Ana María Publicado 12 de Septiembre del 2006 Publicado 12 de Septiembre del 2006 Ya me esperaba que resucitaras a Kurtis... te delataste imprudentemente antes de hora. Pero el haber cagado el tema romántico... como que no mejora mucho el tema. Kurtis sólo puede ser para Lara, y otra cosa será demasiado retorcida y rebuscada para mí. En cuanto a la reunión de los Yakuzas, ¡caray! Si las grandes decisiones políticas se tomaran con tal rapidez, se evitarian cientos de guerras y crisis gubernamentales. Supongo que de haber dicho no, más de una cabeza hubiera rodado. Un debato increíblemente fugaz. Creo que ya te estás pasando demasiado con la pobre Vivian. No contento con hacerla frágil como la mantequilla, la asas a golpes. Deja los porrazos para las chicas duras del relato, que te estás comportando como un indeseable. ¿Qué mas? ¡Ah, sí! Charles Kane no es arqueólogo (el único arqueólogo - egiptólogo es Jean), sino profesor de Historia de Lara mientras ella fue escolar. ¡Chico, tienes que leerte las biografías de los personajes, o te pegas unas inventadas de miedo! Y bueno... muy buenos efectos especiales, con lo del trueno que desgarra el cielo cuando William encuentra el cadáver de su querida. Muy melodramático, todo junto. ¡Sigue, aunque me da miedo lo que puedas hacer con el pobre Kurtis!
Tomás Publicado 13 de Septiembre del 2006 Autor Publicado 13 de Septiembre del 2006 ¡Ana, no te precipites al juzgar de nuevo! Si sospechaste lo de Kurtis fue porque YO quise que se sospechara, si quisiera lo contrario juro que nadie hubiera sospechado, sé por qué lo digo. Y dale una oportunidad a Gabriela, no creo que te decepcione el futuro de Kurtis . Después de todo, y como todos sabemos, Lara antes de conocerlo a Kurtis tuvo varios amantes, un ejemplo claro es el relato de Perico y otros son las películas, otros relatos, y demás. No es ninguna inexperta. Acepto las críticas por lo de Vivian, pero si cree Escorpio que eso fue violento, no vio nada. Ella fue sólo la primer víctima, la que menos sufrió de las que se acercan . Además, cuando murió Dumbledore en Harry Potter 6 yo me enojé con Snape, no con Rowling, por ejemplo. ¡A no confundirse! ENTREGA 58 Horas más tarde, Lara, Zip y Alister conversaban en los cómodos sillones de la casa, junto a la chimenea, entristecidos por la muerte de Vivian. - ¡Pobre muchacha! –comentó Alister, abatido-¡En verdad no se merecía ese final! - Sólo nos queda pensar que ahora está en un lugar mejor –dijo Lady Croft, entristecida-No se me ocurre quién haría una cosa semejante. Pese a que ellos eran sus mejores amigos, ella no iba a demostrar su dolor: ya se había acostumbrado a perder seres queridos, y se había jurado que haría todo cuanto estuviese al alcance de sus manos para evitar que volviera a ocurrirle algo a alguno de sus amigos. - Yo tampoco tengo idea de quién lo haría –acotó Zip-Lo normal en estos casos es que te ataquen a ti, querida Lara –sonrió con ironía. - Lo normal sería que castigue tus acotaciones con un tiro en la lengua, y sin embargo, por compasión, no lo hago. –El tono de Lara volvió a ser el de siempre. - Tendrás que premiarme por la información que he conseguido –anunció Alister, orgulloso de sí mismo-¿Recuerdas que tú te preguntabas por la identidad de Hafgán, el demonio que atacó al niño israelita? - Así es –respondió Lara. - Pues fíjate en esto –Alister tendió ante Lara una hoja de computadora que Alister había impreso. Merlín el mago “Merlín” es una palabra latina que proviene del término celta Myrddin, reunió en su persona todos los poderes de anteriores magos, con el único objetivo de crear el último gran reino de los antiguos britanos. Hijo de Charís y Taliesín, desde que llegó al mundo demostró ser alguien diferente, no respiraba en el momento de nacer pero cuando su padre lo tomó entre sus manos se estremeció, tomó aire y lanzó un grito de vida , "el niño del milagro" decían. Lo llamaron Merlín, Myrddin, que significa halcón, en recuerdo de un halcón herido que recogió Charís, que también luchó contra la muerte. Justo en el momento de su nacimiento, Hafgán, druida de Gwynedd, auguró que había nacido "El Gran Señor de la luz", aquel que nos guiaría a una nueva era. A los pocos días Taliesín muere abatido por una flecha enemiga por lo que Merlín se cría en Ynys Avallach, el reino de su abuelo materno y es educado por Dafyd, el sacerdote y Hafgán, el gran druida. Aprendió también a ser guerrero, enseñado por su otro abuelo, Elphin. Lo demás se refería a la vida y los hechos de Merlín el Mago, instructor y mentor del Rey Arturo Pendragón y la hechicera Morgana le Fay y emperador de Avalón, la Tierra de las Hadas y los Dragones. - ¡Estoy anonadada! –musitó Lady Croft-¡Recuerdo haber estudiado algo de esto en la secundaria! ¿Así que Hafgán fue el druida que crió a Merlín cuando quedó huérfano? - Así es –corroboró Alister-Para que el Padre Dunstan haya pronunciado su nombre, Hafgán debía figurar en el Bestiario que hallaste en Irlanda hace muchos años, lo cual significa que es un demonio. - Pero en todos los libros sobre la Leyenda Artúrica juega un papel de poca importancia, el del druida bondadoso que crió a Merlín. - El mentor de Arturo era hijo de la Princesa Charís y del druida Taliesín. Según parece heredó los poderes mágicos de su padre y la bondad de su madre. Mira, tengo más información sobre los padres de Merlín. - Gracias, pero no me interesa en este momento-Lady Croft rechazó la nueva hoja que Alister le ofrecía-Me ha desconcertado lo de Hafgán, no creo que sea coincidencia. - Tal vez debas ir hasta la Sala de Trofeos y revisar el Bestiario –aconsejó Zip. - Tienes razón –Lara se levantó de golpe y echó a correr hacia el famoso lugar donde ella guardaba todos los artefactos que recolectaba, manteniéndolos a salvo de manos peligrosas. Después de todo, no olvidaba la ocasión en la que los hombres de Bartoli habían intentado matarla para llevarse la Daga de Xian. Lara siempre había sentido cariño por aquel libro, ya que fue lo primero que encontró entre toda aquella colección. Comenzó a revisar y confirmó sus sospechas: entre la lista de demonios figuraba el nombre de Hafgán el Druida, y se horrorizó aún más al descubrir otro nombre allí: Joachim Karel. - ¡Es cierto! –exclamó la arqueóloga, de regreso con Zip y Alister-¡El nombre del mentor de Merlín está en esa lista! Y hay algo más: figuraba el hombre que asesinó a Von Croy, al que yo liquidé gracias al Glifo. - Ya me has contado la historia esa –repuso Zip con voz cansina-No tiene nada de especial. Lara decidió convencerse de que su amigo tenía razón. - Será mejor que vayamos a dormir –dijo-Mañana por la mañana partiré a Méjico a buscar el Talismán Fuego. Seguramente muy pronto se aclare todo esto. - Prometo seguir investigando –aseguró Alister con fervor. Lara permaneció sentada en el sillón, reflexionando, habiéndose ya ido sus dos amigos, y sin saber que Clarisa había escuchado tras la puerta absolutamente toda la