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Tomb Raider 9: Esfera de la Eternidad


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Bueno, hace ya bastante tiempo que no escribo nada en este foro, así que voy a colgar mi propia versión de un guión para TR9, para los pocos que lo lean XD Espero que les guste (Nota: también puede leerse en el foro e TRSaga, en el cual ya hay dos capitulos que cuelgo a continuación):

 

Prólogo: Lecciones pasadas

 

El tiempo. Durante siglos, casi desde el origen de la civilización, ha fascinado a los humanos de una manera atrayente y misteriosa. El poder de cambiar el pasado, conocer el futuro, alterar el presente. Pero a la humanidad, señora del mundo, exploradora del universo y dueña del destino, el tiempo es un poder al que no le está permitido acceder. Incapaces tan siquiera de aprender de sus errores pasados para evitar volver a cometerlos, ¿podrían acaso los seres humanos ser dignos de dominar el gran poder que es el tiempo? La codicia, la maldad y todas las lacras que pueblan los corazones de las personas pondrían en peligro el delicado equilibrio natural que el tiempo concede, y podría provocar la destrucción de todo cuanto es conocido.

 

Pero al ser humano le cuesta aprender. En ocasiones, no aprende nunca. Por ello, en los albores de la existencia de la civilización, un grupo de ancianos místicos, antaño poderosos hombres capaces de dominar los oscuros caminos de lo mágico y lo paranormal, se unieron para formar una pequeña concentración de energía, de magia, de poder. Intentaron encerrar la inmensidad del tiempo en una pequeña esfera, para controlar así los cauces de la eternidad. Su arrogancia les llevó al fracaso, y su fracasó les acarreó la muerte. Pero lo lograron. No en la magnitud prevista, ni de la forma escogida, pero lo consiguieron. En una pequeña, reluciente y cristalina esfera de un intenso y fascinante color rubí, encerraron una pequeña parte del tiempo. Los seguidores de los místicos no se atrevieron a utilizarla: al ver como sus poderosos maestros habían muerto al intentar encerrar los ríos eternos, temieron que seguirían la misma suerte si ellos intentaban controlarlo. Decidieron que lo mejor era destruir aquella fuente de mal. Pero fueron incapaces. El tiempo es inmortal, y aquella pequeña bola roja se había convertido en una parte de su espíritu. Al no poder acabar con aquella fuente de peligro, decidieron ocultarla de las codiciosas manos mortales. Construyeron un mausoleo en memoria de sus mentores, y ocultaron la reliquia junto a las tumbas de estos. Y, según la leyenda, allí a permanecido durante los siglos, ocultando en su seno el preciado tesoro infinito.

 

Muchos han sido los hombres, tanto como nobles y grandiosos, como crueles y temibles, que han conocido esta historia, y que han buscado poseer el poder de Cronos. Conquistadores como Alejandro Magno, emperadores como Augusto o Nerón, reyes como Ricardo Corazón de León, sanguinarios como Genghis Khan, o demagogos como Hitler. Pero, por suerte o por desdicha, el poder nunca llegó a las manos de estos hombres.

 

La mente humana no puede evitar hacerse la pregunta ``¿Qué habría pasado si…?´´. Y tampoco puede evitar preguntarse por el inevitable futuro. Y seguramente, si estuviera a su alcance, el hombre cambiaría el presente, para bien o para mal. Son preguntas y acciones que no pueden obtener respuesta ni llevarse a cabo.

 

Pero…¿qué pasaría si alguien controlase la eternidad?

 

 

Capítulo 1: Sueños eternos

 

La niña avanzó lentamente. Tenía unos grandes ojos, e iba ataviada con el que probablemente había sido un elegante abrigo negro , ahora desgarrado, con un gorro a juego. Una bufanda azul protegía su cuello del frío del lugar.

 

La sala era oscura, pero poseía un misterioso, a la par que inquietante, brillo, proveniente de las verdes luces de los símbolos que decoraban las columnas de la estancia. En el centro se alzaba una piedra algo más pequeña, con lo que parecía ser una espada clavada en ella. A los pies de esta había un hombre, de facciones contraídas, completamente congelado.

 

La pequeña, asombrada, se apoyó en una de las columnas. Repentinamente, esta tembló, y la joven se alejó de ella asustada. La columna se partió en varios fragmentos, y una luz verde se formó donde antes estaba la columna. Pero los pedazos volvieron a unirse, y ocultaron el resplandor.

 

La muchacha, confusa, se acercó al cadáver, al que miró solo fugazmente, ya que no era esto lo que le interesaba. La extraña espada (o más bien su empuñadura) ejercía sobre ella una desconocida atracción.

 

-¡Lara! – la llamó una voz desde su espalda- ¿Has encontrado algo para la fogata?

 

La niña se giró levemente, repentinamente sacada de su ensimismamiento. Pero entonces volvió a centrar su atención en la espada, rozándola suavemente. Inmediatamente, el arma se introdujo más en la piedra y giró sobre si misma. Tras esto, un círculo se levantó del suelo y se alzó, como un espejo , ante ella.

 

-Lara,- dijo de nuevo la voz anterior. Una mujer, bien vestida y de cierta belleza, entró por el mismo pasillo que instantes antes lo había hecho la niña- ¿qué haces?...¡Oh!

 

Entonces la mujer contempló el mecanismo que la niña había activado, e instintivamente se lanzó sobre ella, y la retiró.

 

-¡No! ¡Atrás! –dijo, agachándose junto a ella y contemplando con miedo el circulo- Dios mío…¿qué es eso?

 

-¡En la luz hay algo! –dijo la niña, impresionada, señalando a la brillante iluminación que salía del interior del mecanismo.

 

-¡Quédate aquí! –le ordenó su madre, acercándose al centro de la estancia.

 

-¿Qué…Quién eres? – preguntó a la luz.

 

De esta salió una voz, distorsionada y poco clara, pero al parecer la mujer entendió algunas palabras.

 

-¿Qué…? ¿Qué pasa con mi hija?

 

Más voces salieron de la luz.

 

-¡Aléjate de ella! ¡No tenía mala intención!

 

-¿Quién es, mamá? – le preguntó la niña, asustada- ¿Quién está ahí?

 

Entonces, las facciones de la mujer pasaron de mostrar miedo a puro horror y pánico.

 

-¡Oh, Dios! ¡No! –gritó, sacando repentinamente la espada de la piedra.

 

Una brillante luz inundó toda la habitación, y la niña hubo de taparse los ojos para no quedar cegada. Cuando volvió a mirar, su madre ya no estaba.

 

-¿Mamá? –preguntó la niña al vacio- ¡Mamá!

 

No obtuvo más respuesta que su voz, resonando en el vacío.

 

*****

 

-Ayúdame, Lara. Necesito que me consigas algo.

 

Un trueno sonó en el exterior. La lluvia chocaba con los cristales, produciendo un incesante repiqueteo.

 

-Sigue- respondió la joven.

 

Ante ella se hallaba un hombre calvo, con gafas, algo encorvado y arrugado. La miraba suplicante.

 

-Estoy siguiendo la pista a cinco Pinturas Obscura por encargo de un cliente llamado Eckhart, pero es un psicópata.

 

La mujer acercó su cara, mirándole con indiferencia.

 

-¿Por qué debería preocuparme?

 

El hombre, enfadado, se levantó.

 

-¡Porque me acechan! –dijo, acercándose a ella- ¡La gente está muriendo ahí fuera! – continuó, mientras señalaba a la ventana.

 

La joven se levantó también, amenazante.

 

-Apáñatelas, Werner.

 

-Lara, por favor…-le rogó el anciano. Se dio la vuelta y cogió algo de una mesa que estaba tras él, para luego entregárselo a la chica. Era una tarjeta- Mira, ve a ver a esta mujer, Carvier. Puede ayudarnos.

 

La muchacha se guardó la tarjeta y se dio la vuelta, dispuesta a marcharse, pero el hombre la detuvo agarrándola del brazo. La chica le obligó a soltarle y le empujó hacia el sillón. El hombre cayó sentado sobre esté, y la mujer se apoyó en el mueble desafiante.

