Jump to content

Luja

Explorador
  • Contenido

    305
  • Ingreso

  • Última visita

Todo lo publicado por Luja

  1. Jeje Ana lei el relato hace mucho tiempo y me encantó, jeje, pero hay algo que no me quedó claro. ¿qué bicho es? Un centauro: mitad hombre mitad caballo, o un cíclope: k tiene un solo ojo???
  2. Y aquí un trozo del primer capítulo. Los rayos de sol entraban en la habitación como un velo blanquecino que se desliza lentamente por un cielo anaranjado. Era domingo, y Emlyn aún dormía, su pelo castaño oscuro era lo único que sobresalía entre las sábanas. El chico emitió un gruñido y de un fuerte porrazo derribó el reloj, que marcaba las siete y media. Muy fastidiado se levantó, buscó sus zapatillas, bajó la escalera y llegó a la cocina. Su madre aún no se había levantado. Se preparó el desayuno y encendió un rato la tele. La razón por la que se había levantado tan temprano aquel domingo de Junio, era que al día siguiente tendría un examen global de Historia, y los nervios no lo dejaban descansar, pues si no lo aprobaba suspendería el curso. Cuando hubo terminado, subió a su habitación y se sentó en el escritorio con el libro abierto de par en par. Miró el reloj, eran las ocho y media, aún tenía mucho tiempo para repasar, luego podría ir a la biblioteca a buscar información sobre Torquemada. -Emlyn hijo, ya estoy despierta-oyó decir a su madre a través de la puerta-¿puedo pasar? -claro. -¿cómo vas?-le preguntó. Lainyn era una mujer joven, delgada, guapa y serena. Tenía unos ojos oscuros penetrantes y lucía una bonita cabellera color caoba que le caía por los hombros formando pequeños tirabuzones. -pues bastante bien.-Emlyn miró el reloj que aún seguía tirado en el suelo. Eran las once y media.-ya he desayunado, llevo desde las ocho estudiando. Seguramente luego vaya a la biblioteca a buscar información. -de acuerdo, pero no tardes mucho. Hoy quiero ir a almorzar a casa de la abuela, hace mucho que no te ve.-dijo en tono de advertencia, y salió por la puerta con aire resuelto. Cuando terminó de leerse las civilizaciones preincaicas, Emlyn cogió su carné de la biblioteca, bajó y se despidió de su madre. El aire ya olía a verano. Los vecinos se paseaban por la calle en mangas cortas, y los más privilegiados alardeaban de sus piscinas sentados en el porche de sus parcelas. Emlyn por supuesto debía conformarse con vivir en una pequeña casa de dos habitaciones, debido a que su madre trabajaba en una agencia de viajes, y el turismo en Artrella era mínimo. Su padre, Farid, había muerto en una guerra hacía muchísimo tiempo, pero Emlyn sabía bien poco del tema. Había oído historias, pero todas fantásticas, en las que aparecían castillos, espadas e incluso magos de por medio, “tonterías” pensaba. Así que su única familia era su madre, y su abuelo Phineas, que vivía en una vieja cabaña apartado de la ciudad, al que no veía desde hacía bastantes años. Antes de ir a la biblioteca, Emlyn pensó que no estaría de más pasarse por casa de Alana, su inseparable amiga. Ambos tenían quince años e iban al mismo instituto, y por si fuera poco vivían relativamente cerca. Por lo general, él siempre sacaba muy buenas notas, pero no tan buenas como las de Alana, por eso a menudo le pedía ayuda. Cuando estuvo frente a la puerta, llamó al timbre y la señora Édenor Stevens abrió. -¡hola Emlyn! ¿Qué te trae por aquí? -saludó muy alegre. -venía a preguntarle a Alana algunas cuestiones sobre historia, ¿está en casa? -sí, un segundo.-la mujer entró, se escuchó un fuerte ‘¡Alana!’ y cinco segundos más tarde, ésta ya estaba frente a la puerta. Alana era una chica muy guapa, de pelo castaño, facciones muy finas y ojos verdes deslumbrantes. No era como esas chicas “pijas” presumidas, era diferente, y eso era lo que más le gustaba a Emlyn de ella. -¡hola!-saludó muy contenta-¿quieres pasar? -bueno… realmente venía a preguntarte si te gustaría acompañarme a la biblioteca, iba a buscar información sobre Torquemada. -estupendo, enseguida vengo.-Alana entró en la casa y, tal y como había dicho, enseguida estuvo en la puerta con su carné en la mano.-por si se me antoja algo.-dijo, ondeándolo en el aire. Atravesaron juntos la calle y pusieron rumbo a la biblioteca. -no, el que iba a dar la vuelta al mundo era Magallanes, pero murió herido por una flecha envenenada en unas islas de Oceanía, y Elcano, su segundo de a bordo, continuó con su misión.-corregía Alana mientras andaban. -ah, yo pensaba que era Elcano el que dio la vuelta… -en cierto modo sí… pero… Continuaron hablando sobre los descubrimientos portugueses y españoles durante el siglo XV y el siglo XVI hasta que llegaron a las enormes puertas de la biblioteca. Emlyn las abrió suavemente y entraron. Pasaron junto a la bibliotecaria, una mujer mayor muy cascarrabias que no hacía otra cosa que amargarse allí sentada pagando el pato con los jóvenes estudiantes, y ésta les dijo con voz que pretendía ser amable: -¿desean algo? Es que estamos a punto de cerrar, ya sabéis que los domingos sólo abrimos por las mañanas. Alana se le acercó y enseñándole el carné contestó: -sí, venimos a buscar información sobre Tomás de Torquemada, ¿tiene algo por ahí? -sí en ese pasillo, pero… Y sin dejar que la mujer dijera nada más continuaron su camino La biblioteca era inmensa, estaba compuesta por dos pisos repletos de estantes y repisas donde descansaban centenares de libros. En el piso inferior, las estanterías formaban un semicírculo alrededor de las mesas de estudio, y en la parte superior estaban dispuestas en filas. Las paredes eran de mármol blanco y estaban decoradas con cristaleras de colores. El techo estaba formado por una bóveda de cañón, de la que colgaba unas enormes lámparas de araña de ocho brazos, y en el suelo relucían pequeños ángeles y bonitos unicornios. Alana se acercó a una de las estanterías y extrajo un gran volumen de una enciclopedia. Se sentó en una de las mesas, y comenzó a pasar páginas. -tú puedes buscar en ese libro de historia.-indicó. Emlyn asintió e imitó a su amiga. Tras un corto periodo de tiempo Alana levantó la cabeza y dijo: -Tomás de Torquemada fue un dominico español del siglo XV e inquisidor general de Castilla y Aragón… Aquí tienes todo lo necesario.-con disimulo arrancó la pagina, y se la metió bajo la camisa.