conversación. - Aquí tiene –dijo, tendiendo una copa con licor ante ella-Un trago antes de ir a dormir nunca viene mal. - Oh, gracias, Clarisa –respondió Lara antes de beberse todo de un trago-Hasta mañana –se alejó por las escaleras. - Dulces sueños, señorita Croft –le deseó ella desde abajo. Ya sola, Clarisa echó una mirada al imponente retrato de los padres de Lara, sobre la chimenea. - ¡Pobre Lady Amelia! –suspiró-¡Qué pena lo que tendré que hacerle! La Ciudad de México era rica en historia, cultura, entretenimientos, paisajes y sobre todo en gente muy amigable cuya hospitalidad brotaba de manera tan natural como sus sonrisas. Nueva York. Se trataba de un lugar con innumerables edificios que han ido erigiéndose a través de los siglos, modernos rascacielos rodeados de barrocas estructuras coloniales. Hectáreas de parques y avenidas bordeadas de árboles, mansiones con muros tapizados de bugambilias. Un sistema de transporte público conocido como Metro que constituía una de las redes más importantes a nivel mundial, un mar de autobuses y millones de coches zumbando de un lado a otro, pasajeros apresurados por todas partes. Su ritmo era frenético, como el de toda gran megalópolis, pero con un colorido latino muy distintivo. Y nuestra valiente arqueóloga supuso que, si quería iniciar bien su búsqueda, debería comenzar en el Palacio Nacional, edificio de ceremonias presidenciales, cuyas galerías estaban abiertas al público y guardaban los famosos murales de Diego Rivera, que narraban vívidamente la historia de México a través de miles de personajes plasmados en las paredes. - A ver si entendí –dijo Zip, confuso, desde el auricular-Crees que desde aquí hallarás las Ruinas de Tenochtitlán, ¿no es cierto? Pues, ¿qué es eso? - ¿Acaso has terminado siquiera la primaria? –ironizó Lara, fastidiada por su ignorancia-Tenochtitlán era la Ciudad Dorada para los aztecas antes de que el español Hernán Cortés llegara y la destruyera, fundando sus propias colonias españolas allí. Sucedió en tiempos del emperador Moctezuma, no puedo creer que nunca lo hayas oído nombrar –Justo entonces, Lady Croft distinguió ante sus ojos el imponente palacio dorado-¡Oh, es precioso! –exclamó embelesada-Un momento, creo que allí… -Había en la puerta alguien que a ella le resultaba familiar-¡Charles! - ¡Lara! –exclamó su antiguo profesor mientras Lady Croft se precipitaba en sus brazos-¡Qué placer encontrarte aquí! ¿Qué estás haciendo? - Buscaba la forma de entrar a las ruinas aztecas de Tenochtitlán –repuso ella. - Igual que yo –coincidió Charles-He estudiado mucho sobre el tema, y creo que sé exactamente dónde puede estar. Clarisa controlaba el cronómetro de su reloj. Hacía horas que le había dado aquel licor, sus efectos debían producirse en cualquier momento. - ¿Te ocurre algo, Lara? –Charles se detuvo al ver que su amiga se aferraba el estómago con ambas manos. - No, no es nada –repuso, aunque le dolía considerablemente. - ¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! –exclamaba Clarisa sin dejar de mirar su reloj. - ¡Lara! ¿Qué ocurre? –Charles comenzaba a desesperarse, ya que Lady Croft cada vez gemía más fuerte. - ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! –gritaba Clarisa. Lara se desplomó en el suelo. - ¡Ya está! –exclamó Clarisa, satisfecha.
Ana María Publicado 13 de Septiembre del 2006 Publicado 13 de Septiembre del 2006 Lo de los amantes de Lara, bueno... oficialmente no hay nada escrito. No me mentes el relato de Perico, ni cualquier otro relato, incluyendo el mío, porque no son más que fan fics... IRREALES. hora, otra cosa es que hagas un ejercicio de deducción y sùpongas que una mujer de 30 y tantos años ya habrá tenido experiencias sexuales antes de conocer a Kurtis (y al revés). Entonces sí, y es algo que yo contemplo incluso en mi relato. En ningún momento he dicho que él (ni ella) fueran vírgenes. Otra cosa es que bueno... que me tengan que gustar todas las versiones que leo. Y no me gusta. LA culpa de la muerte de Dumbledore la tiene Rowling. ¡No te fastidia! Si Rowling no hubiera querido, Snape no hubiera matado al viejo. ¡A no confundirse! La información sobre Merlin la has sacado de la saga de Taliesin... una versión muy chula. Recuerdo cuando la leí. Y bueno, perdona si te critico de nuevo el irrealismo de algunos puntos de tu relato. La súper-veloz-reunión de los Yakuzas ya era algo increíble, pero que Clarisa tenga supercontado el efecto del veneno en horas, minutos y hasta seundos exactos... perdona, pero ni Merlín lograría calcular eso. Y te explicaré por qué, con todo el cariño: 1.- Para empezar, cuanto más tarda un veneno en actuar, más margen de error hay, más impredecible es. Tú has dicho qeu hacía horas que le había administrado el licor, es absolutamente imposible calcularlo ni siquiera en horas, así que imagínate en segundos. Imposible, humanamente y farmacólogicamente. 2.- Es un veneno que va al estómago, y los venenos que se disuelven en el estómago son aún más impredecibles. La vía intravenosa es más predecible (si inyectas algo sería cuestión de segundos y dependiendo del veneno que sea) pero en el estoamgo, dependiendo de la persona (por lo de la concentración de ácido y eso) tardará más o menos. Y no creo que Clarisa sepa la concentración de ácido que hay en ese momento en el estómago de Lara Croft, si no, podriamos decir que tiene el mejor ojo clínico del mundo, y que además, su mirada alcanza al otro lado del Atlántico. 3.- También hay que considerar que cada persona es un mundo. Cada fármaco o veneno afecta a cada uno de modo diferente. Clarisa, por muchas almas que haya envenenado, debería saber que dos almas no reciben los efectos del mismo modo. Si no sabe ni eso, tanto menos puede calcularlo. Lo siento, pero soy novia de farmacéutico. Tanto rollos que me suelta sobre biofarmacia y venenos no caen en saco roto... ¿se nota?Aunque eso sí, te ha quedado impactante.
Tomás Publicado 14 de Septiembre del 2006 Autor Publicado 14 de Septiembre del 2006 ¿Novia de farmacéutico? ¡Qué interesante, y muy buenas las clases sobre veneno ! Cada vez me convenzo más de que no hay conocimiento que escape a tu mente. Te doy la razón en todo menos en 2 cosas: no conocía la tal saga de Taliesín, y lo de Clarisa... ¡otra vez precipitándote! A lo mejor es mi culpa, había querido dar a entender que Clarisa envenenó a Lara, pero no lo dije en ningún momento. Sólo quise confundir al público, aunque eso muchas veces me trae consecuencias. Pregunta del día: ¿qué harían si fueran Charlotte? Ahora veremos lo que realmente pasó... ENTREGA 59 Tom paseaba de la mano de Greta por el jardín, mientras Clarisa los observaba desde la cocina. Controlaba su reloj, pensando que el veneno podría hacer efecto en cualquier momento. - ¡Ah! –exclamó Tom de repente, con expresión de dolor. - ¿Qué ocurre? –inquirió Greta con preocupación. - ¡Me duele la panza! - ¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! –exclamaba Clarisa sin dejar