 

-Egipto, Werner. Te fuiste y me dejaste allí.

 

Repentinamente, el hombre miró tras ella, y aterrorizado, la empujó.

 

-¡Apártate! – gritó, mientras sacaba de su bolsillo una pistola Luger.

 

La joven sintió un fuerte golpe, y perdió la conciencia por momentos, viendo retazos de lo que pasaba pero sin poder reaccionar.

 

Cuando por fin se recuperó, el anciano yacía muerto y ensangrentado al lado de la ventana circular, mientras los truenos seguían tronando en el exterior.

 

*****

 

La sucesión de recuerdos siguió continuadamente: Lara, atrapada bajo montones de roca en la pirámide; Alister, muerto en el exterior de la mansión; Amanda, mirándola desesperada bajo el agua; su madre, convertida en un cadáver viviente; y otros muchas cosas del pasado que prefería olvidar.

 

La arqueóloga se despertó repentinamente, empapada en sudor. Cuando reparó que se hallaba en su cuarto, en una de sus otras mansiones a la que ella, Zip y Winston habían tenido que trasladarse tras la destrucción de la que le servía de hogar, se llevó la mano a la cara y se restregó los ojos. Distintas pesadillas la habían acosado a lo largo de los años, pero últimamente se repetían muchas más veces, con lo que prácticamente no había una noche en la que durmiera tranquila.

 

Se levantó y fue al baño. El reloj del pasillo le indicó que eran las tres de la madrugada. El resplandor de la entrada le indicó que Zip seguía despierto, trabajando con su ordenador en el nuevo centro de control que habían instalado en la casa.

 

Cuando llegó a la amplia sala de aseo se mojó la cara, y se miró al espejo. ``Estás de pena, vieja amiga´´ pensó para sus adentros. Lo cierto es que estaba algo desmejorada: tenía evidentes ojeras, estaba levemente pálida, y aunque seguía musculada había adelgazado.

 

Hacía un tiempo que no era ella misma. Terminada la cuestión de sus padres, y con Natla fuera del mapa, se había sentido perdida, sin saber muy bien como continuar. Zip le buscó un par de sitios y leyendas interesantes a los que ir, pero la muchacha los rechazó, apática.

Pero esto estaba a punto de cambiar.

 

*****

 

Lara logró dormir otro par de horas, en las que los recuerdos volvieron a asaltarla en sueños. Muy de mañana bajó a desayunar.

 

Mientras se dirigía al vestíbulo, oyó la campanilla del timbre. No esperaba visita, y aún adormilada se preguntó quien sería a esas horas de la mañana.

 

Winston, servicial y trabajador, ya estaba también despierto, y se dirigió a la puerta. El sonido de la puerta de madera al abrirse sonaba como el desagradable rechinar de unas uñas arrastrándose por una pizarra.

 

-Buenos días –escuchó Lara, mientras bajaba las escaleras- ¿Vive aquí Lady Lara Croft?

 

-Si, señor. ¿Desea algo de Lady Croft? –respondió el anciano mayordomo.

 

Cuando Lara llegó abajo, vio a Winston ante el umbral de la puerta, sosteniéndola, y a un hombre de unos cuarenta años, trajeado, de pelo negro oscuro y con pinta de seguridad.

 

Repentinamente, el hombre sacó una pistola corta de su espalda y disparó al mayordomo en el estómago. Con una expresión de asombró y dolor, el hombre cayó al suelo, llevándose la mano a la herida.

 

-¡No! –gritó Lara.

 

Esto sirvió para llamar la atención del desconocido, que apuntó con su arma a la arqueóloga. Esta solo llevaba un pequeño cuchillo, y aunque lo sacase a tiempo nada podía hacer contra el hombre antes de que disparase.

 

Sonó un tiro.

 

El asaltante se retorció de dolor, soltó el arma y cayó de espaldas al suelo, agarrándose la pierna. En una esquina de la sala había aparecido Zip, que sostenía una de las muchas pistolas de Lara. Había intervenido justo a tiempo.

 

El desconocido intento recuperarse y coger su arma, pero Lara corrió hacia él y cogió la pistola antes de que la alcanzara. Cuando Zip apareció y apuntó al herido, Lara corrió hacia Winston. Su mayordomo tenía una herida en un lado del busto, que sangraba abundantemente. La joven cortó un trozó de su bata y lo usó para taponar el orificio. La bala no le había atravesado completamente, por lo que solo tenía una herida.

 

-¡Zip, llama a una ambulancia, rápido!

 

-Enseguida- le respondió el afroamericano, sacando un móvil de su bolsillo y sin dejar de apuntar al hombre- ¿Emergencias?

 

-Aguanta, Winston. Te vas a poner bien –dijo Lara, tranquilizadora, al anciano. Este intento responderle, pero el dolor no le permitía hablar- Zip,aguanta esto, por favor.

 

Cuando el infórmatico apretó la tela, Lara la soltó y se dirigió al asaltante, pistola en mano. Su expresión mostraba un profundo enfado.

 

-¿Quién eres y por qué has hecho esto?

 

El hombre, a pesar del dolor, mostró una risa burlona.

 

-Quién soy no importa, nada más que un mero peón en este juego... el por qué no te incumbe más alla de saber que debes morir.

 

Lara apretó la herida del hombre, causándole un gran dolor y borrando la sonrisa de su cara.

 

-Sería recomendable que me tomases en serio, querido, a no ser que quieras salir peor parado -dijo, apuntándole a la entrepierna. El hombre palideció.

 

-Tu sabrás lo que te conviene. Tal vez debería...

 

-¡Oh Dios! -dijo alguien de repente- ¿Qué ha pasado aquí?

 

En la puerta había aparecido un hombre entrado en años, bajito y algo rechoncho, con unas gafas redondas y un peluquín que resultaba enormemente falso. Iba seguido de dos hombres enormes, vestidos de negro y armados.

 

-¡Jeff! ¿Qué haces aquí?-preguntó la arqueóloga.

 

El profesor Jeff MacForth era un viejo amigo de Lara, que había sido su tutor en su época universitaria.

 

-¡Madre del cielo, Winston! ¡Oh, Lara, querida, he llegado tarde! Me temo que esto es culpa mía...

 

-¿Culpa tuya? ¿Qué quieres decir? ¿Conoces a este tipo?

 

-Personalmente no...pero se quién lo envía. Ya te explicaré después, ahora lo importante es llamar a la policía y a una ambulancia.

 

-Ambos están ya de camino-apuntó Zip.

 

-Menos mal.

 

Capítulo 2:El Secreto de Ness

 

-Hace dos meses, un viejo amigo, el profesor Thomas Stevenson, me pidió ayuda en cierto tema delicado.

 

Lara y el profesor MacForth se encontraba en una mesa de la elegante cafetería italiana Rissoto, en Londres. Tras declarar en comisaría, habían vuelto al hospital, donde Winston seguía dormido debido a los medicamentos que le habían administrado antes de la operación. Gracias a Dios no era grave, aunque su avanzada edad había complicado un poco las cosas. El agresor estaba en otra sala del hospital, también operado, aunque bajo la vigilancia de dos policías. Tras dejar a Zip en el centro médico, encargado de avisarles si el mayordomo recuperaba el conocimiento, habían ido a la cafetería, donde Jeff comenzó a explicarle los motivos de aquel repentino suceso.

 

-Un tiempo atrás había dirigido una excavación cerca de Glasgow. En ciertas cuevas habían descubierto un cementerio celta, y te imaginaras que tenía que dirigir el tedioso trabajo de desenterrar, limpiar y clasificar huesos y objetos. La cuestión –continúo, en un tono más confidente- es que también encontró un esqueleto de mil años menos de antigüedad, en plena Edad Media. Llevaba un rosario colgado al cuello y a su lado había un libro. Supuso que se trataba de algún monje que se había refugiado en las cuevas, tal vez de asaltantes, y había quedado atrapado dentro. El problema es que un leve vistazo al libro que portaba le indicó que allí fallaba algo. No notificó el hallazgo del libro, solo el del cuerpo del monje. Sin embargo, aunque el informe público solo hablaba del cuerpo del monje, a los pocos días un hombre se presentó ofreciendo la suma de 500.000 libras a cambio del libro. Pero Tom ya había empezado a estudiarlo y sabía que valía mucho más. Además, me dijo que aunque le hubiera ofrecido lo que realmente valía, lo hubiera rechazado. El contenido del aquellos manuscritos tenia, según él, un valor que el dinero no podía pagar.

