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Libro I: Esperanza


Nienna

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Es derecho de Nienna responderte a ello, puesto que es la autora, pero como últimamente no se conecta demasiado por estar dedicadísima como pocas a sus estudios, pero si me permites te diré lo que yo he entendido:

 

- La alianza de Ellein y Karel creo que se debe a un intento de seguir el AOD y también porque obviamente ambos se beneficiaran de ellos, quizá el que Ellein consiga sus llaves beneficie a Karel. De qué manera, eso es algo que Nienna nos ha de revelar aún. :bash2:

 

- Isis Deiyan y Ellein, hermanas, parecen provenir de otro mundo que no es el nuestro. Cuál es, eso debe contestártelo Nienna.

 

- El Consejo parece agrupar una especie de resistencia contra Ellein. La reina exiliada de su mundo es Erel, IsisDeiyan es la mujer "en acción".

 

- Parece ser que Ellein se coronó reina en su mundo y expulsó a todas sus hermanas, o éstas huyeron para sobrevivir a una masacre.

 

Es todo cuanto he deducido. Nienna dirá si voy mal o bien encaminada.

En cuanto a tí, Tomás, he de animarte a que publiques tu relato, pues más tímido que yo no serás y yo lo he hecho, ¿por qué tú no?

Venga, estoy esperándote y gracias por tus apoyos. :(

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Tomás, en primer lugar, muchas gracias por haberte tomado la molestía de leer semejante chapa... me alegro de que te haya gustado. Y aquí de timideces a la hora de escribir nada, que más tímido que yo, difícil.:rolleyes:

La verdad es que Ana María ha explicado bastante bien la idea general. Así Karel y Ellein trabajan juntos por simple conveniencia y, bueno, IsisDeiyan y Erel pertenecerían al consejo que gobernaba en el "edificio" del capítulo 6.

Y en cuanto al resto... todavía esta por escribir. Aunque espero que explicar algunas cosas en el siguiente capítulo (casi seguro que mañana...)

Y una vez, más Ana María un millón de gracias por devolverme al mundo real...

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Creo que acabo de batir un record de lentitud...

Allá va:

 

Cápitulo 9: El diario

 

Estaba ya oscuro cuando Lara paró la furgoneta. Ante ellos se levantaba una casa. Estaba claramente deshabitada, aunque no abandonada y, aunque parecía tener muchos años, estaba lejos de recordar el lugar que había visitado anteriormente.

Lara también se dio cuenta de que se situaba en un lugar astante aislado, por lo que nadie vería a la gente que entraba y salía de ella. Parecía perfecto excepto por el hecho de que no había más vía de escape que aquella por lo que había llegado.

IsisDeiyan abrió la puerta de la casa y les guió hasta el interior de esta, encendiendo las luces al entrar. No había ni rastro de polvo lo que hizo pensar a Lara que había sido usada recientemente.

“Este es uno de los lugares de reunión del Consejo.” Explicó IsisDeiyan, como si estuviese leyendo sus pensamientos. “Muy parecida a donde me encontrasteis la primera vez.”

“Es un buen lugar para esconderse.” Comentó Lara.

“De hecho, se diseño más como lugar para aquellos que buscaban soledad, que como escondite. Es los suficientemente tranquilo como para pensar.” Respondió IsisDeiyan con una sonrisa. Les llevó hasta uno de las habitaciones de la planta baja, con una mesa y varias sillas, lo que hizo pensar a Lara que posiblemente se tratase del comedor.

“Sentaos, por favor.” Les ofreció IsisDeiyan. “Me imagino que buscáis respuestas. Preferiría explicároslo todo por la mañana, pero me temo que ninguno de vosotros sería capaz de dormir en toda las noche. Así que preguntadme lo que queráis ahora.”

Sin embargo, aunque Lara quería empezar a preguntar todas las dudas que habían surgido en su cabeza, había algo que simplemente impedía que lo hiciese. Tal vez fuese la sencillez con que la mujer frente a ella les había hablado o tal vez fuese simplemente desconfianza natural. Después de todo, ella nunca confiaba en gente que acabase de conocer. Bueno, había confiado en Kurtis, pero “eso” había sido diferente, aunque no estuviese muy segura de por qué. Perdida en sus pensamientos, se sorprendió al escuchar la voz de IsisDeiyan rompiendo de nuevo el silencio. Lara se dio cuenta de que Kurtis, por su sorpresa, debía de haber estado pensando de forma parecida.

“Hace unos 1500 años, una mujer llamada Isobella, la mayor de mis hermanas, decidió construirse un lugar de residencia, en una pequeña isla. Sin embargo, se encontró con que mucha gente acudió a ella en busca de refugio. Así que convirtió su residencia en una fortaleza, que solo se abriría desde el interior. Dejó su gobierno en manos de la gente que vivía allí, pero tomo sobre ella la tarea de protegerles del mundo exterior No pasó mucho hasta que la gente viviendo allí empezasen a llamarla su reina. El resto de la historia no tiene mayor importancia ahora. Lo que si es importante es que llevó a cabo un registro de cada artefacto potencialmente peligroso, incluyendo las llaves.”

“Entonces, ¿como llegó a perder las llaves?”

“En los últimos años, se dio cuenta de que ya no había ninguna necesidad de su protección, así que decidió cerrar su fortaleza y “retirarse”. Ellein no lo aceptó. Siempre tuvo un carácter demasiado fuerte para aceptar algo así.” Explicó IsisDeiyan con un rastro de amargor. “Tomó la llave de Isobella cuando la asesinó.”

