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TOMB RAIDER 8: DESCUBRIENDO AVALÓN


Tomás

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Ojalá fuera tan simple, Luciano, pero no, los demonios llegaron de Avalón pero el único portal está en Grecia, y quién los envió no se sabe.

 

ENTREGA 69

 

 

- Vaya, vaya, señorita Croft, me sorprende que haya usted llegado tan lejos –comentó Takamoto pavoneándose por la estancia-, es en verdad admirable. Pero por un lado, me parece una pena que tanto esfuerzo haya sido en vano; aunque, por el otro, después de todas por las que usted me ha hecho pasar, quisiera estar presente en el instante de su muerte y ser quién la produzca.

- ¿Sabe qué, Takamoto? –dijo Lara con cierto aburrimiento-No le recomiendo que lo haga, porque todos los que desearon eso acabaron en el infierno. Aún está a tiempo de redimirse.

El japonés echó a reír.

- ¡Señorita Croft, me está tratando como a un crío!

- Pues tiene razón, qué tonta he sido –replicó Lara con el sarcasmo habitual-, ya que semejantes arrugas y patas de gallo, señor Takamoto, denotan que usted está muy lejos de ser un crío.

Konstantin y Charles reprimieron la risa.

- Pero, sin embargo, por más que sea un viejo se nota a leguas que tiene el cerebro y la mentalidad de un niño –añadió Kurtis burlón.

Takamoto enrojeció de cólera.

- ¡Guardias a mí! –rugió-¡Destruidlos!

En el acto se aproximaron seis aztecas enarbolando lanzas, pero Lara y Kurtis ya habían desenfundado sus armas y dejarlos fuera de combate fue cuestión de segundos, cada uno se había cargado a tres

- ¡Inútiles! –exclamó Takamoto-¡Guardias! ¡Sirvientes! –bramó.

De inmediato las cuatro paredes quedaron abarrotadas de aztecas, hasta tal punto que Lara y Kurtis se vieron prácticamente acorralados.

- Esto está mal –musitó Kurtis.

- Mira y aprende de la Maestra –sonrió Lara con soberbia, y con un disparo, girando a ambos lados de la estancia, exterminó a todos en un abrir y cerrar de ojos.

- ¡Noooooo! –aulló Takamoto, sin poder creerlo-¡Esbirros a mí!

Tres trols, altos, gordos y empuñando garrotes, se abalanzaron sobre ellos.

- Pan comido –dijo Lady Croft.

Les disparó a todos, pero fue completamente inútil. Uno de los trols la tomó por una pierna con brusquedad y, mientras ella chillaba asombrada, la arrojó a un costado del suelo.

Mientras Takamoto lanzaba una brusca carcajada, Kurtis extraía una magdalena de su bolsillo y la arrojaba hacia el trol, lo que le provocó un estornudo, segundo que Kurtis aprovechó para volarle la cabeza de un tiro.

- Increíble –susurró Lara mientras se ponía de pie.

- Mira y aprende del Maestro –dijo carismáticamente Kurtis mientras arrojaba una tercer magdalena al trol restante, provocándole un nuevo estornudo. Acto seguido, la cabeza del animal rodaba por el suelo.

- ¡Vaya! –exclamó Charles, admirado.

- ¡Eres el mejor, papá! –gritó Konstantin, orgulloso.

- ¡Diablos del infierno! –se encolerizó Takamoto-Si no alcanza con esto, de seguro lo que sigue bastará –en su rostro se dibujó una cruel sonrisa.

Pero, antes de que pudiera hacer nada, Lara lo empujó por la espalda y lo hizo caer al suelo, haciéndole perder el sentido.

- Es la tercera vez que peleo contra este gusano, y jamás en mi vida he librado una batalla tan sencilla en mi vida –comentó Lara con suficiencia, extrayendo el Anillo de Inti de su dedo.

En el suelo, junto a Takamoto, había un artefacto de color rojo intenso en forma de llamarada. Lady Croft se inclinó para recogerlo.

- El Talismán Fuego –sentenció.

- ¡Maravilloso, Lara! –exclamó Alister con emoción- Pero, creí que estaría junto a la Armadura de Sir Lancelot, y no hay ni rastro de ella.

- Es cierto –coincidió Lara, pensativa-¿Dónde estará?

 

 

- ¿Está usted segura, señora? –inquirió Greta al cabo de un rato-Yo soy irlandesa, claro, pero a juzgar por las pocas veces que vine a Inglaterra, creo que el parque de diversiones no queda por aquí.

- Tonterías –repuso Charlotte, que no dejaba de sostener su mano y la de los niños con firmeza mientras tiraba de ellos para que avanzaran-Estamos en el camino correcto.

- ¡Cuidado! –exclamó Greta, bruscamente.

Un objeto que Charlotte identificó como el Churigai pasó volando sobre ellos en dirección a la anciana, que se vio obligada a arrojar a los niños al suelo junto con ella para que no sucediera nada.