 

-¿Sobre qué hablaba el libro? –preguntó Lara.

 

-Espera, muchacha, no seas impaciente. La cuestión es que tres días después alguien entró en su casa y puso patas arriba su despacho privado de trabajo. Quien lo hubiese hecho no pudo encontrar el libro, que se hallaba seguro en su hogar, guardado en la casa de seguridad de su dormitorio, y en vista de ello le había dejado una nota de amenaza: ``Deje los manuscritos sobre esta misma mesa antes de esta noche-El libro o la vida´´.

 

-Que directos –repuso la arqueóloga.

 

-Y que lo digas. Ese día me visitó en la universidad, visiblemente asustado. En vista de su situación, acepté guardarle el libro, ya que conocía a una empresa de seguridad bastante buena, a la que pertenecen mis dos guardaespaldas – dijo, señalando a los dos hombres que les vigilaban desde distintas partes del café- Sin embargo, no llegó a poder contratarlos. Lo mataron al día siguiente-señaló, con una expresión repentinamente seria.

 

-Lo siento.

 

-No pasa nada. Tras conocer la noticia, acudí casi inmediatamente a la agencia de seguridad. Y lo cierto es que esos tipos son muy buenos…Durante las última tres semanas, han impedido dos asaltos a mi casa y un intento de asesinato.

 

-Vaya, parece que quien sea que mató a Thomas tiene mucho interés en ese libro.

 

-Dime algo que no sepa. En fin, los manuscritos medievales no son mi especialidad, así que acudí a otra colega, la profesora Anne Abrahmson, para que me ayudase. Evidentemente no la deje sin protección, ya que a su pesar contrate a otros dos guardaespaldas para que velaran por ella. En una conversación telefónica me sugirió que te pidiera ayuda. Sin embargo parece que han pinchado nuestros teléfonos, porque como ves rápidamente quien quiera que sea que esté detrás de esto vio en ti un peligro potencial y mandó a un matón a por ti, aunque es evidente que te subestimaron.

 

-En realidad fue Zip quién disparó…

 

-El caso es que sigues vivita y coleando a pesar de que te pillaron por sorpresa. Y ahora me gustaría pedirte ayuda en este tema. ¿Querrías?

 

-Todavía no me has hablado del contenido del libro, por lo que no se en que debo ayudarte. Y de todas formas no me queda otra salida, en vista de que esos tipos van también tras de mi ahora.

 

-Excelente, excelente. Prefería estar seguro. Ahora te contaré todo lo que Anne ha descubierto.

Sacó un puro de su chaqueta, lo encendió y, tras llevárselo a la boca, soltó una bocanada de humo y prosiguió.

 

-¿Conoces la historia de la Esfera de la Eternidad?

 

Lara frunció el ceño.

 

-Una de tantas viejas leyendas sobre el poder del tiempo. Tiene muchas versiones en las distintas culturas, aunque generalmente se solía reflejar a esta leyenda con un dios o ser mitológico , como Cronos.

 

-Si, si, pero…¿conoces la leyenda original?

 

-Un grupo de magos que se reúnen para intentar controlar el poder del tiempo y que perecen en el intento, a pesar de lograr encerrar una parte de este en una esfera. Si, la conozco.

 

-Las investigaciones de Anne-prosiguió Jeff, con cara confiada- han destapado que el monje que encontró Tom en la cueva no era tal. Aunque llevaba una cruz, esto podía no ser más que un elemento decorativo, o a lo mejor buscaba hacer creer a los demás que era cristiano. Pero lo cierto es que era un sectario.

 

-¿Un sectario?

 

-Así es. Un miembro de la ``Orden de los Arcanos’’. Creían a ciegas en la historia de la Esfera y buscaban conseguirla para usarla en su beneficio.

 

-¿Y?

 

-Al parecer, este tipo había seguido diversas historias sobre un enorme monstruo , en apariencia mitológico, que acechaba en las aguas de un lago en el norte de Gran Bretaña.

 

-¿Nessie?

 

-Eso piensa Anne. Al parecer, el tipo sospechaba que se trataba de una criatura milenaria, y que el hecho de que siguiera vivo se debía a alguna alteración de la edad, lo que le llevaba a pensar que estaba bajo la influencia de la esfera y que, por tanto, aquella debía estar en la zona. Pero como ya sabes, el hombre no llegó a su destino.

 

-¿Y quieres que vaya a investigar la zona a ver si estaba en lo cierto? Es un área bastante grande.

 

-¡Tranquila, no te voy a hacer rebuscar por todo el lago Ness en busca de una bolita de cristal! Según Anne, el hombre investigó en los archivos de una iglesia de Glasgow distintas localizaciones en la zona de los alrededores del lago, a las cuales consideraba candidatas de ocultar el tesoro. Nuestra amiga está investigando también, y te detallará donde has de buscar. Será una tarea algo tediosa, ya que parece que se trata de varias cuevas, castillos o estructuras en ruinas, pero merecerá la pena.

 

-Y a todo esto…¿a qué se debe tanto interés por la esfera? Te conozco y sé que tienes gran respeto por lo místico y paranormal, y un buen sentido ético, por lo que dudo que pretendas usarla para tu beneficio; además, yo no te lo permitiría. ¿Cuál es el motivo entonces?

 

La cara de Jeff adoptó nuevamente un semblante serio.

 

-Tom perdió la vida por la que hay en ese libro. Era un viejo y buen amigo, y no pretendo permitir que su muerte haya sido para nada, y que el mundo no conozca el riesgo que corrió.

 

-Es una causa muy noble. No esperaba menos de ti-dijo Lara, sonriente.

 

-Si, bueno, así soy yo-le respondió el profesor, riendo.

 

De repente, la PDA con móvil incorporado de Lara sonó. La sacó de su mochila, y contestó.

 

-¿Zip? ¿Se ha despertado ya Winston?

 

-No, y tenemos problemas. Alguien ha entrado en el hospital y ha matado al tipo que nos disparó y a los guardias que lo vigilaban.

 

-¿Qué? ¡Maldición!

 

-Un par de policías de fuera escucharon los disparos y están en pleno tiroteo. La policía ha sacado a todos los civiles, incluido a mí, e incluso a los médicos y a las enfermeras; nadie atiende ahora mismo a los pacientes.

 

-****, Winston podría estar en peligro. Vamos para allá en seguida.

 

Rápidamente Lara y Jeff, seguidos de sus dos guardaespaldas, salieron del Rissoto encaminándose a un parking cercano, donde se encontraba el coche de Jeff, un turismo negro con los cristales tintados y blindado.

 

Pero cuando estaban en el parking, que era al aire libre, y se acercaban al coche, sonó un petardeo lejano. De repente, uno de los guardaespaldas se abalanzó sobre Jeff. Cuando ambos cayeron al suelo, el guardaespaldas estaba muerto: había intentado proteger a su cliente, y esto le había costado la vida.

 

El otro guardaespaldas sacó un MP5K, un subfusil recortado, y vació un cargador en dirección al lugar de donde había venido el disparo.

 

-¡Corran al coche, vamos, no se si le he dado!

 

Obedientes, Lara y Jeff corrieron al vehículo. Mientras, el guardaespaldas recargó y volvió a disparar. Una vez en el coche, Jeff se colocó de conductor, y puso el motor en marcha. El guardaespaldas corrió entonces hacia ellos, pero sonó un nuevo disparo y cayó al suelo.

 

-¡******!- gritó Jeff- ¡Le han dado a él también!

 

-¡Espera! ¡Sigue vivo!