de mirar su reloj. - Tal vez tengas que ir al baño –sugirió Greta mientras Tom gemía. - ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! –gritaba Clarisa. Tom se desplomó en el suelo. - ¡Ya está! –exclamó Clarisa, satisfecha. - ¿Estás bien? –Angustiada, la chica se inclinó sobre su novio. - Sí –repuso, levantándose enseguida-Tropecé con esto –Tomó entre sus manos la cortadora de césped que había junto a él, y los dos se echaron a reír. - ¿QUÉ? –exclamó estupefacta. - Creo que tengo que ir al baño –Y Tom echó a correr. - ¡Ve! –dijo Greta riendo, aliviada luego de aquel susto. La morena sirvió dos copas de licor, colocando veneno en una de ellas. Tenía que deshacerse de aquel muchacho de una vez por todas, y de paso, quedar bien con su patrona, Lady Croft. - Buenas noches, Clarisa –Muy oportunamente, Tom se acercó a saludarla. - Espera –le dijo-¿Quieres beber licor? Tom titubeó. - No, no sé si debo. - ¡Vamos! –exclamó jocosamente-¡Ya tienes trece años! ¡Una copa no te dañará! - ¡Mira, una mancha! –señaló él. Clarisa se giró; en efecto, había una pequeña mancha de mugre en uno de los azulejos. - ¡Oh, lo siento! –tomó el trapo más cercano de la mesada y limpió. - Tendrías que haber dejado que yo lo hiciera –repuso Tom, humildemente. En efecto, el muchacho era muy modesto, demasiado modesto. - Por favor –sonrió Clarisa, tomando la copa de licor entre sus manos-Bebe, querido, bebe. Tom bebió despreocupadamente. - Está rico –comentó con una sonrisa de oreja a oreja. - ¿Verdad que sí? –sonrió Clarisa. - ¡Me equivoqué de copa! –chilló Clarisa, furiosa. La mujer estaba frustrada, temía por la suerte que Lara pudiera correr a causa de su error. Después de todo, era ella la que, engañada, estaba recolectando los Talismanes, y si ésta fallaba, todo el plan se derrumbaría. ¡Pero lo tenía todo tan fríamente calculado! - ¡Lara! ¡Querida, responde! Charles se inclinó sobre su amiga para reanimarla, pero fue completamente en vano. - ¿Qué ocurre? –Konstantin se acercó. - No sé –repuso desesperado el hombre-Se desmayó. - Permíteme –dijo el muchacho con calma. Tocó su cabeza con ambas manos y, como solía hacer, trasmitió energía sanadora. Lara abrió los ojos. - ¡Konstantin! –jadeó al reconocer al hijo de Kurtis-¿Qué haces tú aquí? - Ayudando a Charles –repuso, tendiéndole la mano para que se levantara-Mi padre y yo le salvamos la vida y nos hicimos amigos. - Así es –corroboró Charles-Un demonio necrófago me atacó ayer. ¿No es increíble? Pero… ¡por Dios! ¿Qué te ha pasado? - No lo sé, de veras –repuso la heroína-Sentí como si hubiera sido… envenenada. - A lo mejor te cayó mal la cena –opinó Zip-Sé que la comida de Tom y Clarisa es rica, pero has devorado el plato como una cerda. - Sí, igual que tú con las revistas eróticas que compraste con MI dinero –replicó Lara burlona. - ¿Con quién hablas? –inquirió Charles. - ¿Recuerdas a Zip, el que me ayudó a robar el Iris? Es él, sólo que se ha operado hace poco, ahora es negro, y encima fui yo la que pagó el tratamiento. - ¡Ya cállate! –espetó Zip avergonzado. - Es un hermoso lugar –comentó Konstantin, mirando a su alrededor. - Es muy misterioso –corroboró Charles-Parece como si mil ojos nos observaran tras las sombras. Pero a la intuitiva Lara le parecía que realmente había muchos sujetos observándolos, y lo confirmó al oír una risa siniestra. - Takamoto otra vez –susurró con rabia. - Así es, señorita Croft –el japonés salió de las sombras-¿Sabe qué? Aún me duelen los golpes que me ha causado en Tokio, y me temo que todo préstamo debe ser devuelto. ¡A ellos! –gritó. Antes de que Charles pudiera hacer nada, uno de los Yakuzas salió de las sombras y golpeó a Charles por la espalda, dejándolo sin sentido. Preparada para el ataque, Lara comenzó a disparar a diestra y siniestra, mientras Konstantin lanzaba rayos plateados de energía. Pero los Yakuzas no dejaban de atacar, y sus disparos derribaban las preciosas pinturas del palacio. Viendo que Lara no se rendía, el astuto Takamoto disparó hacia un cuadro que había justo encima de Konstantin. El cuadro se le cayó encima y el muchacho se desmayó. Takamoto lanzó una carcajada potente, mientras Lara miraba horrorizada a sus amigos desmayados. Aprovechando tal descuido, uno de los orientales la empujó por la espalda y la desarmó. - Ha llegado tu final, malnacida –rió, apuntándole con las propias pistolas de ella. De pronto lanzó un chillido de dolor, y Lara advirtió que había aparecido un hombre cubierto con una capucha negra detrás del Yakuza, que le estaba clavando profundamente una daga en la espalda. Lara no reconoció al encapuchado, pero aquella daga plateada le resultaba extrañamente familiar… Chorreando de sangre, el Yakuza lanzó un par de gemidos y se desplomó sin vida en el suelo. Takamoto gimió, horrorizado. - ¡Acábenlo! –gritó. El hombre desenfundó su Boran y disparó en cada rincón a los siniestros japoneses, que quedaron desplomados en el suelo en el acto. - ¡Vámonos! –ordenó Takamoto, y él y el resto de sus hombres echaron a correr hasta perderse de vista. - ¿Estás bien? –El hombre se inclinó y tendió su mano para que Lara se pusiera de pie. Esa voz… esa voz… Al incorporarse, al hombre se le cayó la capucha, quedando su rostro al descubierto. - ¿Kurtis? –jadeó Lara, con expresión de haber visto a un fantasma.
Ana María Publicado 14 de Septiembre del 2006 Publicado 14 de Septiembre del 2006 ¿Novia de farmacéutico? ¡Qué interesante, y muy buenas las clases sobre veneno ! Cada vez me convenzo más de que no hay conocimiento que escape a tu mente. Te doy la razón en todo menos en 2 cosas: no conocía la tal saga de Taliesín, y lo de Clarisa... ¡otra vez precipitándote! A lo mejor es mi culpa, había querido dar a entender que Clarisa envenenó a Lara, pero no lo dije en ningún momento. Sólo quise confundir al público, aunque eso muchas veces me trae consecuencias. Pregunta del día: ¿qué harían si fueran Charlotte? Oh, te equivocas, no lo sé todo ni mucho menos. Lo de los venenos me lo enseñó él... soy persona que se equivoca mucho y comete muchos errores... yo he sido derrotada muchas veces... XD Pues, reaparece Kurtis, pero no sé, lo veo ya como perdido para Lara. Aunque quizá sea otro juicio precipitado... ¡y la muy tonta de Clarisa se equivoco con el veneno! Claro, ella que quería calcular segundos y todo XD que empiece por no cagarla con las copas... Pero al menos Lara ya está bien... Y si yo fuera Charlotte... creo que me cambiaría el nombre. Es coña-
vamasa Publicado 15 de Septiembre del 2006 Publicado 15 de Septiembre del 2006 Esto se pone más interesante... ¡Resulta que Kurtis está vivo y se encuentra con Lara! Pero desafortunadamente está casado y con un hijo grandecito... :'( Pero quién sabe... Con esa mirada que se echaron en el Louvre... ¡Vaya grupo de malos que has sacado! A cual de ellos más perverso... Y eso de crear falsos cadáveres... ¡Qué extraño! La verdad es que hubo un momento en que me perdí un poco, pero vuelvo a cogerle el hilo...