-ya podemos irnos. -gracias por ayudarme. -bah, no hay de qué. Ambos salieron juntos de la biblioteca y al hacerlo, mientras la bibliotecaria se daba la vuelta, Alana le hizo un corte de manga. Cruzaron la calle riendo a carcajadas y se metieron por un pequeño callejón para atajar. Mientras Alana hacía una imitación muy parecida de la bibliotecaria, un bullicio los sobresaltó. Káiser, un chico de diecisiete años que acosaba a Emlyn sin importarle quien estuviera delante, apareció con su banda tirando al suelo unos cubos de basura. Era muy alto, tenía el pelo castaño claro, casi rubio, y sus ojos eran de un color gris muy siniestro. -vaya…vaya…vaya…-susurró con una sonrisa perversa.- ¡si son los tortolitos! -déjanos en paz.-gritó Emlyn dándose la vuelta.- ¡vayámonos! Ambos se dirigieron hacia el otro extremo de la callejuela, pero allí estaba Pólux, el mejor amigo de Káiser, un chico muy robusto de mandíbula cuadrada que le había amoratado el ojo a Emlyn más de una vez. -jeje, ¿pensabas pasar por aquí?-dijo riendo-me parece que no. Emlyn pensó con determinación. ¿Qué podía hacer? Miró a Alana, estaba muy nerviosa y le temblaban las manos. Káiser se acercó a ella y le dijo con voz “cariñosa”: -ven nena, olvídate de este patético espécimen y vente conmigo. Alana vaciló, pero dándole una fuerte bofetada le gritó: -vuelve a dirigirte a Emlyn de esa manera y un playmóvil será más fértil que tú. Y olvídate de esa ridícula idea, JAMÁS me iré contigo. Káiser la miró con odio y levantó una mano amenazadora, pero Emlyn la apartó y le espetó: -¡ni se te ocurra ponerle una mano encima! El puño de káiser se estampo sobre el rostro de Emlyn y éste le hundió el suyo en el estómago. Pólux se acercó por atrás y lo agarró por la espalda, mientras Káiser se erguía y le devolvía el puñetazo. -¡NOO!-Alana intentaba ayudar a su amigo, pero uno de los acompañantes de Káiser la sujetaba.- ¡suéltame imbécil, es injusto, son dos contra uno! Emlyn hacía lo posible por zafarse, pero Pólux lo agarraba con fuerza. Káiser se remangó los puños, se puso frente a él y comenzó a pegarle fuertes puñetazos en el costado. -¡toma pedazo de idiota!-decía entre puñetazo y puñetazo-haber si aprendes a comportarte. Pólux lo soltó y Emlyn cayó de bruces al suelo, ambos empezaron a darle patadas riendo sonoramente, mientras Alana, en vano, intentaba librarse de su captor. -deja de moverte-gruñía-¿no querrás que te rompa una uña, no? Alana le asestó una patada en la entrepierna y corrió hacia Pólux, el cuál se mostró reacio a pegarle, dejando sólo a Káiser. La chica se abalanzó sobre él, le dio una patada en la espinilla que lo hizo caer de rodillas, y cuando lo tuvo a su altura le golpeó la nariz con tal fuerza que comenzó a sangrar de manera incontrolable. -¡MALDITA ZORRA!-rugió llevándose las manos a la nariz-¡como te coja te juro…! -¡vayámonos Káiser!-dijo Pólux despectivamente agarrando a su amigo y ayudándolo a levantarse-ya han tenido suficiente. Káiser se puso de pie, lanzó una mirada asesina a Alana y se marchó junto a sus amigos con la cara llena de sangre. -esto no quedará así…-murmuró antes de irse. -¡Emlyn!-Alana se agachó junto a él y le ayudó a incorporarse-¿puedes levantarte? Te llevaré a casa. -gra…cias -Emlyn sentía un gran dolor en las costillas y notaba como la sangre le corría por la mejilla. Le costó levantarse pero al final lo consiguió. Poco a poco llegaron al jardín de su casa, donde se encontraba Lainyn regando las plantas. -¡por el amor de dios!-gritó muy asustada-¿qué te ha ocurrido? -Ha sido Káiser, eran muchos y nos rodearon. Yo intenté ayudarle pero me sujetaron-explicó Alana, agotada bajo el peso del muchacho. El chico se apoyó sobre su madre y entre las dos lo llevaron a su habitación. Lainyn lo observó con detenimiento y susurró algo ininteligible. Luego le lavó la cara con una esponja y le quitó la ropa. -túmbate en la cama, así eso es, con cuidado-decía mientras le ayudaba-Alana hija vuelve a tu casa, será lo mejor. -no, yo me quedaré a cuidarle.-sentenció Alana decidida.-llama al médico, le pegaron muy fuerte en las costillas. Media hora más tarde, el doctor Ponfil examinó a Emlyn, que tenía las costillas muy amoratadas. -por lo que veo le han dado muy fuerte-dijo despacio-pero no tiene nada roto. Póngale esta crema en el costado. La hinchazón del labio ya bajará. -Alana, quédate aquí con él, voy a comprar las pomadas que me ha recetado, y de camino voy a pasarme a hablar con el director del instituto. No pienso permitir que esto continúe. La chica asintió. -menos mal que estabas tú…-dijo el joven con dificultad. -se han pasado…te han pegado otras veces pero no como esta. -lo peor es que no podré ir mañana al examen. -bah, por eso no te preocupes. Seguro que tu madre consigue que te lo hagan otro día. Aprobarás.-la chica lo miró de arriba abajo-¿te duele mucho? -sólo si me muevo-dijo Emlyn sonriendo.
  3. Bueno, para no abrir otro tema para tonterías, aquí esta lo que sería el prólogo. El nombre aún no lo he decidido, pero me hago una vaga idea de cual podría ser, algo así como " La dinastía del mago. Bueno, hay va: Lealtad La sangre teñía de rojo las espadas, las hachas y las mazas. Los escudos yacían rotos sobre las lanzas quebradas, cruel obra de la desesperación y el orgullo. Sobre la pradera, antes glauca y colmada de amapolas, brillaban las armaduras bajo los primeros rayos del sol. Los cadáveres de los muertos se extendían sobre la ladera, despojos de lo que un día fueron nobles caballeros. Pocos quedaban ya en pie. Solo algún que otro soldado, que herido de muerte, se arrastraba sobre sus compañeros. Phineas, con un gran corte en el muslo derecho, continuaba espada en mano frente a su enemigo. Káiser, bastante más joven y ágil, le miraba divertido. Falto de fuerzas tras una larga batalla, pocas eran las esperanzas del guerrero. -dime dónde está escondido y quizás te deje con vida.-susurraba Káiser, cuyos ojos, grises como las nubes cargadas de lluvia, lo escrutaban con aversión. -mi vida no vale tal respuesta. -respondió Phineas reprimiendo una mueca de dolor.-más te vale desistir. Káiser enfureció y arremetió contra el hombre, que costosamente logró rechazar el ataque. Tras varios choques de espadas, Phineas no pudo aguantar y calló de rodillas. -estás a mi merced.-La espada del joven se hundió en el pecho del caballero, y éste calló muerto a sus pies. La batalla había concluido.
