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TOMB RAIDER. El Cataclismo


Lara Legend

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¡¡¡que prometedor!!!! Descuida, que tardes hay muchas y mucho tiempo libre, ¡¡que ya está aquí el veranito!!!! :P Oye, y no pasa nada, se espera. Que exámenes tenemos todos, y no era mi intención agobiar...

 

Por cierto, yo también estaba escribiendo algo... pero creo que es demasiado patético... tendría que revisarlo varias veces y reescribir ciertas partes... jijiji... ¡¡Bueno, suerte con tu novela!!!(o lo que sea... :drooler:

 

Saludos!!!! :P

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Buenas!! Siento la tardanza, pero aquí lo tenéis, recién sacado del horno. Espero que os guste.

 

CAPÍTULO 11

La batalla

 

Lara mantuvo el silencio, asombrada por el imponente vampiro que tenía ante ella, relamiéndose sus colmillos manchados de sangre.

- ¿Me buscabas? –repitió, en tono impertinente, el vampiro.

- Así es –respondió Lara por fin-. Me gustaría saber más… de Nosgoth.

- Entiendo –dijo Kain sonriendo-. Así que la leyenda es cierta, existen mundos… análogos. Yo también ansío conocerlo. Debe de ser interesante un mundo gobernado por la raza humana –comentó con burla, relamiéndose-. ¿Has hablado con Vorador?

- Sí –afirmó Lara.

- Entonces debes saber que está equivocado. No son seis mundos los análogos al nuestro, sino exactamente once.

- ¿ONCE? –gritó Lara, mucho más asombrada que cuando Vorador le dijo que, según creía, había seis más- Pero, ¿cómo es posible? ¿Doce realidades diferentes existiendo a la vez? Una es Nosgoth, dominada por vampiros, y otra es la Tierra, de donde yo vengo, pero…

- No hay tiempo para eso –interrumpió Kain-. Tenemos mucho que hacer y no disponemos de mucho tiempo para ello. Mis espías me han hecho saber que una vieja amiga que yo creía muerta, Umah, sigue con vida, y está conspirando para arrebatarme el trono de Meridian. Por tanto, y sintiéndolo mucho, he de saciar mi sed con su sangre.

Lara le miró con desconcierto, y Kain soltó una carcajada.

- Veo que no sabes de qué hablo. Es extraño mantener una conversación tranquila con un humano sin lanzarme a su cuello, pero haré una excepción. Me has caído bien. ¡Jo! Qué ironía. Verás, hace doscientos cincuenta años yo era también rey de Meridian, como lo soy ahora. Todos los vampiros, incluida ella, me servían, y yo era poseedor de la Segadora de Almas. Pero un malvado ser, lord Saraphan, consiguió derrotarme, sumiéndome en el letargo durante doscientos años y tomando mi trono por fuerza e interés propios. Doscientos años después desperté, y bajo el apoyo de Umah y Vorador derroté a los traidores y al mismo lord Saraphan, pero antes de esto último, Umah me robó las posibilidades, arrebatándome la Piedra Nexo, única defensa contra la Segadora. La encontré más tarde y la maté por traidora. O eso creía yo, porque alguien que desconozco la encontró poco después y la ayudó a sobrevivir.

- Una historia muy interesante- comentó Lara.

- Ciertamente lo es –dijo una voz sinuosa tras ellos. Se volvieron, y vieron otro vampiro, más alto aún que Kain, pero extremadamente delgado y albino, con un hilillo de sangre recorriendo su arrugado rostro empalidecido- Me envía mi Señora para dar un mensaje a lord Kain.

Éste se lanzó contra él y le apretó el cuello con las garras, disminuyendo considerablemente el tiempo de vida del pobre vampiro.

- ¡Escupe tus palabras, escoria! Luego pagarás tu traición –y lo arrojó contra un árbol cercano. El vampiro se levantó dando un torpe salto, se repuso y habló.

- Mi Señora me ha enviado a entregaros un presente. Pero antes de dároslo, he de transmitiros sus palabras –tragó saliva-. Mi Señora quiere que lord Kain sepa que, cuando su corazón sea de ella, beberá toda su sangre y la de su amiga humana, y romperá el trono de Nosgoth para siempre.

Dicho esto, y temblando, depositó algo en las manos de Kain, algo siniestro, que estaba envuelto en un aura negruzca. En ese mismo momento, Kain hundió sus garras en el pecho del vampiro, y le arrancó el corazón. Mientras lo estrujaba en sus manos, el vampiro abrió los ojos tanto como pudo, susurró algo inaudible, y se desplomó para siempre en el camino de entrada a la fortaleza de Meridian. Kain apretó el corazón hasta hacerlo pedazos, y derramó los gelatinosos pedazos en el suelo, con la palma de la mano empapada de sangre. Se la limpió de inmediato, bebiéndosela. Lara arqueó las cejas, pero no dijo nada. Repentinamente, Kain abandonó su actitud amistosa y se volvió bruscamente hacia ella.

- Esto –dijo mostrándole un orbe negro que le había entregado el vampiro- es una declaración. Esta no es tu guerra, humana. Regresa a tu mundo y deja el resto a los vampiros. Este lugar no es para los humanos, y esta batalla tampoco.

Lara se negó a marcharse sin más.

- ¡Ni hablar! Nunca dejo nada a medias.

- ¡No puedes dejar algo que no has empezado! ¡Márchate! ¡Yo soy el señor de Nosgoth, y mientras estés en mis dominios harás lo que se te diga!

- No pienso marcharme, Kain. Tendrás que echarme por la fuerza.

- Como quieras.

Sin darle tiempo a reaccionar, Kain lanzó un golpe, y lo último que sintió Lara antes de que su mente se apagase fue un tremendo dolor en la frente, y la vista teñida de rojo.

