolutamente nadie. Adiós, mi Señora. Alguien llamaba a la puerta de la Asociación de Padres y Madres. Julia Boaz se apresuró a abrir, seguida por Mark Muller, sólo para estrellarse con Clarisa en la puerta, mirándolos con expresión franca y bondadosa. - ¡Oh, eres tú, hija mía! –exclamó Julia aliviada, y la abrazó-Creí que era un extraño. - No sabes lo aliviado que me siento de contar contigo –suspiró Mark. - Y hacen muy bien –sonrió Clarisa-Los ayudaré, no teman. Saben que pueden confiar en mí. - ¡Claro! –saltó Julia-¡Jamás se nos ocurriría dudar de ti! La hija de Charlotte no dejaba de probar cuán gran actriz era, ya que tenía a todos engañados, excepto a su Señora.
  6. ¡Luciano, me hiciste reir con lo de Konstantin ! Pero acerca de las claves de las cuentas Croft, no fue Lara quien abrió la caja, fue alguien más... Sinceramente, Ana, supuse que no iba a gustarte mucho, pero no lo pensé por esas razones, sino por ver a Kurtis con otra mujer que no sea Lara. Pido disculpas por el resto de mis fallos, pero lo de Kurtis no fue error, después de todo, él de jovencito tenía otras características, todo el mundo cambia con los años, aquí narramos lo que ocurrió hace 15 años atrás. Y no molestó para nada tu sinceridad, no siempre puede gustarnos todo, yo prometo que siempre que lea algo que no me guste lo diré. Bueno, hoy estoy emocionado porque cumplo 50 entregas (la mitad de la vida de una persona) así que dejo bonificación extra. Sé que a Escorpio le encanta lo gordo y a Ana no tanto, pero me siento en el deber de hacerlo, y anticipo antes de leer que aquí hay una escena que tenía planeada hace mucho tiempo, que quizá algunos la esperaban y otros no, y que Lara, una vez más, probará la excelente persona que se esconde tras el sarcasmo y la belleza. Sobra decir que se esmeren porque 50 no es cualquier número, y además de todo, dejo la pregunta del día. ¿Quién creen que es el personaje más sufrido y por qué? 1)Lara Croft 2)William Rutland 3)Vivian Hart 4)Los niños de la Mansión Croft 5)Charlotte y los otros padres de la Asociación ENTREGA 50 - Kurtis y yo nos veíamos a escondidas todos los días. Estábamos tan enamorados que no teníamos miedo a nada, a nada. Hasta que un día descubrí que estaba embarazada, y mi corazón me dijo que era de él, no del bestia de Gunderson. Fui a buscarlo para decírselo… Kurtis y Gabriela, como de costumbre, se encontraron en la oscura habitación en la que Gabriela solía ser encerrada. Hacía muchas horas que no se veían, ya se extrañaban demasiado, así que ni bien Kurtis la vio acercándose se abalanzó sobre sus labios. - Te extrañé este día –le dijo. - Estos días son insoportables, Kurtis, no sé qué haría sin ti –suspiró abrazándolo-He perdido mi casa, mi padre… - Yo también perdí a mi padre –dijo Kurtis con tristeza. - ¿Murió? - No, está vivo, Gaby, pero es como si nada, lo vi muy pocas veces en la vida. Realmente me gustaría estar más tiempo con él. –repuso tristemente. - ¿Cómo se llama? - Konstantin. - Lindo nombre –opinó Gabriela-¿Te digo algo? El día que nos casemos y tengamos un bebé, lo llamaré así. –Era su introducción para decirle posteriormente que iba a ser madre. Pero Kurtis no la dejó hablar, y se acercó suavemente a ella, comenzando a besarla. Se detuvo estático cuando uno de sus compañeros los sorprendió con las manos en la maza. - ¿QUÉ HACES? –vociferó. Gabriela, temerosa, se acurrucó en el pecho de Kurtis. - ¡Eres un maldito! –gritó el legionario, abalanzándose sobre Kurtis para embestirlo. Tomó su cuello con sus terribles manazas, dispuesto a ahorcarlo, y como era mucho mayor que él, poco podía hacer el muchacho para evitarlo. Por un milagro del cielo había en el suelo una botella de vidrio vacía; Gabriela la tomó sin dudarlo y con ella le rompió la cabeza al hombre, que cayó desmayado al instante. - ¿Qué has hecho? –dijo Kurtis, estupefacto. - Te salvé la vida –repuso Gabriela, sonriendo. - Los demás llegarán atraidos por el escándalo, ¡debes irte de aquí! Si hubiera estado sola, la mulata jamás se hubiera ido sin él, pero tratándose de su bebé, sabía que tenía que huir sin pérdida de tiempo. Kurtis la tomó de la mano y echó a correr a través de los pasillos del cuartel, hasta llegar a la puerta de entrada. - Tengo un duplicado de la llave, como todos aquí. ¡Vámonos! - ¡No tan rápido! –gritó una voz a sus a sus espaldas, y Gabriela casi moría del susto a reconocer a Gunderson.-¿Con que escapando con mi concubina? ¡Ya verás! Le propinó un golpe tan fuerte que le hizo caer al suelo y, ante el horror de Gabriela, perder el sentido. Gunderson lanzó una carcajada demoníaca. - ¡Ahora es tu turno, maldita mulata! Furioso, la tomó por el cuello y, como hizo el otro hombre con Kurtis, se dispuso a ahorcarla. Pero ella estaba preparada, Kurtis le había enseñado el truco. Tanteó con las manos en los bolsillos de Gunderson hasta que logró arrebatarle un cuchillo de plata, que hundió profundamente en su espalda. Desangrando y profiriendo alaridos, Gunderson se desplomó en el suelo, y Gabriela, al oír acercarse a los otros hombres, recogió con rapidez la llave del suelo, abrió la puerta y echó a correr. - Con mucho gusto lo hubiera ayudado, pero con eso te arriesgaba a ti, pequeño –sonrió Gabriela, acariciando el rostro de Konstantin-Logré escapar con vida y te crié con todo mi amor. Como sabes, no supe nada de tu padre hasta hace tres años, cuando, muerto su padre, vino aquí de casualidad, te conoció, supe que Gunderson no sólo se había salvado sino que le perdonó la vida por buen soldado, y nos casamos. - Has sido muy fuerte para vivir sin él tanto tiempo –repuso su hijo con ternura. - Las fuerzas me las dabas tú, Konstantin, has hecho mi vida cada vez más feliz ha medida que crecías. ¡Ya es una cosa tan natural para mí verte salvar una vida! - Te quiero mucho, mamá, y siempre estaré de tu lado –Madre e hijo se abrazaron emocionados, y Anaya y Marie se enternecieron tanto que se unieron a ellos. Lara, Zip, Alister, Clarisa, Greta, Bianca y Peter acababan de cenar la ensalada que Tom había preparado. - Exquisito como siempre –felicitó Lara-Nada más para ir a la cama. Mañana me espera un día muy atareado. - ¿Por qué, Lara? –inquirió Alister-¿Adónde irás? - A Méjico, las Ruinas Aztecas, a recuperar el Talismán Fuego. - ¿Sabes qué? –saltó Zip-Leí en el periódico que Alex West está de viaje en Colombia. Tal vez puedas aprovechar su ausencia para ir hasta su casa a arrebatarle Excalibur y recuperarla. - ¡Buena idea! –exclamó Lady Croft-Hace años, cuando éramos novios, me dio un duplicado de la llave de su casa en Nueva York. ¡Qué inteligente, Zip, me sorprendes! Antes de explorar Méjico, recuperaré la espada aprovechando su ausencia. - Bueno, Tom y yo nos vamos –anunció Greta ruborizada, poniéndose de pie. - Muy cierto, mi amor –el muchacho la tomó de la cintura por atrás y le besó el cuello-Esta es la hora de los mimitos, ¿o no? –decía cariñoso mientras Clarisa les echaba una mirada profundamente envenenada. - ¡Adolescentes! –suspiró Alister cuando Tom y Greta se perdieron de vista-Lara, ¿nunca has pensado en tener novio? Lara lo miró como si se hubiera tragado un limón. - ¿Casarme con un Ken y tener churumbeles como Roxie y Kelly? ¡No, gracias! –se rehusó con su típica ironía. William finalmente estaba donde quería estar: junto a las propiedades Croft, preparado para entrar en la Mansión y liquidar a Lara de un tiro. La acorralaría, no le daría oportunidad de escabullirse, y le daría muerte de una vez y para siempre. Pero justo entonces, las palabras de Vivian retumbaron en su cabeza: “¡No la mates! ¡No eres un monstruo como tu padre! ¡No eres un asesino!” Se sintió más estúpido que nunca: él estaba allí, pretendiendo destruir a una mujer, enfermándose de odio, mientras Vivian pasaba hambre y diversas penurias. ¿Qué hacía él allí, en Surrey? ¿Por qué no estaba ayudándola, como se supone que hace un enamorado protector? ¿Qué sería más fuerte? ¿Su odio por Lara o su amor por Vivian? Tal vez, si se quedaba allí la perdería para siempre, así que tomó una decisión: viajar a Nueva York a buscarla. Era la primera noche de Charlotte en la comisaría, y no podía ser peor para la pobre mujer: sola, muerta de hambre, muerta de frío, y muerta de nostalgia por su hija. Una vez más extrajo de su bolsillo el adorable dibujito que había hecho Clarisa de pequeña, y se puso a contemplarlo nuevamente. Todavía podía oír su vocecita infantil diciendo cariñosamente “Mami, te quiero mucho”. Gracias al dibujo recordaba lo que su hija había sido alguna vez, pero de su cabeza no desaparecía la imagen de la Clarisa perversa en la que se había convertido, la que había delatado y engañado a Werner Von Croy, causando que Karel lo matara… Charlotte y Carolina no tenían dudas de que la buena suerte las estaba acompañando, ya que nadie del Strahov las había descubierto. Y allí estaban ahora, ocultas dentro del armario gris del Sanatorio, viendo a un horrible híbrido zoomorfo encerrado en una jaula, y a Kristina Boaz, sentada cerca de él en su escritorio, leyendo unos complicados papeles de cuyo contenido Charlotte y la gemela buena no sabían nada. Un empleado hizo su entrada, llevando una escoba y una pala. - Buenos días, doctora Boaz –saludó con respeto-Vine a hacer la limpieza de siempre. - No hay problema, Howard –concedió Boaz con amabilidad. En ese momento apareció Clarisa, la gemela mala, y Carolina tuvo que taparle la boca a su madre para que no gritara de asombro. - Hola, Kristina –saludó a su amiga-¿Qué estás haciendo? - Repasando los componentes que utilizé para crear al Proto Nephilim –repuso Boaz, mirando al híbrido.-No creo que el resultado coincida con lo que tenía planeado en un principio. - Yo creo que el resultado es excelente –contradijo Clarisa con una sonrisa cruel-Es un experimento perfecto –Dedicó una sonrisa de aprobación al Proto, y éste rugió, en señal de haberla entendido. - ¡Clarisa le habla a la bestia! –chilló Charlotte en un susurro. - ¡Cállate o nos oirán! –advirtió Carolina-Esa científica loca y mi hermana no tendrán piedad de nosotras. - Y dime, Kristina, ¿este encanto obedece órdenes? –inquirió Clarisa, maquiavélica. - Pues… -balbuceó la científica-no lo sé. - Hagamos la prueba –decidió Clarisa, y antes de que Boaz pudiera impedírselo, tomó el control remoto que había en la mesa y pulsó el enorme botón rojo del mismo. La jaula se abrió al instante, y el Proto salió, emitiendo un rugido de triunfo. Kristina chilló de espanto, pero Clarisa lanzó una carcajada siniestra. Howard, por su parte, temblaba de pies a cabeza. Clarisa señaló con el dedo al empleado. - ¡Mátalo! –ordenó. Antes de que el pobre hombre pudiera hacer nada, la bestia se abalanzó sobre él y lo arrojó al suelo. De un fuerte mordisco le arrancó el estómago, dejando al descubierto sus tripas y sus entrañas, y ahora le arrancaba, muy lentamente, la cabeza a mordiscones. Howard lanzaba potentes alaridos de dolor como nunca antes, mientras Kristina, Charlotte y Carolina contemplaban la escena muertas de miedo, y Clarisa lanzaba escalofriantes carcajadas, disfrutando con el dolor ajeno. Segundos después, el lugar apestaba a sangre, y de Howard sólo quedaban sus órganos humanos como resto, lo demás lo había devorado y masticado el Proto Nephilim. Charlotte lloraba sin mirar, mientras su protectora hija la abrazaba, sin poder creer que su hermana gemela se hubiera trasformado en semejante monstruo inhumano. De cualquier modo, el ruido atrajo a Muller, Eckhart y Karel. El botánico, el Alquimista Oscuro y el Ángel Caído no salieron de su asombro al encontrar el lugar así, en aquellas condiciones. - ¿Qué es esto? –bramó Eckhart. - Maestro, ¡fue Clarisa! –gritó Kristina, aterrada y señalándola- ¡Ella liberó al Proto y le ordenó comerse a Howard! - Al Proto Nephilim no puedes darle órdenes, Boaz –espetó fríamente Karel-A menos que seas de su misma especie. Que se comiera a Howard es pura casualidad. - ¿Entonces por qué no nos hace nada? –preguntó la científica, desconcertada. “¡Tranquilízate!”, le había susurrado Karel al Proto en lengua Nephilim. Pero Boaz, Muller y Clarisa no comprendían la repentina docilidad del bicho, ya que todos, excepto Marten Gunderson, creían que Karel no era más que el protegido de Eckhart, al que consideraban el líder. Todos menos Karel y Eckhart contemplaron asombrados cuando el Proto, con docilidad, se regresó a la jaula, y Kristina no tuvo reparos en oprimir nuevamente el botón rojo del control para cerrarla. - Boaz, has creado una abominación –sentenció el Alquimista-Debes destruirlo inmediatamente. - Sí, sí, señor –repuso Boaz, aún perturbada. - Nunca vi nada igual –comentó Muller con horror y admiración-¿Qué era lo que pretendías crear tú, Boaz? - Una belleza de Nephilim, igual que los antiguos –repuso Kristina-Pero los experimentos que realizo son muy complicados, hay gran probabilidad de fallos. - Ya no habrá más fallos –terció Eckhart-Tu queridísimo híbrido será destruido, y la Alta Raza renacerá en cuanto lleguemos a Avalón. Cuando eso pase, todos serán recompensados con el don de la Vida Eterna, puedo asegurarlo. Y ahora, déjennos a solas con McClaggen, por favor. - Sí, señor –Boaz y Muller abandonaron la apestosa sala. - ¿Sabes una cosa? Realmente tú te llevas bien con las criaturas de Boaz –sonrió Eckhart. - Tal vez sea porque ella es su creadora, y es mi amiga, Maestro –sonrió la perversa espía. - O tal vez tú les simpatizas –terció Karel. - ¿Y eso es bueno o malo? –inquirió Clarisa. - Es excelente –repuso el Alquimista Oscuro-De hecho, tú eres excelente, McClaggen, una de los mejores miembros de nuestra causa. Y dime, ¿qué has averiguado sobre Von Croy? - Le he seguido la pista –informó Clarisa-Él no sospecha quién es su querida mucama en realidad. Pero me temo que ya está comenzando a sospechar. - ¿A sospechar? –inquirió ceñudo el Ángel Caído. - Sí, ha ido a visitar a ese traficante… Vasiley. Me da mala espina, Maestro Eckhart, quizá él haya descubierto algo sobre nosotros. Pero descuiden: si es así, lo mataré yo misma. - Claro que no –terció Eckhart-Lo haré yo. - O en su defecto, yo –sonrió Karel con crueldad. Desde el armario, Charlotte y Carolina no podían creerlo; el tal Von Croy corría peligro, y el mundo entero también. ¿Y quién era una de las causantes de todo eso? ¡Clarisa! ¡Su Clarisa! Aquella mujer siniestra y despiadada que gozaba de cómo destripaban al pobre hombre, aquella mujer que la propia Charlotte había engendrado. Charlotte acarició el dibujito, procurando no pensar en los crueles asesinatos que le había presenciado cometer a Clarisa, cuando entonces un policía se le acercó. - Señora McClaggen, está en libertad –anunció. Ella se incorporó de golpe, icrédula. - ¿Soy libre? ¿Completamente libre? –balbuceó-Pero… ¿cómo? - Una persona vino y pagó su fianza –terció el policía. - ¿Quién? –inquirió Charlotte desesperada-¿Quién pagó mi libertad? La hermosa Lara, vestida con el mismo atuendo ocasional que había llevado en París, se encaminaba hacia el departamento de Alex West para recuperar la espada del Rey Arturo, cuando, a lo lejos, en la caller, vio arrodillada a una mendiga, cubierta con una capucha negra y pidiendo limosna. - Una monedita, por favor –pidió humildemente la mendiga. Lady Croft se asombró al oirle la voz: era de una chica, no de una vieja como esperaba. Más se sorprendió al ver su rostro, el rostro inocente de una doncella hermosísima de largo cabello rubio rizado. - ¿Tú eres Lara Croft? –inquirió la mendiga, poniéndose de pie. - Así es. ¿Y tú quién eres? - Vivian Hart –respondió tranquila como siempre. De pronto, recordó-Oiga, ¡usted mató al hermano de William Rutland! - ¿Y tú cómo sabes eso? –inquirió Lara. - Porque yo, señorita Croft, era la secretaria de su padre, el senador James Rutland –explicó. - ¿Eras? - ¡Así es! –exclamó Vivian-Él era un patético cretino, igual que su hijo muerto. Él siempre se burlaba de mí, y el padre me despidió cuando me negué a ser su amante. - ¡No me digas! –exclamó Lara, escandalizada. - No conforme, asesinó a mi padre e incriminó a su propia amante, que ahora está presa. Y Maggie, su esposa, mandó destruir el edificio en el que yo vivía. ¡Hace casi una semana que no como y paso frío, señorita Croft! ¡Yo estoy muy enamorada de William, pero él le cree más a su apestosa familia que a mí! Nuevamente, la frágil jovencita quebró y se puso a llorar. Lara, compasiva y enternecida por su triste historia, la abrazó tiernamente. Vivian sólo había conocido a Lara por la televisión, la había visto un par de veces, y siempre intuyó que era buena persona. Sólo sintió que podía confiar en ella, que su amado William estaba equivocado con respecto a ella. - Tranquila, Vivian –la consoló Lara, secando sus lágrimas-Saldrás de ésta, serás feliz, pero para eso tendrás que enfrentar a James Rutland. - ¿Qué? ¡No, no, señorita! ¡Ese viejo es un demonio! –se escandalizó la rubia. - A ti no te pasará nada, porque yo estaré contigo –aseguró Lady Croft con fervor-Has encontrado en mí a una protectora, y estoy segura de que seremos muy buenas amigas. Allí estaban juntas ellas dos, Lara y Vivian, dos mujeres de la misma edad pero muy diferentes. Las dos bellísimas, las dos de buen corazón; pero Lara era aristócrata, Vivian era pobre; Lara era sarcástica y de carácter fuerte, Vivian era sensible y sumisa; Lara no creía en el amor para siempre, Vivian estaba profundamente enamorada; Lara veía las cosas con la cabeza, Vivian las veía con el corazón; Lara ocultaba sus sentimientos, Vivian los mostraba plenamente; Lara era exitosa, Vivian no. Sin embargo, se habían hecho amigas, y entre las dos lograrían hacerle frente al malvado James Rutland.
