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Lara Legend

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Todo lo publicado por Lara Legend

  1. ¿Que la perdonas porque esta como un tren? No, perdona, NO PUEDES HACER ESO!!! XDDD ¿Me vas a obligar a hacer una lista? Bueno, aqui indico alguno de los FALLOS más ESTRAMBOTICOS de la pelicula "basada" en Eragon: => Para empezar por Arya, ademas de ser morena y que no tuvieron el detalle siquiera de ponerle orejas puntiagudas a una elfa, ARYA ES SIMPATICA EN LA PELICULA!! Y encima blandita y cachonda con Eragon, será posible... => ¿Os habeis fijado en el crecimiento de Saphira? ¡Es patético! La escena es así: sale volando, se hace gigante en un segundo y dice: "¡Hola soy Saphira vamos a salvar el mundo!" por favor... => ¿Desde cuando el primer encuentro con los urgalos, donde eragon usa el brisingr por primera vez, es en un puente en la misma ciudad donde esta Angela? ¿Y DONDE ESTA SOLEMBUN? => Y claro, eso de que los urgalos tengan cuernos... => ¿Desde cuando Arya entra en trance de repente, estando ya salvada, porque Durza eche su sangre al fuego? Buff. esperad que coja aire que me voy a cargar el ordenador recordando todo esto de golpe!! => Para qué cojones contratan un actor que haga de Galbatorix, y no uno, por ejemplo, de Katrina y Horst? Y Sloan no se ponía histérico con Eragon? => Desde cuando la marca de la mano está en un lado y es una espiral gris? ... ... ya => La aparición de Murtagh, si os fijais, es cortísima, y él mismo se libera durante la batalla. => ¿Me quiere alguien explicar donde están los gemelos, y más importante, LOS ENANOS? => Claro, si pregunto dónde está el cristal milenario de los enanos... => Claro, tiene que ser Durza quien mate a Brom, y va Durza e invoca un pedazo dragón negro de humo. Bueno, no quiero seguir. Sólo, en tamaño bien grande, para que todo el mundo lo sepa, los cuatro peores. Que la cagan, vamos. 1º) BROM MATA A LOS RAZAC!!!!! Muy bien, asi se ahorran toda la trama de Eldest por parte de Roran. Perfecto. 2º) FALTA ALGO MUY IMPORTANTE Así que Durza no le hace a Eragon la pedazo herida en la espalda. Claro, asi todos contentos: no tiene sentido medio Eldest ni el regalo de los dragones a Eragon, y de paso no se le aparece el lisiado ileso ese... 3º) ME CAGO EN LA REBELACION DE ARYA!!! El puñetero sueño de Eragon con Arya en medio del bosque. "¡Hola, soy Arya, princesa de Ellesmera!" ¡JOER, ESO NO SE LO REBELA NUNCA! 4º) LA DESPEDIDA Y para rematar la faena, Arya se va solita a Ellesmera y Eragon se queda en las montañas. Si es que... Ahhhh... Siento los humos Para alegrar el día, os traigo lo último de Empire (imperio), título provisional de la tercera entrega, copiado y pegado desde Wikipedia Sobre esto último, ¿que direis si os digo que hay más de un motivo para pensar que dicho jinete sea Roran, y podría pasarse al lado oscuro?
  2. Jo, que me emociono XD. En serio, no se que haria sin lectores como vosotros dos... GRACIAS!! XDDDD Bueno, pues esta tarde os traigo el siguiente. Ah, Escorpio, gracias por tus comentarios, quizá deberías saber que estoy escribiendo algo que mandaré a editorial...... XD chao!!
  3. Bueno, ya vuelvo. CAPÍTULO 10 Lord Kain Lara sacó las pistolas y se mantuvo en guardia mientras avanzaba por los tenebrosos parajes de Nosgoth, el Mundo de los Caídos, el mundo vampírico. No tardó en llegar a las Ciénagas de Sangre, un lugar maldito e inhabitado. El único sonido que se oía era el susurro del viento sin ningún obstáculo que golpear y los lamentos de las almas perdidas en el abismo de la vida y la muerte. El cielo estaba ahora poblado por nubes oscuras que se arremolinaban sin parar, y los cuervos y buitres se acercaban a las ciénagas, como si intuyeran que pronto dispondrían de un buen manjar. Sin pensar en ello, Lara caminó con cuidado, procurando no dar un paso en falso, pues toda ciénaga digna de serlo esconde entre sus aparentemente sólidos terrenos la mortífera trampa de las arenas movedizas y el fango sin fondo, donde cualquiera que tenga la mala suerte de caer sirve de pasto a los gusanos subterráneos. Antes de continuar, Lara echó un vistazo alrededor. Allá donde sus ojos se posaban no se veía más que una interminable llanura de ciénagas, tan sólo charcas, tierra e invisibles terrenos mortales de fango y lodo sin fondo. Caminó con cautela, con el garfio magnético preparado por si daba un paso en falso lanzarlo contra alguno de las espectrales estatuas en ruinas entre las que se asomaba algún ojo o medallón dorado. Dio unos pasos, aquí y allá, hasta llegar a la primera de las estatuas semidestruidas. la cabeza, que estaba medio hundida en el barro, era de un vampiro de rostro feroz, con la nariz aguileña y muy prominente, las orejas del tamaño de la palma de una mano humana y terminadas en punta, y la base del monumento rezaba: Lord Vorador Siempre fiel al linaje de los vampiros, mortal enemigo de los Saraphan. Aquel que, durante los doscientos años del letargo tras la Caída de Lord Kain, le sustituyó como justo líder y luchó sin piedad contra el enemigo. Ahora su cuerpo yace en las Ciénagas de Sangre, y su alma descansa eternamente en el Sangriento Paraíso. - En verdad debió ser un buen vampiro… Aunque no sé lo que significa exactamente –susurró Lara. Creyó que lo decía para sí, pero alguien más oyó lo que murmuraba, y le posó una huesuda mano verde en el hombro. Lara se volvió con brusquedad y vio ante sí el mismo rostro que representaba la estatua. Era sin duda Vorador. En vivo imponía mucho más e imponía más respeto, pero Lara no se dejó intimidar. - Tienes razón, lo fui –dijo el vampiro, como si Lara se lo hubiese preguntado, y mostrando sus afilados y desgastados colmillos en una maliciosa sonrisa. Lara se echó atrás unos pasos. - ¿Cómo es que no estás muerto? –inquirió- En la inscripción dice… - Lo sé mejor que tú, humana –cortó Vorador-. Y en verdad estoy muerto, pero los vampiros nunca dejamos este mundo del todo. Lo que ves ante ti no es el auténtico Vorador, sólo soy una sombra de lo que fui, una ilusión. La sombra de mi alma. - No lo entiendo –susurró Lara, tranquilizándose. Vorador dejó escapar una sonora carcajada. - Te lo explicaré de modo que puedas entenderlo. Este lugar es llamado por vuestra raza Ciénaga de Sangre, pero no es ese su nombre real. Los vampiros lo llamamos Sepulcro Eterno. Los vampiros que son aquí enterrados, además de contar con total seguridad de que su alma viajará al Sangriento Paraíso, tienen la ventaja de dejar aquí una ilusión, un recuerdo de sí mismo, por así decirlo. No puedo salir del Sepulcro Eterno, o de la Ciénaga de Sangre, si lo prefieres. Solo puedo esperar y hablar con quien quiera, con aquel que sea lo suficientemente valiente como para venir a visitarme. Lara no dijo nada, pero asintió, pues lo había entendido. Pero de pronto, algo se le vino a la cabeza. - Y ella… Aquella joven, la… la Protectora de los Pilares… ¿Es lo mismo que tú? - ¿Estás hablando de Daphne, Protectora de los Pilares de Nosgoth? ¡Oh, no! Ella no es una ilusión, es real. No está viva, simplemente es un alma. Está condenada y bendecida a la vez, pues juró proteger eternamente, con su vida y con su muerte, los Pilares y el equilibrio de Nosgoth. Lara volvió a permanecer en silencio. Aquel nuevo mundo, Nosgoth, hacía despertar en ella sentimientos siniestros de temor, inseguridad y desorientación. - Es normal que estés desorientada, humana –dijo Vorador, como leyendo sus pensamientos-. No es fácil acostumbrarse a un mundo nuevo. - ¿Cómo sabes…? - Los recuerdos lo sabemos todo –interrumpió Vorador-, porque somos la sombra de un alma que ya ha adquirido el poder de lo divino. Además, soy lo suficientemente veterano en la vida terrenal como para no haberme percatado de la existencia de seis mundos análogos al nuestro. - ¿SEIS? –saltó Lara, nerviosa. - Seis, sí… O al menos, eso afirman mis estudios. Pero dime, ¿no vienes tú de un mundo llamado Tierra? - Eh… Sí, pero ¿cómo lo sabes? Vorador rió. - Hace poco vino aquí un hombre bastante parecido en vestimenta y cultura a ti. Iba buscando a una jovenzuela cuya descripción se corresponde bastante contigo, por cierto. Lara alzó la mirada, preocupada. No podía ser quien ella creía. - ¿Dónde está? –el vampiro no respondió- ¡Vorador! ¿Dónde está? ¡RESPONDE! - Cálmate, por favor –dijo él-. Bueno, debes saber que lord Kain, por muy justo soberano que sea, nunca se ha llevado demasiado bien con la raza humana… - ¿Dónde está? –repitió Lara, alterada, algo poco normal en ella. - A eso voy. Ese humano vino a este lugar, y se encontró conmigo. Antes de que ninguno de los dos dijese nada apareció Gherius, uno de los cazadores al servicio de lord Kain, y… capturó al humano. Lara carraspeó. - Entonces, voy a ir a buscarle. - Pero… -Vorador no continuó. Miró a Lara a los ojos, y entonces se dio cuenta de cómo era, de que cuando algo se le antojaba nada ni nadie podía echarla atrás. - ¿Dónde está el castillo? Vorador mantuvo el silencio, indeciso. - Vorador, soy amiga suya. Si le abandono a su suerte nunca me lo perdonaré. El vampiro asintió. - Sólo tienes que seguir por la dirección opuesta a las que has entrado. No temas por tu seguridad, lo que se cuenta de las arenas movedizas es sólo un cuento para que los niños no vengan a conocer las almas de los vampiros muertos. Cuando hayas salido de las Ciénagas, verás el hogar de lord Kain. - Gracias. Lara hizo una pequeña reverencia a modo de despedida, y retomó la marcha. Daphne, la Protectora de los Pilares, se asomó tras uno de ellos. Alguien se acercaba, y no era una presencia agradable. Podía sentir el odio y la venganza en todo su ser a medida que se acercaba. Y de pronto la vio: una vampira alta y esbelta, ondeando el cabello celeste y apretando los afilados colmillos contra sus labios sin siquiera arrugarse la piel. Daphne la conocía. - ¿Qué haces aquí? –espetó con brusquedad la Protectora. - Vaya, vaya –dijo entre risas la vampira-. ¿No te alegras de verme, Daphne? El alma se lanzó contra ella, pero ésta esquivó su acometida con agilidad. - ¿Cómo voy a alegrarme? ¡TÚ ME CONDENASTE! La vampira rió de nuevo. - De eso nada, Daphne. Hicimos un trato, y las dos cumplimos nuestra parte. - ¡Pero no me dijiste lo que iba a pasarme! Reinó el silencio unos segundos, hasta que la vampira habló de nuevo. - Eso no entraba en nuestro trato, ¿recuerdas? Yo tenía que proteger tu vida de los Saraphan, pues estabas en su punto de mira al haber ayudado a los vampiros con el regreso de Kain al poder. A cambio, tú me dijiste que tomara de ti lo que quisiera, y así lo hice: tomé tu vida y tu muerte, dándote además el don de ser la Protectora del Equilibrio. - Cerda… La vampira le clavó al alma de Daphne una mirada de odio, y ésta bajó el rostro, intimidada. - Eres una desagradecida –continuó-. De no ser por mí estarías muerta. - ¡Me da igual! Preferiría la muerte antes que esto. ¡Me condenaste a una vida sin muerte y una muerte sin vida, vagando siempre y girando en torno a los Pilares hasta el fin de los tiempos! ¡Yo te dije que tomaras lo que quisieras a buenas maneras, y tú me arrebataste la vida y la muerte por haberme protegido de vivir y no morir! ¡Si ahora pudiese matarte, lo haría! ¡Márchate antes de que…! Pero no pudo continuar, porque el letal roce de las garras vampíricas, que borran la vida y la muerte, alcanzaron el áureo corazón del alma Protectora. Lara salió al fin de las Ciénagas de Sangre, o el Sepulcro Eterno, como lo había llamado Vorador. Y en efecto, ante ella se alzaban unas enormes murallas que daban paso a un palacio colosal de piedra maciza. A Lara le decepcionó el estado lúgubre y sombrío de la construcción, pero no le llamó la atención. Al fin y al cabo era hogar de vampiros, criaturas de la noche y la muerte. Avanzó hasta el portón cerrado de la muralla, y un centinela se asomó arriba. - ¿Quién va? - ¡Quisiera tener una audiencia con lord Kain! –gritó Lara, con toda la cortesía posible- ¡Es un asunto de vida o muerte! - Me da igual, jovencita. ¡El palacio de Meridian solo abre sus puertas al anochecer! No dijo nada más. Lara se dio la vuelta y emprendió el camino de regreso, ajena a cuándo anochecía en aquel mundo, cuando oyó una susurrante y poderosa voz a sus espaldas. - ¿Querías verme, humana? Lara se volvió, y quedó impresionada. Tenía ante ella a un gran vampiro, cuyo rostro había ido perdiendo la supuesta belleza con el paso del tiempo. sus ojos eran de un color rubí intenso, y sus cabellos lacios le llegaban a la cintura. Vestía un traje elegante y sombrío, y en la mano derecha asía una espada similar a la que había usado Seth para matar a Anaya. Era lord Kain.