 

 

* * *

 

Lara abrió lentamente los ojos. Ordenó como pudo los últimos recuerdos y se levantó de un salto. Se encontraba en la Ciénaga de Sangre, y el recuerdo de Vorador se encontraba ante ella, mirándola fijamente, sin pestañear.

- ¿Qué ocurre? –preguntó.

Vorador pensó antes de responder.

- Lord Kain te trajo ante mí y me ordenó que aquí te retuviera hasta que terminase.

- ¿Qué terminase qué?

Vorador no respondió.

- Vorador, ¿QUE TERMINASE QUÉ? –exigió Lara.

- La batalla.

Lara se dejó caer de nuevo, aturdida.

- ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- Tres horas. En estos momentos, las fuerzas vampíricas de Meridian estarán enfrentándose contra las hordas de Umah y su nueva y misteriosa aliada.

- ¡Tengo que irme!

Echó a correr en dirección al castillo de Kain, a la fortaleza de Meridian, pero una fuerza invisible la hizo caer al suelo y la arrastró de nuevo ante Vorador.

- Lo siento, Lara. No puedo dejarte. Es una orden directa de mi amo y señor. Si desobedezco una orden como esa, mi recuerdo se borrará, y yo dejaré de existir en este mundo.

- Pero… -Lara no sabía que decir. Sentía la necesidad de irse, de ayudar a Kain en la batalla, pero no quería sacrificar por ello la presencia terrenal de Vorador. En aquel momento, y ella lo sabía muy bien, estaba entre la espada y la pared.

 

 

¡BUM!

El sector noreste de las murallas de Meridian se desplomó, y los escombros sepultaron a los guardias que pasaban por allí. Los vampiros negros entraron a saltos y comenzaron a desgarrar y matar a todo ser vivo que encontrasen, saciando con ellos su sed de sangre. La niebla invadió la ciudad, la gente corría y gritaba desconsolada mientras sus iguales eran asesinados en cuestión de segundos.

Las dos últimas figuras que penetraron furtivamente en Meridian eran portes femeninos, sensuales y siniestros. Cuando las nubes se abrieron y la luz de la luna las iluminó, Kain, que había acudido velozmente al lugar con sus huestes vampíricas, reconoció a la primera. Era una vampira alta y esbelta, de curvas bien marcadas, vestida con un traje sencillo de seda azul y el cabello suelto a la espalda hasta la cintura. Era Umah.

La vampira que estaba a su lado no se parecía nada a ella, salvo tal vez en la belleza, la sensualidad y el poder que albergaba en su interior. Era pelirroja y más alta que Umah, vestía un vestido negro de noche y portaba dos espadas manchadas de sangre.

- Hola, Kain –saludó Umah-. Ha pasado mucho tiempo desde nuestro último encuentro. ¿Cómo te va la vida?

- ¡Cierra la boca, traidora! ¿Quién te crees que eres para asediar mis territorios?

- ¿Qué quién soy? Soy Umah, así de sencillo. Y ella –señaló a su acompañante, que se relamía maliciosamente mirando a Kain sin pestañear- es Rayne, quien me salvó de la muerte que estuvo a punto de alcanzarme por tu culpa.

Kain soltó una risotada.

- ¿Por mi culpa? ¿Quién fue la que traicionó a su propio señor? ¿Quién me quitó la Piedra Nexo de las manos para llevarse todo el mérito al arrancar la vida a lord Saraphan? ¿Quién me pidió a gritos la salvación, habiendo sido derrotada por los estúpidos Saraphan?

- ¡Silencio! –cortó Rayne, con una voz susurrante y muy suave- Eres un arrogante y un mentiroso –escupió ante Kain-. Yo encontré a Umah, indefensa e inconsciente, en los puertos de Nosgoth. Estaba muy malherida, había perdido casi toda la sangre y tenía las espadas de dos guardias atravesadas en el vientre. ¿Justifica eso tus quejas? ¡En absoluto! Asúmelo, Kain. Has sido un niño muy malo –se relamió de nuevo-. ¿Crees que tú sólo serás suficiente para saciar la sed de las dos? Es mucha sed, Kain. Yo sólo tengo sed de sangre, sangre de buena calidad, no como la de los estúpidos e indefensos humanos. Pero la tuya es digna de probar. No obstante, Umah busca mucho más. Umah tiene sed de…

- De venganza –terminó ella-. Te pedí ayuda, te pedí que me dieras algo de tu sangre para restablecerme. Pero no, Kain. Tu orgullo y tu egoísmo te llevaron a acabar conmigo. Y vas a pagar por tus errores.

- No fueron errores –cortó Kain-. Hice lo que tenía que hacer. Y si he de mataros a las dos, aquí y ahora, así lo haré.

- Entonces, entre las dos te arrancaremos el corazón.

Y dicho eso, a la vez, Umah y Rayne se lanzaron contra él, con las garras afiladas y enseñando los colmillos.

 

 

- ¡Oh!

Vorador se detuvo en seco, abrumado por sus visiones mentales.

- ¿Qué ocurre? –preguntó Lara.

- Ha empezado. Kain está enfrentándose con Umah y otra vampira, las dos a la vez. Kain es poderoso, pero no sé si lo aguantará.

- ¡Tengo que ir!

- ¡NO!

Vorador alzó la mano, y Lara cayó al suelo. Intentó levantarse, pero una fuerza invisible le mantenía la cintura fija contra el suelo.

- ¿Por qué no? ¡Tengo que ayudarle!

- Pero…

- ¡Vorador, escúchame! ¡Es posible que Kain no gane esta batalla! ¡Y entonces algo muy malo ocurriría!

Vorador bajó la cabeza, entristecido.

- Tengo miedo, Lara. Tengo miedo de irme, de dejar este mundo. No sé si lo que me espera me gustará, no sé qué es lo que me espera. Ni siquiera sé si, realmente, me espera algo. Tengo miedo.