 

Lara tenía razón: el disparo le había alcanzado en un hombro, pero el hombre se movía e intentaba llegar al coche arrastrándose.

 

La arqueóloga sacó una pistola de su mochila.

 

-¡Voy a traerlo hasta aquí!

 

-¡No! ¡Espera, Lara!-le inquirió Jeff. Pero la arqueóloga ya había salido.

 

Tras disparar un par de veces, Lara corrió hacia el herido.

 

-¡Venga, vamos, arriba!-le dijo, aupándole. Tras colocarle el brazo sobre sus hombros, se dirigió al coche rápidamente. Un disparo sonó nuevamente, pero la buena estrella de Lara no la había abandonado: la bala pasó a escasos centímetros de su cabeza y se estrelló en el coche blindado. La joven abrió al puerta trasera y metió rápidamente al guardaespaldas, para luego entrar ella.

 

-¡Jeff, arranca!

 

El profesor pisó a fondo el acelerador y salió lo más rápido que pudo de allí. Mientras, Lara cogió el botiquín de primeros auxilios que llevaba el coche y atendió como pudo al guardaespaldas herido.

 

-En el hospital le atenderán mejor…Vaya, dudo que hayan tenido alguna vez tantos casos de heridos de bala en tan poco tiempo.

 

-Gracias por sacarme de allí, señora…-respondió el debilitado hombre.

 

-Tranquilo, no se preocupe…Y procure no hablar.

 

Unos tres minutos después llegaron al hospital, que estaba acordonado por la policía, y que alrededor del cual había un montón de curiosos. Lara y Jeff bajaron al guardaespaldas entre los dos, ante la asombrada mirada de los transeúntes, que contemplaba al hombre herido y a la mujer llena de su sangre. Zip les vio y se les acercó.

 

-¿Qué diablos ha pasado?

 

-Hemos sufrido otro ataque. Un francotirador. Hay que atenderle, rápido.

 

-La policía no deja pasar a nadie, aunque supongo que harán una excepción. Parece que ya han abatido al tipo, pero no dejan pasar a nadie por ser el escenario de un crimen.

 

Se acercaron a la barrera.

 

-¡Alto, no pueden pasar, esta zona está…!¡ Demonios! ¿Qué les ha pasado? –les dijo uno de los policías.

 

-Es una larga historia, ya testificaremos luego-le respondió Lara- Ahora necesitamos atención médica para él.

 

-No sé si se podrá. Esperen…¡Sargento!

 

El hombre se marchó unos segundos, y tras breve charla con un tipo, que les miró de reojo y asintió, volvió con ellos.

 

-El sargento dice que, en vista de su herida, y ya que la situación no es peligrosa, pueden pasar, aunque tienen que contarnos que les ha pasado. Los médicos y las enfermeras han entrado hace unos minutos, para atender a los ingresados, así que contarán con atención.

 

-Gracias.

 

*****

 

El guardaespaldas fue operado poco después. Además, Winston se despertó, y Lara y Jeff pusieron tanto a él como a Zip al día. Después la joven y el profesor testificaron, alegando no saber el motivo por el que habían sufrido el ataque. La policía lo atribuyó a vandalismo o terrorismo, al igual que el suceso del hospital. Un equipo forense recogió el cuerpo del otro guardaespaldas en el parking del Rissoto. Lara sospechaba que aquel matón había matado al primer asaltante para acallarle, o como castigo por no haber cumplido su misión. Al final, él acabó igual de mal.

 

Tras mantener la charla correspondiente con Winston y Zip, Jeff se dirigió a Lara.

 

-Creo que es hora de que vayamos a ver a Anne. Probablemente ya tenga la información que necesitamos, le dije que era urgente.

 

-Mejor voy yo sola. Sin tus guardaespaldas, eres más vulnerable. Este sitio está lleno de policías después de los sucesos de hoy, estarás protegido. Y además podrás hablar con tu guardaespaldas. Ha corrido grandes riesgos hoy, aunque tiene más suerte que su compañero…

 

-Tal vez tengas razón. Además, Robert (ese es su nombre) y yo somos ya casi como amigos, y Zack también lo era. Su pérdida habrá sido un golpe duro para Bob. Le animaré lo mejor que pueda. Anne vive en las afueras de la ciudad, en un área poco urbanizada. Coge la carretera A-42, y cuando dejes las agrupaciones de edificios, estate atenta a las casas solitarias. La de Anne es una bonita villa con el número 18.

 

-Entendido.

 

-Ten-le dijo, dándole unas llaves- Llévate mi coche, estarás más segura.

 

*****

 

Media hora después, Lara abandonaba la ciudad. De los grandes edificios pasó a las pequeñas casas, y finalmente al campo abierto. Algunos árboles sueltos y un par de colinas se mezclaban con las casas solitarias que ocupaban en lugar. Solía haber como cien metros entre edificio y edificio, y Lara se preguntó por qué la profesora Abrahmson viviría en aquel lugar. ``Cosas de viejos´´, se dijo.

Pero, cuando llegó a la casa, vio que algo no iba bien.

 

Había una furgoneta negra parada en frente de la villa, mal aparcada. Dudaba que aquel vehículo fuera de la profesora. Cuando paró su coche y bajó, oyó disparos que le confirmaron sus sospechas. Sacó nuevamente su pistola, pasó la reja y si dirigió a la casa.

 

La puerta de entrada estaba derribada. Había un hombre, con traje militar, muerto al lado de ella. En el interior, tres tipos disparaban sus ametralladoras contra dos hombres que se cubrían tras una mesa que habían tirado y usaban de parapeto. Aquellos debían ser los guardaespaldas de Anne.

 

Aprovechando la sorpresa, Lara disparó rápidamente sobre los asaltantes. Mató a dos de ellos, antes de tener que ponerse a cubierto para evitar el fuego del tercero. Sin embargo, uno de los guardaespaldas aprovecho el momento y lo derribó.

 

-¡No disparen!-señaló Lara, antes de salir al descubierto.

 

Los hombres salieron también, pero no le apuntaron.

 

-Tranquila, señora, acaba de salvarnos, ni se nos ocurriría disparar. La señorita Croft, ¿verdad? La esperábamos-le dijo el más alto.

 

-¿Dónde está la señora Abrahmson?

 

-En cuanto vimos a los hombres dirigirse hacia aquí, le dijimos que se encerrara en su habitación y cogiera un arma. Después, bajamos a recibirles, y aprovechamos el momento de entrada para acabar con uno. Pero tras esto estábamos en desventaja, ellos tenían armas automáticas-le respondió el otro.

 

-Ya lo he visto. Será mejor que cuenten ustedes esto a la policía: ya me he visto implicada en dos altercados hoy y creo que acabarían deteniéndome si descubren que me he metido en otro más. ¿Puedo hablar con la profesora?

 

-Por supuesto, sígame.

 

Subieron al piso de arriba de la casa, hermosamente decorada con plantas y cuadros varios, y pararon ante una puerta. Uno de los guardias tocó.

 

-¿Señora? Somos nosotros, ya ha pasado el peligro. Ha llegado la señorita Croft.

 

Durante unos segundos, silencio. Pero entonces se oyeron pasos, y el sonido de la llave. La puerta se abrió.

 

La señora Abrahmson era una anciana bajita y de pelo canoso y largo. Tenía una cara de seguridad y experiencia que solo los años dan. Aun llevaba la pistola en la mano.

 

-Gracias a Dios que ha aparecido, querida. Jeff me había contado maravillas de usted, aunque no me imaginaba que acabaría salvándome la vida.

 

-Un placer, señora.

 

-El placer es mío. Venga a mi estudio. Hay mucho que hacer.

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Que emocion, Bartoli tu relato es como un encantador de serpientes.... me deja metido en la historia.... tanto que me transportó, está genial!!!!!!

Así que ojalá lo continues... es como droga, quiero otra dosis XD

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Gracias TheTrueAngel, me halaga que me digas eso. Aquí el tercer capi:

 

Capítulo 3: Verdad Oculta

 

La humedad del lugar le resultaba refrescante. El viento agitaba suavemente los árboles y las pequeñas plantas de los alrededores, y el agua se desplazaba suavemente por la orilla.