  7. Me gustó sinceramente lo que dijiste, Escorpio, con respecto a Anaya como amiga de Konstantin y su familia. Bueno, en esta entrega es el turno de las lágrimas y en la próxima también. Disfruten. ENTREGA 49 Ese día hubo un sol alucinante, y en la aldea se celebraba una fiesta al aire libre; blancos, negros y mulatos cantaban, bailaban y tocaban el tambor, pero el centro de atención era sin duda Gabriela, la más bella entre todas las bailarinas. La mulata seducía con su sonrisa simpática, sus graciosos y ágiles pasos, su pollera celeste y su musculosa naranja. Era casi una niña, una tierna criatura de diecisiete años, y aún así llamaba más la atención que cualquier bailarina experta de veinte años o más. Y, como no, el que se sentía más orgulloso era su padre, el mulato Andrés, un hombre viejo que veía la belleza de su difunta esposa plasmada en su joven hija. Pero el encantador ambiente se tensionó al instante con la aparición de una docena de hombres armados con rifles y francotiradores, miembros de la Legión Extranjera, que al mando del joven y despiadado Gunderson (tenía cabello castaño en esa época), lanzaron su grito de guerra y se mezclaron entre el pueblo. Los humildes aldeanos, felices en su pobreza, nunca habían visto hombres como ésos, y los instantes que dedicaron a admirar sus extraños uniformes les costaron la vida, ya que cuando Gunderson dio la orden, los legionarios acribillaron a tiros a hombres y niños y tomaron prisioneras a las doncellas de entre trece y veinticinco años, con intensión de hacer lo habitual: violarlas hasta el cansancio y luego matarlas. Gabriela, demasiado conmocionada por la repentina aparición de los individuos, gritaba horrorizada al ver como sus vecinos y amigos sucubían asesinados. El viejo Andrés, por su parte, buscaba a su hija entre la multitud para llevársela cuanto antes, sin percibir que el comandante de cabello castaño estaba detrás suyo. - ¡Muere, maldito viejo! –Gunderson rió con morbosidad mientras lo liquidaba pegándole tiros en la espalda. - ¡PAPÁ! –gritó entonces Gabriela, y se abrió paso entre la multitud que huía o caía herida, hasta llegar al cuerpo sin vida de su padre. Se echó al suelo a llorar y tomó la cabeza de Andrés entre sus manos, olvidando en su dolor todo lo que ocurría a su alrededor. Gritó de asombro cuando dos legionarios la capturaron por la espalda, y se puso a chillar y a forcejear para ser liberada, pero no consiguió absolutamente nada. Podía ver a los otros llevándose a las otras doncellas, y al resto, disparando, persiguiendo a los aldeanos y destruyendo el lugar. Justo entonces, Gabriela se fijó en uno de ellos, un muchacho casi de su edad adolescente, de potente espalda, ojos azules y cabello oscuro, también armado y con uniforme, que contemplaba tristemente la masacre y, a diferencia de los demás, no disparaba ni atacaba a nadie. Fue amor a primera vista para Gabriela, que olvidó por un minuto la situación en la que se hallaba, y sólo deseó saber su nombre, el nombre del joven. Éste era conocido como el Cazador de Demonios, pero su nombre real era Kurtis Trent. Horas después, Gabriela deseaba con todo su corazón despertar de la pesadilla: encontrarse en su cálida cama, con su afable padre trayéndole el desayuno, y oyendo las risas de sus amigos del pueblo, en lugar de estar ahí, en el cuartel general que la Legión había sentado en Perú, viendo a las otras chicas siendo brutalmente violadas, y posteriormente, asesinadas. Gunderson aguardaba de pie, expectante, con Kurtis silencioso y parado a su izquierda, contemplando como dos matones traían a la joven Gabriela, que ya tenía los brazos magullados a causa de la fuerza con la que los hombres de Gunderson la sujetaban. - Aquí está la que buscaba, señor –dijeron con desprecio arrojándola a sus pies. Pero la mirada de Gabriela no era suplicante, sino desafiante. - Quiero establecer una regla, y el que quiera conservar la vida tendrá que obedecerla: esta mujer es mi concubina, mi esclava, mi prisionera, no quiero que nadie la toque más que yo. ¿Está claro? –ordenó. - Por supuesto, señor –dijeron los salvajes como autómatas. La lujuria se había despertado en el hombre castaño y adulto, lujuria por una muchachita que podría ser su hija. Había experimentado aquello desde que, horas antes, la había visto bailar en el pueblo, y no iba a dormir en paz hasta satisfacerlo. Así era él, un mercenario brutal que violaba mujeres y asesinaba hombres y criaturas. Mientras tanto, Kurtis y Gabriela intercambiaron una mirada. Se miraron fijamente, él pudo ver la pena en los ojos de la mulata, y ella, la compasión y la honradez en los del legionario. Gabriela sabía que no era como los demás, que podía confiar en él, que por él había valido la pena todo su sufrimiento ese día. ¿Cómo lo supo? Simplemente mirándolo. Al poco rato, Gabriela estaba recluída en una habitación oscura y tétrica, convenciéndose cada vez más que lo que le acontecía era la pura realidad, que no se lo imaginaba. En menos de un día la habitual tranquilidad que llevaba su vida en Paraíso se había roto, y estaba lejos de casa, cada segundo era un constante peligro, y sentía frío, hambre y tristeza. La puerta del calabozo se abrió, y aquel muchacho entró, llevando un plato de pescado para ella. - Toma –tendió cariñosamente-Me mandaron a darte comida. Si cualquier otro la hubiera traído, la mulata hubiera rechazado el plato de inmediato, pero no lo hizo, y se sirvió sin temor. - Muchas gracias –pero al comenzar a comer, ya no pudo contenerse y se echó a llorar. - ¿Qué te ocurre? –inquirió, compasivo. - ¿Y lo preguntas? –lloraba Gabriela-Ustedes han destruido mi pueblo, mis amigos, mi hogar… - De haber sido por mí, esto nunca hubiera pasado –terció él-Presencio las crueles acciones de Gunderson sin hacer nada, es la única forma de mantenerme a salvo. - ¿Eso crees? –espetó la bella mulata-Entonces es que no tienes el valor para enfrentarlo. El legionario pensó que quizás ella tenía razón; durante toda su joven vida había convivido con porquerías como la de aquel día, y ya lo tomaba como algo cotidiano. No se sentía capaz, él solo, de enfrentar al poderoso Gunderson, pero ahora que veía a Gabriela, hermosa y llorando, pensó que quizá si tenía fuerzas para un acto semejante. - ¿Cómo te llamas? –inquirió de todos modos. - Gabriela –murmuró, ya más calmada-Gabriela Rodríguez. ¿Y tú? - Dime Kurtis –respondió. Un matón hizo su entrada, y si se sorprendió de ver a Gabriela comiendo en el suelo y a Kurtis arrodillado a su lado, no hizo ningún comentario. - El comandante reclama tu presencia, mulata –espetó a Gabriela duramente. Los siguientes fueron los peores días de la vida de Gabriela, quién perdió su pura virginidad junto a Gunderson, que cada día estaba cada vez más obsesionado con ella. Lo sorprendía su impropia docilidad, era la única que no había intentado abofetearlo. Y es que ella, por algún motivo extraño, se sentía tranquila. Desgraciada, pero tranquila. Cada noche se imaginaba que quien estaba en la cama era el joven Kurtis y no aquel adulto aprovechador. Pasaron dos penosas semanas de infortunio para ella, rodeada de aquellos hombres crueles y sanguinarios, cuando todo cambió una noche. Gabriela estaba duchándose, por orden de Gunderson, quien ya la esperaba para cenar. Y Kurtis, el encargado de llevarle la comida todos los días, la contemplaba, viendo como sus manos frotaban su cuerpo enjabonado, y deseando ser esas manos. Quería tocarla, abrazarla, acariciarla, liberarla de su tormento. De súbito, Gabriela se vio junto a Kurtis, que se había metido de trepo en la ducha. - ¿Qué haces aquí? –exclamó la mulata-¡Vete! - Tú no quieres que me vaya –susurró-Y yo tampoco quiero. Eran adolescentes después de todo, casi niños y casi adultos, y la pasión era demasiada como para resistirse. - Entonces me tomó en sus brazos, y yo conocí el amor allí mismo –narraba Gabriela con minuciosidad-Éramos demasiado chicos, Konstantin, apenas dos años mayores que tú. - Ahora que dices eso, no puedo creer que el pueblo luzca tan hermoso –comentó Anaya-Yo en esa época no estaba allí, sino en la Universidad, pero no pude creerlo cuando vi todo destruído. ¡Y mira cómo hemos salido adelante! - Querida nuera, tú no eres nada frágil, si sobreviviste a ese infierno –sonrió Marie. - Fue con la ayuda de él –repuso Gabriela. - ¿Por qué? ¿Qué pasó después? –preguntó Konstantin con curiosidad, deseando que su madre continuara con el relato. Gabriela siempre fue sencilla, su vida en general había sido buena y feliz, pero aquella era su gran historia, la historia que ella eligió contar y recordar. Fue por eso que prosiguió:
  8. ¡Muy bien! ¡Éste es un relato puro de aventuras, por lo que veo ! Y es cierto, todos terminan resentidos con Lara, sus antiguos amigos.
  9. Bueno, Ana, con el tema de que cuadren los argumentos... no seas tan dura, yo estoy tratando de hacer eso, aunque no sé si lo hago bien o no No vi el video, pero ya mismo lo bajo
  10. ¡Bienvenida, Vamasa! ¡Qué gusto ver caras nuevas ! Ana, te comprendo con lo de liado, pero al comienzo de la historia YO AVISÉ, avisé que de a poco iba a ir complicándose cada vez más. Y la maraña irá aumentando, así que que la Gran Escritora no desaproveche su potencial de expresión y opine en grande, porque ella puede hacerlo, yo la he visto , así que si te desconcertaron cosas como las desgracias de Vivian o los actos de Clarisa, tendrás que acostumbrarte . Pero me encanta que la Maestra halague al Aprendiz, así que bien hecho . Sobre lo de hoy, quizá tenga gusto a poco, pero lo hago a propósito, para dejarlos con las ganas ' . Por cierto, rueguen por mí que mañana tengo examen de Matemática y me cuesta una barbaridad :cry2: ENTREGA 48 Anaya Imanu estaba seriamente preocupada por aquella desdichada vaca. Pese a que la bondadosa negra era una gran médica y veterinaria, el animal había sido picado por una bandada de tábanos de los que solían asotar al pueblo de Paraíso, y su dueño, un viejo vecino y amigo de Anaya, había descartado todas las posibilidades de que sobreviviera. Pero Anaya seguía allí, en el pueblo, haciendo lo imposible por salvar a la vaca, tal era el afecto que sentía por los animales. - ¡Dios mío, aguanta! –exclamó preocupada al oírla gemir- No temas, Abigail, saldrás de ésta. Sin embargo, Anaya se convencía cada vez más de lo contrario: Abigail agonizaba, agonizaba. - ¡Hola, Anaya! –un apuesto muchacho se acercó a saludar. - ¡Qué bueno que llegaste, Konstantin! –exclamó Anaya desesperada-¡Ayuda a Abigail, se está muriendo! - No hay problema –repuso con serenidad. Se acercó a la vaca, que chillaba cada vez más, y tocó su cabeza con ambas manos. Anaya vislumbró los destellos plateados que sus manos omitían sin decir una palabra, tal era lo acostumbrada que estaba a aquello. Abigail dejó de gemir, y todo el dolor que sentía se trasformó en alivio. - Ya estás a salvo, amiga –sonrió Konstantin con cariño, acariciándole la cabeza. Como respuesta, la vaca lamió sus mejillas, escena que enternecía a Anaya. - ¡Gracias al cielo apareciste! –dijo la médica, feliz por el animal-Tu madre y tu abuela comenzaban a preocuparse. - Pero tú guardaste el secreto, ¿cierto? –inquirió Konstantin. - Por supuesto –afirmó Anaya-Lara es amiga mía desde que tengo dieciocho años, y nadie tiene por qué saber que fuiste a verla. - ¡Abuela! –exclamó felizmente Konstantin, precipitándose sobre los brazos de una anciana que se acercaba. La mujer era alta, delgada, de aspecto vigoroso, piel morena y del mismo aspecto aldeano que Anaya. Cualquiera que la viera diría que se trataba de una mujer de buen corazón y excelente salud. - ¡Mi precioso pichón! –reía abrazándolo-¿Estabas ayudando a la tía Anaya? - Así es, Marie –contestó la negra, radiante-Esté héroe ha salvado otra vida. - No me extraña –dijo Marie Cornel con orgullo-No en vano eres hijo de tu padre. Y ahora vamos a casa, tu madre está preocupada. Konstantin vivía con su madre y su abuela en una humilde casa de la aldea, y era conocido como el héroe del pueblo. Anaya, eterna amiga de la madre del muchacho, era la única, aparte de Marie y ella, que sabía de sus extraños poderes, diferentes de los de su padre. Él era telekinético, mientras que Konstantin, era sanador. Gabriela, su madre, era una mujer demasiado joven para tener un hijo de quince años, pero cariñosa y abnegada. Su suegra y su amiga Anaya eran las médicas del pueblo, y ella era la niñera, a veces le encomendaban el cuidado de algunos niños, y con todo eso la economía familiar se mantenía estable. Konstantin, viendo la ausencia de hombres en la casa, se esmeraba en querer trabajar para ayudarla, pero la dulce Gabriela no se lo permitiría mientras no cumpliera veintiún años, edad suficiente para independizarse. Cuando Konstantin, Anaya y Marie entraron en la adorable casita, lo primero que percibieron fue el delicioso aroma de la sopa que Gabriela estaba preparando. - Hola, hijo –saludó cariñosamente al muchacho, quien, como era más alto que las tres mujeres, tuvo que inclinarse para saludarla. - Adivina lo que hizo este valiente, querida –anunció Marie con orgullo. - Salvó a Abigail de morir –terció Anaya radiante. - ¿Otra vida más? –Gabriela abrazó cariñosamente a su hijo. Si no fuera por lo acostumbrada que la joven mujer estaba, hubiera chillado de alegría-¡Konstantin, qué bueno que no saliste frágil como yo, sino fuerte como tu padre y tu abuela! Pero palideció al instante, y su tez se volvió pálida; Anaya se apresuró a alcanzarle una silla para que se sentara. Marie suspiró tristemente: cada vez que mencionaba a su marido, la pobre Gabriela quebraba. - ¿Quieres agua, mamá? –dijo Konstantin, preocupado. - No, hijito, estoy bien, no es nada –Gabriela le acarició suavemente el pelo-Sucede que extraño mucho a tu padre.-La joven comenzó a sollozar. - Sí, mami, yo también, pero aquí estamos los tres, para cuidarte –Konstantin, afectuoso, abrazó a Gabriela, que en los brazos de su fuerte hijo siguió sollozando, mientras Marie intentaba no hacer lo mismo que ella. - Tienes mucho de él, ¿lo sabes? –dijo Gabriela con ternura acariciándole el rostro a su hijo-Los mismos ojos, la misma figura atlética, el mismo sentido del honor, eres hermoso como él, mucho más que él incluso… - Yo siempre quise saber una cosa, mamá –dijo Konstantin-¿Cómo se conocieron papá y tú? Gabriela sonrió. - Me alegra mucho que preguntes eso. Ven, te contaré. Anaya y Marie se acercaron para oírla hablar, mientras Konstantin le sonreía y le acariciaba el brazo.