- ¡Tienes que ser valiente! Míralo de este modo: no abandonas el mundo a tu suerte. Es porque amas la tierra como todo ser vivo, y por eso lo abandonas: para que otros puedan disfrutarlo sin el temor a dos vampiras furiosas. No dejes el mundo cuando tu recuerdo se borre de las mentes, cuando todo el mundo te olvide. Déjalo cuando alguien te lo pida, por una causa justa, por el bien de Nosgoth y de todos los que allí habitan.

Vorador sonrió lentamente.

- Tienes razón, Lara. Moriré como un héroe, no como el cobarde que abandonó el mundo a su suerte por el miedo al más allá –se acercó a ella, y sonrió, pensativo-. Ve, Lara. Ve a por ellas y arráncales el corazón. Ve a por ellas y salva Nosgoth de su nefasto destino. Tienes mi bendición.

Esas fueron las últimas palabras de Vorador en la tierra de Nosgoth. Luego, lentamente, mientras Lara se encaminaba tan deprisa como se lo permitían sus fornidas piernas, el recuerdo de Vorador se fue consumiendo lentamente, hasta que despareció por completo, no como un cobarde, sino como un héroe. Un héroe que siempre quedaría en las mentes de las criaturas de Nosgoth que conociesen su hazaña.

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Muchas gracias luja!!

Bueno, hoy se termina la segunda parte.

Pero estad muy atentos, lo que aqui se revela es MUY IMPORTANTE!

 

 

CAPÍTULO 12

Abismo

 

Los vampiros negros, las hordas de Umah y Rayne, tenían un nuevo y formidable enemigo. Se trataba de un humano, armado con algo extraño que ellos llamaban “la cosa mortal”, un palo con correa que lanzaba ráfagas de fuego amarillo que se hundían en los cuerpos y hacían sangrar y morir. Algunos de los vampiros le tenían pánico y se alejaban de él, y quienes le subestimaban, morían. Así, mientras Kain se enfrentaba con uñas y dientes (o, mejor dicho, con garras y colmillos) a Umah y Rayne, los vampiros negros caían en grandes cantidades ante un único humano. Esto les avergonzaba, y nadie quería ir a revelar a sus superioras la gran calamidad que estaba ocurriendo en Meridian.

Pero entonces un vampiro valiente (o enloquecido, quién sabe) se lanzó contra Zip por detrás y le desgarró la espalda. Zip gritó, se volvió instintivamente e hizo trizas a su enemigo. Luego se dejó caer de rodillas y gimió, con la espalda sangrando. Los vampiros, satisfechos, fueron acercándose cautelosamente hacia él, pero Zip no se rindió y descargó otra ráfaga que acabo con decenas de ellos. Sólo quedaba uno, que estaba acurrucado contra una esquina, intentando protegerse con los brazos del fuego mortal. Rabioso, Zip apuntó y disparó, pero…

- ¡Maldita sea! –susurró- ¡No tengo balas!

Mientras recargaba la metralleta, el vampiro huyó.

 

 

Lara avanzó a toda velocidad, saltó, corrió como pudo, esquivó todos los obstáculos y llegó. Y entonces, al contemplar las ruinas, lo que estaba sucediendo sobre los escombros de parte de la muralla de Meridian, no pudo contener un grito ante la caída del rey.

La Segadora de Almas estaba tirada a unos metros de ella, clavada en el suelo. Kain sangraba, y Rayne le inmovilizaba. Pero Kain no se movía. Sangraba mucho, tenía los ojos entrecerrados y gemía. Entonces, con una habilidad y una sangre fría abrumadoras, Umah desgarró el pecho de Kain y le arrancó el corazón. El que fuera hasta entonces rey de Meridian abrió los ojos hasta más no poder, susurró una queja inaudible, y cuando Rayne lo soltó, se desplomó, y jamás volvió a levantarse. Umah apretó el corazón y se lo llevó a los labios.

- ¡Eso sí que no! –gritó Lara, cuya rabia le cegaba por completo. Se lanzó contra la Segadora, la cogió con fuerza y la lanzó, atravesando el corazón de Umah, que cayó al suelo mientras destrozaba el corazón de Kain al apretarlo demasiado.

Rayne gritó algo a alguien que Lara no podía ver y se marchó, y un vampiro de aspecto pobre y enclenque se lanzó contra Lara.

 

 

Zip examinó su metralleta. La había recargado por completo, pero no funcionaba.

- ¿Ocurre algo?

Un escalofrío le recorrió la médula espinal de arriba abajo. Aquella voz, fría y sensual, le había cautivado, aunque no sabía porque.

- Déjame que te ayude –susurró la voz.

Zip se levantó y vio ante él a una dama, la más hermosa que sus ojos hubieran visto jamás. Era pelirroja, de muy buen físico, y llevaba un vestido de noche negro que dejaba ver más de lo debido. Hechizado, Zip no apartó sus ojos de ella, ni siquiera pestañeó. La dama sonrió.

- ¿Quieres que te dé todo lo que tengo?

Dio unos pasos hacia él. Zip sintió la respiración de la dama sobre su nariz, los latidos de su corazón. Sabía que era una vampira, pero nada reaccionaba ante la hermosura que se encarnaba ante él.

 

Lentamente, Rayne alargó los brazos y los cerró con suavidad en torno al cuello de Zip. Él no pudo evitar la tentación y se lanzó contra ella, y la besó. Rayne contuvo el beso unos segundos, pero entonces se apartó con suavidad, y acercó sus labios al cuello de Zip. Éste no sabía el destino que le deparaba Rayne, pero ésta sí. Sería el fin, muy pronto…

- ¡No toques a Zip!

Tras oír estas palabras, Rayne recibió una patada en la nuca que la envió contra el muro de una casa, donde alguien gritó. Mientras Zip se recuperaba y asimilaba lo que había estado a punto de sucederle, Rayne se levantó furiosa, y se lanzó contra Lara enseñando las garras y relamiéndose los colmillos mientras daba un alarido de rabia. Las poderosas zarpas vampíricas le hacían mucho daño, pero cuando Lara comenzó a perder el equilibrio, cogió instintivamente un palo de madera que había en el suelo (probablemente restos de la muralla), y atravesó con él el pecho de Rayne.