“Así que dejasteis que os traicionará.”

IsisDeiyan simplemente asintió.

“¿Qué vais a hacer respecto a ella?”

“¿Respecto a ella? Nada. La creencia oficial es que caerá en su propia trampa pero en mi opinión el Consejo siempre ha sido demasiado optimista. No están muy acostumbradas a la forma en que funciona el mundo real. Son prácticamente incapaces de pensar mal de nadie.”

“No parece que tu comportas su filosofía de mirar siempre el lado bueno de las cosas.”

“Yo crecí aquí. Por eso, no creo que sea muy conveniente darle la oportunidad a mi hermana de usar las llaves.”

La sala quedó de nuevo en silencio. Esta vez, fue Lara la que empezó a hablar.

“¿Qué hacías en Glastonbury?”

“Había ido para daros esto.” Contestó, mostrándoles un pequeño libro en sus manos. “Era el diario de Isobella. Como encargada de esconder las llaves, puede que contenga información útil. Empieza justo después de que construyese su fortaleza y recibiese el artefacto conocido como el secreto de la vida. Acaba justo antes de ser asesinada. Puede que lo encontréis interesante, además de útil. Podéis preguntarme lo que queráis después de leerlo.” Dijo dejando el libro encima de la mesa frente a ella. “Pero me temo que eso será por la mañana.”

Con esto, dio por finalizada la conversación y dejó la habitación. No pasó mucho tiempo antes de que Lara cogiese el pequeño diario y empezase a leerlo. Sin importar lo peligrosa que la situación pudiese ser, no podía perder la oportunidad tener en sus manos un objeto antiguo como ese. Además, posiblemente aprenderían algo útil de él.

A primera vista parecía estar en un sorprendente buen estado. No tenía tantas anotaciones como podía esperarse de un diario de su edad y cada una era bastante corta y directa. Como no tenían mucho tiempo debería leer solo aquellas que podrían llevarles a las llaves.

 

***********************************************************************************

Sabía que Ella vendría. Ella no podía quedárselo después de lo que hablamos. Objetos como el que ha creado nunca deberían ser usados, nunca deberían haber existido. Lo ha traído con Ella y ha aceptado dejarlo aquí, bajo mi supervisión.

Será una carga, pero no hay otro lugar donde confío en guardarlo. Lo serraré en una de las cámaras subterráneas, para que ninguna de las personas que llegan buscando mi ayuda pueda llegar a ella.

Ella me ayudará a guardarla, pero yo me quedaré con las llaves. Las mandaré lejos, ya que no ganaremos nada guardándolas todas aquí. Me ha sorprendido que Ellein quiera ayudar. No pareció gustarle la idea de crear un Consejo y pensaba que tampoco le gustaría esta.

 

Finalmente, he decidido enviar una llave a los religiosos viviendo en Glastonbury. Dos de los hombres del Consejo viajan conmigo, más como compañía para el viaje que como protección. Sin embargo, durante el trayecto de vuelta, hemos tropezado con caminantes inesperados.

Obviamente, había oído de las llaves y querían la custodia de una de ellas, pero ni siquiera ellos se atreverían a atacar a una hija de los bosques para conseguirla. Así que hemos hablado y a pesar de mi buen juicio, he aceptado, a condición de que la llave restante vaya directamente a sus enemigos y cazadores, que ahora han empezado a agruparse bajo el nombre de Lux Veritatis. Después de todo sería mucho más fácil reunir todas las llaves de nuevo si pertenecen al mismo bando.

Durante estos últimos años, he llegado a entender que mi tiempo está a punto de finalizar. Ya no hay necesidad de mantener este lugar. Estoy segura de que el consejo también lo entenderá. Mi querida hermanita no lo hará y temo su traición. Pero si así debe ocurrir, ocurrirá.

 

Y al final, traición. Los gritos de mi gente se oyen abajo en las galerías Me pregunto si habrá un momento en que alguien escriba sobre esto, ¿habrá poemas sobre la caída de Isobella? Mi único consuelo es saber que mis dos hermanas menores están fuera. Ellas encontraran la forma de salir de este desastre.

***********************************************************************************

Lara acabó de leer la última anotación y estaba apunto de cerrar el libro, cuando fue interrumpida por un sonido de protesta.

“¡Eh! ¿Todavía no he acabado de leerlo?” Dijo Kurtis desde detrás suyo.

Lara giró la cabeza y encontró a Kurtis leyendo las anotaciones del libro que le quedaban por encima de su hombro. Empezó a sentirse ligeramente molesta por su comportamiento. Sin embargo, no dijo nada y decidió esperar hasta que Kurtis levantase la cabeza del libro. Pero este solo lo hizo cuando acabó de leerlo completamente.

Para entonces, Lara esta algo más que ligeramente molesta, aunque no estaba muy segura si se debía a que Kurtis había estado leyendo por encima de su hombro, lo que sabía, era una razón muy tonta, o porque había conseguido pasar totalmente inadvertido detrás suyo. Y realmente había empezado a ponerle de los nervios como esta clase de cosas “tendían” a ocurrir en su presencia.

Parecía como si la alarma que solía sonar en su cabeza cada vez que se encontraba en una situación peligrosa no funcionase. O puede que simplemente ocurriese, que a pesar de su desconfianza natural, ya no pensase que era un peligro.