  4. Yo seguiría este relato pork da gusto leer tus historias, pero es que no me e leido ninguno de memorias de idhún... pero me gustaria... (to es comprarmelo )
  5. ¿Y la demo d pc?? ¿esa revista se vende aki??? yo kero la demo!!!!!!!!!!!!!!!! Preferiria la demo d pc aunqke m voy a comprar el juego pa ps2
  6. Me alegra mucho k os guste Pronto sigo, es que ahora tngo k acer un trabajo larguísimo d ética sobre la constitución española... (¡¡k way!!¬¬)
  7. Oye... me gustaría anunciar que llevo meses escribiendo lo que promete ser una novela superlarga. No tiene nada que ver con Lara Croft, el prota es un adolescente que se llama Emlyn, y le empiezan a pasar cosas raras en su pueblo, lo que lo lleva a vivir una trepidante aventura donde descubre su verdadero hogar. Me estyo planteando ponerla en el foro... lo que pasa es que me da cosilla no la vayan a plagiar (no digo k no seais d fiar, k aki sois to mu wena gente pero ya se sabe....) Además sueño con poder sacarla a la luz algun día... (yo y mis deseos... ) Bueno, quizás ponga el primer capítulo como muestra, haber que os parece, aunquelo mejor llega después... Decidme vuestra opinion.
  8. Haber... que yo sepa se supone que Lara tiene varias mansiones, la del legend es una de esas, pero creo que se supone k no es la misma que la antigua, sino otra. Si no me equivoco creo que es en cornualles...( o algo d eso) mientras que la antigua es en Surrey.
  9. [Quizás este, a nivel literario, sea el peor, no me he esforzado lo suficiente. Pero eso sí, la acción está asegurada] Capítulo 17 Las llamas del infierno Las paredes submarinas del templo giraban a su alrededor en un torbellino de burbujas y algas. Le faltaba el aire, y sentía que se ahogaba. La presión del agua la oprimía cada vez más, le pitaban los oídos y parecía que los ojos se le fueran a salir de las orbitas. Aquella mano viscosa y grisácea tiraba de ella con fuerza hacia el fondo, desde donde se podía ver una luz rojiza y vibrante. “¿Adonde me llevan?” Por otro lado, Kurtis se aferraba a su brazo con vigor. “¿Qué hace, qué es lo que pretende?” A medida que se acercaban al lecho marino, el calor aumentaba, y el agua hervía en el fondo. Entre chorros de burbujas que ascendían hacia la superficie, el cuerpo inerte de la hidra descendía hacia la luz atraído por otra de esas manos. Finalmente el calor incrementó tanto, que Lara pensó que moriría achicharrada. La luz se hizo más intensa, y la mujer cerró los ojos con temor a quedarse ciega. De pronto sintió una corriente fría, y una muy caliente de forma simultánea. Se oyó el mismo sonido que hace un desagüe, y la mano que mantenía a Lara cautiva se soltó. La mujer sintió cómo caía, ya fuera del agua, por un estrecho túnel de roca. Sintiéndose en peligro, trató de agarrarse a un saliente, pero no había nada que pudiese hacer, caía precipitadamente a un abismo sin fondo. Kurtis iba tras ella, pero se mostraba mucho más seguro de sí que Lara, la cual giraba sin control. De pronto el suelo apareció bajo ellos, y Lara se estrelló dando un fuerte cabezazo. Kurtis cayó unos segundos después, pero lo hizo de pie y perfectamente equilibrado. Lara se incorporó, extrañada y confusa. Se sentía perfectamente. A pesar de la tremenda caída de cabeza, sentía los huesos del cuerpo intactos. Kurtis pareció percatarse del desconcierto de Lara, por lo que le dijo: -¿te extrañas? -No, suelo despeñarme desde la azotea de mi mansión a menudo, ¿lo has probado alguna vez?-le comentó, irónica. El muchacho sonrió. -¿te has parado a mirar a tu alrededor? Una sala de paredes rocosas y techos de piedra, suelos abruptos y ásperos, ríos de lava y árboles secos y siniestros que crecían desde ángulos imposibles, se alzaba envuelta en una espesa neblina. Sobre las paredes y techos, en todas direcciones, había puertas colosales a las que se accedía mediante unas escaleras que se retorcían sobre sí mismas mostrando dimensiones desconocidas. -¿esto… es… el inframundo?-titubeó Lara sin comprender. -¡bingo!-exclamó Kurtis eufórico- y ahora si me disculpas debo culminar la tarea que se me ha encomendado… y para la que te he seguido hasta el mismísimo infierno… -¡La caída no me ha matado porque… ya estoy muerta!- la conclusión le nubló la mente y le aplacó los sentidos. ¿Todo había acabado? Kurtis miró alrededor, y se encaminó hacia unas escaleras que ascendían en caracol hasta una puerta negra acabada en tres cabezas puntiagudas de animal. -¿adónde te crees que vas?-le espetó la mujer- ¿crees que voy a permitir que resucites a Hades sin más? -¿Qué vas a hacer, matarme?-se burló. Lara desenfundó las pistolas. -Que no mueras no significa que no sientas dolor…- cuatro disparos sonaron en la sala al mismo tiempo que Kurtis sacaba su Boran X y disparaba también. Dos de las balas acertaron al hombre en el costado, y una de las suyas le dio a Lara en la pierna. No había sangre, ni siquiera herida, ya que las balas los habían traspasado, pero el dolor fue tan real como en la tierra. -¡¿pretendes llevarte así hasta el juicio final?!-le gritó Kurtis mientras la joven se levantaba y se disponía a batirse en duelo. -No, sólo hasta que me quede sin balas-Ambos combatientes vaciaron sus cargadores sobre su contrincante entre gritos y gemidos de dolor, corriendo y saltando en círculos, a pesar de que las balas los traspasaban y rebotaban en las paredes sin producirles daño, sólo dolor. Pasaron horas hasta que la última bala cayó al suelo. Ambos estaban agotados, y el sudor perlaba sus frentes. Lara soltó las pistolas y cayó de rodillas. Kurtis, en cambio, dio media vuelta y avanzó hacia la puerta negra. -¡te he dicho que no voy a permitírtelo!-Lara se abalanzó sobre él y le asestó una patada en la espalda. Kurtis giró sobre sí y se la devolvió en las pantorrillas, provocando su caída. La mujer dio una voltereta hacia atrás y se incorporó dispuesta para la batalla. -¿es que no entiendes que esto no tiene fin?-susurró Kurtis.- ¡podemos estar así siglos! -Si es necesario…-sonrió. Ambos corrieron el uno hacia el otro para enlazarse en una lucha encarnizada a puñetazo limpio. Golpes en el estómago, en la mejilla, en el cuello… cada vez más enfurecidos y cansados. A pesar de no poder con sus almas, los luchadores no cedían ni bajaban las defensas. Kurtis, además, no perdía oportunidad de usar sus poderes para lanzar a Lara por los aires y estrellarla metros atrás. El dolor que los garrotazos les producían, acababa remitiendo hasta desaparecer, pero era sustituido por un escozor punzante. -¡no seas tan cabezona!