 

El rugido de ira y muerte de la vampira desgarró el silencio, la soledad y la desolación de las tierras de Meridian, sacudió las ruinas y despertó a la gente, y sacudió los vientos.

- ¿Estás bien? –preguntó Lara. Zip no contestó. Estaba arrodillado, con el rostro hundido entre las manos, y sollozaba. Se sentía podrido, contaminado. No sabía cómo había sido capaz de dejarse llevar por semejante hechizo, por tan oscura tentación.

Lara dejó que pensara y dio una vuelta por la zona. Encontró el cadáver de Kain, con los ojos clavados en la nada, la boca abierta y una araña entrando por ella. Con una mueca de asco, Lara disparó y le partió la lengua al rey de los vampiros. Se sacudió la cabeza, estaba mareada. Todo había pasado muy rápido, y habían ocurrido demasiadas cosas. Apenas diez o quince minutos antes estaba hablando con Kain ante las puertas de Meridian, y ahora… La ciudad parecía otra cosa, sin su rey, sin su muralla, sin el orgullo de sus gentes.

Lara estaba tan perdida entre sus recuerdos que no se dio cuenta de que alguien se estaba llevando el cuerpo sin vida de Kain. Lara parpadeó y, de un salto, clavó la punta de las dos pistolas contra la frente del desconocido. Era un vampiro, de estatura media, calvo, con los ojos inyectados en sangre y el rostro arrugado, delatando su largos años de vida. Vestía una túnica negra, y no miraba a nada.

- ¿Quién eres? –preguntó Lara, apartándose, pues el extraño parecía no haberla visto y continuaba el avance. Tampoco respondió, mantuvo la mirada fija enfrente de él y se movía con pasos lentos y fúnebres.

Entonces una mano se posó sobre el hombro de Lara, y ésta reconoció a Zip. Ya se encontraba mejor, al parecer.

- ¿Cómo has llegado aquí? –preguntó Lara.

- Es una larga historia –Zip sonrió-. Pero bueno, intentaré resumirlo. Lo más importante es que un egipcio calvo me metió en las arenas movedizas y acabé aquí. Conocí a los vampiros de la corte de Kain, que se mostraban benévolos conmigo, pues yo parecía ofrecerles una gran defensa contra el enemigo. Ése de ahí –señaló al vampiro ausente que se llevaba el cuerpo del rey- es un Soulario. No son de este mundo, pero tampoco están fuera de él –Lara recordó el recuerdo de Vorador, que ya no existía-. No nos ven, pues para ellos la vida no existe. Su trabajo en este mundo es llevarse a los muertos para que descansen en paz. Lo lleva a la Ciénaga de Sangre, donde el resto de vampiros le han preparado un ritual. Pero nosotros no debemos ir. Somos humanos; eso son cosas de vampiros.

- Supongo que sí.

Lara suspiró, y dio unos pasos. No sabía qué debía hacer en ese momento, qué le deparaba el destino. Destino…

- Zip –dijo Lara, volviéndose-, ¿tú crees en el destino?

- Bueno, no sé… ¿Tú que opinas?

- Sí y no –sonrió-. El destino existe, pero no como lo ven muchos ojos. El destino no es un libro que ya está escrito y nosotros hacemos todo lo que pone sin darnos cuenta. Es un libro, sí. Pero nosotros lo escribimos. Cada paso que damos, cada acción, cada latido de nuestro corazón, es una nueva palabra en nuestro destino. Nosotros creamos nuestro destino, pero hay muchos que abusan de ese poder y se pierden para siempre.

Zip no pudo reprimir unas risas.

- Siempre me sorprendes con tus sermones.

Lara no respondió. Tenía la mirada fija en algo, detrás de Zip. Éste se volvió.

Ante ellos había una nubecilla, un humo oscuro que se iba haciendo cada vez más denso, hasta tomar la forma de un rostro, aunque no estaba bien definido.

- Lara Croft –era una voz femenina, divertida pero poderosa-, llevo mucho tiempo esperándote. Yo soy la Dama de la Conexión, y mi misión es cuidar el equilibrio de los Doce Planos. Pero esto se me va de las manos, Lara Croft. Necesito la ayuda de un ser ágil y preciso, con una mente igual. Y esa eres tú.

- No lo entiendo –respondió Lara.

- Como ya te dijo Kain, que en paz descanse ahora, existen Doce Planos, los doce mundos que son toda la existencia del mundo terrenal. Los Doce Planos son totalmente diferentes, pero están conectados entre sí de una forma no superficial, es una conexión espiritual, por así decirlo. Lo que quiero decir es que el destino de cada plano está ligado a los de los demás. Si el equilibrio se pierde en un plano, también se romperá en los demás, y entonces el Cataclismo se extenderá por los Doce Planos, y la existencia de todos ellos peligrará. Lara Croft, ¿aceptas ayudarme?

Lara no se lo pensó dos veces.

- Por supuesto, me gustan las emociones fuertes.

- Eso pensaba –respondió la Dama, complacida-. Lara Croft, hay una fuerza, una fuerza extraña que está rompiendo esos equilibrios e inclinando los Doce Planos hacia el Cataclismo. Y para eso te necesito a ti: para que encuentres esa fuerza y evites que haga crecer el Cataclismo. Ésa es tu misión, Lara Croft: sostener el equilibrio de los Doce Planos. Yo te guiaré por el sendero de la verdad. Y ahora… -debajo del rostro de la Dama de la Conexión surgió un abismo, al parecer sin fondo, pues éste no era visible- La brecha que Seth abrió bajo tus pies en el Plano Tierra era en realidad un portal espacial entre dos Planos, lo que nosotros, los Guardianes del Equilibrio, conocemos como Abismo. Éste es un Abismo que te llevará a otro Plano, en el que una profecía te ayudará a descubrir el misterio de esa extraña fuerza. Ve ahora, Lara Croft. Ve y restablece el Equilibrio de los Doce Planos.