  11. Gracias, Luciano , pero que Konstantin sea inteligente no quiere decir que no tenga hormonas. ¡Ya lo verán ! Y quién llamó a la policía fue Clarisa. Me llamó la atención su indiferencia con respecto a lo que dijo el muchacho, que quizá Amelia esté muerta :cry2: , pero este debate sobre Avalón seguro que deja más interrogantes. Sé que lo de hoy es corto, pero la próxima no, y estará dedicada a fondo a Konstantin, su familia y su pasado. ENTREGA 47 Sentados en los cómodos sillones de la sala, junto a la chimenea, Lara, Zip y Alister conversaban tranquilamente sobre el misterioso Konstantin. - ¡Vaya! –exclamó Alister, asombrado-Ese niño sabe más que yo del Santo Grial, y eso que el mito del Rey Arturo es uno de mis favoritos. - El mío también, ya que es el único que conozco. ¡Jajaja! –bromeó Zip. Lara prefirió ignorar el comentario. - ¿Sabes qué, Lara? Mientras tú estabas en la fiesta de Roxie, me leí todo el libro del Rey Arturo –anunció Alister. - Yo suelo leer en la cama antes de dormir –comentó la culta Lady Croft-, y tú, Zip, deberías hacer lo mismo. - ¿Qué? –dijo Zip fingiendo asombro- Alister, ¿no recuerdas que anoche me viste leyendo algo? - Sí, claro, una revista pornográfica para mayores de dieciocho años –rió Alister. - Ya nada me puede asombrar de ti, Zip –espetó Lara con la ironía de siempre-¡Mi biblioteca está llena de libros preciosos, y tú sólo lees esa porquería! ¡Tú no debes conocer ni los cuentos infantiles. - A propósito de infantiles, ese niño Konstantin curó él solito a los pequeños cuando aquella vieja extraña los envenenó –señaló Alister. - Si, Zip ya me lo contó –repuso Lara pensativa-Algo que me ha dejado con la duda es su familia, la mencionó mucho, sobretodo a su padre: ¿quién será? ¿y su madre? ¿dónde vivirá? - Eso me recuerda a algo sobre Avalón que he leído –saltó Alister-Aparentemente, durante el reinado de Arturo había en toda Inglaterra, desde Caldicot hasta Camelot, numerosos portales mágicos que conducían a la Tierra de las Hadas, y muchos seres mágicos, conocidos como seres del Otro Mundo, habitaban allí. - Yo pensé lo mismo –acotó la inteligente Lara-: en una escena del libro, Cleg Cauldfield, un criado del hada Morgana, se cruzó con un dragón dormido en el bosque y tuvo miedo. Y Morgana, cuando tenía sólo quince años, se había ido a vivir al bosque con las hadas, que fueron las que le enseñaron magia y hechicería hasta convertirla en una bruja tan poderosa. Pero entonces, ¿sólo por Galahad y el Santo Grial se cerraron todas las puertas a Avalón, de no ser por Exaclibur y los Talismanes? - No, por algo más –Alister comenzó a narrar, mientras Lara y Zip oían intrigados-Sir Lancelot, al hacerse mayor, estuvo enamorado de la Reina Ginebra, y ella cedió ante sus encantos masculinos, trasformándose en amantes. Mordred, el hijo que Morgana tuvo de Arturo la noche que se disfrazó de la Reina, se lo contó todo a Lady Elaine, la mujer de Lancelot, y la pobre mujer sintió tanto dolor que se suicidó –Zip hizo una mueca, pero Lara seguía mirando fijamente a Alister-. Acto seguido Mordred habló con Arturo, y éste, lleno de furia, persiguió a los amantes hasta Francia, pero no los alcanzó, y ellos lograron escapar con vida. Durante su ausencia, Mordred se apoderó del trono, y Arturo luchó contra él al volver, pero perdió, y su propio hijo lo mató en la batalla, clavándole una espada en el corazón –Zip volvió a estremecerse-Al cabo de un tiempo, muerta la Reina, Lancelot regresó y mató a Mordred, vengando al Rey. - Creo recordar que Morgana, cuando hechizó a Arturo de que su alma iría a Avalón al morir, profetizó que su esposa lo engañaría. - Eso confirma mi teoría –anunció Zip con socarronería-: Morgana le Fay fue la culpable de la caída del Rey Arturo, ella y Sir Galahad. - No lo creo –contradijo Lara-Está confirmado que el Príncipe Mordred fue un hombre malvado y traicionero, pero tal vez su madre no haya sido así. - Lara –saltó Alister-, ella secuestró a la Reina cuando era joven, bebió una poción que la convirtió en ella y se acostó con su propio hermanastro para quedar embarazada de Mordred. Es lógico, Úther mató a Gorlois, ella quería venganza por perder a su padre siendo una niña. Pero no había forma de convencer a nuestra testaruda heroína: si ella creía en Morgana no había vuelta atrás. - Averigüé más cosas –Alister cambió de tema-Avalón está regido por dos autoridades: el Emperador, el Mago Merlín, y Nimue, la Dama del Lago, Sacerdotisa de Avalón. - ¿Nimue? ¿El nombre de la Dama del Lago era Nimue? –se asombró Lara-Hace tiempo leí sobre Nimue en una enciclopedia y decía que había muerto asesinada. - ¿Asesinada? –saltó Alister-¿La Gran Sacerdotisa, asesinada? ¡Imposible, Lara! ¡Los magos, las brujas y los seres mágicos jamás mueren, y se mantienen jóvenes el tiempo que deseen! Merlín tiene setecientos años más que Arturo, se dice que el druida es anterior a Cristo. Morgana aún debe lucir como cuando tenía treinta años de edad. Ningún ser mágico puede morir a manos de ningún mortal. ¡Nimue está viva, Lara! - Eso me recuerda a algo –Lady Croft lucía visiblemente angustiada-Muchachos, ¿ustedes creen que mi madre esté viva? Zip y Alister se pusieron nerviosos. - ¡Claro que sí! –estallaron-¡La encontrarás, ya verás, y la traerás de vuelta aquí! - Gracias, chicos –sonrió, algo sensible-Es lo que más deseo en este momento. Ellos se acercaron a abrazarla. - Quietos –los detuvo con sarcasmo-¡Nada de sentimentalismos! Clarisa se hallaba ordenando y limpiando la habitación de Lara, cuando por obra del destino, encontró unos extraños papeles ocultos en una caja bajo la cama. La caja estaba abierta, cosa que la asombró. La mucama tomó los papeles y comenzó a leerlos. - ¡No puede ser! –exclamó estupefacta-¡Las claves secretas para hacer trasferencias de dinero de las cuentas Croft! ¡JA! ¡Es toda una fortuna! Puedo usar estas claves para pasar todo este dinero a mis cuentas bancarias si me lo propongo. ¡A la Señora le encantará la noticia! Con aquello en su poder, Clarisa podía dejar a la Duquesa Lara Croft en la más completa miseria con tan sólo mover un dedo; con aquello en su poder, tenía todo en sus manos.
  12. Escorpio, respeto tu opinión, pero no resucitarán sólo porque Konstantin lo piense, ya verás... Y bueno, además de decir que ya me preocupa la ausencia de cierta persona llamada A.M. no sólo en mi relato sino también en el de ella misma, puedo decir que hay un momento para todo: para la carcajada, para la aventura, para el terror, para el misterio. Pues bien, esta vez es el turno del romance y el dolor :cry2: . ¡Disfruten ! ENTREGA 46 Annie y Vivian se refugiaban del frío en un sórdido callejón, al que habían establecido como su refugio. Realmente estaban en la miseria, lo único que podían hacer era juntar cartones y mendigar, ganando apenas para un escaso sustento. Nunca se caracterizaron precisamente por su economía, pero no podían estar peor que ahora; sin techo, sin abrigo, sin comida… La hermosa Vivian siempre había sido una chica frágil, pero en aquellos días su fragilidad alcanzaba el punto máximo. Ése era su gran defecto, ya que era bonita, joven, agradable, inteligente y de excelentes sentimientos, pero no sabía defenderse, era sumisa, sensible. Personas con tales características suelen ser humilladas por gente más astuta y menos honesta que ella, y Vivian no era precisamente la excepción. Fue entonces cuando la muchacha rubia se largó a llorar una vez más. - ¿Qué ocurre, hija mía? –su madre, sentada en el suelo a su lado, le acarició la mejilla-¿Por qué lloras? - ¡Por William, mamá! –sollozó-¡Como siempre, por William! - Mi niña, tú eres encantadora, eres un ángel, te haces querer muy fácil –decía Annie comprensiva-, y si él no te hace caso, significa que no te merece. - ¿Y yo qué hago? –Lloró aún más-¿Qué hago con todo este amor que siento dentro? - Tienes toda la vida por delante –repuso Annie-Cualquiera se enamoraría de ti, cualquiera; ya verás como te vas a volver a enamorar, y de un chico que te ame y que merezca tu amor. - ¡No entiendes! –exclamó la chica, desesperada-¡Más enamorada no puedo estar! ¡Siento que el corazón puede estallarme en cualquier momento! ¡Ardo por dentro y por fuera! ¡Ardo por él, ardo por su amor! ¡Por sus ojos, por sus labios, por su cuerpo, por su sonrisa, por todo! - Es culpa mía –dijo Annie, más para ella que para su hija-Desde que eras bebé te he dicho que encontrarías un gran amor que te haría libre y solucionaría todos tus temores. ¡Pero en el mundo real no es así, Vivian! No debes esperar a que William te rescate, debes salvarte tú sola, y yo te ayudaré. - ¡Oh, mamá! –su madre la abrazó y la estrechó contra su pecho maternal, preguntándose por qué su hija, que nunca le hizo mal a nadie, tenía que sufrir de ese modo. Súbitamente oyeron el ruido de un automóvil lujoso estacionando en la esquina, y de él bajaron un hombre calvo y corpulento y una mujer rubia engalanada y bella, de mirada soberbia. - Esa mujer –musitó Vivian, separándose de su madre-… es Amanda, la futura esposa del hermano de William. ¡Yo la conocí una vez! En la oficina del viejo James Rutland, el político se sentaba junto a su esposa Maggie y su hijo mayor, frente a su hijo menor, que se sentaba junto a su novia, tomándola del brazo. Vivian, entretanto, servía una taza de café a cada uno. - Estoy muy feliz por ti, James –decía el padre-Tu novia es muy linda. - Me halaga, señor. –sonrió Amanda. - ¡Tienes razón! –exclamó radiante el joven James-¡Amanda es el la mujer de mi vida! - A propósito, ¿quién es ésta? –inquirió Amanda con desprecio. - Oh, sólo es Vivian, la estúpida secretaria –respondió Maggie lacónicamente. Vivian prefirió ignorar el comentario y siguió echando cucharadas de azúcar al café de Maggie, pero cometió el error de tirar un poco de azúcar en la mesa. - ¿Qué haces, estúpida? –exclamó Amanda-¡Cuidado con el café de mi suegra! - Tranquila, querida. Ya estamos acostumbrados a los errores de esta retardada –dijo el joven James mirándola con desprecio. - ¡Limpia eso inmediatamente! –ordenó James padre. - ¡Trae un trapo enseguida, imbécil! –corroboró Amanda. - Sí, señorita –respondió Vivian apenada, y acudió a buscar un trapo. - Siempre es lo mismo, Amanda –suspiró Maggie-Esta mocosa es lo más torpe que existe. - Mamá, tampoco es para tanto –dijo William-, puede pasarle a cualquiera. - Tú cállate –amenazó su hermano-, no puedes caer tan bajo como para defender a la empleada. - Aquí está el trapo, señorita –Vivian regresó y se dispuso a limpiar la mesa, mientras todos, excepto William, la miraban como si fuera una cucaracha reventada. - ¡Mejor lo hubieras dejado como estaba! Ahora estropeaste la mesa tocándola con tu sucia mano de sirvienta –rió Amanda burlona. Amanda, Maggie y los dos James echaron a reír con socarronería, mientras William sentía vergüenza de ellos y lástima por Vivian, que abandonó corriendo la habitación e intentó controlar el sollozo que se avecinaba; pero de su cabeza no desaparecía la imagen del apuesto William, intentando defenderla, y tratándola con respeto. - ¡Qué mala mujer! –exclamó Annie, furiosa-¡No me extraña que fuera tan amiga de Maggie Rutland! - Esa vieja la quiere como a una hija, y tiene razón, porque son iguales –corroboró Vivian-¡Tengo que saber a dónde va! - ¡Espera, Vivian! Pero ya era tarde; la chica echó a correr, siguiendo a Amanda. Ésta se detuvo en un cementerio, y se arrodilló ante la tumba de James W. Rutland hijo, con Gunderson parado tras ella, y Vivian espiando detrás de un árbol. - Hola, James –saludó Amanda con cariño-. Vine a visitarte, porque te extraño mucho, me haces mucha falta, demasiada. Sé que te lo he dicho un millón de veces, pero quiero que sepas que te amo, te amo con toda mi alma, porque eres el único que me ha valorado en la vida, mientras todos me creían una doña nadie. Tú me has hecho sentir de otra manera, me has hecho feliz como nunca lo fui. Jamás olvidaré el día en que nos conocimos… Amanda, vestida como hippie y con la ropa algo húmeda, estaba sentada en la mesa de un humilde bar, en Paraíso, una noche oscura. Había encontrado una extraña piedra de las que siempre había deseado hallar, pero eso no le importaba demasiado ahora; sentía una pena inmensa porque había estado a punto de morir, su campamento se había marchado y la había dejado abandonada allí, en el interior de aquella tumba. Para colmo de males, no tenía cómo llegar a su casa, sólo un milagro podía salvarla. Y el milagro llegó. James Rutland la vio apenas entró al bar, y no pudo quitar los ojos de ella. Nunca había visto una mujer tan bella, rubia, esbelta y de ojos azules, cuya mirada melancólica lo conmovía. Sin dudarlo se acercó. - Hola –saludó sonriendo-Eres muy bonita. Ella levantó la mirada, perturbada. - Gracias –repuso. - Soy James Rutland –se presentó, cariñosamente-Por favor, dime tu nombre, porque me tienes embobado, y muero por conocerte mejor. - Amanda Evert. - ¿Te pasa algo? –inquirió, al verla triste-Una chica tan hermosa como tú no debería sentirse así. - Ha sido horrible –sollozó-Casi muero ahogada, y ninguno de mis amigos intentó buscarme, ¡porque creen que soy una tonta! - No digas eso –repuso James con dulzura-Algo me dice que lo que tienes de linda lo tienes de inteligente. ¿Puedo sentarme contigo? Amanda no se sintió capaz de rechazar al desconocido. Porque no quería que se fuera, no quería. James se sentó y le acarició la mano. - ¿Tienes hambre? Come lo que quieras, yo pagaré. - ¡No, por favor! –la jovencita no quería quedar mal delante suyo. - Lo haré de todos modos: te trataré como una reina –sonrió. El muchacho estudiaba en West Point, y se había ido de vacaciones a Perú, acto del que jamás se arrepentiría. Era extremadamente mujeriego, pero se sentía perdidamente enamorado, enamorado de Amanda, la chica que acababa de conocer. Después de mucho insistir, la rubia decidió acceder y aceptar la invitación. - Ven conmigo –propuso-: a Nueva York. Un amigo mío cumple años, celebra su cumpleaños, y quiero que seas mi pareja en su fiesta, es de disfraces. Amanda se sonrojó. - Ruborizada te ves más linda, si eso puede ser posible aún –dijo James con ternura-A ti te vendría bien el disfraz de princesa, aunque ya lo eres. Y a mi me gustaría ser príncipe, para conquistarte. Amanda sentía que no podía con tantos halagos, aquel joven se estaba comportando muy bien con ella, como nadie se había comportado nunca. Y James, por su parte, que era embustero, ambicioso y bravucón, no podía evitar ser tierno con aquella hermosa muchacha rubia. Quería conquistarla, quería enamorarla, la quería sólo para él. - Siempre fuiste muy tierno –reía Amanda con nostalgia ante la tumba-Nadie me hizo sentir como tú, nadie. Cuando todos me dieron la espalda, podría decirse que llegaste a rescatarme. La noche de esa fiesta fue la más feliz de mi vida. En la fiesta de disfraces había arlequines, vampiros, payasos, que conversaban animadamente. Sin embargo, todo se cortó en seco cuando James hizo su aparición, disfrazado de príncipe, tomado de la mano de una preciosa chica rubia disfrazada de princesa que nadie conocía. Amanda, sumamente nerviosa, contemplaba a su alrededor, consciente de que todos se fijaban en ella. Pero no sentía miedo, porque James estaba a su lado… Una música lenta comenzó a sonar, y Amanda y James se colocaron en el centro de la pista y comenzaron a bailar el vals. Otras parejas hicieron lo mismo, pero tarde o temprano cesaban de bailar, por contemplarlos a ellos. James la miraba a los ojos, pero Amanda bajaba la mirada, sumergida en una extraña ensoñación desconocida para ella. - ¿Cómo te sientes? –le susurró James al oído al cabo de un rato. - Extraña, algo mareada –suspiró la rubia. - ¿Quieres dejar de bailar? - No –contestó al instante-, no sé, me siento incapaz de soltarte. El comentario encantó a James. - Yo también, princesa. Eres irresistible –susurró-Tienes lindos labios, lindo cabello, rico aroma. Los que te creían una tonta son unos infelices, no saben de lo que hablan. –titubeó unos segundos, y luego añadió-Te amo, Amanda. Y sin pensarlo, sin plantéarselo, olvidando que todos miraban, la besó. Amanda nunca se había sentido tan feliz. Era su primer beso, el primer beso de toda su vida, un beso hermoso e intenso. Supo entonces que se acercaban tiempos de felicidad, y que dejaría el pasado bien atrás… - No sabes cómo extraño tus caricias, James –lloraba Amanda-A veces creo que tuve una pesadilla y que tú estás aquí, conmigo, y me horrorizo al comprobar que realmente estás muerto. ¡Todo por culpa de esa cerda de Lara! Vengaré tu sangre, mi amor, pero no como William pretende, sino del modo más lento y doloroso posible, porque esa perra lo merece. “No sufras más por él, mi reina”, pensaba Gunderson, sintiendo pena de su llanto, “yo me muero por besarte y tenerte entre mis brazos, puedo hacerte más feliz que él. Él murió, y yo estoy vivo, vivo para amarte.” Amanda se puso de pie y se enjugó las lágrimas. Tenía que ser fuerte, tenía que serlo. - Vámonos, Marten –ordenó con el tono de siempre. Pero al girar sobre sus talones, descubrió a Vivian. - ¿Qué haces aquí? –bramó furiosa, y la tomó del brazo, clavando fuertemente sus uñas en él-¿Me estabas espiando, empleada de pacotilla? - ¡No, no, señorita! ¡Suélteme, me duele! –gimió Vivian. Amanda descargó todo su dolor contra la inocente muchacha, arrojándola bruscamente al suelo. A continuación, se alejó con Gunderson. - ¿Por qué, Dios mío? –sollozó Vivian, tirada en el suelo-¿Por qué todos me maltratan? ¿Qué he hecho de malo para que me niegues la felicidad? Para colmo de males se largó a llover, pero las gotas de lluvia no eran nada comparadas con sus lágrimas.