-le soltó Kurtis tendido en el suelo, tras recibir un derechazo. –No hay manera de que me impidas culminar mi misión. Lara reaccionó casi al instante, dándose cuenta de que la única forma de pararle los pies era llegando ella antes frente a Hades. Corrió sin aliento hacia la puerta oyendo maldecir a Kurtis tras ella, prestando atención a los insistentes ataques telepáticos que le lanzaba. Trepó por la escalera tan rápido cómo pudo y aferró el picaporte del enorme portón. Las tres cabezas perrunas que lo coronaban, se volvieron a mirarla y sacaron los dientes. “¡Me están poniendo a prueba!” pensó. Giró el pomo 360º y abrió la puerta con todas sus fuerzas. Tras ella se abría un corredor oscuro plagado de telarañas y una sustancia blancuzca y viscosa. Reprimió unas arcadas al pisar el líquido, y continuó corriendo. Sobre su cabeza se oían chasquidos y chirridos intrigantes. Oyó como algo correteaba por la pared hacia ella, y saltó para ponerse frente a su adversario. Kurtis acababa de entrar por la puerta, pero no era él el que había llamado su atención. Ante ella había una araña del tamaño de un todoterreno que la miraba con ojos redondos y rojizos. Desarmada, Lara retrocedió acuchillando a la araña con la mirada. A cada paso que daba, el monstruo se acercaba más, amenazándola con sus afiladas pinzas. “¿pero qué estoy haciendo?” se dijo “¡no puedo morir!”. Justo cuando se disponía a lanzarse contra el colosal insecto, el churigai de Kurtis siseó sobre su cabeza, y se incrustó en la cara del animal. Éste comenzó a emitir chirridos y sonidos espeluznantes, a dar patadas, y a tambalearse hacia los lados. Lara aprovechó la oportunidad y continuó por el ancho pasillo a grandes zancadas, mientras que sobre ella, una infinidad de puntos rojos se encendían y comenzaban a descender a gran velocidad. De todas partes comenzaron a emerger tarántulas del mismo tamaño que la anterior: del techo, de grietas en las paredes, de agujeros en el suelo… Frente a Lara aterrizaron dos produciendo un sonido sordo, y ésta se preparó para la lucha. Kurtis continuaba batiéndose con la temible araña, pero parecía que lo tenía todo completamente controlado. Lara se encaramó a las dos tarántulas y saltó sobre ellas dando un giro en el aire y aterrizando sobre el estómago de una de ellas. Volvió a saltar y rodó por el suelo para esquivar el ataque que una de ellas le lanzó. Comenzó a dar volteretas sobre las arañas que iban surgiendo a su alrededor y las fue saltando y esquivando a base de piruetas y saltos. A pesar de estar al límite de sus fuerzas, consiguió salir del pasadizo dejándose caer por una empinada pendiente. De Kurtis no había ni rastro. La sala en la que se encontraba era tétrica y descomunal. Un lago negro y espeso se abría hacia el horizonte y se perdía en la lejanía. En un islote en el centro, había una fortaleza de piedra que se alzaba hasta tocar suavemente el techo de roca, a más de 500 metros de altura. Decorada con gárgolas de ojos siniestros, alas de murciélago y garras de león, la fortaleza parecía muerta. De los ventanucos estrechos y altos se escapaban gritos de tortura y horror, acompañados de un insistente pulso de tambores. Bom Bom Bom Lara se acercó al filo del lago y pensó en la forma de llegar hasta la isla. Sobre la superficie del agua flotaban cadáveres destrozados y putrefactos, con ojos vacíos y piel grisácea. Apartó la mirada y la fijó en el techo. Como en un cielo de roca plagado de estrellas, una infinidad de luces negras brillaban desde lo alto en torno a la torre principal. El grosor de dicha torre era tal, que para poder soportarla hacía falta que unas cadenas colosales la aguantaran desde las paredes de la sala. Lara siguió una de ellas y encontró la manera de llegar hasta arriba. Sólo debía escalar gran parte de la pared, y podría recorrer la cadena sin necesidad de atravesar el lago. El tiempo parecía no avanzar mientras la arqueóloga trepaba por los muros. Cuando ya casi había llegado a la cadena, Kurtis apareció rodando por la pendiente lleno de telarañas y un líquido verdoso. Lara trató de ocultarse entre los riscos de la pared, pero no fue capaz de burlar los poderes de Kurtis. El hombre, al adivinar su paradero, corrió hacia ella y comenzó a ascender también, pero era obvio que sus energías habían menguado tras la batalla contra las arañas. La carrera hasta la cumbre fue ardua y dolorosa, pero finalmente Lara consiguió alcanzar la cadena. Trepó por ella hasta quedar de pie, y comenzó a cruzar el lago guardando el equilibrio. Aunque estaban bajo tierra, un viento frío azotó la cadena extrañamente, provocando que Lara se balanceara peligrosamente hacia el vacío. La mujer se agachó y permaneció agarrada al hierro hasta que el viento cesó. Para entonces, Kurtis ya había subido a la cadena y se acercaba por atrás amenazadoramente. Lara maldijo y continuó, con las manos extendidas para mejorar la estabilidad. Mientras cruzaban a toda prisa por el centro, un rayo de luz verdosa cayó sobre las gárgolas que vigilaban las torres, y éstas, con un sonoro aullido, cobraron vida. El temor inundó a Lara al verse desarmada y a tantos metros de altura. Kurtis sin embargo, se llevó la mano al churigai y lo lanzó en busca de las bestias. Tres de las gárgolas aladas volaron en picado hacia ellos, mientras que otras, carentes de alas, treparon ágilmente por la cadena y se dedicaron a morderla con sus potentes mandíbulas. Cuando la primera bestia se lanzó contra Lara, ésta saltó sobre ella y le asestó una patada en la cabeza mientras lo hacía. Increíblemente la joven cayó de pie sobre la cuerda de hierro sana y salva. La segunda se abalanzó sobre Kurtis, pero antes de que lo tocara el churigai ya la había decapitado. Lara corrió con todas sus fuerzas perseguida por el tercer ser, que acabó por cazarla por la mochila. Sintiendo cómo el animal la elevaba y la alejaba más del suelo, Lara se deshizo de la mochila, y cayó de nuevo sobre la cadena. La bestia chilló y volvió a por ella, pero el churigai silbó y lo cortó por la mitad. Ya casi habían llegado, a Lara sólo le faltaban unos cuantos metros para poder saltar a la fortaleza, pero las gárgolas acabaron su trabajo, y con un estruendo, la cadena se descolgó. Lara saltó con todas sus energías hacia la ventana más cercana, pero no llegaría. Justo cuando sus dedos casi tocaban el alfeizar, la gárgola que la miraba hambrienta desde la pared, sujeta por sus afiladas garras, se lanzó sobre ella y la empotró contra el muro de piedra. La pared cedió bajo la potencia del ataque, y se hundió hacia adentro. Lo último que vio Lara de Kurtis antes de desaparecer entre los escombros, fue una imagen fugaz del hombre cayendo al vacío.