Y en ese momento se dio cuenta de que había estado mirando en sus ojos, esos preciosos ojos azules, durante todo el tiempo que la discusión consigo misma había durado. Incluso más enfadada consigo misma, se levantó de su silla y salió de la habitación sin pronunciar ninguna palabra, dejando a un sorprendido Kurtis preguntándose que diablos le ocurría a aquella mujer.

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Oy, oy, oy, Nienna, Niennita mía, que por fin te dejas llevar por la vena romántica jajaja... te has hecho de rogar, eh??

Por Dios, si casi me parece que yo me he dejado llevar demasiado por el amor inmediato en mi relato jajaja... sin duda alguna eres más sutil que yo, te envidio, yo no tengo tanta paciencia ni me hago esperar... aisss que monos...

Respecto a lo demás, lo mismo de siempre: tu redacción es perfecta y tu expresión genial, como siempre.

Y oye, como tu dices, serás muy lenta, pero lo bueno se hace esperar, que conste. :eek: :eek:

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  • 2 months later...

Saludos, me alegra saber que no te conectas por falta de tiempo, pues creia k te habías desanimado, suerte que me equivoqué :P

 

La redacción es buena y descriptiva, me gusta el guión, más seriote pero tambien muy interesante, voy por el cap XI, (¿dices que el resto estan colgados en ingles? bueno yo seguiré esperando la revista TRF :D.

 

El avance de los personajes es otra cosa que me gusta, (seré un niño chico pero en las obras siempre le doy más importancia a los personaje que a otros elementos más críticos :D pero siento como si fuera deber de estos el guiarnos por su aventura, en fin no soy de letras :rofl:) y me me gusta ver como avanzan aquellos personajes que en un principio actuaban de una manera, y miralos ahora... en fin que me enrrollo otra vez XD

 

¿Tochotes largos? bueno, hay relatos cortos y relatos largos, a mi no me importa que sean tochotes, por la noche suele haber tiempo pa leer, (peor sería que fueran tochitos chicos y nos kedaramos con más intriga k la de ahora :rofl:)

 

Pero bueno (tp quiero escribir uno de mis post quijotianos XD), suerte en tu carrera y te quiero dar ánimos con el relato.

 

See you :wave:

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Nienna es una campeona, la he admirado desde que entré en este foro, hace ya casi un año. Va lenta pero segura en su publicación, y lo bueno se hace esperar. Un besote cariño, sigue escribiendo tan genialmente como lo haces siempre y a ver si te podemos ver por el foro más a menudo :huggles:

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¡¡¡¡HE VUELTO!!!!! (Durante un breve espacio de tiempo y aprovechando la huelga del profesorado de la upv, desde luego, hay que ver hasta donde llegamos para sacar tiempo libre... )

Primero, Me emociono...:cry2: :cry2: :cry2: . Me alegra que os haya gustado y gracias por seguir leyendo a pesar del ENORME retraso... Segundo, que siento muchisimo ese retraso, pero es que la uni se lleva todo mi tiempo (desde octubre he olvidado lo que significa la palabra 'ocio', ¿se escribía así? :wink3: ). Haré lo que pueda para ir más rápido...

Así que sin más aquí dejo por fin 2 capítulos, aunque ya esten publicados en la revista...

 

Capítulo 10: Una noche en el campo

 

Lara entró en su habitación dando un portazo tras ella. Era cierto que estaba enfadada, pero era igualmente cierto que no sabía exactamente por qué. Aunque trataba de repetirse una y otra vez que era el comportamiento de Kurtis el que la había sacado de sus casillas, sabía perfectamente que solo se engañaba a si misma.

Aún irritada, se dirigió hacia las ventanas de la habitación, para intentar que el olor a polvo desapareciese un poco antes de ir a dormir. Sin embargo, se encontró con que no había ninguna manilla con que abrirlas, aunque era obvio que necesitaban de una. Aquello era simplemente genial. Normalmente, algo como eso habría sido motivo de un nuevo enfado o, por lo menos, de preocupación. Sin embargo, se encontró sonriendo para sí, al encontrar la manilla sobre la mesilla.

Se apoyo cerca de la ventana recién abierta, pensando a qué clase de gente se le ocurre colocar manillas desmontables. Por lo que había podido observar a su llegada, su ventana debía dar a un pequeño terreno que se encontraba detrás de la casa. Este podría haber sido el lugar perfecto para un jardín. Sin embargo, a parte de pequeñas plantas silvestres, lo único que había en el lugar eran árboles, demasiado viejos para haber sido plantados con la construcción de la casa. Posiblemente, fuesen los restos de algún viejo bosque.

Una sombra entre los árboles captó la atención de Lara. Aunque no se movía no era difícil reconocer la silueta de la mujer que los había acompañado hasta allí, sentada en el suelo, apoyada contra un tronco. Tenía un libro abierto entre las manos, pero no parecía estar leyéndolo. En realidad, parecía que estuviese vigilando la casa.

Apartó la vista rápido de la ventana al oír pasos en el pasillo. Sus sentidos se pusieron en alerta y desenfundo una de sus pistolas, mientras se acercaba silenciosamente a la puerta con la intención de sorprender al extraño. Sin embargo, al asomar la cabeza por la puerta, pudo comprobar que el intruso solo era Kurtis.