Y así lo hizo. Mientras Zip pensaba con horror que, en caso de sobrevivir, Lara le mataría al llegar a casa por haber manchado la alfombra de su madre con sangre, Lara y él saltaron al Abismo, sin saber lo que les esperaba, sabiendo sólo que no uno, sino doce, eran los mundo que estaban en peligro, y sólo ellos podían restablecer el equilibrio y romper el Cataclismo que se avecinaba.

 

CONTINUARÁ…

 

 

Bueno, hasta aquí EL LEGADO y la visita a Meridian.

Hasta la próxima semana...

(ha kedado muy televisivo XD)

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Jooooooooooo yo quierooooooooooooooo :wub: pon la proxima parte please :wub: dios 20 partes jajajaja tendre pa leer como pa tres años jajaja

 

Te felicito Lara la verdad que me gusta eso de doce mundos :wub: cuales seran los otros 10 ??? y averemos que sorpresas nos tienes...

 

Sigue asi la verdad que me encanta esta Novela si se podria decir asi jajaja

 

Salu2 !!!

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Gracias Escorpio!

En serio, no se si sera cierto eso de que tan bien escribo XD.

 

Bueno, una cosilla, hay un pequeño cambio. Desde ahora, las partes no empezaran con el titulo TOMB RAIDER CATACLISMO en grande y parte tal. A partir de ahora será un logo, el logo de la parte. Ya he hecho el logo de las dos primeras, aunque son de muy baja calidad, no se si os gustaran. Os las muestro aqui, ademas de añadirlas como titulo en donde tienen que ir (por ahi atras XD). son estos:

 

trcatisl8.png

 

trcatiids8.png

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Buenas!! Lo prometido es deuda, y aqui sigo, dando caña...

 

trcat3ud9.png

 

CAPÍTULO 13

Un rey menos

 

Lara abrió lentamente los ojos. Tardó un poco en acostumbrarse, pues en contraste con la eterna penumbra y oscuridad de Nosgoth, el nuevo lugar donde se encontraba era muy claro. El sol, o lo que quiera que fuese, brillaba en lo alto del cielo, y Lara se encontraba en el claro de un bosque joven, donde los árboles estaban desperdigados, sin orden, y dejando mucho espacio entre ellos. Lara se levantó y miró alrededor. Zip no estaba.

Tardó un poco en recordar todo lo ocurrido desde que saliese de su casa, quién sabe cuánto tiempo hacía.

Recordó cuán desolada había estado ante la muerte de Alister, ante la traición de Anaya. Cómo había viajado a Egipto y penetrado en la tumba del mismísimo Seth, cómo había sido testigo de la encarnación de Seth, y cómo éste había robado la Segadora de Almas y le había enviado al Abismo.

Recordó su estancia en Nosgoth, el recuerdo de Vorador que se había sacrificado por el bien de su mundo. Cómo lord Kain, intentando salvar a su pueblo, había muerto a manos de las dos vampiras más detestables jamás conocidas.

- ¡Eh, Lara!

Lara sonrió y miró a Zip.

- ¿Tienes idea de dónde estamos?

- No, pero he visto un gran castillo al oeste. Es muy grande, y está situado justo al borde de un acantilado junto al mar. He oído trompetas y risas, como si estuviesen dando un banquete.

Lara suspiró.

- ¿Es que ninguno de los Once Planos desconocidos por la humanidad está civilizado? Parece que la Edad Media se sostiene en todos…

- No creo que sea así –comentó Zip- cada plano tiene su forma de evolución y de vida y su concepto de civilización. Si te digo la verdad, yo no me imagino a lord Kain (que en paz descanse) sentado ante un ordenador de sobremesa en el décimo piso de una empresa.

Lara sonrió.

- Lo sé. Pero es extraño. ¿Te has dado cuenta? En la Tierra, apenas existen los libros fantásticos futuristas. Todo lo referente a magia, titanes y bestias mitológicas está ambientado en la antigüedad.

- Bueno –Zip se echó a su lado, cansado-, es nuestra forma de pensar. Todo el mundo tiene algo en lo que creer. Pero yo no creo que sea tan extraño como tú dices. ¿Quién te dice que dentro de unos cuantos siglos, Nosgoth no se haya convertido en una red de ciudades de acero suspendidas sobre las nubes, y vampiros volando en naves espaciales?

Lara se levantó de nuevo, divertida.

- ¿Sabes, Zip? Tienes mucha más imaginación que yo.

Su compañero también se levantó, y se estiró mientras bostezaba.

- Bueno, después de esta filosófica reunión sobre la evolución de los mundos, propongo explorar el panorama, a ver qué encontramos. Tenemos tiempo de sobra para buscar esa profecía de la que nos habló la Dama de la Conexión, y además, si no conocemos este plano, difícilmente encontraremos algo perdido en él.

- Cierto.

Dicho eso se marcharon por el bosque, en dirección hacia donde Zip había visto aquel castillo.

 

 

- No deberías hacerlo, Peter –repitió Susan desde el trono. Allí estaban los cuatro reyes (Lucy, Edmund, Peter y Susan), cada uno en su trono. Excepto Peter, que llevaba puesta la armadura, asía con fuerza la espada y el escudo que tiempo atrás le regalara Santa Claus, y parecía preocupado.

- Ya está hecho, hermana –respondió él-. Estos tiempos son conocidos mundialmente como la Edad de Oro en Narnia por alguna razón, y todos la conocemos: porque somos reyes justos que hacen lo que se ha de hacer. Lo he prometido, Susan. Las criaturas de Narnia no podrán dormir tranquilas mientras Axel siga suelto.