  10. Pero en la pagina oficial sigue ponedo a la venta en mayo 2007¡¡ Yo ya me lío... ufffffffff kiero fecha segura!!!(a mayo a ser posible)
  11. ¡¡¡Vaya!!! Jeje que way!! ¡Lara entre vampiros! ¿quien se lo iba a imaginar? XD Está muy bien, me gusta. ¡Siguelo!! Volviendo a mi relato. Sí creo que seran 5 capítulos o algunos más quizá... pero pocos, ya me estoy pasando bastante de lo que tenía previsto... (nuestro relatos, más que relatos deberíamos llamarlos biblias) {tngo un problema, sé cómo liarlo todo pero no como arreglarlo, pero no importa, ya lo solucionaré }
  12. Yp pienso k podrían haberlepuesto un tinte o algo... k no se va a morir pork le pongan el pelo castaño... yoesk no acabo de ver a lara morena...
  13. uojojoxdxd esto pinta bien... Bueno, esperaré hasta mañana... Mi relato no va a ser tan largo como el tuyo, sólo quedan como mucho 5 capítulos o cosa así... xdxd así que cuando termine con el mío me centarré más en el tuyo y en otros muchos que empecé pero k no pude terminar. Esperamos el capítulo... xd (el mío ta tardando tanto porque ahora ay un capítulo d explicaciones y me lo esty crrando u poko....)
  14. En perú, si les disparas a los carteles que hay en el pueblo se rompen ( y estan en español, obviamentexDxD) Ghana: Yo no sé si a ustedes les pasa, pero hay veces, en las que cuando lara pierde la comunicación, no se me oye nada. A lo mejor de repente empieza a hablar, pero luego se calla... Todo se oye bien, son las voces. Mepasa desde que te persigue la piedra, hasta que vuelves a entrar por el templo y ves el colgante.
  15. En los videos k han puesto en la web oficial ( en esos en los k al final ponía coming june 2007) ahora pone coming may 2007. Está más claro que el agua (como bian ha dicho Dani:P) ¡¡¡¡¡Mayo, mayo mayo, mayo!!!!!weeee
  16. Capítulo 16 Escamas negras Cada una de las cabezas comenzó a atacar y a engullir a todo el que se cruzaba con su temible mirada ardiente, pero Lara se tiró al suelo y se ocultó tras una columna. Kurtis permaneció de pie frente a la bestia de escamas negras, con los brazos en cruz y murmurando extrañas palabras. Una de las cabezas, la que parecía la principal, se agachó y fijó la vista en él. Pareció quedarse embobada mirándole, como si estuviese a punto de engullirlo de un bocado, ya que su cráneo era el doble que un ser humano erguido. Una mujer de aspecto horrorizado corrió hacia donde Lara se ocultaba, pero antes de que pudiera llegar, las fauces de la Hidra se cerraron alrededor de su cintura, y la elevaron en el aire salpicando sangre en las paredes y en el suelo. Mientras dos de las cabezas se peleaban por el cuerpo de la mujer, otra fijó su rostro en la columna tras la cual Lara se refugiaba, y se lanzó contra ella. El mármol se resquebrajó bajo la fuerte colisión de la mandíbula de la Hidra, y Lara se vio obligada a salir de su escondrijo por los escombros que le caían encima. Cargó la metralleta, y se lanzó al ataque. “Ya es hora de acabar con esto”. Apuntó al amenazador rostro que olisqueaba entre las ruinas de la columna, y vació todo un cargador contra él. Las balas rebotaron en las duras escamas de la criatura, sin producirle daño alguno, lo que sólo causó que la bestia se enfureciera. Sintiéndose indefensa y perdida, Lara soltó la metralleta y respiró hondo. La Hidra la observó con detenimiento y se lanzó contra ella, pero en vez de atacar de frente, giró en el último momento y golpeó a Lara en el costado, empujándola a varios metros de distancia. La criatura ya había salido casi por completo de la piscina, sus garras se aferraban al suelo con fuerza para soportar el peso de todas sus cabezas, y de sus colas, las cuales agitaba con violencia. Al estrellarse contra el suelo, Lara resbaló por la sangre que lo manchaba, y se empotró contra la pared. Se levantó algo mareada, y reaccionó al instante para echarse a tierra cuando una de las colas del animal se tiró contra ella. Corrió a lo ancho de la bestia esquivando los coletazos que propinaba, y se encontró frente a Kurtis. “¿Qué puedo hacer si las balas no le hacen daño?” se preguntó a la vez que saltaba para evitar una garra. Bajo la túnica de Kurtis sobresalía su churigai, que brillaba como si una extraña fuerza lo envolviera. Lara miró al hombre, que parecía estar en trance, y se tiró sobre él. Le arrebató de un manotazo la cuchilla giratoria, y la aferró con crecientes esperanzas. “¡Vamos, vamos!” pensaba, “debe haber algún modo de que funcione” Como respondiendo a sus pensamientos, el churigai se desplegó y salió disparado por el aire en dirección al cuello de una de las temibles cabezas. Cuando las cuchillas segaron la garganta del animal, ésta profirió un alarido ensordecedor, seguido de una enorme salpicadura de sangre negra y viscosa. La colosal cabeza se desplomó sobre el suelo, provocando que todo el templo se estremeciese. Lara observó la escena con satisfacción: el muñón del cuello agitándose convulsivamente, la Hidra aullando de dolor, y a Kurtis tirado en el suelo con una amplia sonrisa. -¿qué te hace tanta gracia?-le espetó. -Tus vanos intentos por impedir lo inevitable…-de improvisto, del corte del cuello comenzó a brotar un líquido verdoso y un extraño bulto que se agrandaba más y más. -¿qué demonios…?-El bulto, que sobresalía ya por lo menos dos metros, se dividió en dos, para luego comenzar a alargarse hasta formar dos nuevas cabezas. Lara retrocedió. Estaba perdida. Las balas no le afectaban en absoluto, y cortarle las cabezas sólo empeoraba las cosas. “Seré estúpida” pensó. “¿Cómo he podido olvidar ese pequeño detalle?” Las dos nuevas cabezas se agitaban con violencia y lanzaban chillidos al aire, abriendo y cerrando las fauces con ímpetu. La hidra avanzaba hacia Lara aplastando bajo sus garras cuanto se cruzaba en su camino, pero la joven no podía reaccionar. Sentía las miradas hambrientas del ser fijas en ella, pero no encontraba la manera de acabar con él. -¿no conoces la historia de cómo Heracles la mató?