Tomás Publicado 16 de Septiembre del 2006 Autor Publicado 16 de Septiembre del 2006 Vamasa, ¿leíste las 13 hojas, todo de golpe ? ¡Pobre! ¡Aunque gracias ! En verdad fue un halago eso de los malos, hoy continuaremos sabiendo más cosas sobre ese tema. Aprovecho para avisar a todos en general que cualquier cosa que quizás no cuadre por ahora, cuadrará después. ENTREGA 60 Marie se acercó, trayendo una tacita de té con limón para su nuera. - ¿Te sientes mejor, Gabriela? –preguntó compasiva. - Por suerte sí, gracias –repuso la mulata, sonriendo. Tomó la tacita con sus delicadas manos y bebió un buen sorbo de té caliente-Está muy rico, esto sí que sirve para calmar los nervios. - Sin embargo yo te veo bastante bien –comentó Marie, sentándose frente a ella. - Es que pensé que tal vez yo protejo más de la cuenta a Konstantin –respondió Gabriela sin dejar de beber el té-Es pequeño pero no tanto, además, está con su padre. - Muy cierto –corroboró Marie-. Si él pudo cuidarte a ti cuando tenía casi la edad de Konstantin, con más razón el muchacho podrá cuidarse a sí mismo. - Pero hay algo que no me gusta de Kurtis –comentó Gabriela-: su afán de continuar siendo el Cazador de Demonios en lugar de dedicarse de lleno a Konstantin… y a mí. - Hija –repuso Marie sonriendo-, él te ama. - Lo sé –insistió su nuera-, pero me prometió que esto iba a acabar en cuánto liquidara al asesino de su padre. Pues bien, Eckhart ya ha muerto, lo mató Lara Croft. Aún así, Kurtis intuye que aún no se hizo justicia por tu esposo, Marie. Y tampoco me explico por qué Konstantin decidió hacerlo pasar por muerto si no habrá ya nadie para buscarlo. - Alguna razón ha de tener –manifestó la anciana-¿Qué pasaría si esa mujer rubia que vio hace tiempo no era en verdad una Nephilim? ¡Bastantes problemas he tenido en la vida por causa de esos monstruos! - Pero yo no puedo seguir extrañándolo de este modo, ni quebrando cuando oigo nombrar a mi marido. Sólo que… ¡lo quiero conmigo! –gimió Gabriela-¿Está muy mal eso? - Para nada, preciosa –su suegra le acarició la mano-Yo también lo quiero conmigo. Pero tú tranquila, Gabriela: a Kurtis se le irá de la cabeza eso de su padre y estará contigo todo el tiempo que tú quieras. ¡Ya quisiera yo que fuera así con mi esposo! - ¡Esto sí que es extraño! –resopló Lara cuando Kurtis finalizó la historia de su “resurrección”-¿Y por qué querría Konstantin hacerte pasar por muerto? - Intuición, igual que yo –susurró el Cazador de Demonios-Presiento que alguien no desea verme con vida. No particularmente a mí, a cualquier Lux Veritatis. - Él dijo que aún quedaba una Nephilim femenina viva –repuso Lady Croft, pensativa-Apareció en mi casa hace días pidiéndome unir fuerzas para hallar el Santo Grial y resucitar a los miembros de la Orden. - ¿Konstantin hizo eso? –inquirió Kurtis con asombro-¡Qué muchacho! - Si quieres mi opinión, ni en un millón de años se me hubiera ocurrido que tú podías tener un hijo –manifestó Lara-Sólo tiene catorce años menos que yo. - Pues, a mí no se me hubiera ocurrido encontrarte aquí –rió Kurtis-¿Qué estás haciendo? - Buscando un talismán que me permitirá llegar a la tierra mágica de Avalón. - ¿Avalón? –se sorprendió Kurtis-He oído hablar de ese lugar, ¿para qué quieres ir? - Mi madre está ahí. Hace veinte años –terció Lara. - Oh, lo siento –se disculpó Kurtis. Súbitamente, Konstantin y Charles comenzaron a reaccionar, aunque con un poco de dolor de cabeza. Lara se dirigió a ayudar a su antiguo profesor a levantarse, mientras Kurtis hacía lo mismo con su hijo. - ¿Qué ocurrió con esos hombres? –inquirió Charles. - Ya todo está bien –repuso Kurtis-Yo los espanté. Konstantin miró a su padre con admiración. ¿como era posible que Lara, Charles y él no hubieran podido con ellos y Kurtis sí? Después de todo, pese a ser sanador en lugar de telekinético, el muchacho siempre había tenido a su padre como ejemplo a seguir. - ¿Qué estamos esperando? –animó Lara-¡A investigar! Avanzaron a través de las lujosas estancias del Palacio hasta que, en una de las salas, hallaron un gran agujero en el medio del suelo. - Éste es el lugar –indicó Charles con una sonrisa de oreja a oreja. - ¿El lugar? –inquirieron Lara, Kurtis y Konstantin. Sin más, Charles se lanzó al fondo del agujero. - ¡Charles! –gritó Lara, asustada. Seguida por Kurtis y Konstantin, se arrojó también. Durante la caída percibieron que todo el ambiente era negro, no se podía ver casi nada. Al principio fue demasiado rápida, pero luego se fue haciendo cada vez más lenta. - Sé que no debería sorprenderme de que ocurran cosas fantásticas a mi alrededor –comentó Lara-¡Pero esto es ridículo! ¿Hacia dónde vamos? - Espera y verás –sonrió Charles. Finalmente aterrizaron en tierra firme, suavemente y de pie. Al dar unos pasos adelante se estrellaron con una visión magnífica: una aldea repleta de casitas, grandes extensiones de verde césped y majestuosas pirámides doradas. Por el lugar había nativos armados con lanzas, que, por el atuendo, debían ser aztecas. - La Ciudad Dorada –sentenció Charles. - ¡Es hermoso! –exclamaron los otros tres. Kane se giró hacia ellos. - Lara, antes de que preguntes: luego de varias averiguaciones he descubierto un antiguo manuscrito que narra que, cuando Cortés el Español destruyó a los Aztecas, el Emperador Moctezuma pidió a los dioses aztecas la conservación de su imperio, justo debajo del Palacio Nacional. - Pues parece que, por eso del agujero, los dioses aztecas se han leído “Alicia en el País de las Maravillas” –ironizó Lara-O quizá Lewis Carol ya conocía la leyenda y se basó en eso para escribir los cuentos de Alicia. - ¡Qué chistosa! –exclamó Charles-Lo que puedo añadir es que no tengo ni idea de quién es el autor del manuscrito ni quién hizo semejante agujero. De lo que sí tengo idea es de que exploraremos esta ciudad al máximo. - Podríamos separarnos –sugirió Konstantin. - Buena idea –coincidió Charles-Lara, ve con Kurtis; yo iré con Konstantin. Lara y Kurtis se miraron durante una fracción de segundo. - Está bien –accedió Lara. - No hay problema –coincidió Kurtis. La Ciudad Dorada se veía dividida en dos caminos; Konstantin y Charles tomaron el de la izquierda, y Lara y Kurtis, el de la derecha. - Espero que no le pase nada a Charles –dijo preocupada la arqueóloga. - Claro que no, mi hijo lo cuidará –terció Kurtis-Después de todo, sale a su padre –presumió. - ¡Eres la humildad personificada! –exclamó Lady Croft con sarcasmo. A su paso no hallaron aztecas, pero sí hermosas pirámides de oro. - ¡Qué pena que no trajiste cámara, Lara! –exclamó Alister con pena. - Jamás olvidaré esta fabulosa visión –replicó ella-Pero espero que podamos socializar bien con los aztecas. - Yo también –corroboró Kurtis-Pero, en el caso de que no nos entendamos, los haré entrar en razón con esto –espetó, enseñando la Boran. - ¡Qué violento eres! –exclamó Lara con socarronería. - ¿Y tú lo dices? –se alteró Zip-¿Tú que andas disparando a diestra y siniestra? Por lo que he oído, casi le disparas a Von Croy en París, de lo enojada que estabas con él –añadió metafóricamente. - En el fondo, yo jamás habría sido capaz de hacerle daño –manifestó Lara, bajando los ojos. - ¿Quién es Von Croy? –inquirió Kurtis, detuviéndose en su marcha. - Un viejo amigo con el que estaba peleada. Eckhart lo había contratado para localizar una de las Pinturas Obscura, pero él descubrió quién era él realmente, y por eso lo mataron. Por eso estaba yo en París –explicó Lara-Lo que nunca averigüé es cómo supo Eckhart lo que Von Croy sabía. - Si vamos a encarar la cuestión desde esa perspectiva –respondió Kurtis-, yo nunca supe cómo fue que Eckhart averiguó dónde estaba mi padre antes de matarlo. De pronto, a Kurtis se le nubló la vista. Con la ayuda de sus poderes de Lux Veritatis, podía ser testigo de un par de visiones cruciales del pasado… Werner Von Croy aguardaba con impaciencia la llegada de su amiga, sentado en el sofá de su departamento y temblando de pies a cabeza. Después de mucho esperar, sonó el timbre. - ¡Clarisa! –llamó Von Croy a su mucama. - ¿Sí, señor? –se acercó Clarisa. - Abre la puerta, por favor. - Sí, señor. Madame Margot Carvier estaba ante el umbral. - ¿Qué ocurre, Werner? –preguntó alterada, acercándose a él-Me venido del Louvre lo más rápido que pude –La académica se sentó a su lado. - Traeré café –dijo Clarisa servicialmente. Mientras se dirigía a la cocina, oía la aterrorizada voz de Von Croy. - Estoy asustado, Margot. Un hombre llamado Pieter Van Eckhart me contrató hace poco, para… No pudo oír más porque le sonó el celular. Como se suponía que el anciano no debía saber que ella tenía uno, Clarisa atendió molesta. - ¿Hola? - Clarisa, soy yo –titubeó su hermana gemela. - ¡Carolina! –saludó siniestra-¿Qué he hecho para merecer escuchar tu horrible voz? - Por favor, hermanita, no seas así –suplicó Carolina-Es la quinta llamada. Vuelve a casa, por favor. - Mi casa es la Cábala. Púdrete en el infierno –le deseó despectiva antes de colgar. Mientras preparaba café para Margot y Werner, Clarisa aguzaba el oído. - ¿Estás seguro, Werner? –inquirió nerviosa Madame Carvier. - Completamente –repuso Von Croy-Eckhart es un maníaco, está loco. Sospecho que él puede ser el Monstruo de París. No puedes imaginarte todo lo que he descubierto. ¿Quieres una prueba, Margot? Aquí están los faxes que Vasiley me ha dado. - Aquí está el café –se acercó Clarisa. Podía ver el terror en el rostro de Von Croy y la preocupación en el de Madame Carvier, y un folio sobre el sillón en el que Margot estaba sentada. Seguramente ahí adentro estaba la información de Vasiley. - Tengo algo para ti –añadió Von Croy mientras Clarisa se ocultaba tras la pared para seguir oyendo. El hombre tendió un paquete ante su amiga, la cual miró en su interior. - ¿Tu cuaderno? –dijo Margot, estupefacta-Tú nunca te separas de él. - Esta vez sí. Por favor, dáselo a Lara en el caso de que llame a tu puerta –le pidió mientras ella acababa de beber el café. - Muy bien, Werner, debo irme –Carvier se puso de pie, y Von Croy la acompañó hasta la puerta. En su descuido, Clarisa tomó el folio con los faxes entre sus manos. - Hay que avisar al Maestro Eckhart –susurró. El Monasterio de San Francisco, en Roma, ya estaba completamente abandonado y hacía años que nadie pisaba su suelo. Sin embargo, Konstantin, el Lux Veritatis, y Clarisa McClaggen, su nueva amiga, se ocultaban allí, junto con otros dos amigos guerreros del hombre. - ¡Qué idea fantástica has tenido, mi amor! –susurró admirado uno de ellos mientras besaba a Clarisa. - No es nada, Lucius –repuso la joven morena-Aquí podrán esconderse un tiempo y armar una nueva resistencia contra Eckhart y los suyos. - Realmente has tenido suerte con tu nueva novia, amigo –susurró Konstantin a Lucius. Hacía tres días que los Lux Veritatis sobrevivientes permanecían ocultos allí, todo gracias a la pareja de Lucius, cuando alguien golpeó la puerta furiosamente. - ¿Quién es? –preguntó Konstantin temerario. - Oh, queridos, es una sorpresa que tenía preparada –anunció Clarisa-¡Ahora! Las puertas se abrieron de golpe, y entraron tres sujetos nada deseados: Eckhart, Karel, y un individuo encapuchado cuyo rostro no estaba a la vista. - ¡TÚ! –gritó Konstantin con rabia al ver a Eckhart. - Volvemos a encontrarnos, viejo amigo –El Alquimista Oscuro esbozó una cruel sonrisa. - ¡Traidora! –gritó Lucius furioso señalando a Clarisa-¡Tú nos delataste! - Así es –sonrió diabólica-Y no te imaginas el asco que he sentido al soportar tus caricias, idiota. Pero bueno, soy una simple humana, no tengo nada que hacer aquí. ¡Qué honor para este lugar ser tu tumba y la de tus amigos! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! Mientras los Lux Veritatis la miraban con rabia y Eckhart, Karel y el encapuchado o encapuchada que nadie sabía quién era le sonreían, Clarisa se retiró de la sala y cerró las puertas tras de sí, para no ser testigo del enfrentamiento mortal que estaba a punto de tener lugar entre las fuerzas del Bien y del Mal. - ¿Te ocurre algo? –Lara comenzó a zarandear a Kurtis al ver que se había quedado con la mirada perdida. Éste volvió de golpe a la realidad, pensando si debía o no contarle a Lara lo que acababa de ver.
Luciano Publicado 17 de Septiembre del 2006 Publicado 17 de Septiembre del 2006 Tomas perdonmame pero me quede en la pagina 11, y la verdad que tambien me csto un huevo seguir el ritmo de ana maria porque yo estuve ausente mucho tiempo y intente recobrar el ritmo. ahora me falta recobrar el ritmo de tu relato, hasi que por un tiempo me tendreque quedar frente al monitor jeje.
Escorpio Publicado 18 de Septiembre del 2006 Publicado 18 de Septiembre del 2006 Tomas perdon por no venir estos dias pero estaba de vacaciones lo dema slo he entendido todo pero no entendi esto ultimo cuantos años tiene Clarisa ???? por que si etsaba con Werner y encima despues con los 3 Lux Veritatis... Pon la siguiente entrega que me ha gustado mucho las demas aunque muy facil la entrada a El Dorado jeje
Tomás Publicado 18 de Septiembre del 2006 Autor Publicado 18 de Septiembre del 2006 Clarisa tiene 33, es joven. Lo de Konstantin sucedió antes, según la biografía de Kurtis, 2 años antes de AOD. Cuando llegue el momento coloco todos los flashbacks de Clarisa en orden para evitar confusiones, además será necesario para más adelante.
Tomás Publicado 18 de Septiembre del 2006 Autor Publicado 18 de Septiembre del 2006 ¡ATENCIÓN! LO DE HOY ES ESPECIAL Supongo que cada vez surgirán más interrogantes, así que hago el favor de poner en orden todos los flashbacks de Clarisa hasta la fecha. La noche de la muerte de la gemela (para que no queden dudas) sucede en Inglaterra la misma noche en que Von Croy es asesinado en París, o sea que todo ésto es antes del AOD. Espero que les sirva, va con cariño ENTREGA ESPECIAL Clarisa McClaggen UNA FAMILIA DESTRUÍDA POR LA CABALA Charlotte dormía plácidamente, cuando un repentino ruido la hizo despertarse. - ¡Que lo cumplas feliz, que los cumplas feliz! ¡Que los cumplas, mamita! ¡Que los cumplas feliz! Al oír la canción, la mujer se incorporó en la cama y vio llegar a sus pequeñas hijas, en camisón, que se abalanzaron sobre la cama a hacerle cosquillas y a mimarla. Y Charlotte reía, reía feliz, sintiendo el cariño de las niñas gemelas. - ¡Feliz cumpleaños, mami! –Clarisa la abrazó. - ¡Te hicimos un regalito! –reía Carolina. - Haber… haber… ¿qué hicieron mis dos princesitas? - La idea fue mía –aclaró la pequeña Clarisa-; yo lo dibujé y Caro lo pintó. Sonriendo tímidamente, las preciosas e idénticas criaturas le entregaron un dibujito coloreado. Había sido hecho por dos niñas de cinco años, pero estaba hecho con todo el amor de su inocente y cándido corazón. En él se veía a una mujer castaña, sonriente y vestida de reina, que caminaba por el césped de la mano de dos niñas morenas vestidas de princesas, bajo un sol amarillo que sonreía feliz y nubecitas todas con caritas. - ¿De qué es este dibujo? –preguntó la joven Charlotte con fingida sorpresa, mientras sus hijas se acostaban en la cama, cada una a un lado de ella. Clarisa señaló con su dedito y comenzó a explicar. - Esas somos las princesas Carolina