 

Menos de un día después de su visita a la profesora Abrahmson, Lara había viajado a Escocia, al conocido Lago Ness. Las investigaciones de Anne había localizado cuatro puntos en los que el ``Arcano´´ consideraba que podía encontrarse la Esfera. A Lara le sorprendió que uno de ellos era el castillo de Wirbuck, el lugar que Willard había usado como cuartel y escondite de la mano de Rathmore. Los demás eran otro castillo abandonado, un torreón que tiempo atrás se usó a modo de faro, y una cueva en las montañas del alrededor del lago.

 

-Tanto el castillo de Wirbuck como el de Noffet están abandonados y no deberían resultar difíciles de explorar-le había dicho Anne- Sin embargo, el torreón sigue estando abierto al turismo, aunque no hay vigilancia; y la cueva está en un punto alto al que tal vez te cueste acceder.

 

Para mayor seguridad, Jeff y Anne se habían instalado junto con Zip en la Mansión Croft, a petición de Lara. Jeff se volvió a encargar de la seguridad: tres nuevos vigilantes, junto a los dos guardaespaldas de Anne, se encargaban de proteger la mansión. Además, otro vigilante estaba en el hospital con Robert, el guardaespaldas herido, y Winston , al que Zip visitaba cada seis horas escudado por uno de los vigilantes de la casa.

 

Lara dudaba que en el castillo de Wirbuck se hallara la piedra: ya lo había recorrido de arriba abajo años atrás y no había encontrado nada. Por ello decidió que era mejor empezar por el de Noffet.

Se trataba de una de las varias estructuras medievales abandonadas que rodeaban el lago. No era tan grande como el de Wirbuck. El castillo estaba en la orilla misma del lago y se encontraba literalmente partido a la mitad: los ladrillos centrales habían caído y el espacio que habían dejado lo ocupaban ahora arbustos y los pocos muros que seguían en pie.

 

Dos torreones destacaban en la estructura, uno en cada mitad del edificio. Lara empezó investigando el lado izquierdo. Le resultó bastante fácil colarse por un hueco en uno de los muros. Un par de latas de cerveza y cigarrillos le indicaron que alguien había usado ese lugar alguna vez como lugar de fiesta, algo que le molestó. El lugar solo tenía unas pocas habitaciones, vacías o con trozos de piedra y madera podrida por el suelo. Tras registrarlas, prestando especial atención a cualquier saliente que pudiera indicar un conducto secreto, subió al torreón. La vista del lago era magnífica desde allí.

Tras echar un último vistazo, salió y se dirigió a la otra mitad del castillo. El único hueco visible estaba demasiado alto, así que tuvo que dar un rodeo entero a la estructura, hasta que encontró unas enredaderas. Tras llegar al techo camino y hubo de seguir escalando, esta vez por el torreón, agarrándose a los ladrillos salientes.

 

Cuando llegó arriba, encontró que la entrada estaba bloqueada por una puerta de madera. No hubo problema: era tan antigua que al darle una patada cedió y cayó escaleras abajo.

 

Esta parte del castillo era casi idéntica a la otra, aunque en sentido contrario. Revisó nuevamente habitación por habitación, y esta vez encontró algo interesante: bajo montes de piedra había una trampilla de madera, que sorprendentemente estaba bastante bien conservada y había aguantado el peso de las rocas. Lara tuvo que pegarle un tiro al cerrojo para abrirla. Estaba en una especie de sótano completamente oscuro, así que encendió su linterna. Vio que se trataba de una bodega: varios barriles de vino, algunos con líquido aún dentro ya convertido en vinagre, se amontonaban en las esquinas de la sala. Descubrió otra puerta y dio con una sala amueblada, aunque escasamente: un escritorio y un par de estanterías. El escritorio no tenía nada, en tanto que en las estanterías había un par de libros: uno hablaba sobre la fauna y flora del lugar (al parecer, el dueño del castillo era naturalista y lo había escrito él mismo) y otras sobre leyendas de toda Gran Bretaña (cuyo autor era el mismo). La página sobre la historia del monstruo del Lago Ness estaba marcada con una cinta. Lara leyó lo que era más el relato de una experiencia personal que información sobre el monstruo:

 

``Un día, al alba, mientras contemplaba la puesta de sol sobre las aguas del lago, vi a estas agitarse de una manera inusual. Pensé en algún banco de peces moviéndose rápidamente cerca de la superficie, pero entonces vi algo que me paralizó: algo surgió de entre las aguas. Parecía una gran roca, pero después, cuando siguió emergiendo, me percaté de que se trataba de un animal, de enormes proporciones, largo cuello y gigantesco cuerpo, con aletas y cola. El animal solo estuvo unos breves instantes en la superficie, antes de volver a sumergirse. Me quedé hasta que oscureció observando, pero el animal no surgió de nuevo. A partir de aquel día dediqué más tiempo a investigar el lago, pero el animal no volvió a aparecer, y admito que, cada vez que debía cruzarlo en barca, me embargaba el profundo temor de que aquella enorme criatura apareciese y me llevase al fondo con ella.’’

 

Lara cogió entonces el libro sobre fauna y descubrió, en una de las últimas páginas, un boceto que el autor había hecho del animal. Le sorprendió que era la típica imagen de Nessie: un animal similar a un plesiosaurio. Si aquel hombre lo había visto…¿podía ser el monstruo del lago Ness algo más que una leyenda para turistas?

 

Tras volver al torreón y hacer el descenso de vuelta, Lara sacó su comunicador , se lo colocó y lo conectó.

 

-Zip, ¿estás ahí?

 

-Si, aquí estoy. Jeff está conmigo, y la profesora está en la biblioteca, sigue investigando. ¿Cómo va la cosa?

 

-Acabo de registrar el castillo de Noffet. Nada demasiado interesante, aunque he encontrado un par de libros con el relato de un avistamiento del monstruo, y un dibujo del mismo.

 

-¿Un avistamiento? Pero, si estaban en el castillo, esos libros debían tener cientos de años.

 

-Lo sé. Quizás nuestro Arcano tenía razón. Yo pensé haber resuelto la leyenda del monstruo cuando descubrí aquella copia robótica que Willard había hecho, pero si las sospechas de ese tipo eran ciertas, la criatura podría existir de verdad, lo que significa que la esfera también.

 

-¿Cuál es el próximo destino?

 

-Creo que voy a ir al torreón. A estas horas de la tarde, dudo que haya nadie, está anocheciendo.

Se dirigió a la motora que había alquilado, y puso rumbo a su destino. Sin embargo, cuando llegó a este, supo que no encontraría nada allí: era un edificio muy pequeño, poco más que una escalera y la parte de arriba de la torre, y había sido claramente restaurado. Subió solo por asegurarse, aunque sabía que era un viaje inútil.

 

-Bueno, esto descarta otro lugar-le dijo a Zip- Solo me queda la cueva.

 

-Está cerca del castillo de Wirbuck-le contestó este- Cuando te encuentres a unos ciento cincuenta metros al oeste del mismo, acércate a la orilla y asciende por la montaña, pero con cuidado, es algo difícil de escalar.

 

-Una pequeña pendiente no será más difícil de escalar que enormes precipicios –apuntó Lara sarcástica.

 

-Deja la ironía, querida-dijo Jeff- Al parecer es una zona embarrada y hay pocos agarrares entre árbol y árbol.

 

-Si, si, de acuerdo.

 

Cuando llegó al punto de destino, contempló unos instantes el castillo de Wirbuck y rememoró para sus adentros la aventura que allí vivió mientras subía la pendiente. Zip tenía razón: el suelo empinado y embarrado, y la falta de apoyos le dificultaron el ascenso. Debía ir saltando para llegar a agarrase al siguiente árbol, y así sucesivamente. En un par de ocasiones tropezó y se deslizó unos metros antes de poder asirse a alguno de los troncos.

 

Por fin, encontró una abertura.