  4. ... Bueno... Ayer se murió mi abuelo, no estoy con ganas de escribir. Lo siento, la semana que viene continuaré. Siento las molestias. Adiós.
  5. ... Bueno... Ayer se murió mi abuelo, no estoy con ganas de escribir. Lo siento, la semana que viene continuaré. Siento las molestias. Adiós.
  6. Bueno, este relato está abandonado... Irial, te dije que lo seguiría hoy, pero... me es completamente imposible!!!!! No paaasa nada. El viernes habrá nuevo capitulo del Juicio de Idhun y de Tomb Raider Cataclismo.
  7. ¡Buenas! Luja, ¿en serio solo 5 caps? Joo XDDD. Leeré... Y bueno, sobre lo que dije ayer, no me voy a emocionar tanto (con esto me refiero a que no vamos a llegar a Mario o Sonic [de momento...]). Pero en fin, espero que os guste. Ahora, en este capítulo, aunque no lo notéis hasta dentro de mucho... En este campítulo... comienza... El verdadero Cataclismo. CAPÍTULO 9 Los Pilares Seth sonrió. Lara contempló paralizada el cadáver de Anaya, que se había quedado totalmente pálida ante la rapidísima pérdida de toda su sangre. Contempló asustada la hoja de la Segadora de Almas, y luego a su portador. Éste estaba eufórico. - Como ves, Lara Croft, los buenos no siempre ganan. Por primera vez desde que llegó a Egipto, Lara sonrió. - ¿Eso a qué viene? ¿Acaso Anaya era… “buena”? - Sintiéndolo mucho, sí. No dijo nada más, sonrió, dio media vuelta y se dispuso a marcharse. - ¡Espera! –gritó Lara, poniéndose de pie y apretando los dientes- ¡Explícate! - Como quieras. Pero tendrás que hacer algo a cambio. - Me da igual –a Lara no le importaba. Quería saber la verdad, nada más. - Anaya Imanu era hija de Aarón Imanu y su esposa Beatrix. Beatrix era la última descendiente de Hylia, hija de Kayla y Shaddre, descendientes del Ghód-Ahi. - ¿Ghód-Ahi? No sé lo que es. - Una secta, por así decirlo, que venera a los dioses y conspira contra los faraones. Como iba diciendo, Beatrix no conocía su ancestral pasado, y se caso con Aarón, un soldado del ejército peruano. Dos meses después Beatrix quedó embarazada, y el Maestro del Ghód-Ahi, quien te está hablando, decidió contárselo todo. Beatrix quedó fascinada y juró lealtad y servicio al clan, pero murió en una fatídica misión diecisiete días después de dar a luz a Anaya. Yo mismo me encargué de sus cuidados y su entrenamiento espiritual como miembro del clan, sin que nadie lo supiera. Siendo sólo una niña adquirió un poder impresionante y un increíble control sobre sus poderes, pero tenía un grave inconveniente, o una gran ventaja, según se mire: no tenía voluntad propia, hacía exactamente lo que le dictaba mi voluntad, sin pensar en nada más. En otras palabras, se podría decir que Anaya era mi esclava mental. En realidad lo hice yo, pero nunca llegué a imaginar que tuviese un poder de control sobre ella tan inmenso antes de ser Seth. No tardé mucho en enterarme de que Amelia Croft, una gran arqueóloga, viajaría a Nepal en busca de un zócalo de piedra donde descansaba un arma que yo ansiaba y aún ahora ansío poseer: Excalibur. Así que mandé a Anaya donde estaba el avión privado, y le aplicó un poder mágico que haría que el avión se estrellase contra los hielos de Nepal cuando estuviese cerca de la espada artúrica. Las cosas no salieron como yo esperaba, pues tu madre no murió en el accidente, y acabó yéndose con la espada a Ávalon, para siempre. Lara apretó más los dientes. - ¡Así que fuiste tú! ¡Todo es culpa tuya! Desenfundó a Excalibur. Seth sonrió y asió la Segadora. Dominada por el odio, Lara lanzó una estocada, y otra, y otra más, con la mayor velocidad posible, pero la habilidad y los reflejos de Seth eran impresionantes. Era un dios, a fin de cuentas. En un momento fatídico, Lara bajó la guardia, y la hoja maldita se hundió en su costado. Lara se tambaleó y cayó al suelo cuando su sangre corrió a la Segadora, pero Seth detuvo el proceso mortal. Lara apoyó la cabeza contra el suelo, vencida. - Aún no tienes por qué morir, Lara Croft. Hay algunas cosas que debes hacer por mí. Cuando termines, quizá deje a la Segadora saciarse con tu sangre. Chasqueó los dedos. Lara sintió cómo el suelo desaparecía bajo ella, y caía sin remedio en un abismo de oscuridad. Zip bajó del helicóptero de un salto, al fin había llegado a Egipto. Pero algo malo ocurría, lo sabía. Algo en su interior le decía que llegaba tarde, que ya no encontraría a Lara allí. Miró alrededor y avistó una gran pirámide. Según los datos que tenía, aquella era la pirámide de Imothep I, que llevaba a la tumba sellada. Corrió hacia ella, pero se encontró con la entrada bloqueada por una gran roca. Se rascó la cabeza en el mismo momento en que se abría la entrada, y salía un hombre alto y calvo, de semblante sabio e imponente, ataviado con una larga túnica negra. - ¿Qué has hecho con Lara? –gritó, sin pensar, e inmediatamente descargó la munición de la metralleta en su rostro, sin pensar que, muerto, no podría darle información. No obstante, las balas rebotaron en la cara del hombre, que sonreía abiertamente. - Así que quieres reunirte con Lara… -susurró. Zip se estremeció al oír aquella profunda y ancestral voz. Sus ojos emitieron un débil brillo rojizo, y Zip sintió que sus pies se hundían en la arena. Miró abajo y se encontró con que estaba en el centro de un charco de arenas movedizas. Se agitó intentando llegar a suelo firme, pero cada vez se hundía más. Cuando sólo quedaba la cabeza, lanzó una mirada asesina al hombre, y mientras finalmente se daba cuenta de que tras aquellos ojos infinitos le miraba el dios Seth, se hundió en las arenas de Egipto. Cuando Lara abrió los ojos, no recordó nada al principio, pero mientras se incorporaba le llegaron a la mente los recuerdos de la esclavitud mental de Anaya y su caída por un abismo sin fin. Pero, ¿dónde estaba? Era una casa muy pobre, de paja y adobe, y estaba tumbada sobre un lecho de paja, con la cabeza apoyada en un montón de hojas secas. Se levantó lentamente, y abrió la puerta de madera que tenía enfrente, saliendo al exterior. El panorama le intimidó. Estaba en una aldea, donde todas las cabañas eran iguales y diminutas. El cielo era de un inquietante tono grisáceo, al igual que el suelo, y el aire era pesado. Era como si aquel lugar estuviera muerto. Caminó sin rumbo a lo largo de la aldea. Todo era igual: casuchas de paja y adobe repartidas por un terreno llano y gris bajo un cielo grisáceo y sin nubes. Había una estrella, pero no se parecía nada al Sol. Era pequeña y roja, y apenas llegaba a iluminar. Lara miró alrededor. Todo era igual, no había nada más. Caminó sin rumbo durante horas, hasta que al fin encontró algo diferente a lo que llevaba viendo desde que volvió en sí. A lo lejos se veía algo recto y sólido que se alzaba hasta los cielos. Lara sonrió, contenta de encontrar por fin algo distinto. Echó a correr hacia allí, y lo que vio le sobrecogió. Había un inmenso círculo marcado en el suelo con símbolos muy extraños, y de él se alzaban trece pilares negros como el carbón. En cada uno había un grabado en letras doradas, escrito en un idioma que ella desconocía. - ¿Quién eres tú? –susurró una voz. Lara se sobresaltó. Era una voz femenina, triste y amarga. Parecía provenir de los mismo pilares. - ¿Yo? –dijo- Lara Croft. - Eres muy extraña. Nunca he oído un nombre tan raro. Además, esas ropas que llevas no las había visto nunca, y llevo aquí eones. - Pero… ¿quién eres? La voz soltó una risita que podría confundirse con un ataque de tos, y entonces, de detrás de uno de los pilares, salió un espíritu. Era totalmente azulado y estaba envuelto en un aura blanquecina. Se trataba de una joven de unos dieciséis años como mucho, con el rostro pálido y sin expresión, el cabello lacio y corto, y llevaba vestimentas medievales, rasgadas y estropeadas. - Yo soy la Protectora. Mi misión es proteger los Pilares eternamente. Pero pareces desconcertada. Dime, ¿no es este tu lugar? - No. ¿Cómo lo sabes? - Bueno, soy la Protectora, llevo aquí cientos de años. Sé muchas cosas, más que nadie, me atrevería a decir. Bueno, más que casi todos, pues nadie supera en saber a la Rueda de la Vida. Lara empezaba a interesarse por aquella joven. Oh, bueno, no tan joven… - Y dime, eh… Protectora… - Oh, no me llames así. Tengo un nombre, soy Daphne. - Daphne –repitió Lara-. Suena bien. Pero, dime, ¿dónde estoy? El espíritu rió. - Hagamos una cosa, Lara. Hace mucho que no viene alguien tan interesante a visitarme. Cuéntame tu historia y yo te responderé tus preguntas. - Muy bien. Lara se lo contó todo, como si fuese una gran amiga: la traición de Anaya, la muerte de Alister… Hasta que llegó a la liberación de Seth, y cómo éste la envió al lugar donde estaban tras coger la Segadora de Almas. - Una historia apasionante –admitió Daphne-. Querías saber dónde estás. Esto que ves, y lo que no ves también, es