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Lo siguiente que leeréis es una reinterpretación personal que me he tomado la licencia de hacer, de haber sido yo el guionista/escritor de la historia de Shadow of the Tomb Raider.

 

Lo redacto partiendo del final del juego, desde esa butaca, donde Lara está escribiendo una carta a su amiga Sam para ponerla al día de sus aventuras...

 

Y, aunque me baso en los personajes y la trama del propio juego, no corresponde con la historia contada ni su hilo de acontecimientos pero si puede contener spoilers para los que no se hayan pasado el juego.

 

Dicho esto, ahí va:

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Carta de Lara a Sam

 

 

Mi querida Sam,

 

Se que hemos estado distanciadas desde nuestro regreso de Yamatai y que mi silencio no tiene perdón pero lo rompo para contarte de mis periplos y aventuras en todo este tiempo.

 

Te resultará difícil de creer y no me preguntes cómo pero conseguí recuperar la herencia de mi familia, incluida la mansión Croft y todas las propiedades. Para solucionar el contencioso con mi tío tuve que allanar la morada de mi propia casa y buscar los papeles que mi padre guardó a buen recaudo con la esperanza de que yo los encontrara algún día.

 

Pero no solo encontré los documentos que necesitaba sino también una cámara secreta que recientemente había construido y que había convertido en su laboratorio y centro de operaciones. En ella, papá guardaba multitud de archivos, estudios, mapas, fotos y un dossier secreto altamente comprometedor sobre sus últimas conclusiones y hallazgos. Junto a él había unas grabaciones póstumas reservadas para mi y su libro de notas personal.

 

Con el corazón en un puño cogí lo imprescindible llevando conmigo un amasijo de recuerdos y emociones.

Acosada por la prensa sensacionalista y tras lo vivido en nuestra aventura en Japón, me aislé en el apartamento de Ana en Londres (de Ana te hablaré otro día porque no tiene desperdicio) y allí me prometí desentrañar los entresijos en los que estaba metido mi padre para esclarecer el motivo de su muerte.

 

 

Según sus investigaciones, en diferentes lugares y fechas habían acontecido fenómenos extraordinarios y catástrofes causantes de grandes calamidades y que dieron lugar a numerosos mitos y leyendas, como el de la reina Himiko y del que fuimos testigos en Yamatai.

 

Estos fenómenos “paranormales” parecían estar asociados a ciertos artefactos sobre los que pesan extrañas maldiciones y dones y a los que se veneran con rituales de lo más increíbles, como el que seguidamente te contaré.

 

Las pesquisas le llevaron a seguir la pista de estos artefactos por los yacimientos arqueológicos más insospechados, documentándose sobre expediciones antiguas y compilando todo tipo de información para, finalmente, centrarse en estos lugares: Yamatai, Siria, Siberia, Cozumel y Perú. Pero sus anotaciones mencionan también ciertas localizaciones en Nepal, Bolivia, Gana, Egipto, Grecia, el Ártico y otros tantos lugares.

 

Su deriva tras la muerte de mi madre le llevó incluso a construir una cripta oculta en la mansión, donde encontré sus cartas más persones e íntimas y entendí lo mucho que la amaba. Tal era su pena que se obsesionó con la búsqueda de pruebas que evidenciaran la existencia de una vida tras la muerte y estaba convencido que debía haber algún "poder" en alguno de esos míticos artefactos con la esperanza que pudiera devolverle a su querida Amelia.

 

Concentró sus esfuerzos en dos artefactos cuyas leyendas le acercaban a su objetivo: el fuente divina del profeta, supuestamente escondida en algún lugar de la mítica ciudad perdida de Kitezh (en Siberia), y la daga de Chak Chel (en un templo de Cozumel) que abre la caja de plata de Ix Chel en la ciudad oculta de Perú.

 

Según sus anotaciones y un compendio de archivos sueltos que le vendió un traficante sirio, un profeta peregrinó desde Egipto hasta Siberia llevando consigo un artefacto divino que confería el poder de otorgar la inmortalidad. Pero una orden secreta conocida como Trinitas o La Trinidad siguió sus pasos hasta la ciudad de Kitezh donde aconteció uno de esos fenómenos extraordinarios y la ciudad quedó sepultada bajo el hielo glaciar.