Un sentimiento de orgullo la llenó por completo. Al parecer no había perdido del todo sus reflejos. Ahora que estaba más calmada se dio cuenta de lo ridículo que había sido su comportamiento unos momentos antes. Sabía perfectamente que una persona normal, en una situación como, pedería disculpas. Sin embargo, como había demostrado en muchas ocasiones, ella no era una persona normal. Y el mismo orgullo que la había salvado en más de una ocasión, le impedía ahora ir a la habitación de Kurtis y reconocer su error. Aún con un ligero sentimiento de culpabilidad, se dirigió hacia su cama. El día siguiente iba a ser un día largo.

 

***********************************************************************************

Por su parte, Kurtis, después de que Lara hubiese salido de la habitación, se sentó en una de las sillas, esperando que la situación se calmase un poco antes de subir él también a su habitación. Se llevó la mano al bolsillo, sacó su paquete de cigarros y encendió uno. Más tranquilo, empezó a repasar los acontecimientos del día.

Habían conseguido salir de Glastonbury de milagro, con una de las llaves, escapándose de Gunderson en casi delante de sus narices, en una de sus propias furgonetas. Y por lo que sabía del mercenario, una humillación como esa no quedaría sin represalias. Aunque también era cierto que, con un poco de suerte, el propio Karel se encargaría del problema. Kurtis podía incluso imaginar la escena en el que el “pobre” Gunderson era castigado por su incompetencia.

A pesar de todo, la fuga de Glastonbury no había ido tan bien como le habría gustado. Y es que, si algo le remordía la conciencia en aquellos momentos, era el haber que tenido que dejar atrás a su querida moto, aparcada bajo la lluvia. Dudaba mucho de que pudiese volver a recogerla, antes de que todo el lío en que andaban metidos terminase. Lara iba a tener que esperar para recoger su premio, pensó son una sonrisa, y, eso, claro, si salían vivos.

Nuevamente sus pensamientos volvieron hacía la morena del piso de arriba. Hacía solo unos minutos que su repentino cambio de comportamiento le había dejado asombrado. En realidad, no creía que se hubiese enfadado solo porque había estado leyendo por encima de su hombro. Hasta donde él sabía eso no era algo que molestase a la mayoría de la gente. Por lo menos, a la gente normal, pero, al parecer, Lara estaba bastante lejos de lo que podía considerarse una persona común. Y por supuesto, eso era parte de su encanto. Aunque estaba claro que eso era algo que no podía permitirse admitir y, menos delante de ella.

Kurtis apagó el cigarrillo y miró el reloj. Ya era bastante tarde, así que lo mejor sería que subiese a su habitación a dormir Se levantó de la silla y subió por las escaleras, sin poder evitar que la madera crujiese a su paso. Antes de llegar a su habitación, pudo ver la cabeza de alguien asomándose desde una de las habitaciones, en la oscuridad del pasillo.

“Genial. ¡Y encima me espía!” pensó Kurtis.

 

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A la mañana siguiente, los ruidos en la planta de abajo despertaron a Lara. No eran ruidos que se saliesen de lo normal para una casa, así que no se molestó en levantarse de la cama. La verdad es que, entre las preocupaciones derivadas de salvar el mundo y esa tendencia que había empezado a desarrollar de comerse la cabeza una y otra vez, no había conseguido dormir mucho, pero el rato que lo había hecho le había servido para poner en orden sus ideas. Ahora podía pensar con más claridad que la noche anterior.

Miró su reloj y vio que aún era temprano. Según la época del año en que estaban, posiblemente acabase de amanecer y, aunque sabía que tenía mucho trabajo por delante, le apetecía descansar un rato más.

Volvió a cerrar los ojos, pero, sin embargo, no llegó a dormirse. Desde abajo, le llegaba el sonido de voces, una de ellas desconocida. La curiosidad le venció y se levantó de la cama para investigar. Bajó las escaleras y entró en el comedor donde había estado leyendo el diario la noche anterior.

En una de las sillas se sentaba IsisDeiyan y a su lado había otra una mujer. Si Lara pensaba que ella había dormido poco, al ver a IsisDeiyan, se dio cuenta de que había alguien que había dormido aún menos. IsisDeiyan tenía ojeras alrededor de los ojos y parecía cansada.

En cuanto la vieron entrar ambas mujeres dejaron de hablar y la miraron.

“Esta es Sarah.” Dijo IsisDeiyan presentando a la otra mujer, que se había levantado para dar la mano a Lara, de manera bastante formal. “Pertenece al consejo.”

Lara estudió a la otra mujer. Parecía ser bastante mayor. Tenía el pelo completamente blanco y, aunque en su cara apenas si había arrugas, sus ojos reflejaban que había vivido mucho. Era alta, casi tanto como ella y daba la impresión de tener bastante autoridad. Era obvio, que, en esos momentos, la mujer la estaba estudiando a ella con el mismo interés, decidiendo si podía fiarse de ella o no.

Durante unos momentos, Lara esperó a que alguien hablase y le diese alguna explicación de por qué aquella mujer estaba allí, pero al ver que nadie lo hacía, decidió preguntarlo ella misma.

“Y… ¿qué esta haciendo aquí?” Dijo intentando que su pregunta pareciese lo más natural posible.

La mujer le sonrió. Al parecer había pasado su examen.

“He venido a traeros algunas cosas.” Dijo simplemente, y salió de la habitación.