y Clarisa, y la mujer hermosa es la Reina Charlotte, que camina por el pastito con sus hijitas, y el Señor Sol y las Señoras Nubes Blancas las saludan felices. - ¿Sabes, mami? Tú eres una reina, y nosotras tus princesitas mimadas –rió Carolina. - ¡Claro que sí, son mis princesitas! –exclamó Charlotte, emocionada-¡Y me hacen la reina más feliz del mundo! ¡La más feliz! –Comenzó a llorar de felicidad, y entre las tres se abrazaron, mientras las niñas reían felices de que a su mamá le hubiera gustado el dibujo. El Monasterio de San Francisco, en Roma, ya estaba completamente abandonado y hacía años que nadie pisaba su suelo. Sin embargo, Konstantin, el Lux Veritatis, y Clarisa McClaggen, su nueva amiga, se ocultaban allí, junto con otros dos amigos guerreros del hombre. - ¡Qué idea fantástica has tenido, mi amor! –susurró admirado uno de ellos mientras besaba a Clarisa. - No es nada, Lucius –repuso la joven morena-Aquí podrán esconderse un tiempo y armar una nueva resistencia contra Eckhart y los suyos. - Realmente has tenido suerte con tu nueva novia, amigo –susurró Konstantin a Lucius. Hacía tres días que los Lux Veritatis sobrevivientes permanecían ocultos allí, todo gracias a la pareja de Lucius, cuando alguien golpeó la puerta furiosamente. - ¿Quién es? –preguntó Konstantin temerario. - Oh, queridos, es una sorpresa que tenía preparada –anunció Clarisa-¡Ahora! Las puertas se abrieron de golpe, y entraron tres sujetos nada deseados: Eckhart, Karel, y un individuo encapuchado cuyo rostro no estaba a la vista. - ¡TÚ! –gritó Konstantin con rabia al ver a Eckhart. - Volvemos a encontrarnos, viejo amigo –El Alquimista Oscuro esbozó una cruel sonrisa. - ¡Traidora! –gritó Lucius furioso señalando a Clarisa-¡Tú nos delataste! - Así es –sonrió diabólica-Y no te imaginas el asco que he sentido al soportar tus caricias, idiota. Pero bueno, soy una simple humana, no tengo nada que hacer aquí. ¡Qué honor para este lugar ser tu tumba y la de tus amigos! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! Mientras los Lux Veritatis la miraban con rabia y Eckhart, Karel y el encapuchado o encapuchada que nadie sabía quién era le sonreían, Clarisa se retiró de la sala y cerró las puertas tras de sí, para no ser testigo del enfrentamiento mortal que estaba a punto de tener lugar entre las fuerzas del Bien y del Mal. - ¡Clarisa, abre la puerta! ¡Te lo ruego! Charlotte lloraba a gritos y golpeaba con todas sus fuerzas la puerta del departamento de Clarisa, que no había tardado en abandonarlas a ella y a Carolina. Su hija le abrió y la observó con la misma mirada fría y pérfida con la que se contempla a un escarabajo venenoso. - ¿Qué quieres, Charlotte? –le espetó despectivamente. - Hija, soy yo, tu mamá. ¡No seas tan cruel! –La anciana estaba a punto de quebrarse. - Tú no eres mi mamá. Fuera de mi casa –y se apresuró a cerrar la puerta, pero su madre la detuvo. - ¡Clarisa, hija mía! ¿Tanto te lavó la cabeza esa sucia Cábala? Vuelve conmigo, por favor, tu hermana y yo te necesitamos –En un intento desesperado, Charlotte acarició el rostro de su hija con todo el amor de una madre. - ¡JAMÁS VUELVAS A TOCARME, SUCIA! –Con profundo asco, Clarisa la apartó de sí misma y la abofeteó descaradamente. Charlotte no podía sentir dolor más grande que el de ser atacada por su propia hija, que ahora le gritaba como si ella fuera un gusano-¡Ya te lo dije cientos de veces! ¡No quiero verte nunca más, ni a ti ni a la zorra de Carolina! ¡Y agradece que no le cuente al Maestro Eckhart que apareciste por aquí, no quiero que se ensucie las manos con una deforme, pobretona e insignificante como tú! –y le escupió-¡Tú ya no eres mi madre! ¿Me oyes? ¡TÚ ESTÁS MUERTA PARA MÍ, IGUAL QUE CAROLINA! ¡MUERTA Y ENTERRADA! ¡Y QUE NUNCA SE TE OLVIDE! –Le gritó bien fuerte. Mientras Clarisa respiraba agitadamente, Charlotte permaneció silenciosa, sintiendo que se le iba a romper el corazón de tanto dolor: ¡Era su hija, su propia hija! - ¡Escúchame muy bien, Clarisa! –La anciana jamás recordaría de dónde sacó tal valor-¡Si tú lastimas a alguien, yo, tu madre, que te di la vida, juro que te la quito! ¡Juro que te la quito! Clarisa cerró la puerta sin más, y su madre continuó llorando, sintiéndose impotente y humillada como nunca antes. Werner Von Croy aguardaba con impaciencia la llegada de su amiga, sentado en el sofá de su departamento y temblando de pies a cabeza. Después de mucho esperar, sonó el timbre. - ¡Clarisa! –llamó Von Croy a su mucama. - ¿Sí, señor? –se acercó Clarisa. - Abre la puerta, por favor. - Sí, señor. Madame Margot Carvier estaba ante el umbral. - ¿Qué ocurre, Werner? –preguntó alterada, acercándose a él-Me venido del Louvre lo más rápido que pude –La académica se sentó a su lado. - Traeré café –dijo Clarisa servicialmente. Mientras se dirigía a la cocina, oía la aterrorizada voz de Von Croy. - Estoy asustado, Margot. Un hombre llamado Pieter Van Eckhart me contrató hace poco, para… No pudo oír más porque le sonó el celular. Como se suponía que el anciano no debía saber que ella tenía uno, Clarisa atendió molesta. - ¿Hola? - Clarisa, soy yo –titubeó su hermana gemela. - ¡Carolina! –saludó siniestra-¿Qué he hecho para merecer escuchar tu horrible voz? - Por favor, hermanita, no seas así –suplicó Carolina-Es la quinta llamada. Vuelve a casa, por favor. - Mi casa es la Cábala. Púdrete en el infierno –le deseó despectiva antes de colgar. Mientras preparaba café para Margot y Werner, Clarisa aguzaba el oído. - ¿Estás seguro, Werner? –inquirió nerviosa Madame Carvier. - Completamente –repuso Von Croy-Eckhart es un maníaco, está loco. Sospecho que él puede ser el Monstruo de París. No puedes imaginarte todo lo que he descubierto. ¿Quieres una prueba, Margot? Aquí están los faxes que Vasiley me ha dado. - Aquí está el café –se acercó Clarisa. Podía ver el terror en el rostro de Von Croy y la preocupación en el de Madame Carvier, y un folio sobre el sillón en el que Margot estaba sentada. Seguramente ahí adentro estaba la información de Vasiley. - Tengo algo para ti –añadió Von Croy mientras Clarisa se ocultaba tras la pared para seguir oyendo. El hombre tendió un paquete ante su amiga, la cual miró en su interior. - ¿Tu cuaderno? –dijo Margot, estupefacta-Tú nunca te separas de él. - Esta vez sí. Por favor, dáselo a Lara en el caso de que llame a tu puerta –le pidió mientras ella acababa de beber el café. - Muy bien, Werner, debo irme –Carvier se puso de pie, y Von Croy la acompañó hasta la puerta. En su descuido, Clarisa tomó el folio con los faxes entre sus manos. - Hay que avisar al Maestro Eckhart –susurró. Charlotte y Carolina no tenían dudas de que la buena suerte las estaba acompañando, ya que nadie del Strahov las había descubierto. Y allí estaban ahora, ocultas dentro del armario gris del Sanatorio, viendo a un horrible híbrido zoomorfo encerrado en una jaula, y a Kristina Boaz, sentada cerca de él en su escritorio, leyendo unos complicados papeles de cuyo contenido Charlotte y la gemela buena no sabían nada. Un empleado hizo su entrada, llevando una escoba y una pala. - Buenos días, doctora Boaz –saludó con respeto-Vine a hacer la limpieza de siempre. - No hay problema, Howard –concedió Boaz con amabilidad. En ese momento apareció Clarisa, la gemela mala, y Carolina tuvo que taparle la boca a su madre para que no gritara de asombro. - Hola, Kristina –saludó a su amiga-¿Qué estás haciendo? - Repasando los componentes que utilizé para crear al Proto Nephilim –repuso Boaz, mirando al híbrido.