 

Pues bien, en 2015 emprendí una expedición junto a Jonah siguiendo las pistas de mi padre y acabé encontrando la ciudad perdida en un valle geotérmico donde conocí a Jacob y a su hija Sofía junto con los pocos supervivientes de su pueblo. Por desgracia una célula de La Trinidad ya estaba tras la pista gracias a una infiltrada en la familia… Ana. Si, Ana! Una traidora y además hermana de Konstantin, el cabeza de la célula de la Orden secreta destinado a Siberia en busca del artefacto.

 

La peligrosa aventura empezó con mal pie al dejar atrás a Jonah tras una avalancha, pero pudimos reencontrarnos brevemente más tarde. La situación me superó al tener que enfrentarme al ejército paramilitar del fanático y fervoroso líder pero conseguí zafarme gracias a la ayuda de Jacob y su pueblo. Entre tanto conseguí hacerme con el Atlas, un mapa que revelaba la ubicación de la ciudad bajo el hielo. Allí la cosa fue a peor. Otro ejército, esta vez de inmortales (si, ahórrate las risas), intentó evitar que alcanzara la cámara de las almas, pero irrumpió Konstantin con su artillería y, tras un frenético y explosivo enfrentamiento, le di caza y muerte. Al llegar a la cámara Ana se hallaba en posesión del artefacto resplandeciente y cuyos símbolos coincidían con las notas de mi padre. Tras una breve negociación, Ana usó el artefacto para curarse de una rara enfermedad terminal y tras un forcejeo conseguí hacerme con él para, acto seguido, destruirlo estrellándolo contra el suelo. Fluyó una sustancia y una luz azulada que liberó del “don” de la inmortalidad a los poseídos y al propio Jacob, quién resultó ser el profeta, consumiéndose en el acto no sin antes decirme que el artefacto provenía de una “fuente” pero que no era divina…

 

Así fue como emprendimos el viaje de regreso Johan, Ana y yo, apesadumbrados por lo vivido. Y en un alto en el camino un francotirador acabó con la vida de Ana sin misericordia, dejando tras de sí el silencio y muchas preguntas en el aire.

 

De vuelta a la mansión me puse a revisar las notas de papá y descubrí que tenía un plan B en caso de no conseguir la fuente divina para mi madre. Se había convencido a sí mismo que el templo que estudió en Cozumel contenía la pista que resolvería el enigma de la existencia de la daga de Chak Chel.

 

La daga supuestamente abriría la caja de Ix Chel, robada y escondida por un tal Andrés López según el diario del religioso T. Serrano (de 1603), que mi padre encontró en su expedición a la misión de San Juan (Perú).

 

Según el mito maya “La llave del corazón de Ix Chel libera la purificación”, lo que supuestamente desencadenaría el apocalipsis. Pero las notas de mi padre mencionan que la caja de Ix Chel, que abre la llave de Chak Chel, permite invocar al dios Kukulkán y, según él, generar una “visión” idealizada o realidad nueva que le pudiera permitir volver atrás en el tiempo y contemplar a su amada Amelia por última vez y quién sabe si alterar el curso de la historia.

 

Estuve pensando en ello tras lo visto y vivido en Yamatai y en Siberia y quizás mi padre no estuviera desencaminado, aunque todos los tacharan de loco. Por ello me confié nuevamente a Jonah y ambos decidimos emprender esta nueva aventura. Sé que pensarás que estoy loca pero necesitaba reconciliarme con mi pasado y entender lo que llevó a mi padre a la muerte… a dejarme sóla y perdida en mí misma durante todos estos largos años…

 

Pero las cosas no resultaron ser como esperábamos, ni siquiera como quizás hayas leído en los medios tras nuestro hallazgo de Paititi, el Dorado soñado. Hasta se ha hecho un videojuego recreando mis supuestas aventuras… (hay que jo***se!). Si al menos hubieran contado la historia como fue… pero ya sabes como funciona el mundillo y la prensa. Al menos me he ganado la reputación entre la comunidad y restablecido el buen nombre de la familia Croft.