Una misteriosa figura con una capucha negra tomó a los tres niños bruscamente de las manos y echó a correr de allí, no sin antes recoger el arma del suelo, dejando a Charlotte tirada ahí.

- Casi me mata –se dijo profundamente asombrada.

 

 

 

 

********************************************************************************************

 

 

Mientras tanto, Lara, Kurtis, Konstantin y Charles conversaban animadamente en el cálido hogar de este último.

- Sin duda muy difícilmente olvidaré este día tan emocionante –comentó Charles con regocijo.

- Para mí no ha sido nada emocionante, a comparación de lo que yo he vivido –dijo Lady Croft-Pero, ¡Qué honor haber compartido esta aventura con el Cazador de Demonios! –exclamó sarcástica mirando a Kurtis-Que método ortodoxo de aniquilar un trol, ¡arrojándole magdalenas que tu mujer te obsequió para que comieras! ¡Así se lo pagas!

- Toda cosa dulce hace estornudar a esos monstruos –explicó él-Desde luego, el estúpido de Takamoto tendría que habérselo imaginado.

- Aunque fue impresionante hallar esas criaturas diabólicas en un país del continente americano –se extrañó Konstantin-Mi teoría es que alguien que no desea vernos vivos las ha enviado. Y desde luego no me refiero a Takamoto, sino a alguien más astuto. Y si… ¿y si fuera la mujer de la que les comenté?

- Ya que lo mencionas –interrumpió bruscamente Kurtis-Lara, durante nuestro trayecto por el Dorado he tenido extrañas visiones en mi mente.

Expectantes, los otros tres se arrimaron a la mesa para oírlo.

- Eran sobre una mujer morena, de largo pelo lacio, bastante bella y más o menos de mi misma edad –explicó Kurtis-, engañó a mi padre y a otros Lux Veritatis para que Eckhardt, Karel y una figura a la que no le vi la cara lo mataran, y espió a tu mentor Von Croy y su amiga que parecía académica bajo el papel de su sirvienta para delatarlo ante el Alquimista.

- Espera un minuto –reflexionó Lara, pensativa-Morena, pelo lacio, joven, bella, sirvienta… ¡Clarisa! –exclamó de golpe.

- ¡Exacto! –saltó Kurtis-¡Así se llamaba la traidora! ¿La conoces?

- Es la nueva criada de mi Mansión, y lo cierto es que siempre sospeché que no era lo que aparentaba.

- ¡Es cierto! –saltó Konstantin-¡Yo vi a esa mujer en la casa!

- Ella me envenenó –exclamó Lara, sin poder creerlo-¡Seguramente en ese licor que me dio! Y de no ser por Konstantin yo ahora estaría muerta. Y todas las veces que Winston decía que lo estaban envenenando, la desaparición de Frank, uno de los jardineros, y el pánico que los niños pequeños le tienen desde que llevaron presa a esa anciana envenenadora…

- ¡Oh, no! –dijo Kurtis-¿Será entonces que la Cábala está de regreso?

- Seguramente –coincidió Lara-, pero hay algo más importante aquí: una peligrosísima asesina en mi hogar.

 

********************************************************************************************

 

El estado de Vivian era verdaderamente lamentable. Ojerosa, demacrada, repleta de sangre, tratada como un trapo viejo y dopada. Frankyll, siguiendo las órdenes de Amanda, casi no la alimentaba, experimentaba con ella casi las veinticuatro horas, la bañaba en agua helada, le suministraba extrañas drogas y la torturaba con raciones de electricidad y arañas sobre sus delicados hombros.

La muchacha, sumergida en aquel inmenso dolor pero dominada por la droga, apenas era consciente de lo que ocurría, sabía que estaba en manos de un loco peligroso en un manicomio de pesadilla, pesadilla de la que deseaba despertar con todas sus fuerzas, sin el menor éxito.

- Suficiente por hoy, preciosas, el experimento concluirá muy pronto –susurró cariñosamente el científico a las arañas mientras las tomaba entre sus manos y las introducía delicadamente en un frasco. Vivian le echó una mirada fría, vacía, sin vida. Quería morir, escapar de aquel tormento constante, que todo terminara, que el esbirro de Lara y William la dejara en paz. Quiso llorar, pero las lágrimas no brotaron de sus ojos, y entonces sufrió por no poder llorar.

La puerta del laboratorio se abrió de par en par y Clarisa entró con mirada de triunfo.

- ¡Mi amor! –exclamó Frankyll mientras la tomaba fogosamente entre sus brazos y la besaba en la boca. -¡Qué rico perfume! –exclamó con deleite-Así me seduces muchísimo –y comenzó a besarle el cuello compulsivamente.

- Ya, déjame –lo apartó cariñosamente-No es lugar ni momento, Denzel.