“Tendrás que perdonar a Sarah.” Dijo IsisDeiyan tras la salida de la mujer. “Suele tardar un poco en formarse una opinión de la gente.”

“Si acierta…”

“Desde que la conozco, nunca la he visto equivocarse.” Respondió IsisDeiyan. “Pero no te preocupes mucho por ella.”

“Después de todo lo leí ayer que había ocurrido, supongo que es normal que desconfíe.”

“Es la mayor de todo el Consejo y, en el fondo, es como una gran abuela para todos.” Le explicó IsisDeiyan. “Cuando mi hermana nos traicionó, fue la única con el valor de ir a verla. No es que sirviese de mucho, pero, por lo menos Ellein no se atrevió a tocarla. A mí o a cualquier otro nos habría matado según nos hubiese visto.”

La conversación se interrumpió cuando Sarah entró en la habitación llevando una bandeja con café, puso un vaso delante de Lara y volvió a salir.

“Como te he dicho, es como una gran abuela.” Dijo IsisDeiyan sonriendo a una sorprendida Lara. “Y parece que le has caído bien.”

En ese momento, Kurtis que también había oído los ruidos, entró en el comedor.

“¿Quién esa?” Preguntó sorprendido señalando a la puerta de la cocina. Parecía increíble que realmente estuviesen escondidos, cuando había gente desconocida entrando y saliendo de la casa tranquilamente.

“Me llamo Sarah” Respondió una voz detrás suyo. Se giró y vio a la anciana llevando una bandeja con tostadas, que dejó al lado de Lara. “Siento que no sea demasiado” Dijo señalando a las tostadas. “Pero no es que halla mucho donde elegir.” Girándose hacía IsisDeiyan añadió “Tenemos que irnos.”

“¿Ya os vais?” Preguntó Lara sorprendida.

“Si. Y vosotros deberíais hacer lo mismo, en cuanto podáis. Este lugar no será seguro por mucho más.” Respondió IsisDeiyan.

“Pero aún quedan muchas cosas por explicar.”

“Lo siento, pero queda tan poco tiempo…”

“¿Y a donde iremos?” Preguntó Kurtis.

“Para eso, me temo que no tenemos respuestas. Pero puede que tu sí.”

“Os traído algunas cosas que puede que os sean útiles.” Añadió Sarah señalando por la ventana hacia el exterior de la casa. Junto a la entrada había una bolsa. Kurtis, pudo comprobar aliviado que también se habían molestado en rescatar su moto.

Ambas mujeres salieron de la casa, dejando a Lara con la sensación de que la visita de Sarah había sido algo parecido a pasar por un detector de mentiras viviente. Por suerte parecía que habían pasado la prueba.

 

 

 

Cápitulo 11: Decidiendo a donde ir

 

Una hora después de la partida de las dos mujeres, Lara y Kurtis aún no habían decidido a donde ir. Sin embargo, este tiempo no había estado del todo desaprovechado, ya que Lara se había pasado la mayor parte de él, repasando cada una de las anotaciones del diario. En algunas páginas había encontrado varios bocetos de objetos y lugares y, en las páginas finales, varias hojas sueltas con retratos casi todos los miembros de lo que, al parecer, debía ser el Consejo.

Sacó la llave de su mochila y la colocó al lado de los bocetos de todas las llaves. Una piedra negra con forma de rosa, encajada en una base de metal. Las cuatro eran exactamente iguales en tamaño forma y color, según los dibujos. Sin embargo, en ninguna parte ponía donde se encontraban el resto. Y era completamente inútil empezar a moverse sin tener una ligera idea de a donde tenían que ir.

Además, Lara también se entretuvo un rato examinando los diferentes retratos en hojas sueltas. En una de ellas, podía verse a cinco mujeres, una de ellas IsisDeiyan, y, en el dorso, se leía que las cinco eran hermanas. Todas ellas parecían felices o, al menos despreocupadas, excepto una. Su rostro estaba casi oculto por su pelo, de color rojo intenso, pero aún así no podía ocultar cierta expresión de ¿resentimiento?

Lara dejó a un lado el libro y comenzó a hablar.

“¿Has pensado ya donde puede estar la llave de la Lux Veritatis?”

“Por enésima vez… ¡no tengo ni idea! Dejé la orden antes de poder aprender mucho, ¿sabes?”

“Bien entonces, tendríamos que ir a por la otra llave. ¿Alguna idea de por donde empezar?”

“¿Pretendes entrar tranquilamente en la ciudad de los nephilim?”

“Si tienes una idea mejor…” respondió Lara, mirando a Kurtis interrogativamente.

“Por lo que se, su ciudad se encuentra bajo tierra en Turquía, en algún lugar de Capadocia.” Dijo Kurtis ignorando el anterior comentario de Lara. “De ahí es de donde sacaron al durmiente.”

“¿Y se puede saber como sabes eso?”

“Me lo dijo un preso del sanatorio. Uno de los hombres que lo llevó a Praga.”

“¿Y ahora vamos a fiarnos de lo que diga alguien dentro del sanatorio? ¡Posiblemente estuviese loco!”

“Si tienes una idea mejor…” Respondió Kurtis sarcásticamente

“De acuerdo, una excavación, con obreros trabajando no puede ser tan difícil de localizar. Vayamos a Turquía.”

