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El manuscrito Voynich


PERICO

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  • 3 weeks later...
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Bueno, he estado ausente unos meses del foro. He cambiado de ciudad, he empezado a trabajar y no tenia internet en casa. Espero que no me hayais echado de menos y que todavia alguno de vosotros tengais ganas de saber cómo continúa la historia, que nada más acaba de comenzar. Pues bien aquí la teneis.

 

 

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00. La Cumbre (cont.)

 

amsterdam081vy.jpg

 

Miré de nuevo el tatuaje que se había dibujado mi compañero de piso en el hombro. Era una rosa.

“Cualquiera podría ser uno de ellos. Los diez que estaban reunidos eran auténticos peces gordos de la política y la economía mundial. Pero, por lo que dijeron, hay muchos más”.

Poco a poco fui recuperando el control sobre mí mismo conforme mis niveles de adrenalina descendían. Estaba igual de nervioso, pero intenté tranquilizarme. Me tumbé sobre la cama para seguir reflexionando.

“Hablaron de estratos inferiores, de contactos…Y por la gente que hay ahí metida, debe de ser algo de gran importancia. ¿Pero toda aquella parafernalia?” Los hábitos, esa especie de ceremonia, los Altos Estatutos, las dagas volando…Las imágenes se mezclaban en mi cabeza, iban más rápido que mis pensamientos. Estaba en un mar de dudas.

Mi única referencia es el manuscrito Voynich y aquel profesor al que buscan. Si les ha traicionado, es el único en que puedo confiar ahora mismo. “He de encontrarle mañana mismo”.

Miré por la ventana, empezaba a amanecer.

“Bueno, hoy mismo”.

 

************

 

Un extraño pitido me martilleaba el cerebro. Me puse la almohada sobre la cabeza y tanteé con la mano buscando el despertador. Pero el pitido no cesó. Resoplé, y me incorporé sobre la cama. Entonces noté que tenía una resaca de caballo. El pitido continuaba. Aún con los ojos entrecerrados eché una ojeada a la habitación hasta que pude ver la luz del busca parpadeando sobre el escritorio. “Pero, ¿qué ****? Hoy es mi día libre”. A regañadientes, me levanté y lo apagué. Decidí llamar a mi padre. Bueno, mejor dicho, al comisario. “A no ser que sea algo realmente urgente, no me pienso mover de aquí”.

Miré el reloj. Eran las siete de la mañana. Apenas había dormido un par de horas. Me encendí un cigarrillo, cogí el móvil y salí al balcón. Mientras marcaba, observé la preciosa vista de Ámsterdam al amanecer. Los primeros rayos de luz iluminaban suavemente los canales, mientras los más madrugadores se desplazaban en bici o en tranvía a su trabajo, o bien desayunaban en algunos de los acogedores cafés de la capital holandesa.

- ¡Frank, hijo! Siento llamarte hoy pero tenemos un asunto delicado –se apresuró a decirme el comisario al otro lado de la línea.

- Ya lo imaginaba, papá –respondí, mientras intentaba disimular un bostezo- ¿Han matado a la Reina?

- Peor –inquirió. Hizo una pausa; ahora sus palabras sonaban en un hilo de voz- Han encontrado acuchillado en su casa a Dominik Ganz.

- ¿El presidente del Tribunal Superior de La Haya? ¿Acuchillado? *****… -quedé unos segundos en estado de shock, sin poder articular palabra. Ese juez es uno de los pesos pesados de la justicia mundial. Ha participado en algunos de los litigios internacionales más importantes que la historia reciente. Yo mismo cené con él un par de veces. Parecía un tipo noble y con gran sentido de la justicia. Y sobre todo, era un gran amigo de papá.

- Aparentemente, ha sido su mujer. Esa zorra… Se la han encontrado en el cuarto de baño con la muñeca rebanada y una nota de suicido, bastante escueta por cierto: “Lo siento, Dominik”.

- Pero, ¿cómo es posible? –pregunté. La última imagen que tenía de ellos era la de una pareja feliz y modélica.

- Creo que el móvil ha sido pasional. Es bien sabido que Ganz cambiaba de amante como de camisa.

- Ya veo –“quizá no era un tipo tan noble después de todo”-. En fin, voy corriendo para allá. Que no toquen nada. Y llama a Pieter y Kerstin, los voy a necesitar.

- Están ya avisados. Supuse que te serían de ayuda.

- Gracias. Hasta ahora.