- Hace mucho que no hacemos el amor –dijo Frankyll empapado en sudor, propio del deseo sexual que Clarisa le inspiraba.

- Ya habrá tiempo, amor mío –susurró con cariño-¿Sólo para eso me has llamado?

- No, mira –señaló a la dopada Vivian-, la Señora Amanda está en este momento hablando con uno de sus espías y necesita que por favor cuides a la paciente –añadió con cruel deleite.

- ¿Por qué? ¿Tú que tienes que hacer?

- Recorrer las instalaciones en busca de unos frascos que tan desaparecido, creo que alguien me está robando –repuso Frankyll, con preocupación.

- Bah, no te persigas –desestimó Clarisa-Ahora ve.

- ¿No me darás un besito? –se le acercó cariñosamente.

- Lo siento –se apartó ella, sonriendo-Me estoy guardando para nuestra noche especial. En cuánto el experimento haya concluido y mi trabajo también, tendremos nuestra noche. –Se acercó melosamente hasta la malherida muchacha y acercó su rostro al suyo-Estoy segura de que seremos muy buenas amigas –añadió torciendo la boca en una mueca cruel.

Frankyll sonrió con maldad y cerró la puerta tras de sí.

Pese a su estado, Vivian sabía que se hallaba en manos de una mujer demoníaca, la cual tomó una filosa jeringa de la estantería y la irguió ante ella.

Vivian abrió los ojos con horror, temiendo lo peor.

Decidida y sin piedad, Clarisa la pinchó.

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no recuerdo quien es charlotte, es la que trabaja en la mansion de lara no?

 

y clarisa quien era?

 

y nunca recuerdo que hayas dicho que la sirviente era de color.

 

y por cierto no puede ser que una bala le quite la cabeza a un trol

 

y pnle mas dureza al personaje de kurtis...cuando dijo Ho no! me parecio un nenito sin animos de ofender :P

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Eso digo yo menuda perra que es la Amanda :mad4: aunque la verdad al entrega estaba muy buena encontra un poco raro lo de las magdalenas jajaja

 

Pero que hace Charlotte con lso niños y encima deja que se lo lleven :P

 

 

Luciano: Charlotte es al madre de Clarisa y Clarisa es la que trabajaba en la Mansion Croft :mad2:

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  • 2 weeks later...

Tardo pero no fallo. ¡Aquí bonificación :D !

 

ENTREGA 70

 

En cuánto Frankyll ingresó en la habitación lo cautivó el ambiente erótico que se respiraba allí, con todo el suelo repleto de velas ardientes y una funda color rojo intenso en la cama. Pero aquello no era nada comparado con Clarisa, que le sonreía sensualmente, envuelta únicamente en una bata negra.

- Hola, Denzel, te estaba esperando –le acarició el rostro, logrando que al científico se le erizaran los cabellos.

- ¿Segura que no hay nadie? –tartamudeó.

- No pasa nada –repuso lacónicamente-La señorita Croft está de viaje, el viejo duerme y los niños salieron.

- No sabía que la Señora te había puesto aquí –sudaba mientras ella le besaba el cuello-. Creí que era en…

- ¡Qué importa ella ahora! –susurró Clarisa deslizando sus manos hacia sus glúteos. Imperceptiblemente, le bajó pantalón y calzoncillos de un tirón-La noche es nuestra.

Empapado en sudor y creyendo que la tetosterona le subiría hasta reventar si no satisfacía urgente su deseo, Frankyll saltó sobre sus labios y los besó agresiva y furiosamente mientras su miembro no dejaba de endurecerse. Violentamente despojó a Clarisa de su bata (debajo no llevaba nada), y, mientras ella le arrancaba la camisa, la arrojó sobre la cama.

Le hizo el amor con furia, pasión y sin dejar de gemir, ya que hacía largos meses que no la poseía y extrañaba su piel blanca y fogosa y aquella mirada de perversa satisfacción que tenía en la cama. Sin embargo, le parecía que Clarisa ya no hacía el amor como antes, sino que algo faltaba en ella. Con todo, no olvidaba su maravillosa primera vez con ella…

 

 

Carolina siempre había sido una bella quinceañera, divertida, feliz, generosa y sin una pizca de maldad en su corazón. Y por si fuera poco, demasiado romántica y soñadora, creía haber encontrado el amor eterno en su novio, Denzel, el chico más dulce que ella conocía. Le había entristecido mucho saber que estaba enfermo y que no podría ir a visitarla, pero pensó que le daría una hermosa sorpresa si aparecía en su casa a cuidarlo y mimarlo. Llevaba muy cuidado el cabello rizado, lucía tímida pero bonita, y se había perfumado. Incluso llevaba una caja de bombones para compartir con su novio.

Sin embargo, se llevó una extraña impresión al oír gemidos desde la puerta de entrada, y cuando vio que a medida que avanzaba por la casa de Denzel se incrementaban, más aún.