Nosgoth, lugar de vampiros y humanos. Hubo antes otra raza que conspiró contra los vampiros poniendo su raza en peligro, pero han quedado olvidados por el flujo temporal. Lo que pisas ahora es el centro geográficamente exacto del mundo: los Pilares de Nosgoth. Estos pilares sostienen el equilibrio de nuestro mundo, y si se rompen, el mundo podría sufrirlo con gravedad. Nuestro rey, Kain, nació predestinado a destruirlos, pero ha abandonado su propósito y se ha convertido en un rey sabio y justo, algo poco común tratándose del más poderoso de los vampiros. - ¿Y dónde está ahora ese Kain? –preguntó Lara. - Veo que te interesa –Daphne rió-. Está donde estaría cualquier rey, en su palacio, entre las murallas de Meridian, la capital. - Quisiera verle. Me interesa mucho. - Ya veo –Daphne volvió a reír-. Meridian queda al sureste de aquí. Debes cruzar sendas oscuras y peligrosas, pueblos malditos, cementerios tenebrosos… Pero bueno, eso es normal. Nosgoth es el mundo de los Caídos. Lara dio unos pasos hacia el camino que tenía enfrente, según sus cálculos, en dirección sureste. - Muchas gracias por tu ayuda –dijo, a modo de despedida. - A ti por venir a verme. Presiento que nos volveremos a ver… - ¡Eso espero! Dicho eso se volvió hacia el camino, y emprendió el viaje. Un viaje lleno de peligros, a través de lugares terroríficos y peligrosos, en busca del Rey de los Caídos. - Mi señora, ha ocurrido algo que no estaba previsto. - ¡Estoy empezando a perder la paciencia! Breozor se estremeció. La voz de su señora vampira era muy femenina y sensual como ella misma, pero aquello lo había dicho con una voz atronadora y amenazante, que hizo temblar las paredes del Refugio. - ¡Habla, Breozor! No tengo todo el día. - Es… Se trata del Plan Supremo, mi señora. La vampira apretó la mandíbula, cortándose la carne de la barbilla con los colmillos. Se levantó ágilmente y agarró a Breozor del cuello, clavándole la punta de sus garras en las venas. - Mi… señora… me… me… ahoga... - ¡Ya lo sé! La vampira le lanzó contra la pared, partiéndole el hombro. Breozor sollozó sin moverse. - Asco me das –susurró la vampira-. Eres el vampiro más inútil que he llegado a conocer en mis quinientos ochenta y cinco años de vida. ¡Dame ya el mensaje o desaparece de mi vista! Breozor se levantó, gimiendo, con el brazo muerto. - Es… Ghaustus, el espía. Ha descubierto a alguien hablando con… con la Protectora, junto a los Pilares. Una mujer, humana seguramente. Y… y la Protectora le dijo cómo ir al pa-palacio… pues… Pues esa mujer… ansiaba conocer a… a… a Kain. - ¡A Kain! –la vampira se lanzó contra él y le golpeó, dejándole inconsciente. - Así que una mujer ansía conocer a mi viejo amigo. Pero conocerá antes a alguien… Y no le gustará. Dicho eso escupió una tremenda carcajada, que resonó en todos los lugares de Meridian relativamente cercanos, y llegó como una brisa amarga a los oídos de una viajera extraviada en los senderos de la perdición.
  8. Perdonad chicos, me he retrasado, mañana os juro que os traigo el Capítulo 9. Bueno, lo primero, he editado el título de la Segunda Parte, que en un principio se llamaba Seth, pero he decidido cambiar totalmente la trama (lo que tenía pensado irá más adelante, y al meter esto tendrá más sentido). Ahora la segunda parte se llama "El Legado" Bueno, hoy no traigo capitulo (lo siento ), aun estoy maquinando XD, pero os digo unas cosas que espero os impacten XD. 1º) Esto ya lo dije, El Cataclismo será una superproducción en plan tocho XD 2º) Hay muchas cosas que saldrán en El Cataclismo que a los jugones y lectores de otras muchas cosas les encantará. Por ejemplo, en esta misma parte segunda, "El Legado", espero que les encante a aquellos que hayan jugado a la grandiosa saga de videojuegos The Legacy of Kain. Asi mismo veran cosas de muchas otras sagas, incluyendo Final Fantasy, Metroid e incluso Sonic, Mario... Pero de una manera mucho más adulta y realista, claro (el relato es serio XD). En conclusión, quiero que sepáis realmente lo que es Tomb Raider El Cataclismo: Es un argumento que gira en torno a la ira de los dioses de distintas mitologías de la historia de la humanidad, pero en su hilo argumental surgen personajes que nadie creería jamás reales, pero de una forma que nadie los imagina, y aunque nadie lo cree, con mucho que ver en la historia principal. Así que espero que os guste y no me abandonéis, porque lo que más necesita un escritor (escritora XD) es a sus fieles lectores apoyándole cada día. Gracias a todos, mañana continúa.
  9. AAAgh siguelo XDDDDD Esta genial... (y dice q no me hace competencia XD).
  10. Te diré algo que dijo Alister a Lara en el TRL entrando a la cueva de hielo, aunque ligeramente cambiado. No sé si identificarás el real XD. Bueno, síguelo por Dios, ¡¡¡es realmente genial!!! (me haces competencia XDD)
  11. cierto XD. Nadie es perfecto bueno, yo nunca he dicho que la pirámide sea de Horus XD. Y... relacionado con otros TR? Bueno, es mi continuación personal de TR Legend, de momento no guarda ninguna relación con otro (de momento...). Y bueno, si dices que parece que estés donde escribo, a ver qué te parece el que traigo hoy XD. Ahora lo leo y te cuento, pero de momento lee tu el mio jaja. Ahí va, espero que ps guste... CAPÍTULO 8 El Mausoleo Anaya, Amanda y Peter contemplaban anonadados a su Maestro. Anaya intentó hablar, pero no podía, en parte porque no sabía si llamarle Maestro, Seth o Señor. Éste amplió aún más la sonrisa, pestañeó sus profundos ojos negros y miró directamente a Lara. - Hace millones de años que no salgo de esa tumba. ¿Tanto han cambio las cosas en el Mundo Material? Esas vestimentas son muy extrañas. Lara no respondió. Aunque sabía que los dioses eran inmortales, no pudo evitar llevarse las manos a las pistolas. - ¡Horus! –Lara se sobresaltó. La ancestral y suave voz de Seth había cambiado por otra muy poderosa, que hizo retumbar las paredes y columnas- Un Dios nunca olvida nada. Ahora que he salido de mi prisión, ¡me cobraré mi venganza! Pero antes… Sin dar más explicaciones, avanzó hasta estar muy cerca de una de las paredes, alzó las dos manos y cerró los ojos. Las palmas comenzaron a brillar, transmitiendo su luz mortecina a toda la pared, y la sala incluso. Entonces, ante él, se abrió un hueco en el muro, bordeado con runas que relucían con un tenue brillo rojizo. - Maestro –tartamudeó Anaya-. O, bueno… Eh… ¿Cómo debo llamaros? Él se volvió hacia ella y sonrió. - Maestro está bien. Aunque la entidad haya cambiado por una más poderosa, la persona sigue siendo la que es desde que vio la luz en el Mundo Material. - Ma-Maestro… ¿Qué hace, si puedo preguntar? - Claro que puedes, hija mía. Voy a entrar en el Mausoleo de las Almas Perdidas –sonrió al ver el rostro desconcertado de Anaya-. ¿No sabes lo que es? No es una historia demasiado larga, así que puedo contarla. Cuando mi guerra contra Horus aún no había estallado, yo venía a este lugar a menudo. La Cámara Nirumath era nuestro lugar favorito por aquel entonces, para alejarnos de las mentes corruptas y estúpidas de los mortales. Este lugar lo creé yo en una tarde. Aquí traje a todos los mortales que me veneraban para que pudiesen reunirme culto eterno. esta sala, la Tumba Pirámida, la creé con un fin mucho mejor del Horus le dio. Estaba pensada como el lugar de descanso para el primer faraón que abriese los ojos a la verdad y apartase su mente de la estupidez de la momificación. - ¿Estupidez, por qué? –replicó Lara, que aunque no se encontraba muy a gusto en aquella situación, se sentía interesada por el relato. - Porque la momificación es una mentira, una burla de Horus, Isis y Osiris hacia los mortales que tanto les veneran. Les prometen gracia eterna si momifican su cuerpo y lo entierran en una pirámide junto con gran cantidad de bienes y riquezas, pero todo eso es una treta. A ningún dios de Egipto le importan los mortales por mucho culto que le den y sacrificios que le ofrezcan. Los dioses jugamos con los mortales, y hacemos sufrir a quienes más aman, y damos riquezas y poder a los más perversos entre ellos. - Eso es mentira –dijo Lara con severidad-. La momificación no es ninguna estupidez, y no tienes pruebas de ello, Seth. - ¿Que no tengo pruebas, dices? –Seth rió- Pero si te has encontrado con ellos, todos te miraban, Lara Croft. E incluso han llegado a tocarte con sus putrefactas extremidades. - No –Lara parecía asustada- ¿No te referirás a… a…? - Justo lo que estás pensando. El camino desde la Cámara Nirumath hasta esta tumba es conocido como el Sendero de la Desgracia, y en él están todos aquellos que fueran momificados. No están ni vivos ni muertos, pero están condenados a permanecer así eternamente, a no ser que Horus cambie de opinión y se tome más en serio a los pequeños mortales –se volvió hacia