 

-¿Zip, ves la imagen? ¿Es este el lugar?

 

-Espera…-le respondió el técnico, consultando fotos e informaciones geográficas- Parece que se trata de una entrada secundaria, servirá.

 

Dicho esto, Lara entró a la cueva. Era algo estrecha, y hubo de encender la linterna porque la escasa luz que quedaba en el exterior apenas entraba allí. Tras caminar una treintena de metros, encontró un camino más grande, desde el que pudo ver la que debía ser la entrada principal. Continuó cueva adentro.

 

Un par de minutos después, la cueva acababa. Sin embargo, había agua allí, y un hueco bajo ella. Parecía una gruta submarina.

 

-¿Qué te parece , Zip? Parece que he llegado a un manantial.

 

-Diría que es una bolsa de agua formada tal vez por el ascenso del agua del lago.

 

-Veo una salida al otro lado. Tal vez sea lo que estoy buscando.

 

Sin otra palabra, Lara se sumergió. El agua estaba completamente helada, pero estaba acostumbrada. Se sirvió de las paredes de roca para avanzar por la gruta. Finalmente salió del túnel y emergió.

Estaba en un lago dentro de otra cueva muchísimo más grande. La linterna iluminaba la estancia solo parcialmente. Sin embargo, y para su intriga, venía una luz de fuera del agua, sobre una orilla de roca.

Salió y se agitó un poco para secarse. Avanzó cuidadosamente hacia aquella luz. Tras girar una esquina, encontró algo que la maravillo.

 

Se encontraba en una especie de santuario. Ocho estatuas de hombres ancianos se agrupaban formando un círculo: algunos barbudos y mirada despreciativa; otros, bajitos y calvos; otros, altos y aspecto sabio. La luz provenía de una especie de capa fosforescente que recubría las estatuas.

 

-Creo que he encontrado a los místicos –dijo Lara.

 

Entro en el círculo, y vio un pedestal en medio. Parecía un altar o algo similar. Había un hueco con forma circular en el que debía estar…

 

-La esfera no está.

 

-¿Cómo es posible? ¡Este lugar está enormemente oculto y aislado!-dijo Jeff, con voz de decepción.

-Si yo he podido llegar, otro también puede haberlo conseguido. Y han pasado casi mil años desde que el Arcano se formó la idea de que aquí podía hallarse la reliquia. Otra persona puede haberla conseguido antes. Y tal vez…-entonces se percató de algo, y su cara adoptó una expresión de sorpresa-Espera…

 

Se había dado cuenta de que todas las estatuas portaban bastones, pero no los sostenían de manera normal: la punta siempre apuntaba al mismo sitio. Pero allí solo había una pared.

 

-¿Qué ocurre, Lara?

 

La arqueóloga se acercó a la pared de piedra.

 

-Los místicos señalan todos a este punto…-dio un golpe fuerte a la pared con su puño. Sonó un eco propio de las cuevas- Ahí detrás hay algo.

 

Buscó una piedra grande que le sirviera de objeto arrojadizo, y la empujó contra la pared. Esta se resquebrajo levemente. Lara repitió la operación tres veces más, hasta que en la roca se abrió un hueco. Al abrirse, el resto que tenía encima cedió y se vino abajo. Lara hubo de alejarse un poco para evitar las piedras y la polvareda. Cuando esta se disipó, Lara cruzó al otro lado, y encontró algo que la extrañó.

 

-¿Latín?

 

Sobre la pared, en un gran cuadro, había un texto escrito en el idioma romano. Lara tradujo:

 

-`` AB UNA PENDET AETERNITAS, La eternidad depende de una hora…’’, ``IPSIUS SUNT TEMPORA, Tuyo es el tiempo’’…La mayoría son citas con referencia al tiempo. Espera…``El secreto de la Eternidad debe ser ocultado de las manos de los hombres…La protección de los místicos no es suficiente…El tiempo ha de ser guardado por Babylon…Y protegido por los Crimiz para toda la eternidad…’’

 

-¿Se llevaron la esfera a Babilonia? ¿Y quién demonios son los Crimiz?

 

La mente de Lara comenzó a trabajar.

 

-Según la leyenda, Crimiz era el principal discípulo de Aox, uno de los místicos, y también el que más tiempo vivió de todos los seguidores de los magos. Si mi memoria no me falla, perpetuó la idea de proteger la Esfera y al parecer creó una especie de secta con su nombre que se dedicaba a eso. Parece que los Crimiz decidieron que la Esfera ya no estaba segura aquí y se la llevaron a Babilonia. Tendremos que investigar más a fondo cuando vuelva a casa. Ya va siendo hora de salir de aquí.

 

Lara volvió sobre sus pasos, y se dirigió de nuevo al lago. Pero, al girar la esquina, se percató de algo que no había visto la primera vez debido a la distracción que le produjo la luz.

 

En una esquina de la enorme estancia, al lado del agua, había una enorme masa con ojos brillantes y amarillos. Cuando Lara quedó enfrente de ella, la linterna la iluminó por completo.

 

-Oh…Dios…Mío…

 

Acababa de encontrar a Nessie.

 

Sin embargo, la criatura se limitó, en principio, a observarla. Era tal como la describian los avistamientos. Aunque le costara admitirlo, a Lara le resultaba majestuosa: en su expresión no había amenaza, y parecía noble como un delfín.

 

Repentinamente, movió su cuello y dirigió su cabeza hacia Lara. Esta estuvo a punto de sacar sus armas, pero se dio cuenta de que la criatura la estaba…¿olisqueando?

 

Así era. El monstruo movió un poco su cabeza e inspiró varias veces cerca de Lara. El aire proveniente de su nariz tenía un profundo olor a pescado podrido. Debía de alimentarse de los peces del lago.

 

-Madre de Dios, Lara…-dijo Zip-Esto es…

 

-Estamos ante una leyenda viva, Zip-le respondió Lara-Pero no creo que sea el Nessie original.

 

-¿Qué quieres decir?

 

La criatura bajó su cabeza. ¿Le estaba pidiendo caricias? Lara acercó su mano. La piel parecía

gelatinosa y su mano se deslizaba como si estuviera sobre suelo mojado.

 

-Si no me equivoco, estos animales sobrevivieron a la extinción, pero en muy pequeño número. La casualidad quiso que los pocos supervivientes que quedaban hace unos seis mil años vinieran aquí, y se vieran influenciados por los efectos de la piedra, porque, si no me equivoco, han usado esta cueva como refugio desde el principio, y esto a permitido que vivan más de lo normal durante los milenios.

 

Se fijo que, bajo la aleta, la criatura tenía unas piedras grandes y de un color verdusco oscuro.

 

-Es una hembra-continuó Lara- Se han continuado reproduciendo, y es posible que, antes de que los Crimiz se llevaran la esfera, hubiese en el lago una pequeña colonia de estas criaturas. Al llevársela, disminuyeron su longevidad, y mermaron el número. Probablemente haya otro igual, aunque macho, paseando ahora mismo por el lago. Si siguen con este ritmo de reproducción, siempre serán un número reducido y estarán bien ocultos.

 

-Pero…¿no son peligrosos?

 

-¿A ti te lo parece?-dijo Lara. La criatura parecía disfrutar de sus caricias- Podría ser una perfecta mascota. Y, por el olor, parece que comen peces, así que no hay riesgo para la gente. Además, no ha habido precedentes de ataques o desapariciones en el lago. Diría que son seres pacíficos y es mejor que la comunidad no los encuentre, lo más probable es que los diseccionasen o los metiesen en un acuario-jaula-Lara dejó de acariciar al animal. Este la miró- He de irme, lo siento.

 

La criatura pareció comprender, y a Lara le dio la sensación de que se entristecía. De repente, abrió la boca y emitió un sonido. A Lara se le asemejó al de una ballena, y le resultó hermoso.

 

-Adiós.

 

De repente, la criatura retrocedió, se introdujo en el lago y se sumergió hasta desaparecer.