- ¡Sigue, sigue!

¿Aquella no era la voz de su hermana gemela?

Muy nerviosa, Carolina abrió la puerta de par en par, y lo que vio la llenó de horror: su hermana y su novio se revolcaban como anguilas en la propia cama de los padres de Denzel.

Ellos se quedaron paralizados al verla, y ella sintió que el corazón se le destruía en pedazos de tanto dolor. Sin poder con su dolor, cayó desmayada en el suelo.

Clarisa la contempló sin el menor remordimiento y se giró hacia el muchacho:

- ¿No le dijiste a la estúpida que no viniera?

 

 

Sin dejar de recordar aquella espléndida tarde, Frankyll siguió haciéndole el amor cada vez con más fuerza.

- Te amo… ¡Te amo! –gemía.

Mientras tanto, Clarisa estiró la mano hacia la mesita de luz y tanteó hasta encontrar lo que buscaba: tijeras gordas y filosas. Discretamente las tomó con una mano y las hundió con fuerza y decisión en la nuca de su amante.

A Frankyll se le cortó la respiración y abrió la boca con horror, mientras de su cuello brotaba sangre. Clarisa presionó las tijeras aún más y las puntas sobresalieron de la garganta de Frankyll.

- ¡Eres un idiota! ¡Yo robé los frascos de tu laboratorio, los tengo en mi poder, y ahora haré lo que quiera con los experimentos! ¡Muérete!

Clarisa hundía las tijeras con demasiada fuerza, mas no tembló ante la mirada aterrada de Frankyll, quien sin fuerzas para exhalar sus últimos suspiros, se desplomó muerto sobre la cama, inundándola de sangre.

La asesina se puso la bata y lo contempló, arrojado en la cama, desnudo, lleno de sangre y con la garganta desgarrada.

Se echó a reír de triunfo, pero al levantar la mirada, enmudeció de terror al ver a Lara Croft en el umbral de la puerta, mirándola sarcásticamente, primero a ella y luego al cadáver.

- Qué bien, querida –sonrió con ironía, contemplando la cara de terror de Clarisa-Dime, ¿a quién más piensas matar?

Por alguna extraña razón, Clarisa sintió miedo. Detrás de Lara estaban Kurtis y Konstantin, seguidos por Zip, Alister y los niños. Estos últimos la miraban con miedo, pero la mirada de Lara y los Lux Veritatis era encolerizada.

- Ya sé que la Cábala te ha enviado –espetó Lara con furia mientras desenfundaba sus dos pistolas-Y también sé adónde te enviaré yo ahora mismo.

- Lara –dijo Clarisa asustada-, no es lo que crees. Yo puedo explicarlo absolutamente todo, esto es un horror.

Kurtis echó a reír y le apuntó también.

- ¿Puedes explicar como vendiste al amigo de Lara y a mi padre a Eckhardt?

- ¿O cómo quisiste envenenarme a mí con ese licor antes de mi viaje a Méjico?

- No era para ti, Lara –replicó Clarisa, sudorosa de miedo-¡Yo quería envenenar a Tom! –Lo señaló furiosa con el dedo.

- ¿Y crees que eso te redime? –Lara le apuntaba cada vez con más furia.

- ¡Déjame explicarte, no hagas nada de lo que te arrepentirás! –rogó Clarisa.

- ¡Deja de engañarme! –gritó Lara-Por más buena actriz que seas, no te funcionará. Éste es tu fin.

- ¿Qué harás? –inquirió Clarisa-¿Me dispararás como una psicópata como has hecho con Amanda?

- ¿Qué sabes tú de Amanda? –se sorprendió Lara.

Clarisa había logrado su cometido: distraerla. De manera que empujó a Lara al suelo, jaló a Tom de un brazo y le apuntó a la cabeza con un revólver. El miedo se reflejaba en la cara del muchacho.

- Todos fuera o lo asesino –juró, encolerizada.

- ¡Suelta al chico! –exigieron Lara y Kurtis a coro.

- ¡Nunca! –gritó ella.

Tom le encajó un rabioso mordisco en la mano, que la hizo chillar de dolor y soltar el arma al suelo. Rápidamente, Kurtis recogió el arma y le apuntó en la cabeza.

- ¡Esto es por mi padre! –gritó.

Pero, antes de que disparara, Clarisa arrojó una de las velas al suelo, generando un incendio que hizo retroceder a todos, y echó a correr hacia la puerta trasera de la habitación, jalando a Tom de los pelos. En ese momento, Greta y Alister cayeron al suelo, desmayados, mientras el resto comenzaba a toser. Un grito se oyó de una de las habitaciones.

- ¡Auxilio! ¡Me… han… envenenado!

- ¡Es Winston! –gritó Lara, asustada-¡Esa zorra lo envenenó!

- Yo apagaré el fuego –decidió Kurtis-Lara, quédate conmigo.