Anaya, puesto que Lara se había quedado rígida-. Como iba diciendo, levanté esta tumba para que aquí descansara el primer Faraón que usara la cabeza y no quisiese ser momificado. Lo tenía todo planeado: cuando ese faraón pereciese, su cuerpo desaparecería al instante porque yo me lo habría llevado aquí, y le habría dado el primer descanso digno en la historia de los faraones. Pero ese Faraón no llegó, porque Horus había engañado totalmente la cultura egipcia, haciéndoles creer que aquellos que fuesen momificados tendrían asegurada la gloria y el descanso eternos, y nadie quería aventurarse a apartarse de ese sendero de inmortalidad. Llegué a aburrirme, así que levanté tras la Tumba Pirámida un mausoleo oscuro y siniestro, y ofrecí un desafío a los Faraones: si ellos querían los llevaba a la entrada, y si conseguían llegar al final, obtendrían mi arma primordial, que no nombraré ahora. Algunos lo llamaban el Cayado de Seth, aunque no sé por qué, pues no se parece en nada a un cayado. Además les dije que, aquel que alzase en su mano el… llamémoslo Cayado, reuniría las mayores riquezas, seduciría a quien quisiera, nadie le desobedecería ni conspiraría contra él, no conocería la victoria y, lo más importante, nunca exhalaría un último aliento. Sería inmortal en la Tierra, consumiéndose solo al final de los tiempos y siendo el más grande de los hombres del Mundo Material. A diferencia de Horus, yo no les engañé. Escondí el Cayado al final del Mausoleo, en la Cámara Seth, y quien lo encontrase y tomase para sí obtendría todo lo prometido. Pero el reto no era fácil. No os diré lo que les aguardaba ahí dentro, pero por algo le pusieron el nombre de Mausoleo de las Almas Perdidas. Cuando terminó su relato, reinó el silencio. Era muy difícil asimilar que los dioses habían engañado siempre a los egipcios, y que las momias estaban condenadas al destierro y la no muerte eterna. Al fin, Anaya rompió el silencio. - Pero, Maestro… Aún no entiendo para qué entráis al Mausoleo. - Es muy simple, mi deseo ahora es recuperar mi… ¿Cayado? Sí, eso es. Necesito que este cuerpo mortal no perezca, de lo contrario me vería obligado a regresar a la Dimensión Divina, y no me interesa de momento que Horus sepa que estoy libre de nuevo. Dicho eso, atravesó la abertura. Lo siguieron Anaya, Peter y Amanda, y Lara decidió entrar, pero no fue por la derecha, como ellos, sino por la izquierda. No le apetecía estar cerca de sus enemigos, sino estar sola, y a poder ser, coger el Cayado antes de que cayese en manos de Seth. Al dar los primeros pasos, Lara descubrió por qué lo habían llamado el Mausoleo de las Almas Perdidas. Por las distintas estancias y tétricos pasillos vagaban espectros, las almas de aquellos que rendían culto a Seth y éste los había llevado hasta ese lugar para que le venerasen eternamente. O, al menos, eso parecía, porque todas las almas con las que se cruzaba susurraban continuamente el nombre de Seth. Lara pensó que, después de todo, Seth no aparentaba ser tan malvado y perverso como contaban los mitos egipcios. Ella sólo lo había visto como un dios al que habían encerrado injustamente por toda la eternidad por el hecho de haber perdido una batalla contra Horus. - ¡ROOAAAAAAAAAR! Lara desenfundó instintivamente sus pistolas y disparó a lo que tenía delante sin saber qué era. Cuando aquello cayó al suelo, sin vida, vio que se trataba de un grifo, híbrido entre caballo y águila. Muy pronto, una bandada de murciélagos se acercó y comenzó a chupar la sangre del animal. Puaj, vampiros…, pensó Lara. Rápidamente se alejó por la izquierda. Aquello le parecía, más que un mausoleo, un laberinto. Mientras caminaba y elegía un camino en cada bifurcación, le daba vueltas a las cosas en su cabeza. Aquello no le cuadraba. Esto es muy raro, pensaba. Un Mausoleo es, a fin de cuentas, una tumba grande, y que yo sepa aquí no hay nadie enterrado, simplemente almas vagando y llamando a Seth. Además, un mausoleo no se construye como un laberinto, y mucho menos se utiliza para esconder un arma. Me parece que Seth no nos ha contado toda la verdad. Tardó bastante en llegar al centro del laberinto, pero lo hizo. No sabía realmente si era el centro, pero lo parecía. En el centro había un pequeño altar, y colocada sobre él, de pie y sin caerse (algo que a Lara le desconcertó) había un arma. Era muy hermosa, aunque también siniestra. La empuñadura era gris y negra, y decorada con una calavera. La hoja era ondulada, como si de una onda se tratase. Lara no podía mirarla durante más de unos segundos, pues si lo hacía, le daba la desagradable sensación de envejecer. - ¡Muuuuuuuu! Sonó tras ella. Lara giró mientras sacaba sus pistolas, y se encontró cara a cara con una de las más temibles bestias mitológicas, un minotauro. Medía al menos dos metros y medio de altura, sin contar los dos cuernos, de medio metro de longitud cada uno, más o menos. Lara descargó unas treinta balas contra su rostro peludo, pero no hicieron nada. El minotauro lanzó un golpe que la lanzó contra un muro, y la dejó atontada. El minotauro pataleó el suelo y bajó la cabeza, listo para envestir. Pero entonces, un rayo cayó del suelo e hizo estallar a la bestia, convirtiéndola en cenizas. Lara se levantó tambaleándose y sacudió la cabeza para despejar la mente y aclarar la vista y los pensamientos. Había entrado en la sala el Maestro, con Anaya, Amanda y Peter. Lara intentó acercarse a la espada, pero sus piernas no respondían. El Maestro sonrió, se acercó al altar y tomó la espada, que chilló como si estuviese viva. Lara alcanzó a decir: - Definitivamente, no es un cayado. - Hay muchas cosas que no sabes, Lara. ¿De verdad has tomado en serio todas y cada una de mis palabras? No has de tener nunca en cuenta la palabra de un dios, sobre todo cuando éste va a matarte para cumplir su voluntad. - ¿De qué hablas? - El Cayado de Seth –dijo, acariciando la hoja- es un nombre que le di yo para que nadie supiese lo que era en realidad. Dime, Lara, ¿has oído hablar de Meridian? - He oído historias –respondió ella. - Historias. Ya veo. Y… ¿qué me dices del legado de Kain? - Los vampiros no existen. Seth rió con ganas. - ¡Ya, claro! Pero seguro que hace diez minutos tampoco creías en los minotauros. Lara bajó la cabeza, admitiendo que tenía razón. - Meridian, la ciudad de los vampiros. La dominó durante mucho tiempo el más poderoso de ellos, a quien llamaban Kain. Tenía muchos aliados, los más reconocidos eran tales como Vorador, Umah, Augustus… Los vampiros de Kain estaban en guerra contra los Saraphan, un clan de guerreros que hacían una cruzada exterminando vampiros. El legado de Kain estaba a salvo gracias a esto –alzó la espada-. La llaman Segadora de Almas. Tiene el poder de arrebatar la vida y beber la sangre a sus víctimas. Kain capturó a uno de los sacerdotes Saraphan, Raziel, que había arrancado el corazón a uno de los más antiguos vampiros cuando éste aún respiraba, e hizo de él un vampiro. Más tarde, en una gran batalla, Kain fue sorprendentemente vencido por lord Saraphan, el líder de éstos, que le arrebató la Segadora y el reinado. Doscientos años después Kain despertó de su letargo, acabó con los traidores vampiros que se habían unido a los Saraphan y destruyó a lord Saraphan, recuperando su espada, su reinado y su dignidad. - Una historia apasionante –admitió Lara-. ¿Y cómo demonios ha llegado aquí la Segadora? - Eso no es asunto tuyo –cortó Seth-. Anaya, ha llegado la hora de que demuestres tu lealtad. Anaya bajó la cabeza, asintió, y una tímida lágrima recorrió su mejilla. Lara no entendía nada. Anaya se acercó a Seth. - Pero antes –dijo él-, revela a Lara tu secreto. - Me niego. Hazlo ya. - Anaya –rió Seth-, la muerte no te salvará. Soy un dios. ¿O acaso lo has olvidado? Anaya parpadeó, y miró a Lara entristecida. - Lara… Apartó la mirada y calló, incapaz. Seth tosió a propósito, y Anaya volvió a mirar a los ojos a la que alguna vez fue su amiga. - Lara… yo… -meditó unos segundos- Yo provoqué el accidente que acabó con tu madre. Lara empalideció, y se olvidó de todo. Se derrumbó, se dejó caer de rodillas, vencida por la desolación y la desconfianza, y alzó la mirada mientras sus ojos derramaban lágrimas sobre sus mejillas. En ese momento, el filo de la Segadora abrió el cuello de Anaya, y mientras ésta caía al suelo con los ojos perdidos, su sangre corría a la hoja de la espada, para saciar su sed infinita. Bueno, volviendo al mundo real ( ) os digo una cosa... Espero que no seáis de esos que les cansa leer cosas largas, porque TR El Cataclismo va a ser una ¡¡supersuperproducción!! ¿Por qué? Bueno, no contaré mucho. Sólo que guardará relación con otras sagas y tal distintas a TR, y que habrá más de 10 partes!! Vamos, que hay historia para rato. A lo mejor lo mando a una editorial y todo XDD. Dew!!