- dijo Kurtis incorporándose. -¿es que te lo voy a tener que contar? –Lara continuó andando hacia atrás alejándose del monstruo. – Como cada vez que le cortaba una cabeza, dos surgían en su lugar, Heracles incendió una flecha, y se dedicó a quemar los muñones antes de que se regenerasen. Él utilizó la cabeza… no como tú… “¡Ya lo tengo!” Armándose de valor y energías, Lara corrió por el templo y saltó sobre los escombros de la columna en la que antes se ocultaba. Recogió la metralleta que descansaba en el suelo, y se enfrentó a la Hidra. El churigai, que todavía giraba por el templo sin rumbo, aterrizó justo entre los pies de Lara. Ésta se agachó y lo recogió, lanzándole una mirada amenazadora a la bestia. Al igual que había hecho antes, dejó que la cuchilla giratoria volara, y al hacerlo, ésta fue directa a los cuellos del animal. Uno a uno los fue cortando, volando alrededor de la criatura en zigzag. Lara aprovechaba cada vez que una de las cabezas caía al suelo para dispararle al muñón hasta que éste dejaba de rezumar líquido verde, y se tornaba de un color grisáceo. “¡Lo logré!” Cuando tan sólo quedaba una cabeza, y Lara se disponía a dispararle, se quedó sin balas. Miró alrededor tratando de encontrar la solución, pero las antorchas quedaban demasiado altas como para alcanzarlas. El churigai escindió la garganta de la bestia antes de que Lara pensara en algo, con lo que el procedimiento de regeneración comenzó de nuevo. -¡Creo que necesitas esto!-le gritó Kurtis desde el otro lado de la sala, que se había llevado todo el tiempo observando el acto. Se sacó las pistolas gemelas de Lara de debajo de la túnica, y se las lanzó por los aires. Confundida, Lara saltó y las atrapó al vuelo. “¿Qué está haciendo?¿Por qué me las entrega?” Sin perder tiempo, se abalanzó sobre el cuello convulso de la criatura, y le disparó hasta que el color de la carne se le tiñó de gris, al igual que había hecho con las doce cabezas anteriores. La bestia se desplomó en el suelo y se quedó totalmente inmóvil. -¿por qué me has ayudado?-le preguntó a Kurtis una vez hubo enfundado las pistolas. -Por que necesitaba que mataras a la Hidra, Lara- una sonrisa surcó el rostro del monje cuando el churigai los sobrevoló y aterrizó en su mano.- ¿creías que lo estabas manejando tú? De pronto la bestia se estremeció, y una mano surgió de la piscina. La viscosa y ennegrecida extremidad aferró a la Hidra por una de sus colas y la hundió en el agua de forma siniestra. -¿pero qué…? -Eso Lara, es lo que llevo esperando desde hace semanas…-musitó Kurtis saboreando el momento. Confusa, la joven se acercó al agua y fijó la vista en el fondo. Algo se movía entre las algas. Se acercó un poco más, y la mano surgió de nuevo, la agarró del brazo y tiró de ella con una fuerza descomunal. Lara gritó a la vez que se precipitaba al lago, y sintió cómo Kurtis saltaba y la agarraba del brazo antes de caer juntos al agua y hundirse en las profundidades.
  17. Resulta que estoy malo y no voy a poder escribir... NO he ido ni al instituto... Yo seguiría escribiendo, pero a ver si me pongo a delirar y me cargo la historia... Jeje en cuanto me ponga mejor continuo.
  18. jejeje me alegra k t guste escorpio, mañana mismo termino el capítulo 16
  19. Capítulo 15 El resurgir Pasaron las horas, y el silencio era impenetrable. Ambos tenían las piernas agarrotadas, y el hambre y la sed los adormilaba. Lara estaba segura de que la noche ya había caído, y temía que Kurtis ya hubiera cometido alguna locura. “¿pero qué estoy haciendo?” Se dijo. “¿De verdad voy a dejar que se salga con la suya?, ¿Voy a permitir que ponga en peligro a la humanidad?” -¡Eh, tú, Ronald! ¡Despierta! –el hombre respondió con un débil gemido, mientras se revolvía entre las cadenas. -¡Que te despiertes! –Lara le dio un golpe en el estómago y el muchacho se sobresaltó. -¿tenías que ser tan bestia?-se quejó. -Mira, tú puedes quedarte aquí si quieres, pero yo pienso pararle los pies. –anunció la mujer reuniendo fuerzas en su interior. -¿ah, sí? ¿Y cómo piensas hacerlo?- preguntó, extrañado a la vez que divertido. -¿acaso no has visto que estamos encerrados y esposados? -Hay muchos caminos para llegar a Roma…-canturreó Lara poniéndose en pie y obligando a Ronald a hacerlo. * * * Los guardias que vigilaban la puerta, oyeron un estrépito en el interior de la habitación, y comenzaron a inquietarse. Tras unos segundos de silencio, un hombre comenzó a llorar y a chillar como un niño pequeño. -No me lo puedo creer… -exclamó uno de los guardias- ¿qué le pasará a ese? -Bah… no te preocupes, lo de siempre… ¡OH no, soltadme por favor!-lloriqueó su compañero, burlándose. Otro estrépito aún más exagerado interrumpió al guardia, y lo alarmó. -¿deberíamos asomarnos? –balbuceó. -Yo creo que sí… Abrieron un poco la puerta y se asomaron al interior. Las estanterías que había a los lados de las paredes estaban volcadas, y una de ellas se había destrozado al caer. De los presos no había ni rastro. Cuando el que iba delante abrió la puerta por completo, un pie salió de detrás de ésta, y se le incrustó en la cara, desencajándole la mandíbula. Su compañero retrocedió con el arma en ristre, pero no tuvo tiempo de reaccionar cuando la mujer recogió el arma del suelo, y se lanzó contra él enfurecida. * * * -¿ves qué fácil?-le mostró Lara a Ronald mientras volaba los candados de las esposas. –A ver, sé que me odias por lo que sucedió con tu madre, pero te puedo asegurar que fue un accidente… a medias…-se disculpó- Ahora bien, por tu culpa, tu madre ha estado perturbando mi agradable existencia durante estas últimas semanas, por lo que no me importaría en absoluto abandonarte aquí. –El rostro de Ronald se contrajo en una mueca de horror, estaba claro que no era dado al trabajo de campo. –Pero hoy me siento generosa… Has demostrado que eres útil ayudándome con lo de las estanterías, así que dejaré que me acompañes. -gracias-contestó Ronald, se agachó y agarró la metralleta del otro guardia. –Pero no hace falta que me trates como a un niño. -Ah, ¿no?