- Muy bien –coincidió Konstantin-Zip, llévate a Alister, yo sacaré a Greta de aquí y curaré al mayordomo.

- Espero que no sea pesado este afeminado –comentó Zip.

- ¡Ya hazlo! –gritó Konstantin en un tono que no admitía réplica, mientras tomaba a Greta en brazos, corriendo en dirección a la voz del anciano.

- Mi abuelo –susurró, recuperando lentamente la conciencia-Mi abuelito.

- Tranquila –murmuró el muchacho cariñosamente-Yo salvaré a tu abuelo.

- ¡Aughh! –gritaba el anciano.

Konstantin sabía que debía correr pronto, pero también sabía que, si lo hacía, podría ocurrirle algo a Greta, y jamás consentiría que se hiciera daño la preciosa criatura que tenía en brazos, a la que sujetaba con todo el cuidado del mundo.

 

******************************************************

 

Zip llevaba a rastras a Alister hasta su cuarto, sujetándolo por un brazo.

- ¡Oh, ******! ¡Eres más pesado que Lara cuando se enoja! –se quejó.

- Mami… mamaíta –Alister comenzó a recobrar lentamente la conciencia.

- ¡Vamos! –replicó fastidiado-Hazla más fácil.

- Mami –seguía repitiendo Alister.

 

******************************************************

 

Konstantin depositó delicadamente a Greta sobre su cama.

- Abuelito… abuelito –repetía ella.

- Todo estará bien –murmuró en su oído con ternura-Ahora iré a curarlo, luego vendré por ti.

Winston siguió chillando. Konstantin sabía que no debía perder tiempo con la bella nieta del hombre, pero le costaba mucho dejarla, de modo que la besó en la mejilla y salió de la habitación.

 

******************************************************

 

Finalmente, y ayudado por sus poderes, Kurtis logró apagar completamente el fuego.

- ¡Ya era hora! –exclamó, y se dispuso a correr, pero Lara lo tomó del brazo.

- ¡Kurtis, espera! –Él se giró hacia ella-Óyeme, tú te quedarás esperando afuera, que yo atacaré, y si me pasa algo, entras y la atacas por sorpresa.

- ¿Qué dices? –El Lux Veritatis no dio crédito a sus oídos.

- ¡Eso mismo! –dijo Lady Croft con firmeza.

- ¡De ningún modo, Lara! ¿No viste lo que es capaz de hacer esa ****? –dirigió su mirada al cadáver destrozado de Frankyll y a la cama bañada en sangre-¡No voy a permitir que arriesgues tu vida de ese modo!

- Yo no soy una mujer cualquiera, y lo sabes. He acabado con incontables monstruos.

- ¡Pero ninguno tan perverso como esta psicópata!

- ¡Confía en mí! –pidió Lara-Y ya basta de charla, Tom está en peligro.

Y echaron a correr.

 

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Winston, sintiendo un dolor insoportable e inconcebible, se debatía en su cama, chillando y gritando de dolor pese a que le dolía la garganta.

- Tranquilo –Konstantin llegó apresuradamente, y se arrodilló junto a la cama del anciano, a quien le tocó la cara con ambas manos.

El contacto de las cálidas y sanadoras manos del muchacho brindó una gran sensación de alivio al anciano, quien sintió que todo dolor y malestar lo abandonaba lentamente, y que incluso su fiebre disminuía.

Abrió los ojos y vio a Konstantin sonriéndole abiertamente.

- ¡Salvaste mi vida! –susurró Winston con profunda admiración.

- Y no sólo eso, señor: queda usted curado de la fiebre.

- Pero… ¿qué pasó? –inquirió mirando a ambos lados de la estancia.

- Fue Clarisa: ella lo envenenó –sentenció el chico con gravedad.

- ¿Clarisa?

 

******************************************************

 

En una habitación del piso más alto, Tom se hallaba atado y amordazado, mientras Clarisa rociaba todo el suelo con kerosene.

- ¿Sabes qué? –dijo con desprecio-Lo más seguro es que vaya presa luego de esto, ¡pero no me importa! ¡No me importa! ¡Porque voy a borrarte de la faz de la Tierra de una vez por todas!

Tom intentó chillar, en vano, sudando y aterrorizado, mientras Clarisa reía de triunfo con el fósforo encendido en su mano.

Lo arrojó al suelo y lanzó una potente carcajada.

- ¡Muere, maldito, muere! –gritó mientras el nivel de las llamas subía.

Súbitamente, Lara entró en la habitación y la derribó en el suelo de un puñetazo en la cara.

- Lara… escúchame –balbuceó Clarisa, incorporándose lentamente, mientras manaba sangre de su nariz.

Pero Lady Croft, lejos de escucharla, volvió a golpearla y hacerla caer. A continuación, aprovechando su momento de debilidad, se abrió paso entre las llamas y desató a Tom.

- Gracias, Lara –Muy debilitado, el muchacho la abrazó.