-No creo que el resultado coincida con lo que tenía planeado en un principio. - Yo creo que el resultado es excelente –contradijo Clarisa con una sonrisa cruel-Es un experimento perfecto –Dedicó una sonrisa de aprobación al Proto, y éste rugió, en señal de haberla entendido. - ¡Clarisa le habla a la bestia! –chilló Charlotte en un susurro. - ¡Cállate o nos oirán! –advirtió Carolina-Esa científica loca y mi hermana no tendrán piedad de nosotras. - Y dime, Kristina, ¿este encanto obedece órdenes? –inquirió Clarisa, maquiavélica. - Pues… -balbuceó la científica-no lo sé. - Hagamos la prueba –decidió Clarisa, y antes de que Boaz pudiera impedírselo, tomó el control remoto que había en la mesa y pulsó el enorme botón rojo del mismo. La jaula se abrió al instante, y el Proto salió, emitiendo un rugido de triunfo. Kristina chilló de espanto, pero Clarisa lanzó una carcajada siniestra. Howard, por su parte, temblaba de pies a cabeza. Clarisa señaló con el dedo al empleado. - ¡Mátalo! –ordenó. Antes de que el pobre hombre pudiera hacer nada, la bestia se abalanzó sobre él y lo arrojó al suelo. De un fuerte mordisco le arrancó el estómago, dejando al descubierto sus tripas y sus entrañas, y ahora le arrancaba, muy lentamente, la cabeza a mordiscones. Howard lanzaba potentes alaridos de dolor como nunca antes, mientras Kristina, Charlotte y Carolina contemplaban la escena muertas de miedo, y Clarisa lanzaba escalofriantes carcajadas, disfrutando con el dolor ajeno. Segundos después, el lugar apestaba a sangre, y de Howard sólo quedaban sus órganos humanos como resto, lo demás lo había devorado y masticado el Proto Nephilim. Charlotte lloraba sin mirar, mientras su protectora hija la abrazaba, sin poder creer que su hermana gemela se hubiera trasformado en semejante monstruo inhumano. De cualquier modo, el ruido atrajo a Muller, Eckhart y Karel. El botánico, el Alquimista Oscuro y el Ángel Caído no salieron de su asombro al encontrar el lugar así, en aquellas condiciones. - ¿Qué es esto? –bramó Eckhart. - Maestro, ¡fue Clarisa! –gritó Kristina, aterrada y señalándola- ¡Ella liberó al Proto y le ordenó comerse a Howard! - Al Proto Nephilim no puedes darle órdenes, Boaz –espetó fríamente Karel-A menos que seas de su misma especie. Que se comiera a Howard es pura casualidad. - ¿Entonces por qué no nos hace nada? –preguntó la científica, desconcertada. “¡Tranquilízate!”, le había susurrado Karel al Proto en lengua Nephilim. Pero Boaz, Muller y Clarisa no comprendían la repentina docilidad del bicho, ya que todos, excepto Marten Gunderson, creían que Karel no era más que el protegido de Eckhart, al que consideraban el líder. Todos menos Karel y Eckhart contemplaron asombrados cuando el Proto, con docilidad, se regresó a la jaula, y Kristina no tuvo reparos en oprimir nuevamente el botón rojo del control para cerrarla. - Boaz, has creado una abominación –sentenció el Alquimista-Debes destruirlo inmediatamente. - Sí, sí, señor –repuso Boaz, aún perturbada. - Nunca vi nada igual –comentó Muller con horror y admiración-¿Qué era lo que pretendías crear tú, Boaz? - Una belleza de Nephilim, igual que los antiguos –repuso Kristina-Pero los experimentos que realizo son muy complicados, hay gran probabilidad de fallos. - Ya no habrá más fallos –terció Eckhart-Tu queridísimo híbrido será destruido, y la Alta Raza renacerá en cuanto lleguemos a Avalón. Cuando eso pase, todos serán recompensados con el don de la Vida Eterna, puedo asegurarlo. Y ahora, déjennos a solas con McClaggen, por favor. - Sí, señor –Boaz y Muller abandonaron la apestosa sala. - ¿Sabes una cosa? Realmente tú te llevas bien con las criaturas de Boaz –sonrió Eckhart. - Tal vez sea porque ella es su creadora, y es mi amiga, Maestro –sonrió la perversa espía. - O tal vez tú les simpatizas –terció Karel. - ¿Y eso es bueno o malo? –inquirió Clarisa. - Es excelente –repuso el Alquimista Oscuro-De hecho, tú eres excelente, McClaggen, una de los mejores miembros de nuestra causa. Y dime, ¿qué has averiguado sobre Von Croy? - Le he seguido la pista –informó Clarisa-Él no sospecha quién es su querida mucama en realidad. Pero me temo que ya está comenzando a sospechar. - ¿A sospechar? –inquirió ceñudo el Ángel Caído. - Sí, ha ido a visitar a ese traficante… Vasiley. Me da mala espina, Maestro Eckhart, quizá él haya descubierto algo sobre nosotros. Pero descuiden: si es así, lo mataré yo misma. - Claro que no –terció Eckhart-Lo haré yo. - O en su defecto, yo –sonrió Karel con crueldad. Desde el armario, Charlotte y Carolina no podían creerlo; el tal Von Croy corría peligro, y el mundo entero también. ¿Y quién era una de las causantes de todo eso? ¡Clarisa! ¡Su Clarisa! Aquella mujer siniestra y despiadada que gozaba de cómo destripaban al pobre hombre, aquella mujer que la propia Charlotte había engendrado. Llovía. De un modo atroz y descomunal. - Mamá, ya no sufras por Clarisa –Carolina le acariciaba la mano a su vieja madre, sentada frente a ella en la mesa-El mundo está en juego, hay que avisar a la policía. - ¡Pero ella irá presa! –sollozó Charlotte. - Se lo merece por delincuente –terció su hija fiel-¿Has visto todos esos experimentos? ¡Son ilegales! ¡Y esa mascota enjaulada, aquella a la que la doctora loca llamaba el Proto! - ¡Esa loca es la hija de Julia! - ¡Pues Kristina también irá presa, mamá, diga lo que diga Julia! ¡Tal vez aún podamos hacer algo, antes de que Eckhart mate al tal Von Croy! –apremió Carolina, acariciando su mano-Lo hago por el bien, tuyo y del mundo entero, mamita –Se levantó y besó su cabeza. - Te quiero, hijita –susurró Charlotte-, sin ti estaría completamente sola. ¡TROOM! Sonó un tremendo trueno, y madre e hija se levantaron de golpe, asustadas, al ver a Clarisa en el umbral, empuñando un revólver y con cara de demente. Era evidente que había abierto la puerta a balazos, amortiguados por el ruido del trueno que anunciaba la llegada de la malvada. Carolina abrazó a su madre para protegerla y lanzó una mirada amenazante a su hermana gemela. - ¡Sorpresa! ¡JAJAJAJAJA! –Clarisa echó a reír diabólica - ¿Qué haces aquí? ¡Lárgate, y saca el arma de mi vista! –espetó Carolina, asustada. Clarisa lanzó otra carcajada. - ¡Jamás, hermanita! ¡Han ido demasiado lejos! –Apuntó hacia ellas-¡MUERAN, RATAS! Disparó, y le dio a Charlotte de lleno en el brazo. Ella comenzó a gemir de dolor, mientras Clarisa reía. - ¡Cállate! –Carolina le dio tal puñetazo que la hizo caer al suelo y sangrar. Pero Clarisa se incorporó al instante, y ahora, ambas se atacaban a puño limpio, sangrando, y sangrando más. - ¡Basta! ¡Ya basta, niñas! –gritaba Charlotte, desesperada-¡Somos familia! Clarisa le dio de lleno una patada en la cara a su hermana y la hizo caer. Sonrió demoníaca y apuntó a su madre. - ¡Mi familia es la Cábala! ¡Di adiós! - ¡NO! –Carolina se levantó de un salto y comenzó a forcejear contra la gemela por el revólver. La mirada de Carolina era valiente, y la de Clarisa, encolerizada. Un terrible disparo desgarró el aire, seguido por el grito de Charlotte.
JocLo Publicado 18 de Septiembre del 2006 Publicado 18 de Septiembre del 2006 Vaya temazo que he encontrado!! muchas felicitaciones esta muy buenoo!!
vamasa Publicado 19 de Septiembre del 2006 Publicado 19 de Septiembre del 2006 ¡Vaya! Se van aclarando más cosas sobre Clarisa... ¿Cómo puede cambiar tanto una persona? Ya lo veremos, porque me imagino que esto seguirá... Y sí, me leí las entregas seguidas, pero poco a poco, por eso tardé tanto en volver a escribir... Bueno, sigue escribiendo así. Debo decirte que, con la resurrección de Kurtis, el relato ha ganado interés... (hablo por mí, ¿eh?) ¡Saludos!