 

Extrañada, Lara se dirigió a la gruta y salió de la cueva. Una vez fuera del agua nuevamente, continuó por la primera cueva hasta encontrar la entrada. No había ni una nube en el cielo estrellado. La media luna brillaba con fuerza.

 

Y, en la superficie del lago, Lara pudo distinguir claramente una gran figura de cuello alargado, mirando hacia arriba y observando al infinito universo.

Publicado

Madre mía... o_O Ignoraba que escribieras tan bien, que envidia.

 

El relato, un poco fantástico, pero perfectamente relatado y una historia de momento bastante sólida. Ya tienes otro seguidor que espera los siguientes capítulos. :D

  • 3 weeks later...
Publicado

Bueno, el siguiente capítulo. No me gusta mucho como me ha quedado, aunque también creo que la situación a plasmar no daba para mucho más. Aquí tienen:

 

Capítulo 4: Sendas Divididas

 

Lara pasó la noche en un motel en Fort Augustus. Al día siguiente, temprano, partió de nuevo rumbo a Inglaterra.

 

*****

 

``El tiempo es la guía´´ leyó Anne. El tiempo, el tiempo, siempre el tiempo. La palabra se repetía cientos de veces en los textos que investigaba. La obsesión por este rozaba la locura, y la profesora empezaba a estar harta de tanta búsqueda de la eternidad.

 

Tras los descubrimientos de Lara se había dedicado a investigar los distintos viajes romanos desde la Galia a Britania. Quien fuera que hubiese trasladado la esfera sin duda había corrido grandes peligros, teniendo en cuenta que esta se hallaba en pleno territorio celta. No habría sido un viaje fácil.

 

La mayoría de registros eran viajes de tropas militares, por lo que Anne prestaba especial atención al intercambio de campesinos con la isla y a los viajes con motivos especiales como comercio u otras cosas.

 

Sin embargo, no había nada que llamase la atención. Tropas, esclavos, mercancías…

 

Hasta que finalmente dio con dos viajes que se salían de la pauta.

 

Ambos, en ver de alternarse entre los puertos galos y britanos, seguían la costa francesa hasta llegar a la península Ibérica, y bordearla. El registró del primero pasaba por un puerto situado en la actual Lisboa y se perdía la pista en Gadir, la actual Cádiz, mientras que el segundo seguía su viaje hasta Cartago, pasaba por Sicilia y Grecia y acababa en Chipre.

 

La anciana, tras apuntar los datos importantes en un folio, se dirigió al centro informático para comunicar sus descubrimientos.

 

*****

 

Horas después Lara llegó a su hogar, permanentemente vigilado por los guardias. Anne le notificó sus indagaciones, y ambas, junto con Jeff, se pusieron a discutir el punto de destino más adecuado.

 

-Chipre parece lo más evidente-expresó Jeff, fumando otro de sus puros y extendido cómodamente en un sillón- Si el destino de los Crimiz era Irak, es el punto más cercano.

 

-El problema-intervino Anne, serena pero permanentemente seria- es que no sabemos la ruta que siguió el otro viaje a partir de Gadir. Perfectamente pudieron haber alcanzado la costa de Oriente y haber llegado también.

 

-¿Qué opinas tu, Lara? –preguntó Zip. La muchacha aún no había dado su opinión, y, cruzada de brazos, se tocaba la barbilla pensativa.

 

-Creo-dijo finalmente- que lo mejor será seguir la ruta evidente tal como propone Jeff. Si no es la correcta, al menos Anne habrá tenido tiempo de investigar los cauces a los que nos lleva la segunda ruta.

 

-De acuerdo-asintió Anne, no muy convencida- Aunque investigar eso exigirá poder acceder a otros archivos, que me temo están en museos o centros históricos a los que no tenemos accesos.

 

-Tengo amigos en España-respondió Lara, calculando sus siguientes pasos- Pediré un par de favores y haré que te envíen copias de los registros portuarios de aquella época. Zip, necesito un viaje a Nicosia.

 

*****

 

Tras hacer unas pocas llamadas a viejos conocidos en diversas universidades españolas, estos accedieron a mandar a Lara las copias que necesitaba en unas horas, aunque para cuando llegaron por fax a la Mansión Croft, Lara se encontraba ya en Chipre. Anne se puso a estudiarlos, a la vez que buscaba más información sobre los Crimiz.

 

Los viajeros habían llegado a un pequeño puerto, que ya no existía, cercano a Pafos, a donde Lara se trasladó.

 

-¿Cómo vas a encontrar-le preguntó Zip por el comunicador, una vez la arqueóloga llegó a las ruinas- una pista de la ruta seguida por esos tipos en un lugar que ya no existe? Los registros del lugar o desaparecieron o fueron llevados a museos en la Pafos actual.

 

-Ya lo sé, Zip- contestó Lara, paciente- No busco las pistas aquí. Sin embargo, voy a echar un vistazo al lugar. Tal vez lo viajeros no pudiesen continuar su viaje y si viesen forzados a ocultar la Esfera aquí.

 

Era una esperanza vana, y Lara lo sabía. Pafos no había sido una ciudad lo bastante grande como para ocultar algo tanto tiempo. Las tumbas reales del lugar habían sido registradas por los arqueólogos varias veces, al igual que los templos que quedaban en pie. En cuanto al resto de edificios no eran más que casas, lugar improbable para ocultar algo tan valioso.

 

Tras lo que había sido más una visita turística que una exploración, Lara se dirigió al museo local. El encargado, un tipo arisco y con malas pulgas, le denegó el acceso. Se sintió tentada a dejarlo inconsciente, pero un guardia jurado y el deseo no llamar la atención la convencieron de que era mejor no hacerlo.

 

-¿Y ahora qué?- preguntó Jeff, al que no le gustaban los contratiempos- Necesitamos esos archivos.

 

-Tranquilo, profesor, esto es rutina-le respondió Zip- Creo que me figuro lo que Lara va a hacer.

 

-¿Qué quieres decir?

 

*****

 

Jeff no tardó mucho en descubrirlo. Esa misma noche, para su indignación (y tal como sospechaba Zip), Lara se dispuso a asaltar el pequeño museo, situado en un segundo piso, para acceder a la sección reservada y consultar los archivos.

 

-¡Esto es escandaloso, querida! –se manifestó Jeff, indignado, mientras Lara, enfundada en un traje deportivo negro, oculta en una calle oscura cerca del museo- ¡Estás actuando como una vulgar criminal!

 

-Creo que sabes que he hecho esto antes, Jeff. No me des lecciones de ética, no voy a robar nada, solo a echar un vistazo.

 

-¡Aún así, deberías tratar de conseguirlo por vías más honesta y no…!

 

-Cállese ya, colega- cortó Zip- No va a impedir que entre.

 

Lara se ajustó los guantes.

 

-No debería ser complicado-dijo. Había investigado la situación del museo- Dos grandes salas de exposición, el despacho del director, los baños, la secretaría y la sala reservada, además de la garita del guarda. Hasta que no termine su ronda no activará la alarma, así que tengo hasta entonces para entrar, buscar lo que quiero y salir.

 

-¿Por dónde entraras? ¿Por la ventana o por el cristal del techo?

 

-Por el techo. Podré ponerme sobre los estantes de exposición y es menos probable que el guardia me vea.

 

Lara se dirigió sigilosamente al edificio evitando las farolas. Había una escalerilla de incendios, por lo que no le fue difícil subir al techo. Abrir la claraboya también fue sencillo, ya que tenía ventanales.

 

Una vez hecho esto, se cercioro de que el guardia estaba en la garita. El hombre centraba su atención en una revista pornográfica, y además tenía la televisión puesta. ``Menudo guardia´´, pensó para sí Lara.

 

Con cuidado, se descolgó por los cristales y se colocó sobre uno de los estantes de exposición. Esperaba que aguantase su peso. Cautelosamente, descendió a la altura del suelo. El guardia no se percató de su presencia.

 

Se dirigió a la puerta de la sala reservada, pero la puerta no se abrió al girar el pomo. Estaba cerrada.

 

-Maldita sea...-murmuró.