- ¡Pero es muy peligroso! ¡En poder y fuerza podría igualar al mismísimo Aslan!

- Sólo es un león –comentó Peter-. Aslan es una excepción, pero Axel es sólo un león.

- Lo que tu digas. Te deseo mucha suerte.

Lucy y Susan corrieron y dieron un fuerte abrazo a Peter. Edmund se levantó y le dio la mano a su hermano.

- Cuidado, hermano.

- Descuida.

Peter se despidió con una sonrisa y abandonó el castillo de Cair Paravel, el de los cuatro tronos, dispuesto a cumplir su promesa y hacer justicia.

 

 

- Tranquilo –dijo Kenny a su padre. Kenny era un fauno, mitad humano mitad cabra, al igual que sus hermanas Berta y Lora, su madre Xiada y su padre, el más famoso de los faunos de Narnia, el Señor Tumnus. Éste no hizo caso del comentario de su hijo.

- ¿Cómo voy a tranquilizarme? ¡Faltan pocos días para la próxima luna, la primera luna llena de primavera! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Se celebrará el gran Baile de los Faunos! ¡Toda la noche cantando, bailando y contando historias mientras comemos deliciosos manjares!

- Cariño –dijo Xiada, mientras servía el almuerzo en la mesa de madera que tenían en el bosque-, creo que Kenny aún no ha entendido por qué estás tan nervioso. Quizá si se lo explicas…

Tumnus carraspeó.

- Pues… Estoy nervioso por tres razones muy importantes. La primera –se levantó y alzó la voz, sintiéndose importante y admirado, orgulloso de sí mismo- es que yo mismo seré el jefe y anfitrión del baile de este año. La segunda –alzó el rostro, sonriente- es que esta será el segundo Baile de los Faunos conocido al que asistirán los mismísimo Reyes de Narnia en persona. La tercera y última, y no menos importante, es que se cumplen cinco centenarios desde que el honorable fauno Eridios idease los Bailes Anuales de los Faunos… y he aquí la cuestión de mis nervios. Como recuerdo y homenaje, voy a hacer algo muy especial. ¿Conocéis la leyenda de los otros mundos?

- No –respondieron todos, incluida su mujer.

- Bueno, el caso es que se cuenta que existen once mundos más, aparte del nuestro. Y hay una hermosa leyenda que muy pocos conocen, y este año, en el Quincuagésimo Baile Anual de los Faunos, tendré el honor de recitarla en público. Es un hermoso poema, entre leyenda y profecía, digno de escuchar. Os encantará.

- ¡Jo, papá! –se quejó Berta, la más pequeña de los tres hijos- ¡Cuéntamela ahora, porfa, porfa, porfa!

Tumnus se rió.

- ¡No, hija mía! Lo siento. Será mucho más hermoso escucharla en el Gran Baile Anual, a la luz de la luna y las antorchas…

Y perdió la mirada en el cielo, con aire soñador.

 

 

Lara y Zip avanzaron por el bosque, hasta que al fin salieron. Zip se llevó una mano a la boca, y Lara echó a correr.

A lo lejos, cerca de un inmenso castillo blanco que se alzaba al pie de un acantilado, un muchacho peleaba a espada contra un inmenso león. Pero nada pudieron hacer. Cuando Lara estaba sacando las pistolas, el león hundió los dientes en el cuello del muchacho, y se lo desgarró al tiempo que hundía sus zarpas en el pecho del pobre joven, que cayó sin vida, acantilado abajo. Lara se detuvo a unos metros, impresionada. El león en cuestión medía al menos dos metros desde el hocico hasta la punta de la cola, y en cuanto a altura no bajaba del metro y medio. Era un león realmente grande, con la piel marrón oscuro y la melena y el mechón de la cola totalmente negros. Esos tonos le recordaron a Lara a Scar, el “malo” de su película favorita de la infancia, El Rey León. Pero aquel era mucho más grande e imponente, y lo más importante: era real. El león se volvió hacia Lara y se preparó para atacar, pero alguien gritó desde el castillo. El animal rugió por lo bajo y se alejó velozmente, mientras tres personas se acercaban corriendo.

 

Uno de ellos era una hermosa joven con una corona de oro y un vestido de seda plateada. Iba cogida de la mano con la que Lara supuso que sería su hermana pequeña, pues se le parecía. El tercero era un joven moreno, con un poco de chepa, e iba con la boca abierta, buscando casi desesperado.

- ¿Dónde está? –preguntó la primera, casi gritando, cayendo de rodillas ante Lara.

- Yo no…

- ¡Contesta! –gritó el otro, con el rostro amenazante.

Lara inclinó la cabeza y señaló al acantilado. Las dos mujeres echaron a correr hacia el borde del precipicio, miraron abajo, y soltaron un grito. Mientras el joven corría hacia ellas, las dos se echaron a llorar, de rodillas.

Lara se acercó, y lo mismo hizo Zip. Ninguno de los dos supo qué decir o hacer. Sabían lo que había ocurrido, pero no tenían pruebas y eran los únicos presentes en la escena del crimen.

Lara se acercó tambien al borde y miró. Abajo del todo, mojado por la espuma de las olas que llegaban más lejos, yacía el rey al que el león había matado. Una de las dos mujeres, la más joven, miró a Lara de soslayo.

- ¿Qué ha ocurrido? –alcanzó a vocalizar entre los sollozos- ¿Habéis hecho vos esto?

Lara meditó unos segundos.

- No. Pero… sabemos quién ha sido.

El hombre se acercó corriendo a Lara y le cogió del brazo.

- ¿Quién ha sido? –bramó enfurecido- ¡Un nombre, una descripción! ¡Decidme lo que sea y os estaremos agradecidos!

Lara miró a Zip, y luego al hombre otra vez.

- Ha sido un león… un león muy grande.

El hombre hizo una mueca de asco y desconfianza, soltó con brusquedad a Lara y miró a los guardias.