  12. Pues.... sigo!!!! CAPÍTULO 7 Reencarnación El avión acababa de aterrizar. Lara se encontraba en Egipto, a unos treinta metros del Nilo. Ante ella se alzaba una de las más grandiosas pirámides, donde yacían los restos de Imothep I. Le dio las gracias a Jack por haberla traído desde Inglaterra. Caminó con decisión hacia la entrada del gran monumento. Ésta debería estar asegurada por una roca, pero alguien la había apartado. No sabía como, pero se lo agradecía. Entró en la pirámide y avanzó hasta llegar a una bifurcación, donde eligió el camino de la derecha, por mera intuición. En medio de la oscuridad, al fondo, aparecieron luces danzarinas, las luces que producen las llamas a la luz de la luna, bajo el manto de estrellas. Pero Lara conocía las historias de aquella pirámide, en la que todo puede engañar al ojo humano. ¿Debería tirarse? Claro, la vida no vale la pena si no se corren riesgos. Lara avanzó y cayó por un agujero que no había visto, hundiéndose en el agua. Asomó la cabeza para respirar y volvió a sumergirse. Tras nadar un trecho halló un camino que descendía bajo sus pies. Volvió a tomar aire y descendió, hasta caer en una sala seca y con aire suficiente para respirar. La sala era circular, y en el centro de ésta había un zócalo de piedra con una espada incrustada. Era un arma muy peculiar, con joyas incrustadas en la empuñadura y una hoja muy hermosa que parecía poder partir en dos cualquier cosa. Haciendo caso a su intuición, Lara sacó la espada. Inmediatamente, el zócalo estalló en pedazos. Lara se tiró rodando al suelo, y unos segundos después se puso en pie. Donde antes había estado el zócalo, había una abertura muy profunda. Lara se enganchó la espada a la espalda, como había hecho en cierta ocasión con Excalibur, y se dejó caer. Mientras descendía, cada vez a más velocidad, pensó que aquello había sido una imprudencia, y que tal vez muriese en el acto. A Zip le sudaba la frente, la nuca, las manos. Le sudaba todo. Estaba atado en el salón de la mansión Croft, junto con Winston, y ambos estaban rodeados de mercenarios de la traidora Amanda. No podía creer que ella fuese la culpable de la muerte de Alister. Mientras estaba allí, muchas cosas le pasaron por la mente. ¿Estaría Lara a salvo? ¿Habría dado Anaya con ella? ¿Qué era eso tan importante que se cocía en Egipto? ¿Sabría algo Lara del asunto? Zip suspiró. Cuando Lara huyó, Anaya dijo a sus hombres que debía irse cuanto antes a la pirámide de Imothep I. Al pensar en aquello, se le ocurrió una idea. - Perdón –le dijo a uno de los mercenarios. - ¿Qué quieres? - Verá, es que… No querría hacérmelo encima, ya sabe… Esta alfombra es muy cara… El mercenario maldijo por lo bajo y le dijo a uno de sus compañeros: - ¡Max, ve tú! Yo tengo que vigilar al viejo –dio un pequeño puntapié a la silla donde estaba Winston atado. Max, el otro mercenario, asintió y cortó con una navaja la cuerda que ataba a Zip a la silla, pero no la de las manos ni las piernas. - ¡Vamos, que es para hoy! –se quejó el mercenario. - ¿Esperas que suba las escaleras a saltos? - ¿Me estás diciendo que en esta pedazo mansión no hay baños en la planta baja? - No –mintió Zip. - ¡Me estás tocando las narices! El mercenario le cortó las cuerdas de los tobillos y llevó a Zip arriba. Éste fue hasta la puerta del cuarto de baño con la punta de una metralleta clavada en la espalda. Allí se detuvo. - ¿Qué demonios te pasa ahora? - Bueno… -Zip contuvo la risa- ¿Me vas a bajar tú los pantalones, o qué? El mercenario escupió en el suelo. - ¡Cállate de una maldita vez! Muy bien, te liberaré las manos. ¡Pero si haces algo raro te vuelo los seso! - Tranquilo –susurró Zip. En el mismo momento en que el mercenario cortó la cuerda de sus muñecas, Zip hizo una pirueta y golpeó al hombre en la cabeza, dejándole inconsciente. - ¡Eh! ¿Qué está pasando ahí arriba? Zip cogió la metralleta y la navaja de Max y corrió a la biblioteca mientras oía subir al otro mercenario. Una vez llegó a su destino, dejó la metralleta en la mesa y comenzó a buscar en las estanterías. - Mitos griegos… La cultura romana… ¡Diablos! ¿Dónde están los libros de Egipto? - ¡Max! –dijo una voz a lo lejos- ¡Max, despierta! ¡Me cago en todo! ¡Si te encuentro te mato, empollón! Zip corrió a la planta superior de la biblioteca y encontró el libro que buscaba casi al instante. Se titulaba Leyendas del Antiguo Egipto. Bajó de nuevo, se sentó en la mesa de Alister y abrió el gran tomo por el índice. - Mm… ¡Aquí, Imothep I! Página 1654… - ¿Dónde estás, maldito? ¡Voy a matarte! –dijo el mercenario a lo lejos. - ¡Aquí está! Zip leyó con atención el tercer párrafo. Imothep I fue un gran faraón que eliminó importantes plagas de su pueblo y sumó bajo su poder mil ochocientos cincuenta y tres esclavos aparte de los heredados. Según la leyenda, Horus se le apareció y le ordenó construir una gran pirámide donde él le había indicado, y allí fueron guardados los restos momificados de Imothep cuando murió. Según la leyenda, la pirámide sólo era una tapadera creada por Horus, conocida como el Último Sello, pues la pirámide se había erigido sobre la entrada a la Cámara Nirumath, donde se cuenta que descansa Seth en su tumba sellada. Los profetas egipcios dicen que el descendiente del clan de lo divino podría hallar el camino a la tumba y liberar a Seth, produciendo el definitivo Cataclismo entre los dioses y el fin de la Tierra. Zip tragó saliva. No podía tratarse de aquello. No podía haber nadie con el suficiente poder como para liberar a Seth, el dios del mal según la mitología egipcia. ¡BUM! El mercenario echó abajo la puerta y entró de un salto a la biblioteca. No veía a nadie, pero sentía algo. - ¡Sal, rata de cloaca, sé que estás ahí! Tras la mesa de Alister, Zip cargó la metralleta dio un salto y se colocó frente al mercenario, apuntándole a la cara. Éste quedó paralizado. - ¿Qué decías? ¿Empollón? ¿O tal vez rata? Dicho eso descargó la munición. El mercenario saltó por los aires y cayó en medio del pasillo, con la cara deformada por las balas, manchando la alfombra de sangre. - Oh, Dios mío –dijo Zip mientras guardaba la metralleta-. Lara me va a matar. Lara veía luz bajo sus pies. Era el fin, iba a morir. Cerró los ojos. Un poco antes de caer al suelo, algo la cogió al vuelo y la sostuvo en el aire. Abrió los ojos, y contuvo un grito. Le estaba mirando un enorme y único ojo, en una inmensa y ovalada cabeza. - Oh, Dios… los cíclopes existen… El titán se relamió y la miró con ternura. Lara puso cara de asco. - Dios mío… ¿No habrá elegido la pareja equivocada? Atrapada en el puño de la bestia, Lara miró alrededor. Estaba en la legendaria Cámara Nirumath, pero parecía estar en ruinas. No había una sola columna en pie, y había escombros por todas partes. El cíclope comenzó a caminar, tambaleándose. Estaba sangrando y tenía una gruesa brecha en la cabeza. Lara temió que perdiese el conocimiento, y en efecto, eso fue lo que ocurrió. La bestia tropezó con una columna caída, se tambaleó y cayó, golpeándose los dientes contra una roca. Lara dio un salto en cuanto la mano que la apresaba aflojó, y se encontró ante una inmensa puerta, que casualmente estaba abierta. - Parece que se me han adelantado –susurró-, tendré que darme prisa. Se adentró y cruzó un oscuro túnel, al final del cual se veía una distante luz roja, apenas un parpadeo. ¿Sería real, u otro engaño de los dioses? Continuó caminando, haciendo caso omiso a los gruñidos y ásperos gritos que se oían a los lados, pero nunca llegaba hasta la luz. Parecía un camino eterno en la oscuridad, donde nunca se haya la luz. - Hm… -se acarició la barbilla- Para hallar la luz en la oscuridad, he de tener esperanza. Cerró los ojos y se concentró. Voy a llegar… Voy a llegar… Sé que voy a conseguirlo… ¡Voy a llegar! Abrió los ojos de nuevo, y la claridad le deslumbró, aunque haber revelado el lugar le dio un poco de asco. Los gritos y gruñidos provenían de cuerpos, cuerpos humanos mutilados y descuartizados, que de algún modo parecían estar vivos, o al menos, no muertos. Todos los ojos la miraban a ella, pero no hacía caso. Sabía que aquello sólo era una distracción, o tal vez una prueba de valor. Pero a medida que iba avanzando, el camino se iba estrechando, y los no muertos estaban cada vez más cerca, algunos incluso rozaban su ropa. Lara comenzó a correr, mientras decenas de manos despellejadas, podridas o ensangrentadas acariciaban sus cabellos y su ropa, y algunas, incluso su piel. Pero al fin llegó a su destino, y la tumba de Seth era realmente impresionante. La sala en la que se encontraba era triangular. En cada una de las tres esquinas, a poca distancia de la pared, había una columna en espirar adornada con diamantes negros. La estancia estaba iluminada por antorchas de llama siniestra, rojo oscuro, que formaban tétricas formas danzantes en el suelo lapidado. Las paredes estaban decoradas con runas pintadas con sangre, y las tres paredes se unían en el techo, haciendo de la sala una pirámide. No obstante, lo más impresionante era lo que había en el centro de la sala: la Tumba de Seth. Parecía un altar, del color de la sangre, con runas satánicas y cuatro velas negras colocadas encima. - Es impresionante… -susurró, acercándose. - Sí, ciertamente lo es. Lara se sobresaltó. De detrás de una columna surgió un hombre alto y calvo, algo moreno, vestido con una túnica negra con bordados rojos. De la otra salió Anaya con los brazos cruzados, y de la última, Amanda, y un hombre bastante parecido a James Rutland. - ¿Qué significa esto? –dijo Lara, llevándose las manos a las pistolas. - Señorita Croft –dijo en alto el hombre calvo-. Encantado de conocerla, puede llamarme Maestro. Por cierto, gracias por traerme la pieza que me faltaba para completar el puzle. Alzó la mano, y Lara resbaló hacia atrás hasta chocar con una columna, y una gruesa cuerda se enroscó sola en torno a ella, amarrándola con fuerza a la columna. Por último, la espada que Lara había cogido en el zócalo de la pirámide se desprendió de su espalda y levitó hasta la mano del Maestro. - Llegó la hora –dijo éste. Se volvió hacia la tumba, alzó la espada y la clavó. Lara esperaba que la hoja se partiese, pero en lugar de eso penetró en la roca como si fuese en agua. Entonces la tumba estalló en pedazos, al igual que la espada, pero las cuatro velas negras quedaron suspendidas en el aire sin apagarse. Y una niebla, o una sombra, con el mayor poder que Lara había sentido jamás, con un poder para amar y odiar, para todo y para nada, se elevó sobre el Maestro. Éste sacó un puñal de su túnica, y sin dudarlo, se lo clavó en el corazón. Antes de caer al suelo, la sombra penetró en su cuerpo, produciendo un desagradable sonido de succión. Instantes después, el Maestro se volvió hacia Lara. No tenía herida alguna, y el puñal se había roto. Sus ojos eran oscuros y profundos, y parecía mucho más sabio, perverso y peligroso que nadie en la Tierra. Y con una voz que no era la suya, una voz ancestral, poderosa e inquietante, dijo: - He vuelto.
  13. Bueno chicos, mañana empezaremos con la segunda parte del Cataclismo. Dew!!
  14. Ya lo sabía, o mejor dicho lo suponía, cuando se ponen fotos "sexis" en un avatar normalmente se ponen del sexo opuesto, a no ser que las tendencias sexuales sean... bueno, me callo que aqui hay menores XD (yo entre ell@s XDDDD) Dew! Y sigue, que lo llevas muy bien (el relato, digo)
  15. Pues mete mas personajes, es tu relato XD Bueno, como dijo Sephi, es muyyyyy dificil pensar algo que ya no esté pensado XD Pero hay miles de dioses. ¿Porque no haces que Hades sale del inframundo e invade la tierra con sus demonios? XDDD Y Lara se pega con Cancerbero... No se es una idea, como ibas a liberar a un dios maligno te viene que ni pintado XD Un abrazo!