 

-¿Y ahora qué?

 

-En el despacho del director tiene que haber unas llaves-dijo Lara, hablando en susurros, algo prácticamente innecesario dado que el guarda tenía la televisión con bastante volumen.

 

Caminó a la puerta, a varios metros, e intentó abrirla. También estaba cerrada.

 

-Creo que tienes un problema-apuntó Zip.

 

Lara se fijó en la siguiente puerta. Era uno de los baños.

 

-O puede que no.

 

Se dirigió hacia allí. La puerta ni siquiera tenía cerrojo, así que estaba abierta. Un par de retretes y lavamanos componían el aseo. Había una ventana rectangular relativamente amplia.

 

-Espero que haya suerte-murmuró Lara.

 

Se introdujo por la abertura y se descolgó por el exterior. El despacho del director tenía un pequeño balcón y de un salto pudo llegar hasta él. La puerta al interior era corredera y no estaba cerrada.

 

-Excelente, Lara.

 

Tras revisar un par de cajones llenos de facturas, encontró un manojo con todas las llaves del edificio.

 

-Aquí está el premio.

 

Se dirigió a la puerta y comprobó que la llave correspondiente al despacho encajaba. La abrió con cuidado y salió de nuevo a la sala de exposición. Volvió a la puerta de la reserva, y comprobó que su correspondiente llave también entraba. Abrió la puerta silenciosamente y entró.

 

La sala reservaba consistía en varios archivadores situados en medio de las sala, y múltiples cajas esparcidas sin ningún orden por los cuatro rincones del lugar. Encendió su literna.

 

-Lo que busco debe de estar en alguno de los archivadores.

 

Estos también tenían una cerradura, cuya llave se hallaba junto a las otras. Lara estuvo varios minutos buscando los archivos correspondientes, que hojas y hojas con las traducciones de los textos encontrados en el lugar.

 

-¡Aquí están! Todos los registros portuarios encontrados en Pagos. Teniendo en cuenta que los Crimiz salieron de Britania cuando la conquista de la isla ya estaba bien avanzada, por lo que sería en el siglo III…Revisar la actividad de esa época puede llevar un rato. Zip, graba las imágenes para investigar más tarde.

 

-Entendido.

 

Lara fue pasando las hojas correspondientes ante la cámara una tras otra. Después guardó todos los folios en sus archivadores. Se disponía a salir cuando oyó pasos al otro lado. El guardia se acercaba.

 

-Oh vaya…Tenemos problemas.

 

-¡Rápido, escóndete!

 

Lo más rápido y silenciosamente que pudo, Lara se ocultó tras uno de los archivadores y apagó la linterta. Entonces, el guardia entró.

 

-¿Umh? Que raro…creía que había cerrado la puerta con llave…Bueno, da igual.

 

Camino hacia uno de los archivadores, y tras manipular uno de los cajones, lo cerró de nuevo y salió de la habitación. Lara se fijo que lo que había sacado del cajón era…otra revista pornográfica.

 

-Es por tipos como este por los que tantas obras de arte e históricas acaban en manos de ladrones...

 

Tras esperar un par de minutos, para asegurarse de que el guardia no volvía, Lara se dirigió a la puerta y abrió lentamente con la llave. Al salir, cerró con esta nuevamente, para procurar no levantar sospechas. Por este mismo motivo fue al despacho del director, entró y también bloqueó la puerta. Después dejó las llaves en su sitio y rehízo el camino por el ventanal del baño. La salida por la claraboya fue igualmente fácil, mientras el inútil guardia no se daba cuenta de nada. Lara se marchó de vuelta a su hotel habiendo logrado no montar un alboroto.

 

*****

 

Al día siguiente, tras levantarse y darse una ducha en el baño de su habitación, llamó a Zip.

 

-¿Algo nuevo?

 

-La profesora no durmió nada en toda la noche-dijo Zip, visiblemente impresionado- Y parece que no ha sido en vano, ha descubierto un par de cosas interesantes. Te pasó con la comunicación de la biblioteca.

 

-Los Crimiz tenían diversos centros de reunión por toda Europa, Oriente Medio y el norte de África – habló rápidamente la profesora, sin dar tiempo a saludos- Roma, Alejandría, Atenas, Cartago y Cartago Nova eran algunos de sus núcleos más importantes. Sin embargo –continuó, tras contener un bostezo- también poseían asambleas en ciudades más pequeñas o de menor importancia, y…

 

-¿Si?

 

-La ciudad más cercana a Irak que era un núcleo de la secta es Damasco. No había ninguno más después de ese tierra adentro. Y otro detalle interesante: Gadir era uno de los núcleos ibéricos, por lo que parece que la pista que nos indica esta ciudad es fiable.

 

-Mmm…en cualquier caso, lo primero es ir a Damasco. Dame las indicaciones de ese lugar.

 

- Al parecer, estaba en las afueras de la ciudad. Hoy es una agrupación de casas abandonadas.

 

-Estupendo-dijo Lara, satisfecha-Duerme un poco, Anne. Necesitaré tu ayuda más adelante. En unas horas estaré en Siria.

 

*****

 

Lara no podía evitar sentirse observada. Aunque se había puesto, a pesar del calor, pantalón y camiseta largos, los árabes, especialmente las mujeres, le dirigían miradas de rechazo. Agradeció el momento en que alquiló una furgoneta y pudo escapar a la vista de los lugareños.

 

El desierto sirio, a diferencia del egipcio, no maravillaba tanto a la arqueóloga. El ambiente tenía algo distinto que no ejercía aquella atracción que poseía la Tierra de los Faraones.

 

Cuando por fin llegó al lugar, cuyas coordenadas probables le había mandado Zip a la PDA, encontró un montón de muros y piedras amontonadas de lo que un día fueron casas.

 

Anne, que había dormido unas pocas horas, estaba por primera vez con Zip y Jeff en el centro de control, y observaba todo lo que la cámara de Lara transmitía.

 

-Los Crimiz corrientes vivían en comunidades propias, como los judíos, o más recientemente los amish. Puede que este núcleo de población fuera una de sus comunidades-apuntó la profesora- Solo los dirigentes y los guardianes de la esfera vivían en lugares secretos o camuflados entre las otras comunidades.

 

Lara entró en medio de las construcciones, y observó restos de cenizas, maderas podridas, e incluso cortes y golpes en paredes. Lara empezó a sospechar que allí había ocurrido algo horrible. La prueba le llegó cuando, en varias casas, encontró algunos huesos ennegrecidos ocultos bajo piedras o arena.

 

-Parece que fueron exterminados-concluyó- El pueblo entero está envuelto en cenizas y lleno de cuerpos y señales de violencia. Tal vez algunos pudieran huir, pero lo dudo. Murieron todos aquí.

 

-¿Quién pudo ser? ¿Los romanos, en alguna persecución contra el paganismo?-preguntó Jeff.

 

-Es posible…pero lo dudo-respondió Lara, mientras continuaba avanzando entre los edificios- Probablemente los Crimiz tuviesen algún enemigo concreto que estuviera tras ellos y tras la esfera. En cualquier caso, no creo que…

 

Se cayó de repente. Tras girar una esquina, había descubierto lo que en su tiempo pudo ser la plaza local. En el medio había una estatua.

 

-¿Qué demonios…? ¿Cómo es que esto sigue aquí?

 

Se acercó a contemplarla. Era una mujer, cuyo cuerpo esbelto estaba totalmente estirado y contemplaba el cielo, mientras extendía sus manos. Lara vio que tanto el pedestal como la propia estatua tenían varias muescas y golpes.

 

-Intentaron romperla…Pero parece que no pudieron. Me preguntó como aguantaría.

 

-Lo más importante es cual puede ser su significado- señaló Anne, interesada- Voy a la biblioteca a ver si encuentro algún tipo de simbología Crimiz, y si esto tiene alguna importancia.

 

-De acuerdo. Pero como decía, no creo que la esfera estuviese aquí…No hay nada que se parezca siquiera a un santuario-suspiró- Parece que Cádiz es el siguiente destino.

 

 

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