- No pasa nada, estarás bien –susurró maternalmente.

Sin embargo, Clarisa, con la mirada furiosamente desquiciada, derribó a Tom de una patada.

Ya había ido demasiado lejos.

Mientras el nivel de las llamas subía alarmantemente, Lara jaló furiosamente del cabello de Clarisa, deseando hacerle todo el daño posible a aquella malvada asesina. Entre las dos mujeres se desató una lucha feroz, mientras Tom huía despavorido de la habitación.

Finalmente, Clarisa logró vencer a Lara de un golpe en la nuca que la dejó inconsciente.

- Me has obligado a hacerlo –terció la morena, mirándola-Morirás aquí, por haberlo estropeado todo.

Se encaminó hacia la puerta de la habitación, pero se estrelló con la mirada enfurecida de Kurtis.

- No voy a perder tiempo contigo –dijo tranquilamente.

Y sin más, la empujó con fuerza hacia las llamas ardientes.

- ¡Me quemo! ¡Me quemo! –chilló Clarisa, que estaba quemándose viva.

Sin hacer caso de ella, Kurtis se internó en la estancia, tomó a Lara delicadamente en brazos y echó a correr de allí.

Entretanto, Clarisa perdió el equilibrio y cayó por la ventana. Mientras caía al vacío lanzó un largo y horripilante chillido, y luego, un silencio total.

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bravooooooooo!! (silvidos) bravooooo, buena, la vine siguiendo desde hace un rato y estuvo buena, esa mezcla entre el TR6 y el TR7, que creativos, ademas, que buenos comentarios que discusion, las criticas constructivas ayudan a arreglar cualkier cosa, yaa sea relao, historia etc.

 

en cuanto a la religion de Lara, se sabe en el Legend que Lara si es catolica (o que por lo menos cree en Dios :cry:) ya que Lara le dice a zip en Inglaterra: Dios existe.... zip se rie y le responde dice: he escuchado eso..... y no recuerdo que sigue..... eso es lo que pienso en cuanto a eso

 

Bueno, ahora otra de vakeritos... (risas)

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ENTREGA 71

 

Julia Boaz se paseaba tranquilamente por las instalaciones de su sede, lujosas y silenciosas. Había tomado algunos años construir y organizar el establecimiento, pero el producto final había resultado sencillamente inmejorable, integrado por decenas de padres que, como ella, deseaban justicia. Justicia. Aquella palabra tan mencionada en el lenguaje cotidiano pero tan poco aplicada. Era justamente eso lo que Julia, como líder y madre de una cabalística muerta, buscaba lograr y todos quienes integraban la sede le estaban profundamente agradecidos por su esfuerzo.

Aunque ella sabía que, en realidad, le correspondía poco mérito, ya que el brillante plan que tenían en mente ni siquiera había sido ideado por ella misma; de hecho, la señora Boaz recién había asumido a la presidencia tras la muerte de Suzanne Felton, creadora y fundadora de la benemérita asociación.

Julia se acercó lentamente a contemplar el cuadro pintado al óleo que colgaba de una de las paredes, representando a una mujer joven, de largo pelo rojo y mirada firme pero llorosa, que denotaba visiblemente el sufrimiento y coraje de aquella mujer, que no era otra que Suzanne Felton, asesinada por su propio hijo. Julia se quedó varios segundos mirando fijamente el cuadro y no pudo evitar derramar una lágrima de pena por la muerte de aquella desdichada y valerosa mujer, a la que siempre recordaría como heroína y ejemplo a seguir.

- ¿Qué haces, Julia? –Mark Muller se acercó lentamente a ella.

- Nada –repuso tranquilamente-. Sólo contemplando el retrato de Suzanne. Es ella quien merece el respeto de todos los familiares, no yo.

- Ya no digas eso –Mark comenzó a acariciarle el cabello blanco al verla sollozar-Por algo la señora Felton te nombró presidenta si a ella le ocurría algo: tú siempre colaboraste muchísimo con la causa desde mucho antes de la muerte de Kristina, y sin tu ayuda quizás no hubiéramos avanzado tanto.

La presidenta Boaz, mujer de edad y fuerte carácter, no pudo más y se echó a llorar en el hombro de Mark.

- Lo siento –se enjugó las lágrimas-Con perdón de la hija de Charlotte, pero de no haber sido por esa malvada de Clarisa tal vez nada de esto hubiera pasado, y Suzanne estaría aún viva.

- Es todo muy trágico, de hecho yo también perdí a mi hermano Grant, pero no puedes hablar así de una mente enferma como Clarisa. Sí aquí hay un responsable es Eckhardt –dijo Mark con ternura.

- De todos modos, me aterra recordar esa historia. ¡Ella y Jack eran tan felices! ¡Incluso vi las fotos de su matrimonio! –sollozó Julia-¡Qué error cometieron en contratar a Clarisa como sirvienta!