  13. Bueno, hoy estoy feliz porque hemos llegado a la Mitad, y como saben, no hubiera sido posible sin su ayuda :'( . Gracias a todos los que postearon aquí alguna vez, y los que no... bueno... ellos se lo pierden . Pero gracias especialmente a mis 3 lectores más fieles: Escorpio: porque cada vez que leo tus enormes comentarios me regocijo, se nota que te gusta mucho leer y opinar. Ana María: porque me llena de orgullo que la escritora más famosa y concurrida del foro lea mi relato, y porque pese a que algunos personajes te resulten indiferentes, tus observaciones cada vez me enseñan algo nuevo, y el hecho de que me marques los errores me ayuda a cometerlos cada vez menos. Luciano: porque siempre estuviste y porque algunas de tus observaciones son muy brillantes, incluso se les escapan a los otros 2 (sin ofender) Por supuesto que me gustaría que leyera más gente, pero con lectores como estos 3 ya me arreglo y soy feliz Perdón si me puse muy emotivo, pero es que no puedo creerlo. Sobre la historia, como sabrán, yo la "disfrazé", los primeros capítulos fueron sencillos, con trama fácil y pocos personajes, y luego fueron apareciendo cada vez más enredos y gente (todo pensado desde el comienzo, yo no improviso casi nunca), y ahora habrá más complicaciones, más acción y más incógnitas. Además de Amanda, y por supuesto Lara, se lucirán 2 personajes importantes: Konstantin y Clarisa . Bueno, no aburro más. Los espera una larga conversación en la entrega de hoy ENTREGA 45 Charlotte no produjo ningún quejido mientras era atada por el muchacho, ya que sentía que hacía lo correcto. Konstantin, acto seguido, se inclinó hacia donde yacían Greta y los niños. - No te preocupes –dijo a Clarisa-.Arreglaré esto en un segundo. Se inclinó justo junto a Greta, y quedó unos instantes contemplándola; pero luego, tocó sus hombros con ambas manos, cerrando los ojos y concentrándose profundamente. Mientras contemplaba la escena, Clarisa hubiera jurado que de las manos de Konstantin broteaba una especie de energía plateada. Greta abrió los ojos de golpe, y comenzó a reaccionar abruptamente. - ¿Qué pasó? ¿Quién eres tú? –añadió al mirar a Konstantin. - Luego te explico –sonrió el muchacho-¡Gracias a Dios estás bien! Se precipitó sobre los cuerpos inertes de los niños, e hizo lo mismo que con la bella chica. - ¿Qué pazó? –exclamaron Bianca y Peter. Konstantin se enterneció con su mala pronunciación, propia de criaturas tan pequeñas. - Nada, linda –acarició el rostro de la pequeña Bianca-.Todo está bien. Entonces tomó a Greta de la mano y la ayudó a levantarse, haciendo lo mismo con Bianca y Peter. - Esa mujer quizo envenenarlos –dijo furioso señalando a la inmutable Charlotte-Pero yo los he curado. Mi nombre es Konstantin. - Gracias por salvarnos –Los niños se precipitaron hacia él, que los alzó en alto, a cada uno con un brazo, y reía mientras ellos besaban sus mejillas. En cuanto a Greta, le tendió la mano-¿Cómo te llamas? –preguntó entonces. - Greta –repuso perturbada. Tres policías irrumpieron en la casa. - Buenos días –dijo uno, dirigiéndose a Clarisa-Venimos a detener a la asesina. - Aquí estoy, señor –Charlotte, inmutable, se puso de pie. Ellos le pusieron las esposas y se la llevaron. Ella avanzó a paso firme, pero echó una mirada a su hija, y por un instante, ellas se miraron fijamente. Se podría decir que Clarisa sentía pena por ella… En cuestiones de minutos volvió a sonar el timbre, y Lara, triunfante, apareció ante ellos con el Talismán Hielo y el Casco de Sir Pellinore entre sus manos. - ¡Lara, estás bien! –Eufóricos, Greta, Bianca y Peter se dirigieron a abrazarla. - ¡Jamás me sentí mejor! –exclamó ella. Alister y Zip se acercaron a saludar. - Oye, ¿qué tal la reunión con las aristócratas? –inquirió Zip. - ¿Algo interesante? –alegó Alister. - Tranquilos, chicos; ya les contaré todo. –Fue entonces cuando reparó en la presencia del muchacho, y recordó intensamente a Kurtis. - ¿Qué tal, señorita Croft? –El educado jovencito le estrechó la mano-Encantado de conocerla, me llamo Konstantin. Me gustaría hablar con usted, si tiene unos momentos. - Cómo no –repuso Lara. Al poco rato, Lara y Konstantin conversaban en el cálido estudio, junto a la chimenea, mientras Clarisa servía café, y aprovechaba las circunstancias para oír la conversación. - Y bien, Konstantin, ¿en qué puedo servirte? - Verá, señorita Croft –inició el muchacho-: ¿ha oído usted hablar del Santo Grial? Ella parpadeó. - Claro que sí; es la copa de la que, según el Nuevo Testamento Bíblico, Jesucristo bebió el cáliz en la Última Cena. Muchos han ido tras su pista, incluso los hombres del Rey Arturo, los Caballeros de la Mesa Redonda –Aquello le recordó a Lara que aún no había averiguado quién había sido el ocupante de la Silla Prohibida, el Mejor Caballero. - Así es –afirmó Konstantin-. Todos lucharon por encontrarlo, incluso Sir Lancelot, que lo buscó en un castillo llamado Carbonex. Lara recordó que, en Kazajistán había descubierto un paralelismo: Carbonex era el proyecto de los soviéticos durante la década de 1950. Ya había varias conexiones que encontraba con respecto al mito artúrico. - Pero –prosiguió Konstantin-, los caballeros nunca lograron hallarlo. El Santo Grial, según se dice, otorga todo tipo de poderes a su portador, que puede utilizarlo para el Bien o para el Mal. De todos modos, Lancelot se casó con una mujer noble llamada Lady Elaine y tuvo un hijo de nombre Galahad, al que el mago Merlín bautizó como el Mejor Caballero-Entonces, Lara comprendió que Sir Galahad había sido el misterioso ocupante de la Silla Prohibida del cual Merlín hablaba-Galahad era demasiado joven cuando lo nombraron caballero, tenía mi edad. - ¿Cuántos años tienes tú, Konstantin? –inquirió Lady Croft, curiosa. - Quince, señorita. Lara quedó impresionada. Por su cuerpo fornido y su gran inteligencia parecía de dieciocho o diecinueve años. - Prosigo –dijo Konstantin-: por causas del destino, Galahad fue el único al que se le permitió ver el Santo Grial, se dice que se le apareció en una visión deslumbrante, y rodeado por hadas y ángeles. El resto de los caballeros lo envidiaron, y poco a poco, la Orden se fue deteriorando. El mago Merlín, la hechicera Morgana y la Dama del Lago se sintieron profundamente decepcionados, tanto así que cerraron todos los portales a Avalón, su mundo, la Tierra de las Hadas y los Dragones, para siempre. Morgana tenía nueve hermanas, todas ellas hadas, a las que se les asignó la misión de custodiar el Santo Grial, lejos de los mortales, para que no volviera a ocurrir algo parecido a la pelea entre Galahad y el resto de los caballeros. Si usted quiere mi opinión, no sé por qué Galahad fue el único en gozar el privilegio. El destino es muy caprichoso. - ¡Dímelo a mí! –rió Lara con ironía-Mi propia madre, Lady Amelia Croft, quedó atrapada en Avalón cuando yo tenía nueve años. - ¡Increíble! –manifestó Konstantin con asombro. - Oye, eres un chico muy inteligente, ¿cómo sabes toda esa historia? Yo no estaba enterada de nada. - Mi padre me lo contó. - ¿Tu padre? - Así es. - Bueno, y yo, ¿en qué puedo ser útil? –preguntó Lady Croft. - En mucho: le propongo unirnos para llegar hasta Avalón y recuperar el Santo Grial. Lara palideció. - ¿Y puedo saber para qué lo quieres? - Bueno, sucede que soy el miembro más joven de una orden guerrera surgida hace siglos que está casi extinta, y se ocupa de liquidar a los demonios que rondan junto a todos nosotros. Cada vez hay más demonios, y podemos utilizar el Santo Grial para resucitar a todos, a todos los de mi Orden, mis familiares. - Pero, Konstantin, creo que eso sería profanar algo muy sagrado: la copa de la que bebió Cristo antes de morir en la Cruz –Lara intentó razonar con el muchacho. - El fin justifica los medios –terció Konstantin-, cada vez hay más mal en el mundo, y antes era combatido por todos ellos, pero están muertos, y volverlos a la vida solucionaría muchísimas cosas. - ¿Te cuento algo? A tu edad yo era muy curiosa, desobedecía a mi padre y a mi mentor, y tenía miles de sueños extraños por cumplir, pero con el tiempo maduré y entré en razones. Tú, Konstantin, eres muy inteligente, pero eres un adolescente, una criatura, dentro de poco verás las cosas de otro modo. Te lo digo desde el corazón, ya que más de una vez he tenido problemas por profanazar artefactos valiosos, como el Bestiario, el Amuleto de Horus, la Lanza del Destino… - Es evidente que usted no comprende, señorita Croft –interrumpió Konstantin con voz queda. Lady Croft creyó que iba a enfadarse, pero-¿Me indica el camino al baño? Lara disimuló su asombro. - Hay uno en el segundo piso, pasando la última puerta, tras el dormitorio. ¿Quieres que te acompañe? - No, gracias, voy solo –espetó Konstantin, como quién dice “no soy un niño pequeño.” - ¡Qué joven tan extraño! –se dijo Lara en cuanto él se perdió de vista-Me recuerda a… a… No, no, imposible, no puede tener nada que ver con él –Decidió confusa. Minutos después, mientras salía del baño, Konstantin pensaba en lo cansado que estaba de que lo trataran como si tuviera cinco años en lugar de quince: su abuela lo protegía demasiado, su madre era asustadiza hasta el extremo, y ahora esta mujer lo trataba como si tuviera ideas extrañas en la cabeza. ¿Por qué era eso? Había salvado más de una vida, tenía condiciones físicas excelentes, era el último descendiente de una familia de guerreros: su padre, su abuela, su abuelo, su bisabuelo, todos héroes valientes y admirables que lucharon incansablemente contra toda clase de demonios. Pero ahora ya no quedaba rastro de aquella fabulosa Orden de la que su padre solía hablarle y su abuela también, y el universo se veía amenazado por su peor y más ancestral enemigo… Oyó que alguien hablaba tras una de las puertas y reconoció la voz de Greta; se sorprendió a sí mismo de estar espiando por el ojo de la cerradura. Ella estaba acostada y arropada en su cama, con un muchacho castaño arrodillado junto a ella. Era menos atlético y menos alto que él, pensó Konstantin, pero no era del todo feo. Un momento, ¿en qué estaba pensando? - Me alegro de que estés bien –decía Tom acariciándole el rostro-¡De verdad me asusté mucho, mucho! - Creo que estaré acostada en la cama por unos días –repuso Greta con una vocecita débil-Pero me sentiré mejor, porque me estará cuidando el más hermoso de los enfermeros. - Así es, mi amor –sonrió Tom. Greta tomó su rostro entre sus manos y unió su boca a la suya. Konstantin se quedó mirando el tierno beso de los chicos sin saber por qué. “Bah, ¿a mí qué me importa, si ni los conozco?” se dijo. Así que, aún sintiéndose abrumado y perturbado, descendió las escaleras y regresó al estudio junto a Lara. - Volveré a intentarlo, señorita Croft –dijo serenamente-: usted quiere recuperar a su madre y yo a mi familia. ¿Por qué no unimos fuerzas? - Es diferente, Konstantin –repuso Lara-, porque ellos están todos muertos, mi madre sigue viva. - ¿Cómo lo sabe? –espetó el muchacho-Si dice que desapareció cuando usted tenía nueve años, calculo que veinte años atrás, tal vez no siga viva ahora, usted no sabe nada de ella desde entonces, pudo haberle pasado cualquier cosa allá en Avalón. Lara nunca se había planteado eso: ¿y si su madre estuviera realmente muerta, como ella creyó durante veinte años? - Mi madre vive –aseguró fervientemente-: está atrapada en Avalón, sin duda junto al Rey Arturo y sus caballeros. - No lo sabe –repuso Konstantin-, pero si murió, no se preocupe, señorita: si unimos fuerzas, haremos que ella vuelva. No sólo ella, sino también mi familia; ¡La familia de mi padre! - Eres muy pequeño, Konstantin –afirmó Lara-. Ya dije: yo a tu edad era así, y luego cambié. La muerte es un camino que no tiene retorno, y sé que tú tienes las mejores intenciones, pero es una cosa de la Naturaleza y hay que aceptarla. Te contaré: mi padre murió, mis amigos de universidad murieron, mi mentor murió… - ¡Y morirá mucha más gente! –exclamó Konstantin-Una nueva y poderosa enemiga nos acecha, pertenece a la raza enemiga de mi gente: los Nephilim. Lady Croft lo oyó pero no lo creyó. - ¿Qué dices? ¿Qué sabes de eso? ¡Yo acabé con el último! Me parece que cometes un error. - Así es: el haber venido aquí –dijo fríamente-Buenos días, señorita Croft –saludó con una inclinación de cabeza-, sé dónde está la puerta, muchas gracias. Y abandonó la mansión tan rápidamente que no reparó en una de las tumbas del jardín, cuya lápida llevaba el nombre de Kurtis Trent. ¡Ay, si la hubiera visto! Desde la ventana, Clarisa lo observaba irse. - ¡Maldito pendejo! ¡Se burló me mí! ¡El plan fracasó! Pero lo volveré a intentar, juro que lo voy a intentar, y esta vez… no voy a fallar. Aviso: Karel no tiene nada que ver con el Santo Grial, él quería llegar a Avalón por otra causa, tiene que ver con el diario íntimo que encontró y leyó Gunderson.