- Encerradles, y aseguraos de que no hablen entre ellos.

Mientras la guardia real se llevaba a Lara y a Zip, el hombre cayó de rodillas, y vencido por la pena, lloró al fin.

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¡¡¡¡ala!!!! Jajajajajaja Lara Croft en Narnia!!!!! jajajajajaja k way!!!! solo unapregunta k nome ha quedado claro: ¿los reyes son pekeños o ya son grandes? es que como k no m ha kedao muy claro jejejeje

 

¡¡espero lapróxima entrega!!!

saludos!!!

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Bueno ni me he leido los libros ni he visto la pelicula jaja pero ma so menos creo que me he enterado jaja

 

La verdad que metes a Lara en ca mundo... jajaja por lo menos y as eotro dato de ella: que le gustaba El Rey Leon de pequeña :blush: jajaja

 

Salu2 y sigue asi espero el proximo capitulo :hello:

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¡¡¡¡ala!!!! Jajajajajaja Lara Croft en Narnia!!!!! jajajajajaja k way!!!! solo unapregunta k nome ha quedado claro: ¿los reyes son pekeños o ya son grandes? es que como k no m ha kedao muy claro jejejeje

 

¡¡espero lapróxima entrega!!!

saludos!!!

Son mayores XD

 

Bueno chicos, ya tengo mi pequeño site web, podeis entrar y leer el Cataclismo por alli, o mandarme lo que se os ocurra para publicarlo. La web se irá agrandando con el tiempo.

 

http://laralegend.wetpaint.com

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Bueno, dado que nadie dice nada, sigo.

 

CAPÍTULO 14

Acantilamiento

 

Lara agarró los barrotes y oteó en la espesa oscuridad de su celda, sólo rota por la débil luz que penetraba por la puerta cuando alguien la abría. No entendía lo que había ocurrido, era la primera vez que pasaba algo así por decir la justa verdad. ¿Acaso esos reyes creían estúpida la hipótesis de que un simple león hubiese acabado con uno de los cuatro reyes? Lara no lo sabía.

Lo único que sabía de aquel Plano era que había un gran bosque, un castillo al pie de un gran acantilado y cuatro reyes (ahora tres) que te encerraban si “echabas las culpas” a un gran león.

¿Qué tenía de raro aquello? Más de uno, al menos en la Tierra, había muerto al enfrentarse a un león, o simplemente por encontrarse con un espécimen hambriento.

Mientras estaba profundamente sumida en sus pensamientos, la puerta se abrió, y la luz le iluminó los ojos. Era Gremious, el fauno carcelero, que le venía a traer su delicioso almuerzo: pan seco, puré de cerezas y un triste vaso de agua.

- Siento mucho la actitud de Sus Majestades –comentó tranquilamente el fauno-. Nunca les he visto actuar de esa manera, jamás, pues siempre han tenido fama de sabios, justos y alegres. La repentina muerte del Sumo Monarca Peter les habrá conmocionado, supongo.

Lara sonrió. Llevaba diez días allí encerrada, aburrida a más no poder, y sin saber nada de Zip. Pero por lo menos tenía a Gremious, que parecía haberse hecho amigo suyo.

- La cuestión es –prosiguió- que vuestra versión es muy difícil de creer. Sus Majestades nunca creerán que su hermano ha muerto bajo las zarpas del Gran León Aslan, el más agraciado, justo y sabio de todos los seres de Narnia.

- Pero… ¿no podría tratarse de otro león?

- Que yo sepa, Aslan es el león. No hay ninguno más.

Lara no respondió. Todo aquello referente al Gran León y la muerte del rey Peter le parecía sumamente extraño.

-Oye, Lara –dijo Gremious, cambiando de tema-, yo estoy seguro de que, sea como sea, vas a salir de esta. Y si sales, me gustaría hacerte una propuesta. Verás, es tradición en Narnia que, la primera noche de luna llena de primavera, se celebre el Gran Baile Anual de los Faunos, una fiesta por todo lo alto, muy hermosa. Me gustaría invitarte. Este año se cumple en quincuagésimo aniversario de su fundación, y se hará algo muy especial: el gran fauno Tumnus, amigo de los reyes desde que éstos llegaran a Narnia, va a tener el grandísimo honor de recitar en público la Antigua Leyenda.

Lara se interesó de repente, pues alguien le había hablado de esa leyenda. Y era esa la razón de que estuviese en Narnia…

- ¡Me encantaría ir, Gremious! Muchas gracias.

- Oh, no hay de qué. Bueno, llevo aquí un buen rato y los guardias me echarán en falta. Te dejo. Nos vemos a la hora de la cena.

Lara se despidió con una sonrisa, y el fauno se marchó, con lo que la oscuridad reinó de nuevo. Lara se echó sobre el lecho de paja de la celda, pensativa. Si conseguía ser absuelta, podría acudir al Gran Baile Anual y conocer la Antigua Leyenda cuya búsqueda le encomendó la Dama de la Conexión.

 

 

El viejo fauno Tumnus subió las escaleras de su casa a los lindes del Bosque de los Soles, donde vivía desde que se casase con Xiada. Entró a la pequeña biblioteca y examinó las estanterías. Lo hizo detenidamente, con tiempo, y encontró al fin lo que buscaba: un libro viejo y muy grueso, con la portada plateada y el título en runas antiguas doradas. Tumnus nunca había conseguido descifrarlas, pero tenía la esperanza de poder hacerlo algún día.

Cogió el libro y se sentó en el estudio, y dejó el libro sobre la mesa con un golpe seco que levantó el polvo que guardaba entre sus páginas. El fauno sopló para echar el que aún quedaba y abrió el libro. Unos minutos bastaron para encontrar, en la página ochocientos cincuenta y siete (hacia la mitad del tomo), lo que buscaba: la Antigua Leyenda que debía memorizar para el Gran Baile, a la semana siguiente.