  16. Pues ya sigo XD FIN DE LA 1º PARTE CAPÍTULO 6 Traición Cuando Lara saltó al exterior, cubriéndose la cabeza, creía que todo iba a terminar, que su hogar se haría pedazos con su gran amiga Anaya dentro. Pero lo único que sintió fue algo metálico en su cabeza. Alzó la mirada, y vio que una docena de mercenarios armados con metralletas estaban apostados en los jardines de su mansión, y uno de ellos le estaba clavando en la frente la punta de su arma. - ¿Qué significa esto? –gritó. - ¡No te alteres! –cortó el hombre, con un acento inconfundiblemente ruso. Lara apretó los dientes, y entonces Anaya salió de la casa. Tras ella iba un soldado que llevaba atado a Zip. Lara estaba asustada. - Anaya, ¿qué significa esto? –susurró. - Lo siento mucho, Lara, pero vas a tener que pasar a mejor vida. - ¿De qué estás hablando? –a Lara le fallaba la respiración. No podía creer lo que estaba viendo y oyendo. - Bueno, ya que voy a matarte, puedo hacer que descanses en paz sabiendo la verdad –suspiró-. Yo nunca he querido tratos contigo, Lara. Será mejor que empiece desde el principio. Hace tiempo, cuando te hablé de Bolivia, del zócalo de piedra, lo hice con el deseo de deshacerme de ti. - No… -Lara temblaba de pies a cabeza. No de frío, tampoco de pánico, sino de la amarga sensación que produce descubrir que uno de tus mejores amigos siempre te ha traicionado, o quizá no te ha traicionado, sólo ha fingido, siempre. - Sí, lo siento mucho pero sí. Mi madre era hermana de lord Vhrathem, conocido por todos como el Maestro, líder de un antiquísimo grupo de sacerdotes egipcios llamado Ghód-Ahi. Nada más nacer yo, me predestinaron a servir al Maestro y cumplir su voluntad. Siendo sólo una niña, ya cumplía objetivos importantes. Digamos que yo era el ojo derecho del Maestro. Cuando tenía diez años, mi madre murió sepultada bajo los escombros de una antigua pirámide, y desde entonces él me cuida como si fuera mi padre, pues al verdadero nunca llegué a conocerlo, tampoco nadie hablaba de él. Era como si nunca hubiera tenido padre verdadero. Bueno, como iba diciendo, pasó el tiempo y yo hacía los trabajos más importantes para el Maestro. Él tenía una lista negra, una serie de individuos de todo el planeta que él quería eliminar para cumplir los planes. En cierto momento apareciste tú en la lista, como siguiente objetivo, y me lo encargó a mí. Así que te hablé de un zócalo ornamentado de piedra que había encontrado en Bolivia tiempo atrás, durante unas excavaciones, y como estaba previsto, fuiste a explorar, a resolver el misterio. El Maestro envió a otros dos grandes siervos suyos, James y Amanda, para que te esperasen con sus hombres junto al zócalo, y te eliminaran. No obstante te subestimamos, y saliste bien parada. Por si fuera poco, descubriste que Excalibur, un arma que el Maestro ansiaba conseguir, existía, y tú también la querías. Había que eliminarte, pues el Maestro enfurecería si llegabas a estropear su plan de obtener la espada de Arturo. así que quedé contigo en Paraíso y dispuse a mis hombres para que te tendiesen una emboscada, pero escapaste. Cogí el coche y conduje a mis hombres hacia el lugar donde supuestamente murió Amanda, pensaba que allí entrarías en trance por lo que ocurrió y podría eliminarte. Pero no, mataste a mis hombres, bajaste al templo de Paraíso y un espía me atacó, pero por suerte tú le eliminaste. Entonces ocurrió lo que más temíamos: comenzaste a buscar los fragmentos de la espada y te reuniste con Takamoto en Japón. Así fuiste reuniendo fragmentos de la espada. El Maestro envió a James Rutland a conseguir el fragmento que había escondido en el templo de Ghana, y tú fuiste tras él. Mientras le vencías y le robabas el fragmento, Amanda entró en tu mansión y robó varias cosas. Entonces… - Por favor, Anaya –cortó Lara, a la vez incrédula y cansada-. Lo que pasó en aquella aventura lo sé perfectamente, estás hablando de mí. ¿Puedes contarme algo que yo no sepa? - Muchas cosas. Pero no te interesan, créeme. - Yo no estaría tan segura –Lara escupió a los pies de Anaya, que soltó una carcajada. - Bueno, hay una que sí te interesa, y te concierne. Pero es muy dura. No es el momento de contártela. Anaya dio media vuelta y dijo: - Matadlos a los tres. - ¡Anaya! –gritó Lara. Su ex amiga se volvió- ¿No es el momento de contármelo? ¿Y cuándo me lo contarás? ¿Cuando subas a verme? Anaya caminó hacia ella, dudosa. - Créeme, Lara. No quieres oírlo. Este no es el momento para contártelo. Ese momento no existe, Lara. No te lo voy a decir nunca. - Como quieras. De insólito, Lara dio una serie de volteretas hacia atrás, esquivando los disparos de los mercenarios, trepó al mismo árbol que lo había hecho el asesino de Alister, y antes de saltar, dijo: - ¿Seguro que no quieres decírmelo? ¿Te lo vas a guardar toda la vida? Anaya desenfundó sus dos pistolas gemelas y apuntó a Lara. - Te lo diré si vuelves aquí. Esta vez fue Lara quien rió. - ¿Cómo puedes creer que voy a aceptar semejante acuerdo? Si no me lo cuentas, tendré que sacártelo yo… por la fuerza. Desenfundó rápidamente sus dos pistolas gemelas y, sin previo aviso, disparó, hiriendo a Anaya en la pierna derecha. Ésta se tambaleó y cayó al suelo. - No te creía capaz de algo así, Lara. Pero no pienso contarte nada. Lara disparó de nuevo, y Anaya sintió que la bala rozaba su oreja izquierda. - Lo has hecho a propósito. Lara sonrió. - No, he fallado. Anaya miró a Lara a los ojos, y se dio cuenta de lo que había hecho. En todo el tiempo que había pasado había llegado a apreciar a Lara, y ahora estaba tirando su amistad por los suelos. - ¿Seguro que no lo has hecho a propósito? - Te aseguro que, si vuelvo a apretar el gatillo… ¡eres tú la que descansa en paz! Anaya miró alrededor. Todos los mercenarios apuntaban a Lara con sus armas. - Lara –dijo, intentando levantarse sin éxito-, yo que tú no lo haría. Si me matas, mis hombres se encargarán de que me acompañes. - No, Anaya. Yo subiré y tú bajarás. Anaya se mordió el labio. Lara tenía razón, pero no quería admitirlo. Sin mirar a la que alguna vez fue su amiga, sabía que su dedo presionaba lentamente el gatillo. Lara iba en serio. - Muy bien, como quieras –susurró, vencida-. Lara… yo maté a Alister. En ese momento, el tiempo se congeló. Lara era una estatua encima de un árbol, el mundo corría a su alrededor y ella permanecía inmóvil. No podía creerlo. En cinco minutos, su mejor amiga había pasado a ser su peor enemiga. - Anaya… -susurró, temblando- Te juro… sobre la tumba de Alister… poniéndote a ti misma como testigo… que vengaré a Alister. Y eso significa… - Sé lo que significa, Lara. Esperaré el momento para eliminarte yo a ti. Lara sonrió con sarcasmo, y se preparó para saltar a la calle. - Espera –dijo Anaya-. Hay algo que debo decirte. - ¿Más sorpresas? Estoy llena, gracias. - No, es que… Anaya se quedó sin palabras. Lo había olvidado por completo. El Maestro se encontraba en aquella pirámide, a punto de romper el sello y liberar al dios Seth, si es que no lo había hecho ya. Seguramente el Maestro necesitase su ayuda. Se volvió hacia sus mercenarios. Lara se encogió de hombros y saltó a la calle. Desde allí, escuchó la voz de Anaya: - ¡Regresad a los camiones! ¡Tenemos que ayudar al Maestro! ¡Él sólo no puede romper el sello de Seth! Lara sonrió. ¿El sello de Seth? ¿El malvado dios egipcio? A su derecha había una reluciente moto. Acarició el manillar, montó y arrancó mientras susurraba para sí: - Otra vez a salvar el mundo… - ¿Estás loca? Peter no podía creer lo que había dicho Amanda. ¡Romper el sello de Seth! ¡Era una locura! - No, no es ninguna locura. El Maestro nos habló de ello, ¿no te acuerdas? - Para nada –Peter se rascó la cabeza. Amanda sacó un montón de rollos de pergamino del Viddo Praminnio, una serie de documentos que se entregaban a los nuevos miembros del Ghód-Ahi. Buscó y abrió uno de ellos, y se lo ofreció a Peter para que leyera. Artículo 17 de las divinidades egipcias “El secreto de Seth” Who-Fhe-Huv, auténtico fundador del Ghód-Ahi, descubrió algo muy importante sobre el dios Seth. Éste, tras ser vencido por Horus, fue encerrado en una tumba en los cimientos de la tierra, y ésta sellada con varias trampas. Los dioses colocaron la tumba en una sala continua a la Cámara Nirumath, un lugar colosal situado debajo de las mismas tierras de Egipto, y cuyo único acceso es el paso de la pirámide donde descansan los restos de Imothep I. El primer sello es la misma pirámide, a la cual los dioses llamaron Camino de los Muertos, y la prepararon para engañar a la misma magia y al ojo humano. El segundo sello es la Cámara Nirumath en su inmensidad, pues los dioses situaron la puerta a la tumba en un punto perdido, de forma que el muro y la puerta sólo fuesen visibles desde cierto ángulo. Para abrir esa puerta, además, se necesita la Llave del Equilibrio, oculta en algún lugar perdido de Inglaterra, y se requiere el uso de la magia para colocarla en la cerradura y hacerla girar. El cuarto sello, tras la pirámide, la cámara y la llave, es la bestia, el gran cíclope que defenderá la puerta hasta la muerte. Los demás sellos se desconoce, pero se sabe que son siete en total. - Hm… -Peter se acarició la barbilla- Eso concuerda con lo que dijiste antes, eso de que no se ha revelado todo sobre el dios Seth. Amanda, me has convencido. Vamos a investigar. - Bien –Amanda corrió a prepararse, lo mismo hizo Peter. cuando se marchaban, Amanda dijo: - La pirámide de Imothep I, ¡allá vamos! Mientras el Maestro caminaba por un interminable sendero oscuro, buscando el origen de la luz roja, Lara, Amanda y Peter avanzaban hacia ese mismo lugar, sin saber Lara de los otros dos ni viceversa. Y mientras tanto, un helicóptero aterrizaba frente a una gran pirámide, y de él bajaba una ingeniero llamada Anaya Imanu. Continuará...
  17. Hombre, no soy muy buena dando ideas (sólo currandomelas XD). Podrías hacer lo típico del Tomb Raider, un giro radical, que el lider del crisol sea alguien que nadie se lo esperaba, eso es lo que yo espero al leerlo XD, que me sorprenda... Y otra cosa, puede ser un poco sádico pero una muerte muy poco esperada nunca viene mal para enganchar Muahahahahaha...
  18. Que qué pasó con Lara?? A ver, te explico... (no, no te lo voy a contar ahora XD) Mi intención es alternar bien las escenas para que algo crucial ocurra en el momento justo con los sucesos justos. ¿Entiendes? Quiero decir, que cada cosa tiene que pasar exactamente en cierto momento previsto para que el hilo temporal funcione. Pero tranquilo, el capítulo 6, que vendrá mañana a las 5 de la tarde, tratará sólo de Lara y un poquito de Amanda. Hasta mañana entonces!