  14. Les cuento que no sólo esta entrega será grande, sino también la próxima. ¡Ana, regresa! ¡Quiero seguir leyéndote, dejaste el relato en un punto muy intrigante! ¿Dónde estás :'( ? Ah, y votá en las encuestas, no te olvides. Mirá que yo te doy opiniones bien gordas, ¿eh ? La pregunta de hoy es, ¿quién es la mejor madre y por qué? A)Amelia B)Annie C)Charlotte ENTREGA 44 Larson y Pierre saltaron justo a tiempo para esquivar los tiros. Sin darle tiempo a levantarse, Roxie le apunto a Pierre en la cabeza. - Suelta a mi hijo –ordenó. - Bueno –dijo él, y soltó a Santiago, que cayó al arroyo. - ¡NO! –gritó Roxie, y Pierre echó a reir. - ¡Cállate! –bramó Kelly, y lo dejó inconsciente de un mamporro mientras él no miraba. Mientras Lara disparaba a Larson, Roxie, desesperada, se arrojó al arroyo para rescatar a su hijo. Logró jalarlo del cuello de la camisa antes de que cayera, y lo arrojó a tierra, pero ahora era ella quien se ahogaba. - ¡Roxie, toma mi mano! –Lara dejó a Larson y se inclinó para extender su mano. De pura suerte, Roxie logró tocar su mano, y Lara, jalando fuertemente, logró llevarla hasta tierra. - ¡Increíble! –exclamó Larson, estupefacto. Sharpay aprovechó su descuido para morderle la mano-¡AUGH! Roxie, tirada en el suelo, tosía en busca de aire. - ¡Mami! –sus hijos se arrojaron sobre sus brazos-¡Nos salvaste! - Tranquilos, pequeños –jadeó-Mamá nunca va a permitir que les suceda nada malo. Lara y Kelly, mientras tanto, apuntaban a Larson. - ¡Qué bajo has caído, idiota! –espetó Lara-¡Metiéndote con dos criaturas de nueve y siete años! Larson retrocedió asustado, ya que la castaña y la rubia se le aproximaban, apuntándole. Y retrocedía más; y más. - ¿Sabes qué? –dijo Kelly-Desde el primer momento me pareciste un asqueroso, pero no me imaginé que fueras capaz de secuestrar niños. - Y la sacarás barata –señaló Lara con el sarcasmo de siempre-Porque acabarás nadando en una piscina gratis. Larson no acabó de comprender cuando cayó en la cuenta de que, de tanto retroceder, había llegado al risco, junto al arroyo. - ¡Me las pagaráaaaaaaaaaaas! –fue su grito de derrota mientras caía al agua, y la corriente lo arrastraba hasta el fondo. - ¿Está muerto? –preguntó Kelly asustada-¡No quiero cargar con un muerto en mi conciencia! - Tranquila –dijo Lara-Yerba mala nunca muere. Ellos no murieron ni en Perú, ni en Roma. Siempre me enfrento a ellos, y son tan tontos que siempre gano. En el fondo les tengo cariño, es divertido pelear contra ellos. Lara y Kelly echaron a reír, mientras Santiago y Sharpay ayudaban a Roxie a levantarse. Luego, nuestra heroína se acercó al inconsciente Pierre, y extrajo de su sucia campera violeta su cartera llena de dinero, y un precioso casco medieval de plata, con un pequeño artefacto adentro, blanco y con forma de glaciar: el Talismán Hielo. - ¡Qué objeto más extraño! –exclamó Kelly, intrigada-¿Qué es? - Vamos, chicas, les explicaré en el camino. Lara, Roxie, Kelly, Santiago y Sharpay se aproximaban al salón de la casa de los Alonso. - Lara –dijo Roxie, acabado el relato-Perdón por burlarme de que no tuvieras madre, debe ser horrible; fui una tonta. Al llegar, las damas, los dos caballeros y la propia Carmen prorrumpieron en aplausos. - ¡Mi amor! ¡Qué bueno que estás bien! –Alejandro se precipitó sobre su esposa Roxie y le dio tremendo beso. - ¡Mis niños! –Carmen, que pese a todo les tenía cariño, se precipitó sobre ellos, pero la detuvieron. - ¡Que la sirvienta no se acerque! –dijo Santiago asqueado. - ¡Santiago! –exclamó Roxie, enojada-Desde ahora tratarás a Carmen como se merece. Los niños bajaron la mirada. - Perdón… Carmen –dijeron finalmente. Definitivamente, a la Gran Lara Croft le costaría mucho asimilar todo lo ocurrido esa noche. Al rayar el alba, los niños de la Mansión Croft recibieron el nuevo día con una sonrisa, propia de su edad inocente y sincera. Se incorporaron en sus camitas al ver llegar a Clarisa con una bandeja con cuatro platos con galletas y cuatro vasos con jugo de naranja. - ¡Buen día, polluelos! –dijo con cariño-¡Aquí la tía Clarisa les trae el rico desayuno! - ¡Viva! ¡Qué rico! –exclamó la pequeña Bianca con una preciosa sonrisita, y aplaudiendo con sus tiernas manitos. Aquella sonrisa enternecía a cualquiera… a cualquiera que tuviera corazón. - ¡Gacias, Clarisa! ¡Gacias! –El niñito Peter le rodeó el cuello con los brazos a la mujer y le llenó la cara de besitos cariñosos. - ¡Disfruten! ¿Saben cuál es el ingrediente principal? ¡Amor! ¡Lo hice con mucho amor! –sonrió. Se deleitó al ver que las ingenuas y cándidas criaturitas se tomaban todo el jugo de un trago. Amanda, vestida con una larga túnica negra, contemplaba con aire taciturno las gárgolas de piedra del salón, las estanterías de libros y la esfera dorada en el centro de la mesa. - Su Señoría, los capturé –Gunderson llegó jadeando, trayendo tres cadáveres en ambas manos- - Déjalos sobre la mesa –ordenó Amanda. Con total delicadeza, Gunderson obedeció, y Amanda se acercó a contemplarlos; los tres Nephilim eran blancos, larguiruchos y de constitución robusta. - Apolyon, Luzbel y Belzebub –suspiró acariciándoles el rostro-: los únicos que no le dieron la espalda a mi padre. ¡Excelente, Marten! –sonrió maléfica-¿Te ha costado mucho? - Tuve que cortar algunos cuellos –maniestó satisfecho. - Acompáñame al Sótano –ordenó-Y prepárate, porque luego me llevarás a un sitio más lejano. - ¿A dónde, Madame? –inquirió. - A Nueva York. Quiero visitar la tumba de James, ya que nisiquiera pude asi asistir a su funeral. Gunderson gimió. - ¿Qué has dicho? –le espetó furiosa. - Nada, Señora… nada. Ella le echó una dura mirada. De repente comenzó a sonar su celular, que extrajo de la túnica, y atendió, ya sabiendo quién era. - ¿Cómo estás, querida Clarisa? - Maravillosamente –rió-Ya me he ocupado de ellos: de los tres. - ¡Te felicito! –dijo desdeñosamente Amanda-¿Cómo lo hiciste? - ¡Les puse arsénico en el jugo! - ¡JAJAJAJAJAJA! ¡Eres única! –Amanda lanzó una carcajada triunfante- Todavía me parece increíble que nadie sospeche de ti. - Digo lo mismo: estoy rodeada de inútiles –manifestó Clarisa-Sólo es cuestión de tiempo que el veneno haga su efecto. También es cuestión de tiempo que la desgraciada de Charlotte muera, mi Señora. - ¿Sabes? Tenemos algo en común: padres mediocres y decepcionantes. - Yo no conocí a mi padre, pero seguro fue un miserable. Si se casó con alguien como Charlotte, no pudo haber sido ningún inteligente –rió Clarisa con crueldad. - Oye, tengo que colgar porque estoy muy ocupada. Pero, por favor, vuélveme a llamar y cuéntame cómo murieron: sus patéticos estertores, sus últimos suspiros, ¡Todo! ¡Qué pena que yo no podré verlo! - Es cierto, Madame. ¡Será muy gracioso ver el lento final de esas tres ratas! Clarisa y Amanda lanzaron una carcajada. - Adiós, querida. - Adiós, mi Señora. - ¿Era Clarisa? –inquirió Gunderson. - ¡Por supuesto, imbécil! –espetó Amanda, molesta- Y ahora, ¡Al Sótano! A medida que descendían por la sórdida escalera, Amanda se deleitaba cada vez más, y el miedo de Gunderson se incrementaba. Ya en la mazmorra, Gunderson echó un vistazo a los prisioneros encadenados: Putai, el Padre Dunstan, Milca y Jairo. Putai y el sacerdote lucían firmes y furiosos, pero Milca y Jairo, asustados y sollozando. - ¡JAJAJAJA! ¿Qué te parece, Marten? –rió Amanda-Los traje yo misma para que le hicieran compañía a la egipcia. - ¡Suéltenos, señora! ¡Se lo ruego por mi hijo! –suplicó Milca-¿Para qué nos quiere? Mientras Gunderson contemplaba estupefacto, Amanda comenzó a pasearse por la satánica mazmorra. - Pues, el caso de la beduina es muy particular, la traje porque la necesitaba. Pero a la gorda, el tonto y el mocoso, los traje para lo que más me divierte en la vida: ¡Hacer sufrir a Lara! –Su risa maliciosa espantó a todos, incluso a su enamorado secreto. - No eres más que un demonio –espetó el Padre Dunstan con frialdad-¿Qué te ha hecho Lara de malo para que juegues así con ella? - Verás –repuso la Nephilim-: me dejó abandonada cuando estaba ahogándome, jamás intentó buscarme, se cargó a mi padre (a mi verdadero padre), arruinó mi viaje a Avalón, ¡y mató al amor de mi vida! ¡Al único ser que nunca me subestimó! –Gunderson sintió una punzada de irritación al oír nombrar a James Rutland junior-Todo lo que yo quería era ser una brillante antropóloga, pero ella estropeó todo. - ¡Tú la dejaste sin madre! –exclamó Putai acaloradamente. - ¡Y mandaste a ese demonio Hafgán a atacarme! –chilló Jairo. - ¡Lo que sea por hacer sufrir a Lara Croft! ¡Porque la odio! ¿Comprenden? ¡LA ODIO! ¡JAJAJAJAJAJA! –Volvió a echar a reír. - ¡Cállate, monstruo! –gritó el Padre Dunstan. Amanda siguió riendo, y luego, hizo unas florituras en el aire con los dedos, de los que brotaron destellos negros, creando así cuatro muñecos; uno de Putai, uno del sacerdote, uno de Milca y uno de Jairo. - Si vuelven a osar desafiarme, destruiré los muñecos, y cada daño que ellos sufran les afectará a ustedes. - ¡Mátame, no me importa! –chilló Putai. - Puede que a ti no te importe, pero, ¡imagínate cómo llorará Lara al verte muerta! –Putai procuró serenarse al instante-Bien hecho, ricura, bien hecho –Se giró hacia Gunderson-Ahora Marten, vamos a Nueva York, quiero visitar a mi amado. Pero antes… Hizo varias florituras en el aire, creando unas cuantas tarántulas, que se esparcieron por el suelo. Milca y Jairo gritaron de miedo. - ¡A ellos, preciosas! –gritó Amanda, encantada, mientras las arañas se aproximaban a los prisioneros -¡JEJEJEJE! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! Tomados de la mano, charlando y riendo, James Rutland padre y una mujer joven, pulposa y de pelo teñido de violeta, se acercaban a la mansión del senador. - Ha sido la mejor noche de mi vida, precioso –suspiró la prostituta-¡Sólo por veinte dólares me has hecho gozar como nunca nadie! - Te lo mereces, Sheila –replicó el senador-Y esta noche lo repetiremos, ya que la tonta de mi esposa está en Las Bahamas con una amiga. Sheila y James rieron. El último beso fue largo, brusco y apasionado, y luego, él se internó en la casa, con Sheila saludando desde la puerta. Lo primero que hizo al llegar fue entrar en el cuarto de William, y gritó de cólera al ver la puerta abierta y el lugar vacío. - ¿Dónde estás, tarado? –rugió-¡Jenny, ven aquí enseguida! - ¿Sí, señor? –La viejita se acercó, encorvada y temerosa. El brutal viejo la tomó del cuello. - ¡Tú lo dejaste escapar! ¿Dónde está? - No… sé… no sé nada –jadeaba sin aire, mientras James le destrozaba el cuello-Su.. élteme por favor… no pue… do respirar. James la soltó con brusquedad, y Jenny se frotó el cuero cabelludo, dolorida. James Rutland se dirigió, gritando y armando escándalo, al departamento de Alex West, creyendo que William, por ser su mejor amigo, estaría allí. Registró cada rincón del departamento hasta dejar todo destruido, y de tanto revisar, encontró una hermosa espada: Excalibur. - ¡Qué objeto tan extraño! –se dijo-¡Me lo llevaré, puede serme útil! Y huyó de allí, con la mítica espada del Rey Arturo en su poder. Sonó el timbre de la Mansión Croft, y Clarisa corrió hasta la puerta, creyendo que era Lara, pero cuál no fue su estupefacción al verse cara a cara con Charlotte, que la miraba firme y desafiante, y sin ninguna señal de debilidad. - ¿Tú? –jadeó la mucama-¿Qué rayos haces aquí? - Sé lo que pretendes, y no lo voy a permitir –terció su madre-Sé que serviste veneno en su jugo. - ¡No interfieras en esto! –Clarisa intentó cerrarle la puerta en la cara, pero no pudo. - No te dejaré. ¿Te queda claro? ¡No te dejaré! Ya mataste una vez, no lo volverás a hacer –sentenció Charlotte. Resignada, Clarisa cerró la puerta tras ella. - ¿Sólo para eso viniste? - ¡Es por tu bien! –saltó su madre-¡No más asesinatos! Volvió a sonar el timbre, y al abrir, Clarisa se estrelló con un adolescente apuesto y alto. - Buenos días –saludó cordialmente-Mi nombre es Konstantin, y quisiera hablar con Lady Lara Croft. - Ella no está en este momento, pero llamó diciendo que no tardaba. ¿Quieres quedarte a esperarla? –Ofreció con amabilidad. - Muchas gracias –dijo Konstantin. Fue entonces cuando Greta, Bianca y Peter llegaron tambaleándose desde el piso de arriba, manos en la garganta y farfullando. - Nos envenenaron… envenenaron… -jadeó Greta. Sin más, la adolescente y los pequeños se desplomaron en el suelo. Konstantin estaba tan acostumbrado a cosas así, que los miró con aire de circunstancia, aunque no pudo evitar fijarse en la asombrosa belleza de Greta. - ¿Quién hizo esto? –preguntó, dirigiéndiose a Clarisa y Charlotte. La bondadosa mujer sabía lo que tenía que hacer: proteger a su hija. - ¡Fui yo! –saltó-¡Fui yo! Clarisa la miró fijamente: su madre se estaba sacrificando por ella. Sin más, Konstantin apresó a la pobre Charlotte, mientras Clarisa, aprovechando la situación, fue a llamar a la policía.
  15. ¡Aplausos para Escorpio por su discurso ! ¡Ana y Luciano, los extraño mucho, hagan lo mismo que él, cuando vengan! Sobretodo la señorita, con las observaciones magistrales que hago en su novela. De seguro un día te la llevarán al cine La entrega grande más tarde, hoy algo breve que creo que no le será indiferente a nadie. ENTREGA 43 Ya iban cientos de veces que Charlotte quebraba, que se largaba a llorar por sus amadas hijas y a contemplar fotos viejas. En todas ellas salían las tres, ella, Clarisa y Carolina, felices y radiantes; abrazadas entre sí, y con franqueza e inocencia reflejadas en el rostro. Clarisa y Carolina eran hermanas gemelas, idénticas hasta el último detalle, y cualquiera que viera los retratos notaría lo unidas que se mantenían. Charlotte observaba fijamente la mirada de Clarisa, llena de vida y de bondad, sin rastros de la perversidad y evidente crueldad que irradiaban sus ojos las últimas veces que ella la había visto; en especial, la noche en la que llegó para matarlas a ella y a Carolina. La mente de Charlotte retrocedió en el tiempo, y comenzó a recordar sus años más felices. Charlotte dormía plácidamente, cuando un repentino ruido la hizo despertarse. - ¡Que lo cumplas feliz, que los cumplas feliz! ¡Que los cumplas, mamita! ¡Que los cumplas feliz! Al oír la canción, la mujer se incorporó en la cama y vio llegar a sus pequeñas hijas, en camisón, que se abalanzaron sobre la cama a hacerle cosquillas y a mimarla. Y Charlotte reía, reía feliz, sintiendo el cariño de las niñas gemelas. - ¡Feliz cumpleaños, mami! –Clarisa la abrazó. - ¡Te hicimos un regalito! –reía Carolina. - Haber… haber… ¿qué hicieron mis dos princesitas? - La idea fue mía –aclaró la pequeña Clarisa-; yo lo dibujé y Caro lo pintó. Sonriendo tímidamente, las preciosas e idénticas criaturas le entregaron un dibujito coloreado. Había sido hecho por dos niñas de cinco años, pero estaba hecho con todo el amor de su inocente y cándido corazón. En él se veía a una mujer castaña, sonriente y vestida de reina, que caminaba por el césped de la mano de dos niñas morenas vestidas de princesas, bajo un sol amarillo que sonreía feliz y nubecitas todas con caritas. - ¿De qué es este dibujo? –preguntó la joven Charlotte con fingida sorpresa, mientras sus hijas se acostaban en la cama, cada una a un lado de ella. Clarisa señaló con su dedito y comenzó a explicar. - Esas somos las princesas Carolina y Clarisa, y la mujer hermosa es la Reina Charlotte, que camina por el pastito con sus hijitas, y el Señor Sol y las Señoras Nubes Blancas las saludan felices. - ¿Sabes, mami? Tú eres una reina, y nosotras tus princesitas mimadas –rió Carolina. - ¡Claro que sí, son mis princesitas! –exclamó Charlotte, emocionada-¡Y me hacen la reina más feliz del mundo! ¡La más feliz! –Comenzó a llorar de felicidad, y entre las tres se abrazaron, mientras las niñas reían felices de que a su mamá le hubiera gustado el dibujo. Charlotte intentó no pensar más en el tema, o quebraría aún más. No dejaba de mirar el viejo dibujo de Clarisa, hecho cuando era muy pequeñita, cuando aún eran felices las tres, cuando la Cábala aún no había destruido sus vidas para siempre… Llovía. De un modo atroz y descomunal. - Mamá, ya no sufras por Clarisa –Carolina le acariciaba la mano a su vieja madre, sentada frente a ella en la mesa-El mundo está en juego, hay que avisar a la policía. - ¡Pero ella irá presa! –sollozó Charlotte. - Se lo merece por delincuente –terció su hija fiel-¿Has visto todos esos experimentos? ¡Son ilegales! ¡Y esa mascota enjaulada, aquella a la que la doctora loca llamaba el Proto! - ¡Esa loca es la hija de Julia! - ¡Pues Kristina también irá presa, mamá, diga lo que diga Julia! ¡Tal vez aún podamos hacer algo, antes de que Eckhart mate al tal Von Croy! –apremió Carolina, acariciando su mano-Lo hago por el bien, tuyo y del mundo entero, mamita –Se levantó y besó su cabeza. - Te quiero, hijita –susurró Charlotte-, sin ti estaría completamente sola. ¡TROOM! Sonó un tremendo trueno, y madre e hija se levantaron de golpe, asustadas, al ver a Clarisa en el umbral, empuñando un revólver y con cara de demente. Era evidente que había abierto la puerta a balazos, amortiguados por el ruido del trueno que anunciaba la llegada de la malvada. Carolina abrazó a su madre para protegerla y lanzó una mirada amenazante a su hermana gemela. - ¡Sorpresa! ¡JAJAJAJAJA! –Clarisa echó a reír diabólica - ¿Qué haces aquí? ¡Lárgate, y saca el arma de mi vista! –espetó Carolina, asustada. Clarisa lanzó otra carcajada. - ¡Jamás, hermanita! ¡Han ido demasiado lejos! –Apuntó hacia ellas-¡MUERAN, RATAS! Disparó, y le dio a Charlotte de lleno en el brazo. Ella comenzó a gemir de dolor, mientras Clarisa reía. - ¡Cállate! –Carolina le dio tal puñetazo que la hizo caer al suelo y sangrar. Pero Clarisa se incorporó al instante, y ahora, ambas se atacaban a puño limpio, sangrando, y sangrando más. - ¡Basta! ¡Ya basta, niñas! –gritaba Charlotte, desesperada-¡Somos familia! Clarisa le dio de lleno una patada en la cara a su hermana y la hizo caer. Sonrió demoníaca y apuntó a su madre. - ¡Mi familia es la Cábala! ¡Di adiós! - ¡NO! –Carolina se levantó de un salto y comenzó a forcejear contra la gemela por el revólver. La mirada de Carolina era valiente, y la de Clarisa, encolerizada. Un terrible disparo desgarró el aire, seguido por el grito de Charlotte. Y así estaba ahora; con una hija muerta, y otra en aquella secta siniestra. - Mis hijas… ¡Mis hijas! –se echó a llorar, aún contemplando el dibujito.