Ana María Publicado 19 de Septiembre del 2006 Publicado 19 de Septiembre del 2006 Ufff, esto parece la Tragicomedia de Calisto y Melibea... la verdad es que me he liado bastante, pero bueno. 1.- Ese "Haber, haber, no se qué de la princesitas" que dice Charlotte es una falta de ortografía que no pega contigo, Tomás. Haber es un verbo... la frase es " A ver, a ver..." del verbo ver, de la locución "a ver" sobre algo que hay que ver... ¡hombre! 2.- Lo de Clarisa me parece un enredo muy enredado. Si alguien se porta como ella, no suele vivir mucho tiempo. Me parece que alguien ya tendría que haberle ajustado las cuentas a esa tipa. A ver si Kurtis dice algo útil y previene a Lara del engendro que ronda por su casa. Y es que mata a un jardinero, envenena a fulano, traiciona a mengano... ¡y nadie se entera! Peor aún, ¡nadie investiga! Ya sé que haría de ser Charlotte, aparte de cambiarme el nombre: ¡cargarme a esa tipa!
Tomás Publicado 20 de Septiembre del 2006 Autor Publicado 20 de Septiembre del 2006 Joclo, ¿también léiste todo de golpe ? Espero verte seguido por acá, pero no vayas a olvidarte de Ana María y Luciano. Vamasa, tal vez lo notaron todos, pero los flashbacks esos no son la continuación del relato, es una recopilación de los recuerdos de Clarisa, ya publicados a lo largo de la historia. Con respecto a Kurtis, es muy raro que yo escriba algo que se me acaba de ocurrir, su aparición ya estaba planificada para la segunda mitad. Además, no van a negar que es original que esté casado y con un hijo de 15 años . ¡Ana, felicidades ! Sin darte cuenta hiciste la pregunta que llevaba esperando que alguien hiciera, ¿por qué tanta impunidad con Clarisa? ¡Ya verás! Por hoy me he permitido hacer una pequeña sátira, y aparte de eso, no todas las noticias son buenas. ENTREGA 61 - No, no, nada –manifestó el Lux Veritatis con algo de confusión-Es que desde niño tengo visiones extrañas, Lara. Mi madre asegura que son útiles, pero a mi no me convence. - Si quieres, podemos sentarnos a tomar té con galletas y me cuentas –ironizó Lara-Aunque, imagino que no querrán perderte de disfrutar de este fantástico lugar. Debemos ser los primeros humanos en siglos que lo pisamos. - No estaría tan seguro –contradijo Kurtis. Señaló con el dedo en una dirección, y Lady Croft pudo ver un set de grabación en plena aldea azteca, enfocando con cámaras a una mujer que llevaba su misma trenza y un equipo de exploración similar, y que no conforme, llevaba dos pistolas. - ¿Quién es esa imitadora barata? –inquirió Lara con rabia. - Conozco a esa actriz, pero no recuerdo de dónde –manifestó Kurtis. Se acercaron y lograron oír a la mujer hablando por auricular como el de Lara. - Bryce, no te pases. Estoy segura de que el Anillo de Inti está por aquí. - Corten –dijo el hombre que parecía el director-Angelina, un poco más de sensualidad en la voz, por favor. - ¡Ya basta! –A grandes zancadas, Lara se acercó hacia ellos-¿Qué es esto? La falsa Lara le dirigió una mirada extraña. - ¿Quién es ella? ¿Lucy Clarkson? ¿Jill de Jong? - ¡Por Dios, Angelina! –exclamaron los asistentes de grabación-¡Es la verdadera Lara Croft! - ¡Lara Croft! –Con profundo asombro, Angelina se tumbó a los pies de la arqueóloga-Es un honor conocerla, yo soy Angelina Jolie. - ¡Angelina Jolie! –gritó Zip, histérico-¡Me la paso mirando fotos tuyas! ¡Eres mi actriz favorita! - ¿Tú no eres la actriz que ha hecho películas mías? –inquirió Lara. - Así es –confirmó Angelina-Encontramos este maravilloso lugar para filmar Tomb Raider 3, que saldrá en el año 2009. “No se en que se parece esta morocha operada a mí, que soy atlética y nada fría”, se dijo Lara, a quien ser objeto de consumismo de ropa, revistas y pantalla grande no le gustaba nada. - Niña, ¿tienes idea de lo que es este lugar en realidad? –inquirió Lara, ceñuda. - No –repuso Angelina, fijándose en Kurtis-Pero sí tengo idea de quién interpretará al nuevo amante de Lara en el film. - Lo siento, no soy actor –terció Kurtis, algo atónito. Lanzando un grito de guerra, una multitud de aztecas se acercó a ellos blandiendo lanzas. - ¿Quiénes son? –inquirió Angelina-¿Los extras? - ¡Claro que no! –exclamó Lara-¡Son aztecas de verdad! Sin que pudieran hacer nada, los nativos prendieron a Lara y Angelina. - Extranjeros no invadir nuestro territorio. Nosotros llevarnos mujeres hermosas a nuestro hogar para hacerlas nuestras esclavas. Entretanto, Kurtis cerró fuertemente los ojos, y al abrirlos, los aztecas salieron disparados hasta aterrizar en el suelo, dejando así libres a la arqueóloga y la actriz. Sin pérdida de tiempo, los aztecas se postraron ante él. - ¡Inti! ¡Oh, lo reverenciamos, poderoso y omnipotente dios del Sol! “¡Esto es de no creer! ¡Primero Jean y yo somos Osiris e Isis y luego éste es Inti!” - ¡Alto ahí! –Takamoto irrumpió de repente. Lara pudo observar que llevaba un anillo dorado en uno de sus dedos.-¡Él no es Inti, yo sí! Lara pudo recordar que, en una de sus expediciones a través de Asia junto a Von Croy, su mentor le había narrado la historia del Anillo de Inti, cuyo portador sería capaz de controlar a toda la población azteca. - ¡Oh, dios Inti! ¡Oh, dios Inti! –ahora, ellos se echaban a los pies de Takamoto, mientras Lara hacía esfuerzos por asimilar en su mente el hecho de que el maldito Yakuza había llegado antes que ellos a la Ciudad Dorada. - ¡Vámonos! –exclamó Angelina. Los asistentes y el director empacaron velozmente sus cosas y echaron a correr. - ¡Ellos son traidores! –Takamoto señaló con el dedo a Lara y Kurtis-¡Aprésenlos! Ninguno de ellos pudo hacer nada, debido a la fuerza brutal de los hombres. Y ahora, eran conducidos al calabozo de la Gran Pirámide Azteca. - ¡Anaya! ¡Anaya! ¡No vas a creerlo! La negra caminaba tranquilamente por el pueblo cuando su amiga se acercó, excitada y radiante de alegría, hacia ella. - ¡Tranquila, Gabriela! –dijo Anaya-¿Qué te ocurre? Pero la bondadosa mulata no podía contenerse. - ¡Estoy embarazada, Anaya! - ¿Qué dices? - Hace dos semanas que Kurtis se fue, y hace dos semanas que tengo un retraso –exclamó Gabriela muy feliz-¿Te das cuenta? ¡Otro fruto de nuestro amor! ¡Konstantin tendrá un hermanito! - Es maravilloso –terció Anaya-Sólo espero que al padre no le ocurra nada. Clarisa limpiaba tranquilamente la habitación de Lara, cuando oyó un súbito ruido proveniente del armario. Éste era cada vez más fuerte e incesante, por lo que la mujer se decidió a abrirlo, y descubrió qué era lo que se movía: el Chirugai. - ¡Qué objeto tan extraño! –exclamó, tomándolo entre sus manos-Sin lugar a dudas me será muy útil. No podía fallar: ahora Clarisa tenía un arma de Lux Veritatis que facilitaría sus planes. Ah, Ana, hoy no te opino porque pasa algo muy raro: no puedo encontrar el mensaje de tu novela por ningún lado, ojalá sólo sea un error de mi PC.
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