  19. Me alegro que osguste tanto, ¿de verdad escribo tan bien XD? CAPÍTULO 5 La tumba El Maestro reaccionó y miró a la bestia a los ojos. O mejor dicho, al ojo. Era un cíclope. Un tremendo gigante de un solo ojo, que tal vez los dioses hubiesen puesto como otra de las protecciones del sello de la tumba de Seth. El cíclope clavó la mirada en él. Su ojo era grande, perfectamente redondo, e inyectado en sangre, tal vez por el aburrimiento, la furia o la falta de luz. El Maestro sonrió, eufórico. A pesar de conocer la magia y tener pruebas de la existencia de los dioses, jamás había imaginado que llegaría a ver un titán. La bestia lanzó otro rugido desgarrador y le mostró los dientes. Un espectáculo espeluznante, pues estaban amarillo negruzcos y agrietados. ¿Habría estado comiendo rocas? Alargó el inmenso brazo hacia él y extendió los dedos, con la intención de agarrarle. El Maestro dio un salto hacia atrás, asustado. Extendió la mano y lanzó una bola de fuego a la palma de la mano de la bestia, que no se inmutó, a pesar de que la piel se le había ennegrecido levemente y expulsaba volutas de humo, como si sus dedos estuviesen fumando pipa. El cíclope se miró la mano y rugió con más potencia aún, haciendo temblar cada una de las cientos de columnas de la Cámara Nirumath. El Maestro se tambaleó y cayó al suelo. La bestia lanzó un puño contra él. rodó por el suelo para esquivarlo, corrió y se ocultó tras una columna. Si conseguía alejar a la bestia de allí, podría entrar a la tumba de Seth sin tener que pelear contra ella. Volvió a correr y se ocultó tras una columna más alejada de la puerta. El cíclope le buscó con la mirada, paseó para intentar dar con él, pero nunca se alejaba demasiado de la gran puerta que daba a la tumba sellada. Avanzó hasta otra columna, pero la bestia le vio antes de que se ocultase y caminó pesadamente hacia él, haciendo temblar cada centímetro de la colosal Cámara Nirumath a cada paso. Entonces cerró el puño y golpeó con fuerza la columna. El Maestro, que estaba apoyado contra ella en el lado opuesto, salió despedido y cayó boca abajo varios metros más adelante. El cíclope alzó la mano, complacido, y en ella se materializó un arco tan grande como su brazo. Se colocó en posición para disparar, y una flecha se materializó, lista para ser lanzada. Apuntó al Maestro, que no se movía, y disparó. En el momento en que iba a alcanzarlo, el cuerpo del Maestro desapareció tras una densa nube de humo negro, y cuando ésta se disolvió, no había rastro de él, y la flecha estaba partida en el suelo. El cíclope rugió y dio un pisotón de la rabia. Todas las columnas temblaron, y cayó gravilla del suelo. El Maestro se cubrió la cabeza, oculto tras la columna más cercana a la tumba. Amanda y Peter se encontraban en la biblioteca de la mansión de éste, buscando información. Amanda era muy entusiasta, y todo lo que ansiaba buscaba conseguirlo de todas las formas posibles, especialmente desde aquel incidente en Bolivia con Lara y Excalibur, su intento fallido de visitar Ávalon. Tras la charla que habían tenido durante el almuerzo, Amanda y Peter compartían una fascinación: dominar el mundo, como todo el mundo quiere, según ellos. Decidieron que buscarían el cayado de Viracocha, o cualquier cosa que les convirtiese en dueños de su ejército de piedra. - Mira esto –dijo Amanda, con un pesado tomo de mitología egipcia-. No tiene mucho que ver con lo que buscamos, pero es muy interesante. Siempre me ha fascinado la mitología egipcia. Peter cogió el libro que le ofrecía Amanda y leyó. De acuerdo con el relato egipcio de la creación, al principio sólo existía el océano. Entonces Ra, el sol, surgió de un huevo (una flor, en algunas versiones) que apareció sobre la superficie del agua. Ra dio a luz cuatro niños, los dioses Shu y Geb y las diosas Tefnet y Nut. Shu y Tefnet dieron origen a la atmósfera. Ellos se sirvieron de Geb, que se convirtió en la tierra, y elevaron a Nut, que se convirtió en el cielo. Ra regía todas las cosas. Geb y Nut después tuvieron dos hijos, Seth y Osiris, y dos hijas, Isis y Neftis. Osiris sucedió a Ra como rey de la tierra, ayudado por Isis, su esposa y hermana. Seth, sin embargo, odiaba a su hermano y lo mató. Isis entonces embalsamó el cuerpo de su esposo con la ayuda del dios Anubis, que se convirtió así en el dios del embalsamamiento. Los poderosos hechizos de Isis resucitaron a Osiris, quien llegó a ser rey del mundo inferior, la tierra de los muertos. Horus, hijo de Osiris e Isis, derrotó posteriormente a Seth en una gran batalla erigiéndose en el rey de la tierra. - Sí –admitió Peter-, es una mitología muy interesante. Pero, ¿qué es lo que pasa, Amanda? - Seth. Seth es lo que pasa. - ¿Y bien? Amanda se cruzó de brazos, pensativa. - Es que… No sé, no me cuadra. Seth fue un dios muy temido y poderoso, tanto que tuvieron que encerrarlo en tumba para toda la eternidad. Me extraña que venga tan poca información sobre él, que sólo lo nombren de pasada. Es extraño que, en todo el libro, sólo se le nombre en este pasaje, cuando se cuenta la historia completa de todos los demás. Peter sonrió y se acercó a ella. - Eres muy rebuscada, ¿no crees? No me parece sensato ponerse así porque no hablan de Seth en un libro. Quizá los autores no tenían suficiente información sobre él… - ¿Tú crees? –saltó Amanda, poniéndose a la defensiva- Pues a mí me parece que sí tenían información suficiente, y más –cerró de un golpe seco el libro y señaló la portada-. ¡Lee! A Peter le extrañaba esa actitud en Amanda, no obstante obedeció. La portada del libro era marrón, vieja y polvorienta. El título, en caracteres dorados, rezaba “Mitologías del mundo”. Antes de que pudiese observar las runas que lo decoraban, Amanda lo abrió por la primera página y señaló un pequeño texto que había en la esquina. En este libro se tratará de profundizar lo máximo posible en las grandes mitologías de la historia de la civilización. Intentaremos dar al lector la mayor cantidad posible de información. Las mitologías que se tratarán y quién se encargará de escribir cada una, a continuación. - Mitología griega: por Apolus Raedus, arqueólogo ateniense - Mitología egipcia: por Voreth Cothel, ex sacerdote egipcio - Mitología azteca: por Fafno Oharo, especialista en el pueblo azteca - Mitología nórdica: por Khod Vascardi, estudioso escandinavo - Sigo sin entenderte –dijo Peter, cansado y aburrido. - ¡Pues vuelve a leerlo! –Amanda parecía a punto de subirse por las paredes- ¡Dice bien clarito que todo lo referente a mitología egipcia lo escribió alguien que fue sacerdote egipcio! ¡Los sacerdotes lo saben todo sobre los dioses, Peter! Peter suspiró, y dejó reposar la cabeza contra el respaldo de su silla. - Hay que ver… Recapitulemos, Amanda. ¿Estás perdiendo los nervios conmigo porque no veo nada extraño en que un libro de mil quinientas páginas no nombre a Seth más de tres veces? - ¡No! –Amanda se dejó caer sobre la silla, vencida por su propia rabia- ¡Estoy así porque un especialista en dioses no dice absolutamente nada sobre el dios egipcio más peligroso, sobre un ente que tuvo que ser encerrado eternamente en una tumba sellada para que no pusiese el mundo patas arriba! Peter suspiró y se cubrió el rostro con las manos. - Muy bien, Amanda. Tú ganas. ¿Qué conclusiones has sacado de esta terrible tragedia? –preguntó con sarcasmo. - Que el mundo, la cultura y la religión egipcia nos esconden algo. Que nadie nos lo ha contado todo. Que Seth es más peligroso de lo que parece, más peligroso incluso que Satanás para los cristianos. Peligroso para todos, Peter. Te diré lo que creo: creo que muy pocos conocen la verdadera naturaleza de Seth, y que esos pocos elegidos no quieren revelarla al mundo por alguna razón. - ¿Y tú que propones? Amanda se levantó, excitada. - Nos gusta resolver los misterios, ¿no? Entonces, si nadie nos habla de Seth, tendremos que conocerle por nuestra cuenta. Peter frunció el ceño. - ¿Qué insinúas? - Que hagamos una visita a Seth. Que entremos en su tumba sellada y le liberemos. El Maestro asomó la cabeza. Para su pesar, el cíclope se había situado ante la puerta, y miraba alrededor, con el arco en una mano y una flecha en la otra. Calculó que le daría por la rodilla, y le dio un escalofrío. Se quedó pensando unos minutos. Pero allí quieto no iba a hacer nada. Tendría que plantar cara y usar la táctica, la estrategia. Recordó aquel dicho, “más vale maña que fuerza”. No estaba seguro de que fuese cierto, pero no le quedaba otra opción. Salió de su escondite y silbó. El cíclope se volvió hacia él y rugió. - ¿Sabes correr? –susurró el Maestro, y puso pies en polvorosa. Con ayuda de la magia corrió a gran velocidad y sin cansarse, pero no era suficiente. Mientras corría volvió la cabeza. La bestia corría tras él, cada paso era ahora un terremoto. Montones de piedras se desprendían del techo y las columnas temblaban cada vez más. Entonces… ¡BUM! El Maestro cayó al suelo, y se volvió hacia el cíclope. Éste había chocado con una columna y la había hecho caer, golpeando a la siguiente y así produjo un movimiento en cadena. El Maestro contempló como todas las columnas de la Cámara Nirumath iban cayendo, y el techo cedía. Una gran roca cayó sobre la cabeza de la bestia, arrancándole la vida. El Maestro corrió hacia la tumba de Seth, esquivando las columnas que caían y las rocas del techo que se le venían encima, y a la vez evitando caer por el incesante terremoto que producía el efecto en cadena. Justo en el momento en el que entró en la tumba, una columna cayó contra la puerta, cerrándola. El Maestro sintió, aterrorizado, cómo al cerrarse la puerta, al quedar sumido en la oscuridad, la Llave del Equilibrio la sellaba de nuevo y caía al suelo, pero estaba al otro lado. No conocía ningún hechizo capaz de abrir esa puerta o atraer la llave. Estaba perdido. Lentamente se volvió. Había una tenue luz rojiza, no sabía si estaba lejos o cerca, pero no había más que hacer, así que se dirigió hacia ella, sin darse cuenta de que cientos de ojos siniestro le observaban desde todos los rincones de la oscuridad.
  20. ¡Wola, aquí te dejo un comentario...! POs no sé...pasaba por aquí, y decidí redordarte lo bien que escribes!! ¡anímate y escribe una novela propia!!(si no lo has hecho ya...) ¡Hasta la vista!