 

 

En realidad no fuimos los primeros en llegar. Percy Fawcett se dejó guiar por las notas del misionero T. Serrano, que mi padre encontró en una cripta bajo la librería de San Juan tras el terremoto de 1983. Fawcett no alcanzó su destino pero si lo hizo su hijo. Te cuento…

 

 

Tras llegar a Cozumel, localizamos el templo bajo las cuevas de su mapa con una inscripción tallada de la constelación de Hidra y una fecha. Tras salir consultamos las predicciones astronómicas y la posición de Alfard, la estrella solitaria y la contrastamos con el calendario Maya. Ciertamente la estrella se alinearía tras el sol coincidiendo con el eclipse que acontencería en unos días.

 

Seguimos las notas de mi padre y hallamos una segunda cueva con un templo enterrado pero intacto. En su cámara superior se encontraba el altar sagrado con la daga de Chak Chel y tras él un mural ilustrando diversos tipos de cataclismos. Mi piel se erizó y mi corazón no paraba de palpitar. Si mi padre hubiera estado ahí…

 

La voz de Jonah por la radio me sacó de mis abstracciones alertándome de que alguien nos había estado siguiendo y se dirigía hacia donde yo estaba. Acto seguido una explosión abrió un boquete tras la cámara y me giré, cogí la daga con determinación y corrí hacia la salida atropelladamente. No se si fue la explosión o qué pero se desencadenó un terremoto que casi me sepulta en mi huida.

 

Al salir todo era confusión. El temblor había sido real y se acercaba un tsunami. Localicé a Jonah por radio para que se pusiera a salvo, luego llegó la ola, me arrastró y conseguí sobrevivir a duras penas. Tras el caos perdí a Jonah. La radio no retransmitía bien y no sabía si me oiría pero le envié un mensaje: nos encontraríamos en la misión de San Juan. Nadie sabría de nuestro paradero y nos darían por muertos o desaparecidos. Nada más lejos de la realidad…

 

Unos días después llegué a la misión, en Perú. No pude dormir durante esos días solo de pensar en la posibilidad de que el terremoto y el tsunami pudieran haber sucedido por mi culpa al coger la daga, y de la cantidad de muerte y destrucción que ocasioné. Solo me faltaba eso...

 

Al llegar me esperaba una non grata sorpresa. Unos hombres habían secuestrado a Jonah y resultaron ser miembros de La Trinidad. Querían la daga y no tuve más remedio que dársela a cambio de la vida de Jonah, aunque este se resistió y hubo un forcejeo. Por suerte nadie salió herido.

 

El líder se presentó. Un tal Dominguez. Mi padre lo menciona varias veces en sus apuntes y parece ser que fueron colegas en una expedición reciente que llevaron a cabo en Perú, en busca de la ciudad oculta.

 

Los ojos se le iluminaron con expresión de asombro al ver la daga y dijo –ahora solo falta encontrar la caja de plata y, según tu padre, está aquí, en algún lugar bajo estas ruinas y tu me vas a ayudar a encontrarla, verdad que sí, “saqueadora de tumbas”?–.

 

No sabía a qué se refería y menos cómo nos habían localizado. Sin duda la radio debía estar pinchada. La Orden estuvo al tanto de todos nuestros movimientos…

 

–“El corazón de la serpiente está en la copa, junto a los rostros de piedra”– dijo. –Si la copa es el volcán que tenemos a nuestras espaldas, el corazón debe ser sus entrañas y la serpiente la ciudad dorada…– prosiguió a lo que yo añadí –pero la entrada debe estar junto a los rostros de piedra.

 

–Exacto, los que hay a la entrada de San Juan. Tu padre seguía las huellas de un jesuita llamado López, a quién se le pierde la pista en este lugar. Su diario mencionaba un artefacto robado a una tribu indígena aislada en algún lugar de esta selva. Nuestros equipos de rastreo aéreos y satélites no encuentran nada excepto una anomalía en una zona de la montaña coronada. La señal es distorsionada y ningún instrumento es capaz de registrar datos fiables, ni imágenes con definición. Hemos intentado sobrevolar la zona pero cada vez que nos acercamos se genera una tormenta que acaba rechazándonos…

 

– Como en Yamatai– dije yo sin sorprenderme.