 

 

Lara despertó de golpe, pues alguien estaba abriendo su celda: Gremious. Parecía preocupado, y entristecido. Lara se frotó los ojos le miró desconcertada. ¿Por qué la despertaba a esas horas de la noche?

- Tienes que escapar, Lara. Vienen hacia aquí, y no tardarán en llegar.

- ¿Quiénes? –Lara no entendía nada.

- ¡Los verdugos! Después de la cena, los Tres Reyes de Narnia se reunieron, y dictaron el veredicto. Has sido condenada a la más fatal de las penas de Narnia: el Acantilamiento.

Lara desconocía el significado de esa palabra.

- ¿Qué es…?

- ¡No hay tiempo! ¡Tienes que escapar!

Demasiado tarde. Un guardia acaba de entrar y había apartado a Gremious de un empujón, entonces le miró burlón y espetó:

- Ya llegará tu hora.

Entonces sacó de un tirón a Lara y se la llevó. Pronto salieron a la luz de la luna, al borde del acantilado. Entonces Lara creyó entender el significado de aquella condena.

Allí se encontraban los tres reyes y una serie de nobles, todos ellos faunos o centauros. El guardia llevó a Lara hasta el borde del acantilado, y ella miró abajo. Se le hizo un nudo en el estómago al ver la cantidad de rocas en punta que había en la costa, pero pensó que sería una gran aventura, de esas que echaba de menos, lejos desde hacía tanto de sus queridas ruinas y templos malditos.

- Se ha dictado sentencia –leyó un fauno consejero en un pergamino desenrollado en sus manos- contra la humana Lara Croft, a quienes los reyes han declarado autora del asesinato del Sumo Monarca Peter. La propuesta de Sus Majestades es la pena de Acantilamiento por el grave crimen cometido. Desde este momento y hasta la hora del veredicto final se declara este periodo de tiempo como Último Juicio.

El guardia obligó a Lara a sentarse en un banco medio roto, enfrente del rey Edmund, que clavaba en ella una amenazante mirada de odio. La reina Lucy se levantó.

- Llamo a testificar al único testigo del crimen y acusado de cómplice.

Lara contempló sorprendida cómo los guardias llevaban a Zip al atrio. Estaba contenta de verle al fin, pero no entendía qué iba a pasar.

- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? –preguntó uno de los centauros.

- Lo juro –respondió Zip, alzando la mano, y sin mirar a Lara en ningún momento.

Zip se sentó en el atrio, y esta vez fue la Reina Susan quien habló.

- Por favor, cuente detalladamente lo que ocurrió y sin dejarse nada, a ser posible.

Zip asintió.

- Cruzamos el bosque y llegamos al llano que se encuentra entre éste y el castillo de Cair Paravel. Vimos a un joven rey, con una espada a su medida y un escudo con la imagen de un dragón rojo. Estaba peleando contra un león bastante grande. Parecía que el rey iba venciendo, pero el león le desgarró el cuello y lo echó al acantilado. Luego, cuando Sus Majestades llegaron, el león huyó.

Susan bajó la cabeza, indignada.

- ¡Repito, pues parece que no lo habéis entendido!

Zip alzó el rostro, y por primera vez, miró a Lara.

- Es la verdad. Ni ella ni yo hemos cometido crimen alguno.

- ¡MIENTES!

El rey Edmund parecía descontrolado, fuera de sí. Estaba rojo como un pimiento, y apretaba tanto los puños que daba la sensación de que las uñas fuesen a desgarrarle la mano. Zip se levantó.

- He jurado decir la verdad y es lo que he hecho.

Los tres reyes se levantaron.

- ¿Es todo lo que tienes que decir?

- Sí.

- Entonces sólo queda el veredicto.

En ese momento entró un guardia llevando a rastras a Gremious, el carcelero.

- ¡Este imbécil estaba apoyando a la acusada! ¡Incluso le había invitado al Gran Baile de los Faunos!

El rey Edmund escupió al suelo.

- Amigos, mis hermanas y yo llevamos siete años al cargo del reinado de Narnia. Teníamos fama de reyes felices, justos y sabios, que nunca perdían los estribos. Era la Edad Dorada de Narnia, la felicidad universal. Pero eso se ha acabado. Dos personas extranjeras han matado al rey echando la culpa a Aslan, el mismísimo creador de nuestra tierra y quien acabó realmente con la amenaza de Jadis, la Bruja Blanca. Y por si fuera poco, ahora un narniano puro se pone de parte de los asesinos y les invita como si tal cosa al más importante festival anual de Narnia. ¿Cómo hemos caído tan bajo?

Hubo murmullos y abucheos. Lara no sabía qué decir, qué pensar o qué hacer. Estaba perdida. Zip parecía muy preocupado.

- Se ha dictado el veredicto –anunció el rey Edmund, más tranquilo-. Por el asesinato del Sumo Monarca Peter y la declaración de culpabilidad del crimen contra Aslan, la pena dictada contra los acusados humanos es la de muerte por acantilamiento.

Hubo abucheos y vítores, pero Lara bajó el rostro, dolida. Jamás pensó acabar así, de una manera tan indigna.

- Y en cuanto a Gremious, por traición y alianza con los asesinos del Sumo Monarca, la pena es la misma.

Los guardias hicieron levantar a Lara, Zip y Gremious, y los situaron al borde del acantilado. Lara miró abajo y clavó la mirada en las afiladas rocas que cubrían la costa, y las olas chocando contra ellas y causando el estruendo del mar. Mientras una débil lágrima recorría su mejilla, se maldijo a sí misma por seguir a Anaya, por enfrentarse a Seth, y por aceptar el viaje entre los Planos.

 

Una cosa, quede claro que Lara no ha dejado escapar una lagrima por estar ante la muerte (POR DIOS, ES ELLA XD), sino digamos por la nostalgia hacia las tumbas y ruinas que tanto echa de menos.

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