Ambos recogieron las pocas cosas que llevaban y salieron de la casa. Una vez fuera y, tras una pequeña discusión sobre cierta apuesta, Lara consiguió las llaves de la moto y pudieron salir del lugar, por el camino que llevaba a la casa.

 

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Ellein entró en su habitación, en uno de los hoteles de la capital francesa. Había permanecido los últimos días retenida por la policía debido a cierto chivatazo y aún seguía enfadada por ello. Sin embargo, no habían conseguido probar nada, debido al exhaustivo programa de limpieza de pruebas (y testigos) puesto en práctica por el personal a su servicio. Y aunque eso no le había evitado tener que pasar un par de noches custodiada por la policía, le había ahorrado el inconveniente de ser buscada, que le habría causado una fuga.

Por otro lado, las noticias que había recibido al salir tampoco habían contribuido a mejorar su humor. La llave de Glastonbury se les había escapado y, aunque le parecía imposible que su socio siguiese confiando en el inútil de Gunderson, está vez no podía quejarse demasiado. Ella había caído en una trampa preparada por sus hermanas. Aunque tal vez pudiese invertir la situación desde donde se encontraba. Después de todo, para algo le tendría que haber servido ser miembro del Consejo durante tanto tiempo.

Si su hermana estaba implicada era casi seguro que habrían acabado en una de las casas del Consejo, después de su casi milagrosa escapada. Así que, lo único que tenía que hacer era coger el teléfono, marcar un número y en poco tiempo habrían tomado la casa. Sin embargo, también era probable que ya hubiesen salido de allí, en previsión de una nueva traición.

Ellein se dirigió al cuarto de baño y se miró en el espejo. Su aspecto no era tan malo como esperaba, pero era evidente que los días de encierro le habían afectado. Estaba más pálida de lo normal y daba una impresión general de cansancio. Las enseñanzas que había recibido en su juventud, volvieron a ella; “Ninguna hija del bosque puede vivir encerrada, al menos mientras quede esperanza para ella.” Irónicamente, esos recuerdos volvían a aparecer precisamente ahora. En un momento de su vida en el que no podía decirse que le quedase demasiada esperanza por ella. Le extraño que, curiosamente, saber que aún era vulnerable a ello, no la desagradase, sino que, de algún modo, pareció alegrarse.

La mayor parte del pelo que llevaba recogido, se había soltado después de dos días y ahora mechones sueltos de pelo le caían delante de la cara. Sin embargo, esto no le daba un aspecto más desenfadado, sino todo lo contrario. Contribuían a darle un aire más resentido aún, del que tenía normalmente. Volvió a recogérselo detrás de la cabeza, mirándose en el espejo. Había habido un tiempo en el que había llevado el pelo mucho más largo y no se había preocupado por recogérselo. Entonces, la gente no había dudado a la hora de decir que era guapa, capaz de haber salido de cualquier cuadro. Pero todo eso había quedado atrás y su belleza había desparecido, no por la edad, sino más bien por su carácter.

Ellein se acercó hasta el teléfono y marcó un número.

 

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Tras decidir que la forma más rápida de llegar a Turquía era en avión, Lara y Kurtis se dirigieron al aeropuerto. Sabían que era mucho más probable que les encontrasen si viajaban de este modo, pero no tenía otra alternativa. El tiempo se les estaba acabando.

No les resultó demasiado difícil conseguir un billete que les llevase hasta su destino. Y fueron lo suficientemente afortunados como para no tener que esperar más de un par de horas a que saliese su avión. Aún así, no estaban demasiado seguros de que todo fuese a salir bien.

Había demasiada gente como para saber quién podría estar observándolos. Y, sinceramente, a Kurtis no le había gustado nada la forma en que el empleado de facturación de billetes había mirado a Lara, aunque, ahora que lo pensaba, puede que eso no tuviese nada que ver con Karel

“¿Sabes? Esto puede sonar como un cliché, pero tengo la ligera impresión de que alguien nos está observando.” Dijo Lara mientras se dirigían hasta el avión.

“Yo también” Respondió Kurtis. “Y posiblemente así sea. No creo que hayan sido tan estúpidos como para no vigilar los aeropuertos.”

“Ya, pero me extraña que no hallan intentado detenernos todavía.”

“Supongo que estarán esperando a que llegamos. ¿Para que molestarse en cogernos ahora, cuando pueden esperar tranquilamente a que lleguemos hasta ellos?” Dijo Kurtis, al mismo tiempo que llegaban a su destino.

Ambos se sentaron en silencio en sus butacas y se prepararon para afrontar un largo viaje.

 

***********************************************************************************

La puerta de la casa se abrió de golpe y una serie de hombres armados entraron en ella, esperando sorprender a quien se encontrase dentro. En pocos segundos habían ocupado todo el edificio. La maniobra habría sido bastante efectiva de no ser porque ya no había nadie en el lugar. Noticia que Gunderson recibió de bastante mal humor.

Mientras examinaban la casa, buscando cualquier pista de a donde pudiesen haber ido, Gunderson tuvo que aceptar el hecho de que otra vez se le habían escapado. Claro que esta vez no podía decirse que la culpa hubiese sido del todo suya. Aunque dudaba de que aquella excusa bastase para convencer a su maestro.

Últimamente, sus servicios dejaban bastante que desear. En las últimos días solo había conseguido fracaso tras fracaso y, sinceramente, no creía que la paciencia del nephilim llegase mucho más lejos. Necesitaba encontrar cualquier forma de no llegar una vez más con las manos vacías.