 

Le di una profunda calada al cigarrillo y resoplé de nuevo, echando el humo por la nariz. La pesadez de la resaca se mezclaba con la incredulidad del asesinato. En mis cinco años como inspector de Homicidios nunca había tenido que investigar el crimen de un pez tan gordo. Y a la vez, de una persona tan cercana a mi familia.

Entré en el baño y metí la cabeza debajo del grifo. El agua estaba casi helada, pero me sentó bien. Con el rostro húmedo, me observé unos instantes frente al espejo y no me gustó lo que éste me devolvió. Cuando anoche cumplí cuarenta años no vi esa imagen. Vi la de un tipo joven, de pelo castaño anaranjado, ojos azules, fuerte, masculino y encantador. Hasta guapo. Claro que iba bajo los estimulantes efectos de los estupefacientes que me había pasado Martin, un compañero de la División Antidroga. Pero ahora mis ojos no se fijaron en eso: se detuvieron a observar las primeras canas, las arrugas de la frente, las marcadas ojeras... Me veía viejo. No sé si por los efectos reales de la madurez, o simplemente por los efectos psicológicos de la famosa crisis de los cuarenta. O quizá eran los efectos a largo plazo de mi divorcio. No sé. Sólo espero llegar a los cuarenta y uno con dignidad.

Una ducha y un café después, ya me encontraba de camino a La Haya. Todavía seguía el CD de música electrónica en el reproductor del coche. Recordé la noche anterior: plantón de mi ex en el restaurante, fiesta improvisada en la casa de Martin con otros tres viejos amigos de la academia, alcohol, marihuana, algo de éxtasis, discoteca, luces, mujeres, más mujeres… La noche estaba algo borrosa en mi cabeza. Sólo recuerdo que le dije que no a una chica. Sería a eso de las cuatro, en pleno bajón.

 

- ¿Y bien, inspector Hansen? ¿Qué opina?

- A primera vista, Pieter, todo parece confirmarlo –respondí- Crimen pasional y posterior suicidio del asesino movido por el arrepentimiento. Un clásico, vamos.

- Con un cierto toque macabro extra, si me permite la expresión.

- Permitida –suspiré mientras miraba el cuerpo orondo y sin vida de Dominio Ganz. El juez se encontraba tumbado boca arriba, totalmente desnudo y bañado en un charco de sangre que ya empezaba a cuajar. Me agaché y examiné la herida de su pecho, a la altura del corazón. “Una buena cuchillada”, pensé.

- Parece ser la causa de la muerte –apuntó Kerstin, como leyendo mi mente- Un solo corte con arma blanca, probablemente ésta.

La joven agente levantó una funda de plástico, en la que se podía ver un cuchillo de cocina tradicional, con hoja serrada y ensangrentado.

- Que comprueben el ADN de esa sangre. ¿Dónde estaba?

- Es el mismo que usó su mujer para quitarse la vida. En la bañera.

- Examinaremos el cuerpo de la esposa más tarde –comenté- por el momento inspeccionemos bien a la víctima. Quiero recoger todas las evidencias posibles antes de que nos desmantelen el chiringuito. Así que a trabajar, chavales.

Pieter empezó a fotografiar toda la escena desde cualquier ángulo imaginable, mientras Kerstin comenzaba a clasificar las pruebas. Yo, sin embargo, me mantuve unos minutos observando el cadáver, en cuclillas y con el dedo índice posado sobre los labios. Analizando al detalle, centímetro a centímetro, en busca de algo que no encajase. Porque mi primera impresión fue que aquello no era lo que parecía. Que había gato encerrado. A pesar de que ni una sola pieza del puzzle parecía estar fuera de lugar, mi sensación era que alguna no encajaba. Sólo necesitaba descubrir cuál era la que sobraba.

- Te veo muy concentrado, Frank.

Me giré y miré hacia arriba. Era mi padre. Normalmente no se pasaba por la escena del crimen, pero tratándose del mismísimo presidente del Tribunal Superior de La Haya y, sobre todo, de uno de sus mejores amigos, lo entendí.

- Nunca hay que perder la concentración.

- En este caso, sin embargo, no es muy necesaria. Parece evidente que se trata de un crimen pasional como ya te dije.

Se acercó hacia mí, bajando el tono de voz.

- Esa hija de **** tenía más cuernos que todas las putas vacas de Holanda juntas. Te lo digo yo, Franky… Estaba claro que algún día ella lo descubriría, aunque nunca pensé que la cosa llegase tan lejos –agachó ligeramente la cabeza, pasándose la mano por la frente- Ya podía haberle pedido el divorcio la muy cerda, en lugar de matarlo.