-se burló. -Quiero que sepas algo… Yo no quería resucitar a mi madre por simple amor… Ella se me apareció y me llamó… me dijo que me era posible ayudarla… y me dijo cómo hacerlo…- Lara se quedó pensativa, estaba confusa. ¿Qué quería decir eso? -¿sabes utilizarla? –inquirió Lara cambiando de tema y señalando al arma. -No debe ser muy difícil…-Ronald apretó el gatillo, y una lluvia de balas volaron hacia Lara, pero ésta saltó hacia la derecha y las esquivó por muy poco. -¡¡ESTÁS LOCO!!-le gritó-¡¡ ¿acaso pretendes matarme?!! -lo… lo… siento… no pretendía…-titubeó. -Pues más vale que cuides dónde pones los deditos…-lo regañó Lara alzando las cejas. Avanzaron por el pasillo con paso veloz, con la sensación de que algo no andaba bien. De nuevo los corredores estaban vacíos, y parecía que todos hubiesen salido del complejo. Cada vez que iban a tomar una curva, se detenían en la esquina y se asomaban antes de seguir caminando. De repente, un murmullo lejano de voces agitadas retumbó por el pasillo. Al doblar la esquina, se encontraron frente a un batallón de soldados que se abalanzaban hacia la puerta dorada con el dibujo de la Hidra, pareciese que todos quisiesen entrar a vida o muerte. Lara se detuvo y le hizo una seña a Ronald para que retrocediera, y poco a poco se dieron la vuelta para no llamar la atención. -¡Eh mirad, allí!-Lara se puso en alerta, y localizó al guardia que la señalaba gritando y haciendo aspavientos con las manos. Demasiado tarde, ambos fugitivos comenzaron a correr por donde habían venido huyendo de las balas que los perseguían. -¡Allí se está cociendo algo importante! –le gritó Lara a Ronald mientras derrapaban por el suelo de mármol, tratando de coger una curva. -¿qué pretendes hacer? -Tengo que entrar allí como sea… Da por seguro de que Kurtis está por ahí con el cáliz…-aventuró mientras se agachaba para esquivar una ráfaga. -Yo… yo podría distraerlos…-comentó Ronald jadeando y llevándose las manos a los costados. -no… no podrás, estas agotado. -¡Te dije que no me trataras como a un niño!-le espetó, molesto. –Tú haz lo que tengas que hacer, yo los desviaré. -Está bien-concedió Lara, agradecida por el gesto- Nos vemos… Mientras veía cómo Ronald continuaba corriendo hacia el fondo del pasillo, la joven saltó y descolgó una losa metálica del techo. Se aferró al hueco que quedó, y se impulsó hacia arriba. Volvió a colocar la placa, y esperó hasta que los guardias hubieron pasado de largo. Se descolgó de nuevo, y tomó el camino que había tomado los guardias, pero en sentido contrario. Avanzó con rapidez por los pasillos con la metralleta en ristre, ejecutando a los soldados que se habían quedado rezagados. Cuando llegó frente a la puerta dorada, se encontró con varios guardias protegiéndola, pero los liquidó sin problemas. “Demasiado lentos” pensó mientras le reventaba a uno la cabeza. El interior de la sala, en el cual la mujer no había reparado antes, era de mármol puro, sin duda la única parte del complejo que no había sido construida por el crisol. En aquella extraña cámara, se fusionaban los tres órdenes griegos, dórico, jónico y corintio. Frente a la puerta de oro, había un frontón que nada debía de envidiarle al del templo de Atenea. Dentro de la sede del crisol se alzaba un templo dedicado a Hades. La metopa del friso estaba decorada con serpientes y bestias de todo tipo, desde quimeras, hasta la mismísima medusa. Desde el interior del templo descendían unas voces llenas de júbilo y emoción, apasionadamente alegres y felices, pero acompañadas de un tétrico canto lúgubre. “Esto ya lo he visto…” se dijo Lara. Ascendió por los altos escalones y penetró en el templo. Alrededor de una piscina de aguas oscuras, había un cúmulo de gente vestida con túnicas negras, sandalias y máscaras. En el centro del baile sombrío, estaba Kurtis, ataviado con prendas oscuras y siniestras. En su mano derecha mantenía el cáliz en alto, y en la izquierda sostenía la máscara de Agamenón. “Así que es cierto lo que dijo Zip…” susurró. Avanzó apartando a codazos a los individuos que danzaban alrededor de la piscina, y llegó hasta el centro, donde Kurtis se la quedó mirando. -Entrégame las dos piezas y saldrás de aquí vivo. –lo amenazó, apuntándole con la metralleta. -Demasiado tarde…-musitó mientras vertía el contenido azulado del cáliz en la piscina. -¡¡ ¿pero qué…?!!-Lara ahogó un grito al ver que una gran masa negra se revolvía entre las aguas de la alberca. Kurtis se colocó la máscara, y comenzó a recitar unos versos en griego que había inscritos en una enorme losa de mármol junto a él. Lara corrió hacia el monje y le clavó el cañón del arma en la nuca, pero éste no se inmutó. -Para lo que estés haciendo…-le susurró. -¡¡Páralo ya!! –Kurtis terminó la última frase y soltó una sonora carcajada. -Siento decirte, señorita Croft, que eso no es posible. –Su voz sonó con eco, como si no fuese él. Del fondo de la piscina emergió una sombra oscura de ojos rojos como el fuego. Lara se quedó observando el par de rubíes desde la superficie, pero de pronto, unos diez pares más aparecieron junto a ellos. Un rugido ensordecedor provocó el pánico entre los asistentes, pero antes de que pudieran salir corriendo, la Hidra se irguió sobre la piscina con sus once cabezas enfurecidas atacando y devorando por doquier.
  20. ¡Vaya, esto pormete! Jejejeje Yo me comprometo a leer tu historia hasta el final, sólo te pido una cosa, Terminala... es que hay veces que alguien se cansa y no la acaba, y luego te quedas con las ganas de terminarla... ¬¬' Pero bueno, estoy seguro de que tú no eres de esas personas, jejeje Weno, me ha encantado el capítulo, ¿es la sould reaver no??? (yo no la e conseguido en el legend... ) Sigue, sigue!!!
  21. jajajajaja ¡¡¡Si!!! es algo así como: ¡Dios mío lara, es fantástico... míralos! jejejeje La verdad es que no creo que te haga competencia... tu relato está más ordenado y pensado que el mío (yo escribo según se me ocurre) PO cierto voy a seguir con el tuyo, k me pareces k las actualizao...
  22. Gracias, . Me alegro de que os guste. Por favor, comentadlo, que si nadie opina nada se me kitan las ganas de seguir escribiendo...