  16. El día de hoy no será muy largo, pero el próximo, aseguro que sí. A partir de ahora, voy a hacer una pregunta de opinión en cada entrega, y Ana, te sugiero que hagas lo mismo en tu novela, porque es entretenido y ayuda a saber qué piensa la gente. Si no querés no lo hagas, pero te lo recomiendo, seré muy feliz en opinar. La pregunta de hoy es: De las villanas del relato, ¿quién es, en tu opinión, la más malvada de todas, y por qué? ENTREGA 42 Pero milagrosamente, no se produjo ningún efecto. - ¿Qué ocurre? –exclamó Roxie desconcertada. - ¡No tienen balas! –chilló Kelly-¡Funciona, porquería! ¡Dispara! Sin poder creer su buena suerte, Lara les quitó suavemente las armas. - Queridas mías, ustedes jamás empuñaron un arma, damas como ustedes no nacieron para eso –acensejó con ternura ante la irritación de Roxie y Kelly. - Aléjate, está loca –susurró Kelly a Roxie, temblando, y ambas se apartaron junto a sus maridos, que las abrazaron. En sus brazos, se largaron a llorar histéricas. - ¡Ahora escúchenme todas, amadas compañeras mías de la Alta Escuela para Niñas de Wimblendon! –bramó Lara ante todos, a voz en cuello-Compartí con ustedes cada día de mi vida, desde los once años hasta los dieciséis, y ahora que vuelvo a verlas luego de más de diez años, descubro que no han cambiado absolutamente nada; son todas unas frívolas y superficiales cuya única preocupación en la vida es arreglarse el cabello y comprarse vestidos nuevos y zapatos caros –Inspiró profundamente antes de continuar, ya que hacía tiempo que deseaba decir todo eso-; son unas falsas mentirosas que fingen con su sonrisa de muñeca perfecta para caer bien a la gente; unas envidiosas que no pueden soportar que nadie se les compare ni sea mejor que ustedes –Roxie y Kelly hervían de rabia-; unas haraganas cuyo único objetivo en la vida es casarse con un millonario, joven, alto y apuesto que las mantenga y vivir como reinas sin moverse de la cama, excepto para hacer una fiesta. Y les pregunto, ¿por qué yo les caigo tan mal? ¿Por qué me odian tanto? ¿Todo porque no soy como todas? ¿Porque no estoy casada con un príncipe, porque visto shorts y top y porque soy una arqueóloga que viaja por el mundo? ¡Están muy equivocadas! Cada quién tiene sus gustos, su mentalidad y su manera de ver las cosas, no todo el mundo puede ser como ustedes, ¿por qué no pueden entenderlo? Para ustedes la mayor felicidad es comprarse un vestido de princesa, y para mí lo es encontrar un valioso objeto antiguo de las profundidades de una tumba. ¡Soy así! ¿Lo entienden? ¡Soy así, y así seré siempre! Todas son niñas de buena cuna, lo sé porque nos criamos de la misma manera, pero viven en un mundo de color rosa, jamás conocieron el dolor, y la vida no es así. ¡Yo vi desaparecer a mi madre de muy niña y no volví a verla, y más grande vi a todos mis amigos siendo devorados por un monstruo, entre otras tantas experiencias! ¡Mis propios tíos me retiraron su amistad por mi decisión, y jamás me arrepiento del día en el que me negué en redondo a ser como ustedes! Y yo, sin estar casada, sin ser una princesa perfecta, y sin fingir delante de nadie, siendo siempre auténtica, tengo muchísimos amigos. Hay mucha gente que me odia, que quiere perjudicarme, e incluso matarme, pero también mucha gente que me quiere por quién soy, no por lo que tengo. ¿Quieren nombres? ¡Patrick Dunstan, en Irlanda! ¡Anaya Imanu, en Perú! ¡Jean Yves y Putai, en Egipto! ¡Toru Nishimura, en Japón! ¡Charles Kane, en Inglaterra! ¡Winston, Zip y Alister, mis tres mejores amigos! ¡Y tengo muchos más! ¡Y a todos los conocí viajando por el mundo, arriesgando mi vida, ganando mi propio dinero! En cambio, sus únicas amistades son gente hipócrita de la aristocracia que las abandonará el día que pierdan su fortuna. Así que no me tratarán como a un perro sólo por no ser como ustedes, y realmente, me alegro por todas, de corazón, ya que después de todo, estuvimos juntas toda la adolescencia: ustedes son felices con lo que tienen y yo también. Que pena que no se alegren de que yo sea feliz con este estilo de vida. Una pena. Comenzó a respirar agitadamente, atónita de todo el tremendo discurso de ella misma. El asombro y el desconcierto se reflejaba en el rostro de todas sus antiguas amigas, Kelly aún seguía mirándola con odio, pero Roxie la miraba con comprensión, se diría que incluso con comprensión. - ¡Cuidado, Lara! –Valerie rompió el silencio. Fue muy tarde; Pierre había reaccionado y la había derribado al suelo de un empujón, mientras Larson, aún con el brazo herido, capturaba a Sharpay. - ¡Suéltame, idiota! –chilló la niña. - ¡Deja en paz a mi hija! –gritó Roxie, encolerizada. Pierre, por su parte, capturó a Santiago y le apuntó con un revólver en la cabeza. - Nos llevamos a los niños como garantía. ¡Muy linda fiesta, señora Roxie! ¡Jejejeje! –rió Larson burlón, y ambos se alejaron. - ¡No, no, no! ¡Mis hijos! –Roxie se echó a llorar al suelo, y Kelly se inclinó para consolarla, mientras Alejandro caía desmayado del susto. Lara miró a Roxie muy asombrada, era la primera vez en la vida que la veía triste, y comprendió que pese a todo, a pesar de ser superficial y un poco mentirosa, tenía buenos sentimientos, y su figura no era lo único que le importaba. También le importaban sus hijos, y mucho más que cualquier vestido, peinado o zapato. - No, llores, amiga, tranquila –susurró Kelly con cariño a Roxie, y después volvió a mirar a Lara con odio-¡Todo es culpa tuya, desgraciada! ¡Nos pusiste en peligro a todos! - Ya cállate, Kelly –pidió Lady Croft, angustiada-. Esto no es nada que no tenga solución. Iré yo misma a enfrentar a esos payasos y te los traeré de regreso sanos y salvos. –Dio media vuelta. - Lara –dijo Roxie con voz débil. Ella se giró lentamente y la miró. Y entonces ella dijo algo que jamás había dicho y que le costaba mucho decir-Lara… perdón. Perdón por todo lo que te he hecho, tú tienes razón. Sólo porque no eres como yo te he hecho la vida imposible, y lo siento. - ¿Qué dices? –espetó Kelly, estupefacta-¿Disculpándote con la zorra que te ha estropeado la fiesta y el cabello? - ¡Esa zorra tiene nombre! ¡Lara Croft! –Roxie le echó una fría mirada-¡Ya basta de hablar de los demás como si fueran basura! ¡Cada cosa y cada persona con su nombre! - ¡Eso es! ¡Y bravo Lara! –gritó Libby, y comenzó a aplaudir. Lara echó una mirada a su alrededor: las catorce damas (todas menos Kelly) prorrumpieron en vivas y aplausos, todos para ella. Le estaban dando su aprobación por primera vez, y para Lara, que había convivido cinco años con ellas en la escuela, aquello no tenía precio. Notó que una lágrima de emoción se le escapaba. - Ya basta –dijo con el sarcasmo de siempre-. Tengo dos niños que rescatar. - Error –terció Roxie, poniéndose de pie-; tenemos dos niños que rescatar. Lara la miró fijamente; Roxie Miller no iba a quedarse de rodillas, llorando por sus hijos, sino que pelearía por ellos. Ambas se miraron fijamente, y se sonrieron. Luego se giraron hacia la rubia. - Kelly, ¿estás con nosotras? Ella se mordió el labio inferior. - ¡Suéltenme, suéltenme! –forcejeaba Sharpay, intentando liberarse de las garras de Larson. - Jejeje, muy buena idea la de capturar a los mocositos para pedir rescate, jefe –reía el rubio desdeñosamente. - ¡Idiota! No lo hacemos paga pedig gescate, estos demonios nos han goto los huevos toda la noche, los agojaremos al agua. Los dos matones se hallaban al borde de un arroyo, dispuestos a arrojar a los hijos de Roxie allí. - No si nosotras podemos permitirlo –dijo una voz a sus espaldas. Larson y Pierre giraron sobre sus talones. Lara, Roxie y Kelly les apuntaban con una pistola, con el pelo recogido en una coleta, anteojos negros y el vestido desgarrado. - ¡La gubia, la mogena y la castaña! ¿Pego qué es esto? –rió Pierre burlón- ¿Los Ángeles de Chaglie? - ¡Mamá! –exclamaron Santiago y Sharpay. - ¿Cómo nos encontraron? –preguntó Larson. - Sencillísimo –espetó Lara-: siguiendo el rastro de comida que cerdos como ustedes siempre dejan. - Es su última oportunidad –amenazó Roxie, apuntando con la mano firme-: liberen a mis hijos o les aseguro que desearán no haber nacido. - ¡Jefe, la burguesa nos está amenazando! –se burló Larson, y ambos echaron a reír. - Con que esas tenemos, ¿eh? –dijo Roxie, y miró a las otras-¿Listas, amigas? - Listas –afirmaron Lara y Kelly. Y dispararon.
  17. Perdón, no las recogieron del cielo sino del suelo, un poquito más abajo.
  18. 1-¡Qué mala Ana, con eso de vomitar :'( ! ¿Tan mal te cae la pobre Roxie? Bah, tal vez preferís a Amanda o a Clarisa (es chiste) 2-Luciano, tenés toda la razón con eso de las sorpresas, aún quedan muchas, buenas y malas, e informo que más adelante el joven Konstantin será muy importante, pero quién se lucirá con la sorpresa es Clarisa . No adelanto más. 3-Vivian no salió con gloria, ¡Maggie la había dejado sin hogar! ¡Miseria total! 4-Advertencia: cuando Lara encuentre los Talismanes, no estaremos ante el Final sino ante la Mitad. ¡Comienza el Pandemoium! ENTREGA 41 - ¿Cómo acabaste aquí? ¿Quién te hizo esto? –inquirió William furioso, mientras ella se separaba delicadamente de él. - ¿Sabes quién fue? ¡Tu madre! - ¿Mi madre? –Mayor asombro no podía sentir. - Así es –terció con firmeza-. Compró la propiedad y mandó demoler el edificio. - Pero, ¿y tu madre? - Me está esperando en nuestro refugio. Yo salí a mendigar contra sus deseos –dejó escapar más lágrimas. - Y tiene razón: una chica como tú no puede ponerse a mendigar –afirmó mirándola con ternura. - ¿Y qué iba a hacer? - No sé, pero sí sé lo que haré yo: arreglaré todo este asunto inmediatamente. - Oh, gracias –repuso sonriendo. - Es lo menos que puedo hacer –dijo cariñosamente mientras le acariciaba el largo cabello, y luego besó su suave frente. - ¿Para dónde ibas tú? - ¡En busca de Lara Croft, por supuesto? - ¿Otra vez con eso? –Vivian se enojó de golpe -¿Insistes en matar a esa mujer? - Ya sabes lo que ella me hizo –repuso tierno, intentando serenarla. - ¡No tiene nada que ver una cosa con otra! ¿Sólo porque mató a tu hermano tú te convertirás en asesino? –dijo acaloradamente. - ¡Es justicia! - ¡No lo es! ¿Alguna vez te preguntaste cómo fueron realmente las cosas? ¿Nunca pensaste que quizá él le dio motivos para que ella lo matara? - ¿Qué insinúas contra mi hermano, Vivian? –William estaba cada vez más molesto. - Mira, yo no quiero decir nada, pero cuando aún era secretaria de tu padre, y tenía trabajo, respeto, hogar, y sobretodo, tenía a mi padre, tu hermanito James me faltaba el respeto, se insinuaba constantemente, y luego descubrí que hacía lo mismo con todas las secretarias. Nadie de tu familia me respetó nunca, excepto tú, que te has portado como un caballero, ¿entiendes? Tú eres diferente a ellos. - Vivian, ellos no son la familia ideal, al contrario, pero son mi familia. Sé cómo te trataba James, pero no creo que haya sido capaz de nada más. - ¡Por Dios, William, abre los ojos! –gritó Vivian, sin saber qué hacer- ¡Si tu padre mató al mío, y tu madre me dejó sin hogar, tal vez tu hermano sea cómo ellos o peor! ¡Tu padre es un asesino, un monstruo, y tú eres dulce y eres tierno! ¡No seas cómo él! ¡No mates a esa mujer! - ¡Debo hacerlo! –sentenció William. - Entonces olvídate de mí –le espetó Vivian con frialdad, y echó a correr de allí. - ¡Vivian, por favor, vuelve! –William intentó alcanzarla, pero la perdió de vista, sintiéndose derrotado e impotente una vez más. Y la pobre Vivian, refugiada en un oscuro callejón, lejos de él, y volvió a sollozar y a cubrirse el rostro con las manos. - No eres el hombre del que me enamoré –se dijo-. No lo eres. Mientras tanto, en la fiesta de Roxie, la reunión se había tornado muy animada a la hora del postre, y Kelly, una vez más, aprovechó el bullicio para llevarse a su amiga a hablar en privado. - Ya no me cabe la menor duda: Lara es una mentirosa, no está casada. - ¡Nos engañó! –susurró Roxie furiosa-Lo supe cuando se besaron, a ella le daba asco él. Pero, ¿por qué nos hizo esto? - Querida, la respuesta es obvia –sonrió Kelly-, para no pasar vergüenza. ¿Te fijaste en el trabajo sucio y masculino que tiene? Seguramente cuando vuelve a casa no la espera nadie más que el viejo achacoso de Winston, ¿y sabes por qué? Porque los hombres buscan mujeres femeninas y educadas como nosotras, no marimachos y grotescas como ellas. A los hombres les atrae la femineidad en una mujer, y de eso, Lara carece por completo, nadie la aguantó ni la aguantará nunca. Y ella siente tanta vergüenza de eso que nos mintió. - ¡Tienes razón! –afirmó Roxie, categórica-Ni siquiera un cerdo asqueroso como ese Pierre soportaría estar con una bruja así, menos teniendo una reina como yo. - ¡Muy bien dicho! –apremió la rubia-¡Le demostraremos quién es la mejor aquí! Pero con cautela, ¿de acuerdo? A los pocos minutos, todos saboreaban helados de diferentes gustos, y Pierre se sirvió con tanta brusquedad que se manchó el traje. Mientras Lara sentía vergüenza ajena, todos los presentes se horrorizaron, incluída Carmen. - Pegdón, ha sido un pequeño accidente –masculló Pierre, limpiándose con los dedos. - ¡Límpiate con la servilleta, viejo analfabeto! –le espetó Santiago. “¡Ya me estoy cansando de vegdad!”, pensó Pierre, profundamente irritado y avergonzado. - Dime una cosa, Lara –sonrió Roxie, lista para el ataque-, ¿cómo fue que conociste a Pierre? ¿Del mismo modo que yo conocí a Alejandro? - Claro que no –repuso con su acostumbrada ironía-, no fue una boda arreglada por mi familia –La sonrisa de Roxie se borró al instante-Pierre y yo nos conocimos en un… en un… - ¡Cgucego de lujo! –se apresuró a inventar el francés. - ¡Exacto! –saltó Lara-Y tú lucías tan apuesto con tu traje de playa, cariñito –Lady Croft le dedicó una falsa sonrisa de afecto. - ¿Un crucero? ¡Qué interesante! –opinó Kelly con su sonrisa de Barbie-Y dime, ¿hacia dónde te dirigías? - Eh… Estooo… ¡A Hawai! –mintió la arqueóloga. - ¿Había algún artefacto interesante ahí? –preguntó Roxie-Porque es lo único que te interesa. - No –dijo sarcástica-, iba a visitar a Lilo y a Stich, y le mandé saludos de Barbie y Teresa. Dicen que lamentan no haber asistido a la reunión, chicas –Roxie y Kelly pusieron cara de quién traga un horrible antibiótico contra la fiebre. - ¿Iba con ustedes el mayordomo? –intervino Sharpay-¿O le dijeron que se quedara en casa, por inútil? “¡Nunca en mi vida tendré hijos!”, decidió Larson, lleno de bronca contra la hijita de Roxie. - No, estábamos solos –dijo Pierre, decidido a reconfortar la comedia- ¿Gecuegdas, quegida, cuando hicimos el amog en el camagote? - ¡Oh, sí! –dramatizó Lara-¡Inolvidable, simplemente inolvidable! - ¡Ya basta! –saltó Roxie, poniéndose de pie. Kelly, que era menos sincera y más mentirosa, le susurró que se sentara y que continuaran con la estrategia, pero ella, convencida de que Lady Croft quería arruinar la fiesta, no la escuchó-¡Se acabó el circo, Lara Croft! - ¡Querida Roxie! ¿Qué haces? –saltó Alejandro, asombrado. - ¡No interfieras, mi amor! - ¡Amiga mía, ten calma! –Lara fingió sorpresa. - ¡Que lo sepan todas! –Roxie, a voz en cuello, estiró el brazo y señaló a Lara con el dedo-¡Esta mujer miente, él no es su marido, ni el otro es su mayordomo! –Todas gritaron asombradas-¡No merece estar entre nosotras, jóvenes señoras decentes y serias! ¡Nos engañó desde que entró, lo supe cuando besó a este mogólico! ¿Por qué lo hiciste, por vergüenza? - Roxie, tranquilízate, no sé a qué te refieres –Lara estaba logrando su cometido, ya que la dama femenina y educada estaba quedando como una verdulera gritona, y ella, la machona sarcástica y prepotente, como toda una señorita tranquila. Pero Larson y Pierre se pusieron de pie. - ¡Tiene razón la dama! –exclamó Larson-¡Todo fue una broma! ¡Estábamos camuflados para negociar un artefacto con Lara! - Y cgeo que esto es mío –dijo Pierre, arrebatándole la cartera a Lara en un descuido-¡Nos vamos de aquí! Y, con brusquedad, empujaron la mesa y la arrojaron al suelo, mientras las quince damas, los dos niños y los dos caballeros gritaban perturbados. Al levantarse, Kelly se percató de que toda la fuente de helado había caído sobre su precioso vestido rosa, y lo mismo ocurrió con el brillante cabello negro de Roxie. - ¡NOOOO! –aulló Kelly fuera de sí-¡MI VESTIDO NUEVOOOO! - ¡MI CABELLOOOO! –chilló Roxie a grito pelado. Lara echó a reír. - ¡Ahí tienen, viejas brujas! Entretanto, Larson y Pierre huyeron hacia la salida. Pero Lady Croft no permitiría que la estafaran como intentaron hacerlo en Roma, en la ópera. Así que desenfundó las pistolas y apuntó en su dirección, y, tal como había ocurrido en Perú, le hirió el brazo a Larson. - ¡Está armada! ¡Socorro! –gritó Bárbara. Lara se escondió detrás de la mesa, mientras Pierre disparaba en su dirección. - ¡No podgá escondegse eternamente, señogita Cgoft! - ¡Ya cállate! –Santiago tomó una silla cercana y se la partió en la cabeza, causando que cayera al suelo. - Vaya, vaya –canturreó Lara, acercándose a ellos, que yacían en el suelo-, parece que ambos están fuera de combate. - Y tú también –espetaron Roxie y Kelly, apuntándole a Lara en la cabeza, cada una con una mágnum. Impresionada, Lady Croft se preguntó de dónde las habían sacado, y comprendió que eran las armas de Pierre, que las aristócratas recogieron del cielo. - Chicas, tranquilas –intentó apaciguarlas, sin poder creer como perdieron el control. - ¡Pagarás por mi vestido! –le espetó odiosa Kelly, sin dejar de apuntar. - ¡Y mi fiesta, y mi cabello! – - ¡Roxie, suelta el arma! –pidió Alejandro, que se adelantó al resto, que estaba agazapado de miedo en un rincón. - ¡Jamás! –replicó su esposa-¡Despídete del mundo! Roxie y Kelly apretaron el gatillo.