  21. Aggghhh... He vuelto de vacaciones y no he visto caps nuevos!!!!! aaag!! siguelooooo XD!!!
  22. Ya estoy aqui!! Ahora sos traigo un capitulo, por la tarde os traere otro, mañana otro y asi XD (tampoco tanto que nos cansamos y se pierde la intrigaXD). Espero que os guste y que saquéis conclusiones XD. CAPÍTULO 4 Contrarreloj Lara se había quedado petrificada. Una bomba. Habían puesto una bomba en su casa. ¿Sería capaz de desactivarla? ¿O dejaría que su casa, la mansión Croft, el único recuerdo de su familia y la mayor herencia de sus padres, desapareciese para siempre, de un plumazo? ¡No podía permitirlo! - Zip –dijo, intentando relajarse-. Por favor, dime dónde está la bomba. Zip se tambaleó, más nervioso aún, y muy asustado. - ¿Para qué quieres saberlo? - ¡Dímelo de una vez, Zip! ¡Voy a intentar salvaros el pellejo, y de paso, no quedarme en la calle! Zip temblaba como si hubiese cogido una pulmonía. - Está en… en… la sala de ordenadores… -Lara abrió los ojos impresionada, pues Zip no solía salir de allí-. yo… sólo fui al baño, y al volver oí los pitidos constantes, y… Lara le apartó de un empujón y se dirigió a la sala acristalada. Bajo la mesa del ordenador principal de Zip había una bomba, en efecto. El contador marcaba 7:53. Cada segundo era vital. - ¡Zip, la caja de herramientas! Éste se la llevó corriendo. Lara buscó, tardó en encontrar los alicates. ¿Dónde estaban? Vació la caja en el suelo, rebuscó en el montón. Al fin los encontró. Los cogió con fuerza, el sudor empapaba su frente, sus manos, su espalda. Miró de reojo el contador. le quedaban seis minutos y medio. El Maestro se echó atrás, sobresaltado. El rugido le había erizado el vello de la nuca, el pelo de la cabeza, le había echo ondearse la túnica como si de un vendaval se tratase. Entonces, la bestia dio dos ensordecedores pasos más hacia delante, y la luz de la Cámara Nirumath la iluminó. El Maestro se quedó de piedra, pálido como la luna y rígido como una estatua. Sabía lo que era. - ¿Este cacharro no puede ir más deprisa? –se quejó. Frederick rió por lo bajo, mientras conducía el helicóptero. - ¡Lo siento, pero si aumentase la potencia se acabaría el combustible, y no creo que quieras ir a pie hasta la casa de tu amiguita! Ella se cruzó de brazos, indignada. No quería admitir que Frederick tenía razón, pero el helicóptero tampoco era tan lento, ya alcanzaba a ver los primeros edificios de Londres. Lara despegó con cuidado la bomba de la mesa. El contador marcaba 4:50. Se secó el sudor de la frente y dejó los alicates en el suelo, a un lado. Destapó la bomba, y se encontró con los tres cables decisivos: rojo, azul y amarillo. ¿Cuál debería cortar? No sabía si aquella era una bomba normal, pero era la primera vez que admitía que tenía miedo. Tendría que haber sido alguien muy astuto para entrar, colocar la bomba y salir mientras Zip hacía de vientre, pero le resultaba diabólico. No le cabía en la cabeza quién habría sido capaz de poner una bomba en su casa, y al imaginarlo, nuevos pensamientos le atormentaron. ¿Y si aquella mente perversa había cambiado el color de los cables sabiendo que ella intentaría desactivarla? ¿Y si estaba trucada para explotar en cuanto cortase cualquiera de ellos? PIP… PIP… PIP… Lara despertó de sus pensamientos, y se puso aún más nerviosa. Se había distraído demasiado, le quedaban dos minutos. - ¿Has hecho lo que te dije, Amanda? - Sí, señor –miró su reloj de pulsera-. Sólo faltan dos minutos para que Lara y todo lo que le pertenece se convierta en cenizas. Y pensar que todo esto ha ocurrido porque no quiso darme la espada… Amanda acarició la hoja de Excalibur, impresionada. Era un artefacto realmente hermoso, y con un poder increíble. - Funcionará, ¿verdad? –Amanda parecía asustada. - ¿De qué hablas? - La bomba. Acabará con ella, ¿no es cierto? - ¿Qué es lo que te preocupa, Amanda? Ella se paseó de espaldas a él, acariciando la hoja de Excalibur. - Que pase lo mismo que en Paraíso, pero a la inversa. Que sea yo quien crea que la otra está muerta, y luego aparezca cuando menos me lo espero. Dime que la bomba la matará para siempre, Peter. Júramelo. - No estoy en su casa para averiguarlo –le puso la mano en el hombro-. Pero no debes preocuparte por eso. La bomba es efectiva, no se librará a menos que no esté allí en ese momento, lo cual es poco posible. Ya sabes que esa bomba está trucada para explotar si no se cortan a la vez los tres cables. Pero si llegase a sobrevivir, ¿qué más da? Saca conclusiones demasiado precipitadas de cada cosa que descubre. Ya la oíste durante su búsqueda de las piezas de Excalibur. ¿A quién se le ocurre relacionar el mito artúrico con el cayado de Viracocha? ¡Es totalmente absurdo! - Conozco a Lara desde pequeña –dijo Amanda-, y sé que siempre saca conclusiones precipitadas. Tienes razón, el cayado y Excalibur dos cosas completamente diferentes. Pero por eso es por lo que tengo miedo, Peter, por el mero hecho de sacar conclusiones precipitadas. ¿Y si la conclusión que saca es que la bomba se la he puesto yo por no haberme permitido la entrada a Ávalon? - Amanda, Amanda… No debes preocuparte tanto. Estás siendo muy precipitada. ¿Qué te hace pensar eso? Vamos, no creo que pase tal y como me lo cuentas. Sería… demasiada casualidad. Amanda suspiró. - Sí, supongo que tienes razón. Pero es que, desde que destruyó a mi criatura, me siento desprotegida, insegura… incluso me siento sola en el mundo… - Eh, tranquila –le rodeó los hombros con el brazo-. No estás sola, me tienes a mí. Sé que la pérdida de mi hermano James dejó en ti un vacío que no puedo llenar, pero tampoco está vacío del todo. Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. Amanda sonrió, asintió, y los dos se levantaron. Estaban en casa de Peter, una mansión a las afueras de Londres, heredada de su hermano James. Al morir éste, Peter era el último descendiente de los Rutland. Amanda bajó al vestíbulo, donde esperaba Carl, el mayordomo. - ¿Se marcha ya la señorita? - Aún no, pero no muy tarde tampoco, gracias. Amanda giró a la derecha y cruzó el pasillo hacia el comedor. Era una sala muy amplia, con una larga mesa con espacio para, al menos, treinta comensales. - ¿Uno en cada extremo? –ofreció Peter, que acababa de llegar- así no sentirás tan cercana mi presencia –dejó escapar una carcajada. - A veces me sorprende tu estupidez –comentó Amanda, y se sentó en el extremo de la mesa que tenía más cerca. Peter se sentó enfrente de ella, en el lado opuesto, y llamó a Carl. - La comida, por favor. - Sí, señor. A una distancia considerable de aquel apacible almuerzo en una mansión de las afueras, una arqueóloga observaba con nerviosismo el contador de una bomba, que marcaba 1 minuto y 15 segundos. Lara cogió los alicates y acarició el cable azul, luego el rojo y por último el amarillo. ¿Cuál debería cortar? En el momento en que el contador marcaba el último minuto, la puerta de entrada se abrió de golpe, y Anaya Imanu, vieja amiga de Lara, irrumpió en el vestíbulo. Llevaba dos pistolas gemelas en las manos, y miraba a Lara con desconfianza. - ¿Qué significa esto, Anaya? - Nada –se guardó las pistolas como si no hubiese pasado nada-. Sólo quería… saber cómo estabas. - ¿Que como estoy? ¿Que cómo estoy? –Lara estaba a punto de estallar- ¡Nada! ¡No me pasa nada, salvo el pequeño detalle de que tengo delante una bomba que explotará dentro de cincuenta segundos! El rostro de Anaya ensombreció. - Apártate –dijo con autoridad. A Lara no le gustaban esos modos, pero no obstante obedeció. - Amanda –llamó Peter desde el otro lado de la mesa-. Dime, ¿encuentras alguna relación entre Excalibur y el cayado de Viracocha? Ella negó con la cabeza. - No sé, te lo pregunto porque me parece muy extraño. Lara Croft, célebre arqueóloga que siempre encuentra lo que busca y ata todos los cabos de los enigmas, relaciona dos mitos completamente diferentes. Amanda asintió. - Hay algunos puntos que quizá sean parecidos, pero es una barbaridad relacionar a Arturo con Viracocha. - A ver –Peter meditó unos segundos-, Viracocha… Si no recuerdo mal, Viracocha fue un soberano inca cuyo auténtico nombre era Hatun Túpac Inca, y la única relación que tiene con Arturo es que ambos fueron grandes gobernantes que ganaron muchas batallas, y para ganar la batalla contra los chancas, el dios Viracocha se le apareció y le reconoció como su hijo en la Tierra, convirtiendo las rocas en guerreros y asegurándole así la victoria. - Algo así –dijo Amanda-. Sí, Viracocha fue un soberano a la altura de Arturo, pero no guarda ninguna relación con él. Los dos se encogieron de hombros, y comenzaron a almorzar. Anaya se inclinó sobre la bomba. 40 segundos. Se puso el guante, y examinó el interior de la bomba y los cables. 30 segundos. Ella también sudaba. Se secó la frente y rebuscó entre las herramientas. Cogió la linterna, y probó a encenderla. No tenía pilas. 20 segundos. Entre las herramientas había un paquete de pilas, quedaba una. Anaya la sacó rápidamente, abrió la tapa de la linterna y metió la pila. 10 segundos. Lara caminó de espaldas hacia la puerta, asustada. Los pitidos se intensificaron, y ya no sabía si Anaya lo conseguiría. Ésta iluminó el interior de la bomba con la linterna, y encontró lo que buscaba: el símbolo de una calavera negra mirando de lado con una flecha atravesada en la mandíbula. 5 segundos. Había llegado el momento crucial. Mientras Anaya cogía los alicates, Lara abrió la puerta, y Zip puso pies en polvorosa. 2 segundos. Lara dio un salto, lo más lejos que pudo, echándose al suelo con las manos cubriéndose la cabeza, al mismo tiempo que los alicates de Anaya se cerraban, cortando algo, cuando el contador marcaba 1 segundo. Después de que leais, sólo un pequeño anexo: más de uno podría sacar esa conclusion, y quiero desmentirla porque daría dolores de cabeza XD. Creo que ha quedado bastante claro que Amanda es quien ha puesto la bomba, pero también quiero que quede muy claro que Amanda NO es la chica que se andaba antes por la Mansión Croft. Uuuuh XD
  23. Tu relato es buenisimo!!!!!!!! Y esa frase es épica XD. Siguelo porfa!!!
  24. Va a mejor!! Es increíble!! Bueno, así que, al igual que yo, te marchas de vacaciones y no vuelves hasta el domingo. Entonces, el lunes publicaré rápidamente el mío y leeré con asias la continuación del tuyo. Hasta la vista!!
  25. ¡Me encanta! Aunque no hay mucho escrito, te haré un pequeño análisis del primer capítulo. La ortografía está bastante bien, aunque hay pequeños detalles que corregir. En cuanto al argumento, tengo que decirte que es impresionante, y la forma en que cuentas la historia me ha dejado seco. ¡Ánimo! Tienes mucho talento. Una última cosa, no he entendido muy bien lo que entiende Lara de la carta de su padre, pero bueno, supongo que eso se aclarará con la marcha, ¿no? ¡Siguelo, porfavor! ¡Estoy muy intrigada! Y si quieres leer tú el mío, aunque no es tan bueno como el tuyo, aquí lo tienes. Una vez más, ¡ánimo! Tu relato es fantástico.
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