- Conozco los rumores, papá, y todo parece apuntar en esa dirección. Aún así, francamente, preferiría no descartar ninguna hipótesis tan pronto.

El comisario sonrió de un modo paternal, arqueando las cejas.

- Hijo, te pareces más a uno de esos periodistas morbosos que se agolpan ahí fuera en la puerta que al profesional que yo conozco desde hace tanto tiempo. No busques asesinos fantasmas: la asesina la tienes ahí, en el cuarto de baño.

Era evidente que papá quería que la situación se resolviese cuanto antes para evitar cualquier tipo de polémica en los medios de comunicación. Aún así, decidí contrariarle.

- Precisamente como profesional, tengo que comprobar milimétricamente la escena. Cultivaríamos muy mala prensa si nos equivocásemos, por muy poco probable que sea. A parte de hacerle poca justicia a Dominik.

- La mejor justicia que le podemos hacer es decir al mundo quién era de verdad su mujer. Una **** asesina.

Tras decir esto, se giró y se fue. Suspiré otra vez. Entiendo a mi padre. Como profesional, no quiere que la prensa empiece a especular sobre la muerte del juez y que el tema se acabe convirtiendo en un circo. Y como persona, necesita poner inmediatamente cara al asesino de su gran amigo Dominik. Y en este caso, todo parece indicar que así fue. ¿O no?

-¡Inspector! –exclamó Kerstin, sacándome súbitamente de mis pensamientos- Debería ver esto.

Me giré y bajé la mirada. Kerstin se encontraba agachada sobre el cuerpo, con su mano portando un artefacto parecido a una lupa. A través miraba atentamente la herida. Me agaché junto a ella y posé mi ojo sobre el cristal.

- ¿Lo ve? Eso no debería estar ahí.

Con unas pinzas extraje un minúsculo objeto de la herida.

- O no al menos si el cuerpo estaba así cuando lo asesinaron –apuntó la joven criminóloga.

- ¡Kerstin, preciosa, te pago la siguiente cerveza!

En Homicidios tenemos la costumbre de invitarnos a cervezas unos a otros cuando alguien hace un descubrimiento importante durante las pesquisas. Pero en este caso, más que pagarle una cerveza lo que debería es solicitar un aumento de su nómina mensual. “Esta es la pieza que sobra en el puzzle”

 

¿Qué han encontrado Frank y Kerstin en la herida?

 

Continuará

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  • 3 weeks later...

yo lo de la rosa no, en todo caso un petalo que el asesino haya colocado ahi, pero entonces romperia el efecto que buscaba y es evidente que lo que pretendia era cerrar el asunto (asesinado y presunta asesina muertos)... lo de la tela me gusta más e incluso un pequeño botón...

 

interesante nuevo personaje y cambio de escena Perico :birthday:

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Felicidades Olatz

 

Efectivamente se trata de un trozo de tela, ya que el juez se encontraba vestido en el momento en el que le clavaron el cuchillo...Sin embargo el cadáver está desnudo.

 

Pronto iré subiendo más entregas, por lo menos ahora en navidades que tengo más tiempo para escribir. (También iré actualizando el otro relato de Tomb Raider + 24)

 

Sin embargo, en cuanto se pasen estas fechas no sé con qué frecuencia podré actualizar. Espero que por lo menos una vez a la semana pero no prometo nada. Confío en vuestra paciencia.

 

Gracias a los que seguis fieles al relato a pesar de los retrasos ^_^

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  • 3 weeks later...
Invitado Mâr¢ê£â

Bien muy interesante el capitulo me gustan las historias de policías donde se tienen que resolver los casos y esta las has llevado muy bien como siempre no más jajajaja.

Puntos a favor:

Buena descripción de los escenarios

Interesante capitulo

Buena interacción de personajes

Se nota que hay conocimiento del tema lo que hace mas creible la historia...

 

Puntos en contra:

Los asteriscos que remplazan las palabras

No hay imágenes representativas de las escenas del crimen ( podrías poner imágenes similares de películas con efectos de envejecido, pintura, comic, etc.)

 

Tarde pero llego la opinión jajaja no se me había olvidado este excelente relato, sigue así :D

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  • 5 months later...
  • 2 weeks later...

Hola,

 

excelente la forma en que narras en la historia, pero me gustaría ver el siguiente capítulo para comentar más. Este fue un capítulo introductorio muy bueno, no me concentro mucho leyendo cosas extensas, no soy el mejor leyendo novelas, pero esta de verdad que me llamó la atención. También he leído mucho sobre el manuscrito de Voynich, es facinante el misterio que rodea a ese libro.

 

Saludos

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