Y como si alguien estuviese escuchando sus plegarias, su teléfono móvil empezó a sonar.

“Los hemos encontrado, señor.” Dijo una voz al otro lado de la línea. “Acaban de coger un avión hacía Turquía.”

“Muy bien.” Respondió Gunderson con una sonrisa.

“¿Qué hacemos con ellos, señor?”

“Esperaremos a que lleguen.” Añadió antes de colgar.

Esa información le facilitaba bastante el trabajo y, posiblemente, le sirviese para ganarse otra oportunidad ante Karel. No podrían cogerles hasta que llegasen a su destino. Pero, ahora por lo menos sabía hacía donde se dirigían. Con otra llamada, bastaría para dar instrucciones de que sus hombres en el lugar se encargasen del asunto antes de que el llegase. Estaba seguro de que si habían decidido ir a Turquía, había un lugar en el que tarde o temprano acabarían. Y allí les estarían esperando.

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¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

De verdad que me hace mucha ilusión que os guste!!!!!!!

Mejor no me enrollo y os dejo aquí otro capítulo.

 

Capítulo 12: Turquía

 

El aeropuerto de Ankara estaba tan lleno de gente como cualquier otro aeropuerto. Lara pensó que debería de alegrarse por ello. Cuanta más gente hubiese, más difícil sería que los localizasen entre la multitud. Y es que a estas alturas no le quedaba ninguna duda de que habría alguien esperando su llegada.

Pero, por otro lado, después de haberse pasado las últimas horas metida en un avión lleno de gente, lo último que le apetecía era tener que abrirse paso casi a empujones para poder salir a la calle. Por no hablar del viaje de autobús que todavía tenían por delante hasta Capadocia.

La decisión de empezar a buscar ahí, se debía, en parte al pasajero del asiento de al lado, un hombre mayor que parecía no tener nada mejor que hacer que demostrar sus conocimientos sobre Turquía. Por supuesto, en cuanto el hombre empezó a hablar, Kurtis decidió que hacerse el dormido era una opción mucho más entretenida, y ella sola tuvo que aguantar al hombre todo el viaje.

Al principio (durante las dos primeras horas), Lara había intentando parecer lo más borde posible para deshacerse del hombre, pero este pareció no darse cuenta de sus indirectas. Finalmente, con la esperanza de que la dejase tranquila, se vio obligada a decirle que iba a Turquía por ‘negocios relacionados con el campo de la arqueología’. Sin embargo, tan pronto como acabó la frase, se dio cuenta de que había sido un error. El rostro del hombre se iluminó y comenzó a describir todos las excavaciones activas en Turquía que podía recordar, ‘como favor a una colega arqueóloga’.

Por suerte, para ella, aquel hombre tuvo el acierto de mencionar cierta excavación de una ciudad subterránea en la zona de Capadocia, en la que, según los más supersticiosos se encontraba la residencia de los híbridos de humanos y ángeles. Lara cambió inmediatamente su actitud hacia el hombre. Puede que fuese uno de los mayores pesados que había conocido en su vida, pero la información que les había dado bien valía un poco de amabilidad. Posiblemente les había ahorrado varias horas de trabajo. Así que ahora solo tenían que coger un autobús que les llevase lo más cerca posible de la excavación y buscar la forma de entrar sin llamar demasiado la atención.

La estación de autobuses no estaba demasiado lejos del aeropuerto, así que Lara y Kurtis se dirigieron hasta allí andando. Sin embargo, durante el camino, Lara no pudo quitarse de encima la sensación de que había alguien vigilándoles. En otras circunstancias tal vez habría pensado que se estaba volviendo paranoica, pero a juzgar por la expresión de Kurtis, tampoco el estaba muy tranquilo. Sin decir ninguna palabra, ambos empezaron a andar más rápido hacía la estación, por calles lo más abarrotadas posible, esperando perder a quien les estuviese persiguiendo.

 

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Desde el momento en que Lara y Kurtis habían pisado el aeropuerto, habían estado vigilados. Varios de los hombres de Gunderson habían sido enviados allí para encontrarlos y avisar tan pronto como llegasen. En esos momentos, su objetivo principal no era atraparles, sino simplemente vigilar sus pasos, para evitar posibles sorpresas. Del otro asunto podrían encargarse más adelante. Después de todo, si habían ido a Turquía era porque pensaban llegar hasta la ciudad de los nephilim. Y sería mucho más fácil tenderles una emboscada allí que en un aeropuerto lleno de gente.

Entre tanta gente, ni Lara ni Kurtis se fijaron en un hombre hablando por el móvil, cerca de las puertas principales.

“Ya han llegado, Señor.”

“Muy bien. Mantenedlos vigilados e informadme sobre sus movimientos”

“Si, señor.”

El hombre colgó el teléfono y salió del edificio detrás de sus victimas.

 

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Para cuando Lara y Kurtis llegaron a su destino. No les costó demasiado encontrar alojamiento, aunque ya era noche cerrada. No habían hablado mucho durante el viaje, sobre todo, porque los dos seguían teniendo esa sensación de que alguien les seguía. Aún no había podido identificar a ningún sospechoso, ya que muchos de los pasajeros, en su mayoría turistas, se dirigían al mismo hotel que ellos.