  23. Espermos con ansia el siguiente capítulo!! jeje que está muy interesante!!! ( por cierto ya he actualizado mi relato )
  24. Capítulo 14 La trama se despeja Una vez que la inmensa mayoría de los guardias hubieron estado en el rellano, Lara aprovechó para infiltrarse en el complejo por los sistemas de ventilación. Todos los pasillos y corredores que había tomado, estaban desérticos, pero ahora que la habían descubierto, estaba metida en un lío. Comenzó a correr por un largo pasadizo lleno de puertas a cada lado, sin atreverse a mirar atrás, ya que el ruido de los pasos cada vez era más cercano. Ella sola no podría con todo el crisol, y lo sabía. Probó a abrir algunas puertas, pero la mayoría estaban cerradas, hasta que finalmente una cedió y se metió dentro. La sala en la que había entrado era un laboratorio. Mientras esperaba a que los guardias continuaran, se dedicó a echar un vistazo. En las mesas había una gran cantidad de gradillas con tubos de ensayo llenos de extraños pigmentos y sustancias. Los vasos de precipitados contenían algo parecido a la sangre, y las probetas se hallaban colmadas de un extraño líquido azul. Lara se dirigió hacia unos escritorios que había al fondo de la sala. En las mesas había informes y notas de los científicos que habían estado trabajando allí. La mujer cogió uno y lo leyó: “EL lago se oscureció, y la Hidra cayó inerte. Las aguas se revolvieron y los vientos soplaron. Una mano negra como el ébano emergió de entre las olas, y se aferró a la pierna de Heracles. Éste, indefenso, fue arrastrado por la mano y tragado por las negras aguas del abismo.” -Nunca había oído esta versión...-masculló Lara recogiendo otro informe. Éste mostraba el paradero del Templo de Kuelap, y del cáliz. Los demás papeles hablaban sobre los intentos de los científicos de fabricar una sustancia similar a la del cáliz, pero no habían conseguido nada. De pronto la puerta se abrió. Lara soltó el fajo de papeles que tenía en las manos y saltó bajo una mesa justo en el momento en que el guardia vaciaba su cargador. -¡Aquí, la he encontrado!-gritó hacia sus camaradas. Lara sacó las dos pistolas y maldijo. Saltó fuera y comenzó a disparar a los soldados que acababan de entrar por la puerta. Los tubos de ensayo, las probetas, los vasos de precipitado y todo el material de cristal estallaron en mil pedazos al colisionar con las balas. Los soldados caían como moscas mientras Lara saltaba de un lado para otro disparando sin cesar. Mientras volaba sobre una mesa, una bala atravesó el brazo izquierdo de Lara, y ésta cayó al suelo soltando un alarido. La sangre brotaba abundantemente y le resbalaba por el codo. Se arrastró hasta quedar oculta tras unos archivadores, y se rasgó la camisa como pudo para hacerse un torniquete. Como era de esperar, los guardias no iban a permitir que lograse curarse, así que comenzaron a rodearla apuntándola con sus ametralladoras. A duras penas, Lara aniquiló a los soldados con la mano derecha, pero cada vez que mataba a uno, otro aparecía para ocupar su lugar. Finalmente fueron demasiados, y Lara soltó las armas. No tenía sentido seguir luchando, estaba completamente rodeada. “¿Así he de morir?” se preguntó. -Menuda zorra… -masculló el guardia que tenía más cerca.- ¿has luchado hasta el final eh…? ¿Qué hacemos con ella chicos? -Sería una pena echar a perder algo tan hermoso. Yo digo que deberíamos “aprovecharla”. –Dijo otro examinando sus pechos con ansia. -¡sí! ¡***lémosnola! –gritaron unos al unísono. -¡Acercaos si os atrevéis, sucios cerdos! –aulló la mujer mientras intentaba ponerse en pie. -¡Ponedme una mano encima y acabaréis meando por un tubito! –Los soldados rompieron en carcajadas, y el que estaba más cerca se adelantó y dijo: -yo seré el primero. –Comenzó a desabrocharse el pantalón mientras sujetaba a Lara por las piernas, a la vez que los otros se iban acercando y le metían mano. Llena de ira, Lara le asestó una patada en la entrepierna con el talón, que dejó al hombre revolcándose por el suelo. Furiosa, comenzó a dar patadas a diestro y siniestro destrozando narices y desencajando mandíbulas. El individuo que aún se retorcía, agarró su rifle y apuntó a Lara entre ceja y ceja. -Creo que será más fácil si está muerta.-gorgojeó. Apretó el gatillo, y cuatro balas salieron despedidas hacia la frente de Lara. Ésta cerró los ojos con fuerza esperando el impacto fatal del arma, dispuesta a morir luchando. Pero las balas nunca llegaron. Cuando Lara levantó lentamente los párpados, vio sorprendida que las cuatro balas estaban congeladas en el aire, una tras otra a tan sólo unos milímetros de su piel. Nadie sabía que había ocurrido. Todos observaban aterrados el milagro que acababa de acontecer. Poco a poco se alejaron de ella, mirándose unos a otros sin decir lo que todos sentían. Lara apartó la vista de las balas, y vio que un hombre tapado con una túnica estaba plantado en la puerta del laboratorio con una mano alzada. El extraño bajó el brazo, y las balas cayeron. -Dejémosla con vida aunque sólo sea unas horas más… -La voz del desconocido le heló la sangre a Lara. -Pero líder… nosotros… ella ha matado a muchos…-se quejó uno de los soldados. -Ya obtendréis lo que queréis más tarde… a no ser que la señorita esté dispuesta a ayudarnos…-A Lara ya no le cabía ninguna duda, pero lo que estaba pensando no tenía sentido. “No puede ser, no. No encaja… No lo entiendo…” Uno de los guardias la levantó y la arrastró hasta el líder, que la miró bajo su capa. -¿nos ayudarás? -¡en la vida!-le gritó. -pues entonces me temo que tendrá que ser en la muerte… -El desconocido se quitó la capucha, y Kurtis apareció bajo ella. Lara apretó las mandíbulas con fuerza, había sobrestimado al Lux Veritatis. La arrastraron a lo largo del pasillo, hasta que llegaron junto a una puerta dorada. La entrada estaba tallada con dibujos de la Hidra, un ser con cuerpo de dragón, innumerables cabezas, y una cola acabada en nueve puntas. Kurtis abrió el portón, y lanzó a Lara al interior. Ésta rodó por el suelo, y quedó de rodillas frente a él. -Creo que me merezco una explicación. –jadeó Lara, mirando a Kurtis a los ojos. Aunque parecía que éstos estaban ausentes. -¿de veras?-sonrió- Bueno… pero espera a que venga nuestro invitado. La puerta se volvió a abrir, y por ella entraron dos guardias arrastrando a un hombre con ellos. No era ni más ni menos que Ronald Jake. -podéis retiraros chicos-indicó Kurtis a los guardias- puedo yo sólo.-Los soldados -Verás… no intentes entender nuestro plan, pues tu diminuto cerebro se limita sólo a entender las cosas que tú denominas “lógicas”. “Hace tiempo que llevo esperando para liberar a alguien del inframundo, y por fin encontré a un grupo de personas que estaban dispuestos a ayudarme. Ellos sólo pedían la liberación de su dios, así que me asocié a ellos sin pensarlo. Como no podía esperar sin más, investigué y descubrí que el señor Ronald Jake también buscaba el cáliz, pero para resucitar a su pobre mamá… Viendo lo fácil que se me presentaba todo, decidí jugar a dos bandos. Cuando Ronald me dijo que él ya había utilizado el cáliz, pero que se había visto obligado a devolverlo porque no sabía cómo utilizarlo, le dije que no se preocupara, que yo sí sabía. Una vez supe el paradero, se lo comuniqué al crisol por si yo fracasaba. Claro que cuando nos encontramos allí, yo me mantuve oculto, pero los mercenarios de Ronald, y los del crisol se enfrentaron. Cuando te llevaste el cáliz, vi el cielo abierto. No había nada más fácil… Así que me aproveché de los mercenarios que quedaron, y me presenté allí. Le dije a Ronald que me había hecho una oferta mejor… y volví aquí. Viendo mi gran éxito, Will y George me propusieron ser Líder, pues el anterior había muerto recientemente. ¿Cómo negarme? Desde que el cáliz está aquí, no hemos hecho más que probar y probar, pero no encontrábamos la solución al enigma de las puertas del inframundo. Casualmente, uno de los altos mandos recordó lo que nos hacía falta, y ya está todo dispuesto. Lady Croft, debes estar orgullosa, porque vas a estar presente en uno de los logros más maravillosos de la historia, ¡La resurrección!” -¡Guardias, llévenselos!-los soldados volvieron a entrar en la sala, y arrastraron a los dos cautivos hasta una cámara sellada. Las frías cadenas que la ataban le entumecían las muñecas, y el suelo áspero le hacía daño en el trasero. Tumbada boca arriba y atada a Ronald, Lara sentía que estaba perdida en un mar de desesperación.
×
×
  • Crear nuevo...