  19. Luciano, te felicito por haber captado tan bien la psicología "Barbie" de Roxie y Kelly. Yo diría que son una especie de hermanastras de Cenicienta del siglo XXI, y como sabemos, Lara nació para ser como ellas y se negó trasformándose en Tomb Raider. Los que no leyeron la entrega anterior, sean tan amables de opinar sobre la 39 y la 40, por favor (si, ya se, soy exigente, no me lo recuerden) Hoy, algo corto y tranquilo, ya que luego vendrá el Gran Pandemonium ENTREGA 40 Maggie, vestida con una pollera negra escotada, un saco rojo y anteojos de sol, salía animadamente de su casa, llevando una bolsa ligera en cada mano. Por alguna extraña razón, su marido no podía acompañarla al aeropuerto, pero aquello favorecía sus planes. No necesitaba llevar mucho equipaje, ya que lo único que necesitaba eran jugosos billetes que le había robado a su marido para disfrutar de Las Bahamas. Sonrió al ver al negro Bob en una oscura esquina, vestido con campera de cuero y anteojos negros, junto a su moto, comprada con el dinero de su amante. - ¡Hola, bombón! –gritó ella de alegría, y se precipitó a besarlo, hasta tal punto que le marcó los cachetes con el rojo de sus labios pintados. - ¡Estás hermosa! –saboreó Bob, contemplando su escotada figura, propia de una chica de veinticinco años- ¿Nos vamos? - ¡Por supuesto! –gritó Maggie muy feliz-¡A Las Bahamas! ¡Lejos del desquiciado de mi hijo y del bolas tristes de mi marido! ¿Sabes qué le dije? ¡Qué me iba con una amiga! - ¡Qué tonto! –rió Bob. Luego, se subieron a la moto, Maggie iba tras él, aferrada a su cintura-Bueno, ¡vamos a gozar, preciosa mía! Y arrancó la moto, mientras Maggie gritaba victoriosa. Después de todo, iba a pasar la semana más erótica de su vida. William, tirado en la cama, no lograba conciliar el sueño. Se sentía frustrado y deprimido, ya que hacía casi dos días que no salía de su habitación; Jenny lo visitaba para traerle la comida y sus padres lo acompañaban hasta el baño, pero fuera de eso, encierro absoluto. Todo había fracasado, tanto con su amor como con su odio, dándole así la razón a su familia cuando lo calificaba de estúpido. Ahora que vivía tan inmundo presente, hubiera preferido morir en la Pirámide de Micerino, pese a lo humillante que hubiera sido tal desenlace fatal. Recordaba el terrible dolor de su pierna herida, así como también el hecho de que estaba a punto de ahogarse… - Levántate –dijo una voz masculina, juvenil y serena. William abrió los ojos, y por unos momentos le costó recordar lo acontecido. Se vio de bruces, en la Sala Subterránea, junto al Sarcófago de Nitocris, sin el menor dolor y más sano que nunca. De pie, ante él, había un muchacho de catorce o quince años, alto, fornido para su edad, de cabello oscuro y ojos azules. Con sólo mirarlo, William comprendió que no se trataba de un chico común, ya que lo había curado sin ninguna dificultad y había hecho desaparecer toda el agua. - Gracias por salvarme –farfulló poniéndose de pie. - No es nada –repuso el sereno jovencito-, siempre ayudo al que lo necesita. ¿Cómo te llamas? - William Rutland –le tendió la mano-y tú eres… - Konstantin –El chico estrechó su mano. - ¿Konstantin? - Sí, Konstantin. Como mi abuelo. Sí. William le debía la vida a un adolescente con superpoderes que tenía la mitad de su edad, o casi. No sabía por qué, pero deseaba volver a verlo, intuía que podían ser grandes amigos. Oyó el ruido de la llave en la cerradura de la puerta de la habitación, ésta se abrió y entró la anciana Jenny. William se puso de pie de un salto. - ¿Qué haces aquí? –farfulló asombrado. - ¡Rápido, señor, huya de aquí! –apremió Jenny en voz baja-Su madre partió de viaje a Las Bahamas, y su padre está en una reunión de trabajo. - ¡Gracias, te debo la vida! –Con una sonrisa de oreja a oreja, el cariñoso William le implantó un sonoro beso en la mejilla –Y huyó de allí. “¿Cómo es posible que dos monstruos tan espantosos tengan un hijo tan fantástico?” se preguntaba Jenny mientras lo observaba irse. Por supuesto, el objetivo de William seguía siendo capturar a Lara Croft; el joven se internó en las oscuras calles neoyorquinas, en las que reinaba un silencio sepulcral y se respiraba un aire frío. Alcanzó a ver a lo lejos, sentada en el suelo, una mendiga cubierta con una capucha negra y tendiendo una sucia taza vacía con la mano. - Una monedita, por favor –pidió con voz débil. Esa voz… esa voz… ¿Será ella? Compasivo, William se inclinó para depositar unas monedas en la taza, y descubrió el rostro de la mendiga. - ¿Vivian? - ¿Will? –La mendiga, al reconocerlo, se puso de pie, dejando caer la capucha al suelo. Estaba vestida con andrajos y su mirada era muy triste, pero estaba hermosa de todas maneras. En opinión de William, Vivian nunca se veía fea. Nunca jamás. - ¿Qué haces aquí? –preguntó asombrado, tomándola de la mano. Estaba congelada de frío. - Vivo aquí, en la calle. No tengo hogar –repuso sollozando-¡Me muero de hambre! ¡No sé qué hacer! William la abrazó y la estrechó fuertemente contra su pecho, y entonces Vivian rompió a llorar. Hacía tiempo que deseaba llorar de pena, y su llanto era débil y enternecedor, hasta el punto de que a William se le partiera el corazón de lástima. - Tranquila, no llores –susurró en su oído-. Yo estoy aquí, y no voy a permitir que nada malo te pase. Voy a cuidarte, voy a protegerte, y no dejaré que pases frío. No lo mereces. Vivian realmente tenía una piel delicada, muy delicada. Mientras ella seguía llorando, William acariciaba suavemente su espalda, resguardándola del implacable viento. El cielo estaba salpicado de estrellas, sólo se oía el sonido del leve llanto de Vivian y los cariñosos susurros de William, quien olvidó todo el odio que sentía, y sólo experimentó un sentimiento: Amor.
  20. Yo no creo que destrocen los cuentos. Estoy de acuerdo con lo de las segundas partes, pero las películas clásicas son fantásticas, alegraron mi niñez. Si un niño lee Blanca Nieves se estrella con un cuento de terror, son todos los atentados de la Reina contra ella (la peineta, la cinta apretada, la manzana) y la Sirenita es muy dramática, ella no se queda con su amor. Disney hizo todo más mágico e infantil, y si tengo que elegir, la Bella Durmiente (ya se, soy cursi, pero es tierna) Y algo característico es que siempre mueren los padres, eso me dio mucha pena, cuando vi el Jorobado de Notre Dame tenía 6 años y daba miedo de verdad, Frollo era terrible, y con Bambi lloré. Pero en fin, salvo por el detalle de los padres, creo que Disney mejoró los cuentos, hoy en día mucha gente sigue cantando las canciones de las películas.
  21. Bueno, más allá de que este capítulo sea bastante cómico (o eso supongo) piensen en su mensaje oculto: lo que dije antes de Lara y Barbie. Y la pregunta la hice porque existen chicas que buscan casarse con un chico guapo y rico que las mantenga y vivir de lujos. Pero no adelanto más, ya verán. ENTREGA 39 - Te lo dije, Kelly –susurró Roxie-¡Lara está casada! ¡Y con un idiota! - ¡Encima se copió de vestido! –replicó Kelly con rabia-Pero a ti te queda mejor: aunque la mona se vista de seda, mona queda. - ¡Lara, cuánto tiempo! –gritaban las otras, acercándose a saludar. - Mami –Santiago la jalaba del vestido-¿Quién es esa mujer tan bonita? - Sí –añadió Sharpay-, ¿y esos dos viejos feos? - La tía Kelly les explicará más tarde –sonrió la rubia, acariciándoles la cabeza-Y ahora, Roxie, a saludar, o quedaremos como maleducadas. - ¡Lara, luces preciosa! –Con su sonrisa más hipócrita, Roxie besó a su vieja compañera en la mejilla-Un gusto, soy Roxie Miller, amiga de Lara –Con cortesía estrechó la mano de Pierre, pero retrocedió cuando el baboso de Larson intentó besarla en la mejilla. La delicada mujer puso cara de asco, y Larson se vio neutralizado ante la mirada de Alejandro-Te presentaré a mis hijos, Santiago y Sharpay. Lara se inclinó para saludar a los hijos de Roxie. - Es usted muy linda –sonrió el niño-. No sé cómo se casó con un papanatas como ése. Roxie enrojeció de vergüenza, al igual que Pierre, pero a Lara le encantó el comentario de Santiago. - ¿Y tú eres el mayordomo? –inquirió Sharpay, mirando con desprecio a Larson-Entonces ve a ayudar a Carmen a traer las cosas. Larson quedó perturbado. - Son cosas de niños –sonrió Roxie a Lara, y murmuró a los niños:-No me hagan quedar mal con esta bruja o se irán a la cama sin cenar –se dirigió a Lara-Te presento a Alejandro, mi amado esposo. - Encantado, señorita Croft –el rubio la besó en la mejilla-Mi esposa hablaba mucho de usted. - Ya lo conocía, por las revistas –replicó Lady Croft-Felicidades, Roxie, tienes todo lo que siempre deseaste –sonrió con sarcasmo. Pero Kelly no era tan respetuosa como Roxie, y no dudaba en incomodar a Lara. - ¡Querida mía! –se acercó a saludar-¡Qué casualidad que hayas traído el mismo vestido que mi amiga Roxie! - Sí, realmente –ella decidió fingir que no había captado la indirecta. Momentos después, aprovechando el revuelo que se había armado con la aparición de Lara, Roxie llevó a Kelly a un rincón para hablar en privado. - No puedo creer que se haya casado. Bueno, sé que mi Alejandro está muy bueno y que es mucho mejor que ese francés, pero, se supone que siguiera soltera, ¿entiendes? ¡que fuera la única soltera en la fiesta! ¡Ahora no puedo restregarle en la cara lo que tengo! –gimió. - Claro que sí –afirmó Kelly con mezquindad-¡Vete a saber si es cierto que el tonto es su marido y no es un invento suyo! - Tiene que ser verdad, amiga –sentenció Roxie-. Traer a un marido así da vergüenza, no pasaría papelones a propósito. - Yo insisto en que es mentira. Y aunque fuese cierto, ¿tú has visto a tu marido? ¿O al mío? No está casada con un príncipe azul como mi moreno o tu rubio, sino con un don nadie. ¿Has visto lo feo que es? Y no tiene hijos divinos como los nuestros. Así que respira tranquila, procuraré que la pase de la peor manera posible. Roxie se relajó con los consejos de su amiga. - Tienes razón, Kelly. La princesa de esta historia soy yo, y ella es la bruja. - ¡Completamente! –corroboró Kelly-¡Y su “marido” es el Ogro Shrek! Ahora, a socializar, querida. Al rato, sentadas a la mesa y deleitándose con el pollo preparado por Carmen, todas charlaban y recordaban sus tiempos en la secundaria de Wimblendon. - Te has cambiado el peinado, Libby –notó Bárbara-¿Recuerdas cuando te hiciste ese flequillo tan disparejo? - ¡Oh, si, qué horror! –exclamó Valerie-¿Qué hizo luego tu peluquera? ¿Se fugó al Polo Norte? ¿O la capturaron a tiempo y le hicieron juicio? Todas echaron a reír, incluso Lara, a la que sin embargo le parecían absurdos y frívolos esos temas de conversación. - ¿Recuerdan a la profesora Radcliffe? –dijo entonces Libby-¡Cómo odiaba a esa vieja! - ¡Era una arpía! –coincidió Roxie-Mala, mala, malísima anciana… “¡Falsa de m.i.e.r.d.a! ¡Tú siempre te hacías la buenita con ella!”, pensaba Lara. Larson jamás había visto tanta comida rica en su vida, tanto así que se abalanzó sobre los platos y comenzó a devorar grotescamente ante los ojos de las delicadas damas y de los aristócratas maridos de Roxie y Kelly. - Tal parece que el mayordomo no aprendió nada de educación –resopló la pequeña Shapay. Larson ya comenzaba a sentir rabia por la vanidosa niña. Pierre, por su parte, vertió gran cantidad de vino en la copa correspondiente al agua, se sirvió tanto que incluso rebosó el líquido y manchó el blanco mantel. - Bueno, el bigotudo no tiene mucho que presumir tampoco –corroboró Santiago despectivo. Ahora era Pierre quien sentía rabia por el niño. - Oye, idiota, en esa copa no, en la otra –le dijo Lara al oído. Kelly se inclinó para oír lo que decían. - ¿Qué hablan ustedes? - Nada, Kelly, nada –sonrió Lara. Roxie intercambió una mirada cómplice con Kelly y le guiñó el ojo: ya era tiempo de comenzar a esparcir su veneno. - Lara, he sabido que eres arqueóloga y que viajas por el mundo buscando artefactos antiguos. ¿Qué has encontrado? - Me alegro de que toques el tema, Roxie. Verás: un disco cuyas tres piezas son capaces de despertar los poderes de Atlántida, una daga que otorga los poderes de un dragón, cinco artefactos surgidos de un meteorito que… - ¡Cuéntanos de la Piedra Filosofal! –pidió Bárbara, emocionada-Creo que fue en Roma, y dicen que fue una misión muy desafiante para ti. Lara, Larson y Pierre se sintieron perturbados al oír nombrar el episodio que los involucraba. - Bueno –Lara comenzó a narrar-, todo empezó cuando dos inútiles me llamaron diciéndome que acuda a la ópera, ya que pretendían venderme la Piedra de Mercurio. La Piedra de Mercurio, junto con otras piedras, era capaz de abrir un mausoleo que daba a las ruinas del Coliseo Romano, donde se decía que estaba la Piedra Filosofal. - ¡Fascinante! –Todas coincidían en que el relato estaba interesante, incluso Kelly opinaba eso -¿Y qué pasó en la ópera? - ¡Algo terrible! Parece que los “señores” querían cumplir con la parte de cobrar y no con la de entregar la mercancía. Pero como tenían el cerebro de dos criaturas, no fue nada difícil vencerlos y apropiarme de la Piedra de Mercurio. Larson y Pierre sabían que Lady Croft hablaba así para provocarlos, pero debían permanecer en sus casillas. Larson intentaba no pensar en Sharpay, y Pierre hacía lo mismo con Santiago: aquellos dos mocosos habían colmado su paciencia, y Lara continuaba empeorando su estado de humor. - Cuando conseguí la Piedra de Saturno, los tarados me emboscaron, pero uno por poco muere quemado. Y no fue mi culpa, es que el muy idiota no escuchó mis recomendaciones. - ¡Qué iluso! –exclamó Valerie, y todas rieron. A Larson se le puso la cara roja de vergüenza. - ¿Qué te pasa, mayordomo? –inquirió la malcriada Sharpay. - Oh… nada… nada. - Luego, cuando tras vencer una estatua romana viviente capturé la Piedra de Venus, el mismo tonto me quiso emboscar, y tres serpientes quisieron atacarlo, yo le advertí que se girara pero no me hizo caso, y casi se lo comen. Pero yo las vencí con mis propias armas. Pierre pensó que debía hacer justicia en nombre de él y de su amigo. - Así es. Luego, mi quegida esposa entgó al Coliseo y casi gesbala y cae al pgecipicio, pero uno de ellos quiso ayudagla, ¿y qué hizo ella? ¡Lo dejó caeg! ¡Eso ha estado muy mal, pgeciosa mía! Lara sintió un leve cargo de conciencia, pero decidió ignorar el comentario. - Y, finalmente, eliminadas las dos molestias –puso énfasis en las palabras “dos molestias” y miró a Roxie y Kelly-, conseguí la Piedra Filosofal y volví a casa sana y salva. Todas estaban admiradas. Pero Kelly estaba decidida a