Sin embargo, mientras se registraban en la recepción del hotel., sus dudas quedaron resueltas. Uno de sus compañeros de viaje, pareció tener un especial interés en mirar el número de su habitación y si a eso se le añadía que era de los pocos que viajaba solo… Desde luego, no podían dejarle llegar hasta su habitación, para que pudiese comunicarse libremente con sus superiores.

Lara y Kurtis tuvieron que esperar hasta estar dentro del ascensor para tomar medidas contra él. El hombre, que no esperaba ningún ataque recibió un puñetazo en toda la cara por parte de Kurtis, que lo mantendría fuera combate durante varias horas. El cuerpo acabó convenientemente encerrado en un armario de mantenimiento.

Sin mayores contratiempos, llegaron hasta la puerta de sus habitaciones

“Deberíamos decidir ahora como entrar en la ciudad de los nephilim.” Dijo Kurtis, mientras Lara habría la puerta de su habitación.

“Supongo que lo más lógico sería entrar sin llamar demasiado la atención. Aunque sepan que vamos a ir, tendremos una oportunidad de escapar con la llave si no nos ven llegar. Lo mejor sería entrar por la noche, cuando no halla nadie trabajando allí.”

“Cuanto antes, mejor” Respondió Kurtis, mirando de reojo el armario de mantenimiento. “No sabemos cuando echaran en falta a nuestro amigo.”

“Entonces entraremos mañana por la mañana. Buenas noches, Kurtis.” Dijo Lara cerrando la puerta de su habitación detrás de si.

Ninguno de los dos sabía mucho sobre la zona o sobre lo que podían encontrar allí dentro. Pero una cosa era segura, les estarían esperando.

 

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A la mañana siguiente, Lara y Kurtis salieron de su habitación antes de que amaneciese, por una de las ventanas de la planta baja, para evitar tener que pasar por la recepción y que algún amigo de su compañero de viaje, les estuviese esperando allí. La excavación que buscaban no se encontraba muy lejos de la ciudad, así que no le costó demasiado llegar hasta allí.

Cuando llegaron a la ciudad, se encontraron con el recinto vallado y varios trabajadores dentro, posiblemente vigilantes del turno de noche. Ambos decidieron que lo mejor sería evitarlos y tratar de no llamar demasiado la atención. Si los trabajadores llegaban y se encontraban con los cuerpos de sus compañeros, no tardarían en dar la alarma.

Así que saltaron por encima de la valla y, con cuidado de no ser vistos, se deslizaron a través del campamento, hasta la entrada de las cámaras subterráneas. Los túneles estaban bastante despejados y parecía que los obreros habían hecho bien su trabajo. Sin embargo, Lara dudaba de que hubiesen dejado llegar muy lejos. Si Eckhardt había conseguido hacerse con el Durmiente, posiblemente ahora Karel tendría el control de la mayoría de la ciudad.

El túnel en que se encontraban descendía poco a poco, aunque no podían ver más que roca a su alrededor. Tal vez aquella solo fuese una de las entradas a la ciudad, en cuyo caso, su huida sería más fácil, si las cosas se ponían feas. O, tal vez, aquella fuese la única entrada, lo que era más probable.

Finalmente el túnel acabó y la única forma de seguir avanzando que encontraron, fue bajando por un estrecho pozo. Una vez abajo, Lara se dio cuenta de que estaban en otro túnel, muy similar al anterior, salvo que este, en vez de acabar en un pozo, desembocaba en una cámara de enorme tamaño.

A diferencia del túnel, cuyas paredes estaban excavadas simplemente en la roca, las paredes de la cámara estaban completamente pulidas. No contenían ningún tipo de adorno, pero era obvio que estaban trabajadas. Ante este cambio, Lara supuso que, con un poco de suerte, esto se debería a que el túnel era obra de los trabajadores, y que, por lo tanto, tenía que haber otra salida escondida en alguna parte.

Las paredes de la cámara estaban húmedas y el fondo de esta ligeramente encharcado. Además, el lugar parecía estar cargado de oscuridad, de forma que ni siquiera la luz de las linternas que llevaban, era suficiente para poder ver de un extremo a otro. Sin embargo, el sonido del agua del suelo deslizándose les dio una idea de por donde debían seguir.

De esta forma, consiguieron llegar hasta las puertas de la cámara que eran la entrada de la ciudad de los nephilim. Las puertas, para variar, estaban abiertas, aunque no con mucho cuidado. Quien quiera que las hubiese abierto, tenía mucha prisa por llegar al otro lado. Al otro lado de estas, el nivel del agua subía ligeramente y ya les llegaba por encima de los tobillos. Además, a medida que avanzaban, la oscuridad de hacia mayor, de forma que ya apenas si podían ver justo por delante suyo.

A su alrededor, todo parecía estar en silencio, excepto por el agua fluyendo. Sin embargo, tan pronto como la cámara donde se encontraban terminó y llegaron a una bifurcación, el ruido de algo moviéndose captó su atención.

“Bienvenidos a mi casa” Dijo una voz detrás de ellos.

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Ya veras tu con el agüita que sube como siga subiendo >.< ay Lara donde te metes, vale tienes que hacerlo pero >.< ayyy

 

y si no es por el agua, será por la emboscada de Gunderson, o Karel, pero como van a escapar de ahi XD :drooler: a ver como sigue diantres :rofl: bueno, al menos el capitulo sigue intrigante, nuestros protas van a terminar con estrés :hello:

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