- ¿Cómo iban a sospechar de una muchacha de diecinueve años, casi una niña, con esa cara inocente, y siendo ellos tan buenos?

- No entiendo como ese pobre de espíritu de Jack pudo dejarse seducir por ella –resopló enfadada.

- De tan sólo imaginarme la pena de Suzanne al sorprenderlos –dijo Mark con rabia-Y la perversa de Clarisa no sólo se salió con la suya sino que no sintió una pizca de compasión.

- Ya… ya… -lo apaciguó la presidenta-Clarisa ya no podrá hacer daño a nadie, y confiemos en que Suzanne ha recibido en el cielo su recompensa por todo lo que ha sufrido. ¡Asesinada por su propio hijo! –La anciana rompió a llorar, y el anciano la abrazó nuevamente.

 

************************************************

 

 

Sentados alrededor de la mesa de la sala, Lara, Kurtis, Konstantin, Winston, Zip y Alister bebían vasos de agua contemplando a la policía y a los médicos llevándose el cadáver de Frankyll sobre una camilla, y a Clarisa envuelta en vendas sobre otra.

- ¡Qué suerte ha tenido esta zorra! –resopló Lara, frustrada-¡Aterrizar justo sobre la piscina! ¡Si no hubiera llegado la policía la hubiera dejado ahogándose, total estaba inconsciente!

- Ya, señorita Croft, el rencor le hace mal –sonrió Winston paternalmente-Más bien debería alegrarse de que este jovencito me haya salvado la vida y curado completamente de la fiebre –dirigió una agradecida mirada a Konstantin.

- Eso si me agrada, Winston –coincidió Lady Croft, satisfecha-Parece que te veré de vuelta ocupado en las tareas de la casa que tanto te gustan, preocupándote por mí y protegiendo mi hogar.

- No hay nada que me agrade más –dijo el mayordomo sonriendo afablemente.

- Además, Clarisa irá a la cárcel por el resto de su vida, pagará en vida todo lo que ha hecho –sentenció Kurtis con rotundidad-Para una mujer tan soberbia ese es peor castigo que la muerte.

- ¡A propósito de la muerte! –gritó Alister de repente-¡Lara, no te he dicho nada porque intenté convencerme de que era una pesadilla, pero mientras no estabas, desde la ventana he visto a Layard! ¡Está vivo!

Lara palideció al instante.

- ¿Qué has dicho?

Alister se desmayó sin más. Fastidiado, Zip se puso de pie y se dispuso a arrastrarlo hasta su habitación.

- No le hagan caso. Sin duda esto del fuego le ha hecho perder la lucidez.

Los demás lo contemplaron llevarse a Alister, y luego, Lara se dirigió a Kurtis

- Bueno, señor Trent, todo indica que mañana conoceré vuestra casa, ya que me urge viajar a Paraíso a recuperar el último talismán –comentó sarcástica.

- En efecto –coincidió él-Pero no creas que no te ayudaré, ¿eh? Te acompañaré durante tu exploración, por si hay algún peligro. De no haber sido por mí, Clarisa hubiera acabado contigo –sonrió.

- En fin, pues tal parece que necesito un guardaespaldas después de todo –ironizó Lara. Winston dejó escapar una débil tos, que podría estar ocultando una risita.

- Papá, ¿no podría quedarme unos días aquí, por favor? –inquirió Konstantin con educación.

- Claro que sí –autorizó Kurtis-, claro, si Lara te lo permite.

- No será ningún problema –concedió encantada-Parece que te ha encantado Surrey.

Konstantin dirigió una mirada al piso de arriba, donde Greta dormía plácidamente.

- Más de lo que crees –suspiró.

 

************************************************

 

Clarisa comenzó a reaccionar lentamente. La cabeza le dolía y sentía que todo su cuerpo estaba cubierto de algo. Al abrir los ojos vio que se hallaba en la cama de un hospital, repleta de vendas de la cabeza hasta los pies hasta tal punto que parecía una momia. Al pie de su cama, llorando desconsoladamente, estaba su madre, y junto a ella, un doctor de aspecto severo.

- ¡Hija! –susurró Charlotte, llorosa, al verla abrir los ojos-¡Hijita mía!

- ¡Madre! –exclamó Clarisa, sorprendida-¿Qué pasó? ¿Y qué significan estas vendas? ¡No las soporto!

- Sufriste un horrible accidente –lloraba Charlotte-¡Te quemaste viva intentando matar a Tom! ¡Pero gracias a un milagro estás con vida! Aunque lo peor de todo es que…

- ¡Que me quiten las vendas! –exigió histérica-¡Quiero ver mi rostro!

Charlotte se dirigió al hombre.

- Doctor… ¿pue… puede quitárselas?

- Sólo las del rostro y las manos

Sumamente nerviosa y viendo el rostro triste de su madre, Clarisa permitió que le retiraran las vendas, y tembló mientras Charlotte le acercaba lentamente un espejo.