 

–Exacto. Por eso La Orden investigaba el origen del “Star phenomenon” ya en la Segunda Guerra mundial y la última expedición, liderada por el padre Matías, fue un fracaso… por tu culpa, Lara Croft. Como fracasó tu padre y por su culpa ahora estamos en un punto muerto. Pero la fe me dice que tu eres el instrumento que el destino ha puesto ante mí para hallar el camino. Ana nos puso al corriente de tu extraordinario instinto de supervivencia e intuición. Sin duda un don que no supo ver el alto tribunal de la Orden. Pero ya no hay Orden. Mi comandante, Rouker, se ha encargado de todos ellos uno a uno, como hizo con tu padre… Tuviste suerte de que yo estuviera ahí cuando se encargó de Ana. Fui yo quién detuvo su mano. Y ahora es tu mano la que me llevará a alcanzar mi Destino. Tu sacrificio completará el ritual que evitaste con tu amiguita Sam… Por cierto, no os habéis comunicado mucho ultimamente. Sabes donde está?

 

Ante mi atónita mirada acercó su radio a mi oído y fue entonces cuando oí tu voz sollozar y suplicarme que acabara con toda esta pesadilla.

 

Lo siento, Sam. Lo siento muchísimo. Nunca debí distanciarme. Interpreté tu silencio como un reproche y tu carta de despedida anunciándome tu marcha a Japón con tu familia, sin despedida… Nunca imaginé que fueron ellos, todo este tiempo.

 

Ahora, tras los años y tras todo este silencio he sentido la necesidad de explicarte todo esto. Todo lo que realmente aconteció…

 

Caí inocente en la trampa de Dominguez. Creí que era tu voz. Ni siquiera por un instante se me ocurrió que pudiera ser una trampa. Simplemente volvió a mí la visión de tu sacrificio a manos de Matías ante la momia de Himiko cuando en realidad todo fue una visión mía, enfermiza, causada por el mismo mal que desatamos en Perú. El mismo que contenía el artefacto del profeta… el mismo proveniente de esa “fuente” que algún día encontraré…

 

(continuará)

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Carta de Lara a Sam

Segunda parte

Engañada, seducida y obligada a punta de pistola bajo la amenaza de arrebatarle la vida a Jonah, emprendimos la búsqueda de la caja, con la presión de estar a pocos días del eclipse total y la falta de paciencia de Dominguez.

Me dieron vía libre, marcada con un GPS y la radio abierta, monitorizando cada uno de mis pasos y movimientos.

Empecé hablando con los lugareños. Un anciano ciego contaba de sus andanzas a unos niños y mencionó una ruinas mayas bajo las tres cascadas. Me interesé por su historia y algo me dijo que podía ser una pista. Pero resultó ser un laberinto de cuevas sin fin. Un nido habitado por unas extrañas criaturas, seguramente una de las tres tribus que mencionaba Fawcett. Me orienté tras mis pasos y hallé la salida.

De regreso inspeccioné el cementerio y una vieja desaliñada me confesó que de niña había oído hablar de unas catacumbas bajo la iglesia donde solo había huesos y esqueletos.

Convencí a Dominguez para que sus hombres sondearan bajo la iglesia y encontramos un pasadizo secreto que nos condujo a una cripta, no sin sortear antes varios acertijos y trampas. Resultó ser el sepulcro de López. Se había mandado emparedar por su fiel compañero Serrano, quién se pegó un tiro, enterrando el misterio hasta ahora. Y en sus manos… la caja de plata.

Dominguez estaba maravillado. Sus hombres habían encontrado el acceso oculto tras el nido de las ruinas mayas, siguiendo mis huellas. Muchos habían perecido salvajemente despedazados por las criaturas y el espectáculo era dantesco.

Conseguimos abrirnos paso a la fuerza por la superioridad de las armas. Resultaron ser los Yaaxil, descendientes de los creadores de la llave Chak Chel y la caja de Ix Chel.

Dominguez arrastró a Jonah consigo hasta encontrar la puerta de la Ciudad de la Serpiente, en el corazón del volcán. Fue un auténtico rompecabezas descifrar el acertijo y hacer funcionar correctamente los mecanismos que abrían la puerta pero con perseverancia y astucia lo conseguí, gracias a las pruebas a las que me sometía de pequeña mi padre.

Cuando la majestuosa puerta abrió sus fauces Dominguez montó un campamento y ordenó a Rouker quedarse con Jonah bajo instrucción de matarle si no volvían tras el eclipse. A mi me obligó a ir delante y sortear más trampas y puzzles. Y ascendimos por una gruta angosta y nauseabunda entre gases sulfurosos hasta llegar a la gran cámara, repleta de vetas de oro y jade sobre fuentes de lava incandescente y un calor abrasador. En medio se abría una boca hacia la superficie y las ruinas de un templo escalonado recortado por el cielo oscurecido de fondo al inicio del eclipse.