perjudicarla. - He oído hablar de la Piedra Filosofal; se dice que de ella se extrae el Elixir de la Vida, que otorga vida y juventud eterna al que lo beba. ¡Quizá por eso luces tan bella, Lara! –sonrió venenosa. - Oh, no, por favor. Los artefactos los colecciono, jamás los utilizo para mis propios fines. Pero, ¡no hablemos más de mí! ¡Hablemos de ti, querida Roxie! - ¿De mí? Yo no tengo mucho para decir, sólo que encontré al príncipe de los cuentos y me casé con él –Roxie se giró hacia Alejandro, que se sentaba a su lado, acercó su cara a la suya y comenzó a besarlo cada vez con más pasión. - ¡Que romántico! –exclamaron embelesadas las mujeres. “¡Ay, sí! ¡El Amor! ¡Amor, que te pintas de cualquier color! ¡Bah, pamplinas!” pensó Lara, fastidiada. Kelly conocía tanto a Roxie que intuyó lo que ella planeaba, así que se acercó a Lord Rolf, le acarició la barbilla y lo besó también. Y siguieron besándose. Y siguieron más. Tanto ellos como Roxie y Alejandro parecían pegados por los labios. Mientras miraba a las dos parejas, Lara comprendió: mientras ella era desheredada y desterrada de casa, Roxie celebraba su glamorosa boda; mientras ella se enfrentaba a lo inexplorado en su lucha por recuperar las piezas del Scion, Kelly hacía fiestas con sus amigas de alta sociedad; mientras ella huía para evitar acabar junto con el María Doria, Roxie dormía plácidamente la siesta, desnuda y abrazada a su cariñoso amado; mientras ella arriesgaba su vida luchando contra Willard convertido en una araña mutante, Kelly estaba de compras, estrenando su vestido y zapatos nuevos. Había tenido todas las posibilidades de tener el mismo estilo de vida que ellas, de gozar de sus mismas comodidades, de ser como ellas, y se había negado; había tomado ella las riendas de su vida, y había salido adelante. Y jamás se arrepentiría de ello. Jamás. Finalmente, y con esfuerzo, ya que no querían separarse de sus adorados, Roxie y Kelly, respectivamente, se separaron de sus maridos. Roxie, con una sonrisa en el rostro, provocada por los dulces besos de Alejandro, se giró hacia Lara. - ¿Qué haces que no te besas con tu marido, amiga? ¡Aprende de nosotras! - Exacto –coincidió Kelly-Y por su cara, inuyo que debe hacer el amor espléndidamente. - ¡Puff! ¡No te imaginas! –exclamó Lara con ironía- ¡Un metrosexual! - Quegida, pog favor, no geveles intimidades nuetgas –le sonrió Pierre con cariño. - ¡Un besito, por favor! –pidió Santiago. - No, me da vergüenza, hay mucha gente. –Lara no sabía cómo escapar a tal situación, y notaba que Pierre comenzaba a mirarla con lujuria. - ¿No te dio vergüenza lo que hiciste a los veintiún años y te da vergüenza un beso? –espetó Kelly fingiendo asombro. Lara la fulminó con la mirada y la rubia contraatacó con una sonrisa. - Bueno, un besito –dijo, disimulando su asco. Se acercó lentamente a Pierre y le dio un piquito, apartándose de él lo más rápido que pudo. - Creo que le da asco el bigotudo feo. No quisiera estar en su lugar, señorita Croft –señaló Santiago. “¡Voy a matar a este pendejo!” pensó Pierre. - ¿Eso es un beso? –dijo Roxie, y comenzó a gritar y a aplaudir:-¡Que se besen! ¡Que se besen! - ¡QUE SE BESEN! ¡QUE SE BESEN! –Todas gritaban y aplaudían. Pierre se adelantó, abrazó a Lara y le propinó un largo y furioso beso en la boca. Lara lo abrazó también, oyendo los silbidos y los “¡Bravo!”, sintiendo el repugnante aliento a alcohol de Pierre y lo mal que besaba, babeándola toda, e intentando incluso morderle la boca de pasión. Era evidente que el sucio francés no se limpiaba hacía tiempo, y que estaba encantado con la situación, ya que no quería soltarla. Por fin se separaron; la felicidad se reflejaba en el rostro de Pierre, la envidia en el de Larson, y Lara, por su parte, disimulaba su asco y sonreía ante los aplausos de sus antiguas compañeras, deseando que su falso marido no le hubiera contagiado el olor a estiércol. “¡Pagarás por esto, Roxie Miller!” se dijo furiosa. “Te sorprendí, mentirosa!” pensó satisfecha Kelly, que se había percatado del estado anímico de Lara, “¡No es tu marido! ¡No sabes la vergüenza que te haré pasar!”
  22. Bueno, tampoco por qué tomárselo así. Es una manera cariñosa lo de niña, mi tía de 61 la llama así a mi prima de 32, y en verdad parece una. A mi me dicen pequeño y no me quejo, fue sólo un cariño. Y en Legend en la fiesta de Tokio va con el pelo suelto y le quedaba precioso, aunque, creo que tienen razón con lo de pelirroja. Es cierto, lo de Roxie es parecido a los Rutland (a propósito) pero en parte. Por lo menos la familia se ama, Maggie y James odian a su propio hijo, pero entre los 4 se adoran. Y Alejandro tampoco es un marido espantoso, ama a su esposa. Puede que William se esté enfermando de odio, sí señor, pero bueno, en algo tenía que parecerse al padre. ¡Esperemos que haya un milagro de amor para él! Ah, Escorpio, lo siento pero ya dije: es Barcelona.
  23. Bueno, no pensaba publicar tan pronto (estaba frustrado) pero la bondadosa Ana María me convenció con su actitud. Un pequeño preámbulo antes de seguir: 1-Escorpio, creo que ya te has declarado el Oficial y Mortal Enemigo del Matrimonio Rutland, ¿me equivoco? 2-Ana, no digas que te imito. No debería adelantar, pero Amanda no capturó a Putai para hacer sufrir a Lara, sino con fines más lucrativos, por decirlo así. Si releen los capítulos de Ramsinit, quizá noten algo raro... 3-Creo que la niña tiene razón con lo de mala leche, pero, ¿me podrías dar ejemplos de eso de el odio encarnizado? Supongo que hablás en nombre de Clarisa, pero por favor ejemplificate, me harías un bien 4-Así es: la madre de Kristina, el hermano de Muller y la madre de Clarisa, juntos contra la Cábala. 5-Sobre la suerte de Putai, advierto, no por algo en particular: ¡NO CONFÍEN EN MÍ! 6-Ciertamente, mi hermana adora a Barbie y yo a Lara, y pienso que son la antítesis: las dos son hermosas, pero Barbie es frágil, se casa con Ken, tiene hijitos, va de compras, hace fiestas, es rica... en cambio Lara es soltera, se gana todo con el sudor de su frente, trabaja muy duro, es una mujer fuerte y es independiente. Como verán, intento plasmar esas cosas en este capítulo. ENTREGA 38 ESPAÑA Roxie ya tenía treinta años, pero lucía tan bella y juvenil como cuando era adolescente. Los sueños de grandeza que tenía de pequeña y los grandes proyectos de su rica familia se habían cumplido, ya que jamás había trabajado, se casó con un millonario, y era toda una dama exitosa. Sólo tenía veinte años el día de su boda, y por supuesto, había sido un arreglo entre sus padres y sus actuales suegros, pero no había tardado en enamorarse del apuesto rostro de Alejandro, de su porte fornido y sus jugosas cuentas bancarias. Y, por aquel tiempo, mientras Lara Croft salía en todos los diarios debido a su rebelión contra su familia y el escándalo, Roxie Miller salía en cada revista, hablando sobre la intimidad de su boda, el glamour de la fiesta y la honra que ella brindaba a sus parientes de este modo. Alejandro era rubio, de ojos azules y modales tiernos y almibarados hacia su esposa, pero carácter de hierro hacia sus adversarios. La complacía en todo, no sólo a ella sino también a sus dos hijos, Santiago, de nueve años, y Sharpay, de siete años. Por decisión de ambos padres, el niño llevaba nombre español, y la niña, nombre inglés, pero ambos empezaban con la letra S, ya que, como Roxie solía decir, eran criaturas “sensacionales.” Santiago había salido moreno como la madre, y Sharpay, rubia como el padre, pero los dos eran consentidos y malcriados, tanto así que generalmente el blanco de sus bromas era Carmen, la anciana mucama, que llevaba muchos años al servicio de los Alonso y a quién siempre le cayó mal la soberbia Roxie. De cualquier manera, la dama se encontraba peinando su brillante cabellera negra ante el lujoso espejo de su habitación. - Espejito, espejito, ¿quién es la más bella del reino? –decía sonriendo mientras se miraba. - ¡Mami, mami! –Sharpay se acercó corriendo a abrazarla, pero su madre la detuvo. - ¡Quieta, pequeña! ¡Estropearás mi cabello! - Tú tienes un cabello muy hermoso, mami –dijo la niña, admirada. Roxie dejó de peinarse y la tomó en brazos. Ambas se miraron al espejo, comprobando así lo parecidas que eran. - Tú también lo tendrás más adelante, preciosa –sonrió-Los niños morirán por ti dentro de unos cuatro o cinco años, cuando comiences a desarrollarte. - Así como yo muero por ti, mi amor. Roxie y Sharpay se giraron y vieron a Alejandro, sonriente, en el umbral. - ¡Mis dos princesitas! –exclamó cariñoso, y besó en la mejilla a cada una. –Roxie, tú estarás encantadora en la fiesta. - ¿Y mi varoncito? –inquirió, refiriéndose a Santiago. - ¡Carmen, mis zapatos están mal lustrados! –su pregunta fue respondida por aquel lejano grito infantil. - Perdón, perdón, niño –se oyó la voz temblorosa de la vieja. Santiago entró en la habitación a grandes zancadas. - ¡Papá, échala! ¡No sabe hacer nada! –lloriqueó histérico. Sharpay no desaprovecharía la oportunidad. - ¡Cierto! –gritó histérica-¡Ayer a la carne le puso mucha sal! - ¡Carmen! ¡Ven aquí inmediatamente! –bramó Roxie, abrazando a sus hijitos. - ¿Sí, señora? –La sirvienta no tardó en aparecer. - ¡Trata a mis principitos como lo merecen o te echaré a la calle! ¿Está claro? - Sí, sí, señora –repuso Carmen, bajando la mirada-Ah, la comida para los niños está lista –añadió. - Más vale que esté rica –advirtió el caprichoso Santiago. - O te irás a la calle –espetó Sharpay con frialdad. Y siguieron a la pobre mujer hasta el comedor. - ¡Por fin solos, mi amor! –exclamó Alejandro, besando pasionalmente a su mujer. - ¡Eres tan tierno! –suspiró Roxie, acariciando su bello rostro-¡Mi rubiecito! - ¡Mi morenita! –Y volvieron a besarse. Luego, ella apoyó la cabeza en su hombro mientras él le acariciaba el brazo-¿Sabes? A veces no puedo creer tanta felicidad. Una buena posición económica, dos hijos preciosos, y por supuesto, una hermosa princesa a mi lado. –La miró a los ojos-Me haces muy feliz, muy feliz. Muchos hombres quisieran estar en mi lugar. - Y muchas mujeres en el mío –repuso sonriendo-Contigo tengo la felicidad asegurada. Me encantaría que conozcas a mis compañeras, además de a Kelly. - ¿Alguien dijo mi nombre? Una rubia de ojos azules estaba ante ellos. - ¡Kelly! ¡Amiga mía! –exclamó Roxie sorprendida. Se separó de su marido y se abrazó para abrazarla. Aunque siempre fueron las mejores amigas, no se veían muy seguido, ya que Kelly Fuks continuaba viviendo en Londres, con su apuesto y millonario marido. Minutos más tarde, ambas charlaban solas en el dormitorio. - Siempre supe que llegarías a esto –decía Kelly-Un marido hermoso, dos hijos aún más lindos, y un palacio. Todo lo contrario de estúpida de Lara, sin príncipe, ni hijos, vestida como un hombre. - Te equivocas –afirmó Roxie. Kelly arqueó las cejas –Verás, hablé con ella para invitarla, porque sino dirían que soy una descortés al excluirla y estaría mal visto. - Está muy bien –terció Kelly-¡Todas nos burlaremos de ella! –rió con socarronería-¡Todas sin trabajar, con un príncipe en nuestras camas, bebitos lindos y dinero por montones! No como ésa: cero femineidad, cero príncipe, cero bebitos, y sí dinero, pero con el culo sucio. ¿Rechazó la invitación, verdad? No te perdona que tus padres hayan convencido a sus tíos de desheredarla. Lo comprendo: iban a casarse tú y ella en fechas parecidas, y mientras tú te quedabas con tu amado, ella abandonaba al suyo a las puertas de su boda. - ¡Ya basta! –exclamó Roxie, cansada de tanto palabrerío. Su amiga se cortó en seco-Lara va a venir, y eso no es todo: está casada. - ¿QUÉEEEEEEEEE? Entrada la noche, habiéndose ya ido Lara, Clarisa, al igual que la otra noche, abandonó la mansión con el mayor sigilo posible y atravesó discretamente el precioso jardín, procurando no despertar a los trabajadores. Se detuvo ante el invernadero, vela en mano, y dio un brusco empujón a la puerta, abriéndola de par en par, y rogando que nadie hubiera escuchado el ruido. Comenzó a tantear con las manos y revisando cada uno de los frascos, hasta que su rostro se iluminó al encontrar lo que buscaba: arsénico para ratas. - ¡Ja! ¡Justo lo que necesitaba! –sonrió satisfecha mientras acariciaba el frasco. Poco después, echaba un vistazo a la habitación de Tom y sus hermanitos. Lara había intentado que cada uno tuviera su propio cuarto, pero el muchacho protector no quería separarse de los pequeños. - Dulces sueños –deseó Clarisa en un susurro-¡Y feliz desayuno mañana! Y se retiró, con el arsénico en su poder. Sin la protección de Lara, nada la detendría… La fiesta había dado inicio. El enorme salón blanco estaba preciosamente decorado y todas las ex compañeras charlaban animadamente y saludaban a Roxie, la hermosa anfitriona, que llevaba el cabello recogido en un rodete y un hermoso vestido azul fuerte. Kelly, como siempre, estaba junto a ella, con el cabello rubio recogido en una trenza y vestida de rosa. La acompañaba Lord Rolf, atractivo y moreno, y Roxie no se separaba de sus hijitos ni de Alejandro. La reunión recién empezaba, y Carmen traía los cubiertos, apurada por los gritos de Santiago y Sharpay. - Tú luces espléndida, como siempre, Roxie –comentó una de ellas. - Gracias, igualmente, Bárbara –La anfitriona le devolvió la sonrisa. - Creo que ya estamos todas –dijo Kelly. - No, aún falta Lara –señaló Bárbara. - No creo que venga –dijeron Roxie y Kelly a la vez, perturbadas con sólo oír su nombre. - ¡Aquí estoy! ¡Me esperaban! Todas las aristócratas se giraron. Lara acababa de llegar, con dos hombres a ambos lados, uno rubio con cara de tonto y otro de pelo castaño y bigotes. Era la más hermosa y despampanante de toda la fiesta, con su sonrisa cautivadora, su largo cabello rojo suelto, y un precioso vestido idéntico al de Roxie: la peor maldad que una mujer podía hacerle a otra. “¡Maldita! ¡Mi vestido!” pensó Roxie llena de rabia. “¡Tal como lo pensé!” pensó Lara al ver a Roxie y Kelly “¡Teresa casada con el Ken rubiecito y Barbie casada con Ken morochazo! Por lo menos son mejores que mi “marido”. - ¡Hola, amigas! ¡Cuánto tiempo! –exclamó eufórica, sonriendo-Les presento a Pierre, mi esposo, y a Larson, nuestro mayordomo y custodio. Una pregunta para Ana, que es la única chica aquí (aunque el que quiere también puede decirlo). Sinceramente, ¿qué vida preferirías tener y por qué? ¿La de Lara o la de Roxie?
  24. Bueno, no tengo mucho para decir: excelente descripción de escenarios y mucha acción. ¡Seguí así!
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