Clarisa tomó firmemente el espejo con una de sus manos y lanzó un espeluznante grito de furia y horror, ya que la mujer que le devolvía la mirada no era en absoluto hermosa ni sensual. Su brillante cabello negro había desaparecido, junto con sus suaves labios y los rasgos finos y bellos de su rostro, y estaba completamente calva y con el rostro quemado y repleto de horrendas deformaciones. Lo mismo ocurría con sus manos, antes blancas y delicadas, que ahora se asemejaban a las de una vieja y espantosa bruja con repugnantes garras en lugar de dedos.

- Tranquila, niña –intentó tranquilizarla tristemente Charlotte al verla chillar y llorar de rabia.

- ¿Tranquila? –rugió, arrojando el espejo bruscamente al suelo, causando que se hiciera añicos-¡Soy un monstruo! ¡He quedado convertida en un monstruo! –Se cubrió el horrible rostro con las manos y lloró amargamente.

- Se lo merece por haber intentado matar a ese muchachito inocente –afirmó el doctor sin piedad-Y le aviso que ni bien se reponga será trasladada a prisión.

- ¡Usted cállese! –le gritó Charlotte-¡Tenga compasión por mi niña! –Besó cariñosamente la mejilla de Clarisa y le susurró:-Creo que deberíamos confesarlo todo.

- ¡Claro que no! –susurró Clarisa, amenazante-Es probable que tú también vayas a prisión, y la Señora te necesita. Encontraré la forma de escapar y me vengaré de todos, lo juro.

- Concluyó el horario de visitas –terció el médico, que no las había logrado oír-Debe usted irse, señora.

- Si, ya voy –repuso Charlotte con un hilo de voz. Acarició el rostro de Clarisa y le dijo afectuosamente:-Con quemaduras o sin ellas, tú para mí siempre serás la más hermosa.

Seguida por el doctor y sin dejar de sollozar y mirar hacia atrás, Charlotte abandonó la habitación seguida por el hombre, que cerró la puerta.

Ya sola, Clarisa rompió a llorar amargamente, lamentando el triste destino que le aguardaba e hirviendo de ira por el hecho de que Tom haya logrado escapar de ella.

Súbitamente, Amanda Evert se apareció ante ella.

- Mira a quién tenemos aquí, al monstruo más deforme de todos –se burló mientras se paseaba tranquilamente por la habitación.

- ¡Mi Señora! –exclamó Clarisa asombrada.

- Ya lo sé todo. Todo. –Amanda, enfurecida, la miró fijamente-¿Cómo he podido ser tan estúpida cómo para confiar en ti, bruja? –dijo con voz queda y maléfica.

- ¿Cómo lo supo? –titubeó ella.

- ¡Eso no importa! Lo que sí importa es que te mereces el peor de los castigos –Amanda le echó una mirada fría y despiadada.

- ¿Y qué harás? –la desafió Clarisa-¿Me matarás?

- Claro que no, querida. Sé muy bien que hay cosas mucho peores que la muerte –Amanda tocó su deformada frente con el dedo índice, y a Clarisa se le heló la sangre al sentir el contacto de la fría yema de la Nephilim-Ahora estás bajo una maldición: ninguna operación, ninguna cirugía, ninguna magia, ningún encantamiento podrá devolverte tu figura anterior. Qué pena me das –sonrió burlona-, has pasado de bella a bestia, y mientras yo viva, tú quedas convertida este monstruo para siempre.

Amanda produjo una risotada diabólica.

- ¡Monstruo! –gritó con desprecio a Clarisa-¡Eres un monstruo! ¡Un abominable y asqueroso monstruo!

- ¡El único monstruo aquí eres tú! –chilló ella con el rostro contorsionado por la ira-¡Ya lo verás! ¡Escaparé de la cárcel, te destruiré y volveré a ser la misma de antes!

Pero Amanda le hizo caso omiso y siguió riendo.

- Es hora de que yo misma mueva los hilos en este asunto –decidió con crueldad-Pero mientras tanto.

Parpadeó, y de este modo hizo aparecer imponentes espejos alrededor de toda la habitación.

- Desaparecerán durante la mañana, pero durante toda la noche permanecerán aquí, para que tú contemples la horrenda y espantosa bestia que eres ahora. ¡Adiós, monstruo!

Mientras producía otra carcajada, Amanda desapareció envuelta en una nube de humo, dejando a Clarisa sola, rodeada de espejos, desolada de tristeza y llorando amargamente.

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bien merecido lo tiene, aunque me sigo preguntando porque se esmera( o esmero) en intentar matar a Tom. ¿que hay en el que no se le permite vivir?

bien volvemos a lo de antes, nos enfrentaremos a un enemigo deforme como natla en la gran piramide, o willard en la caverna del meteorito :detective:

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