Ascendimos hasta la cumbre seguidos de un millar de siseos surgidos de todas partes. Era un bullir de Yaaxils emplumados y teñidos de rojo que ascendías rodeándonos como demonios mostrando sus afiladas garras y dientes descarnados.

Dominguez hizo sonar un silbato cuyo sonido parecía provenir del mismísimo Xibalba y las criaturas retrocedieron. Entre ellas se abrió paso una figura destacada y altiva que parecía ser su líder. Una fémina adornada con tatuajes, brazaletes, collares de oro y jade, dos alas y una corona de plumas de cóndor. Se dirigió hasta nuestra posición iluminada por los punteros láser de los fusiles de asalto.

Dominguez ordenó a sus hombres que no dispararan. La fémina clavó sus ojos inquisidores en él, luego en mí y luego en la caja de plata. Pronunció unas rasgadas y siseantes palabras y confirió un grito amenazador. Dominguez sacó la daga, que resplandeció a la luz mortecina del sol, y en ese momento comprendí que la yaaxil era la Luz Carmesí de las notas de mi padre. La sacerdotisa custodia del ritual ancestral de la muerte y renovación del sol.

Entonces todo aconteció muy rápido. Dominguez alzó la daga con intención de clavarla en la caja mientras decía alguna clase de requia en una lengua extraña e invocaba a Kukulkán pero un disparo certero le acertó en la cabeza justo en el momento en que la hoja dorada, cargada con una extraña energía, se deslizaba en el prisma plateado. Se produjo una implosión y una nube de polvo dorado-verdoso y brillante se extendió por el aire, al tiempo que la sacerdotisa saltaba hacia él hilarante con un aullido estridente, las armas abrían fuego y el sol se agotaba.

Miré hacia el origen del disparo. Me pareció ver a Rouker. Entre la confusión aproveché para zafarme de mi opresor y salté en dirección opuesta al altar. La caja de plata estaba ante mí. La cogí. La apreté contra mí y todo a mi alrededor pareció desmoronarse… El cielo de la gran cueva empezó a desplomarse al tiempo que saltaban chorros de lava del volcán en plena ebullición. Perdí el equilibrio y caí al suelo. Mi mente se nubló, sentí nauseas y mientras la realidad se desvanecía mi mente se llenaba de aullidos y chillidos agonizantes.

Lo que viví a continuación no es fácil de explicar. Sentí una paz interior al tiempo que un fuego abrasador y desde mis entrañas salí proyectada en el aire, suspendida sin forma como un éter. Contemplé mi cuerpo inerte y mi rostro con la mirada perdida. Me elevé y todo se volvió oscuridad seguida de una luz envolvente y entonces oí una voz. Era una voz familiar. La voz de mi madre. Me llamó por mi nombre. –Lara…– Vislumbré su rostro y de nuevo su voz, me dijo –ven!–.

La luz se disipó y me encontré en el jardín de la mansión. Bajo el árbol de juegos estaban mi madre, mi padre y yo, de niña… Era tan real! Por un momento la visión me dio a entender que podía quedarme allí, que podía cambiar mi destino… pero me quedé absorta contemplando la escena, sin más. Por un momento fui tan feliz!

…/…

Cuando regresé en mí estaba en una choza. Al reaccionar y abrir los ojos un niño salió corriendo como llamando a alguien. Entraron varias personas adultas ataviadas con vestimentas indígenas. Tras ellos una mujer de semblante noble y joven se acercó y pronunció unas palabras. Era Unuratu, la matriarca del lugar. Me encontraba en Paititi, la ciudad oculta…

Era un sueño? Cómo había llegado allí?

Tras la muchedumbre entró Jonah. Mi corazón dio un vuelco de alegría. Me contó que aquellas gentes humildes nos habían socorrido tras el incidente. Estaba ansiosa por saber más y poco a poco, en las horas que siguieron me puso al día de como Rouker le disparó al pecho y le dio por muerto para salir corriendo tras Dominguez dispuesto a acabar con todos los miembros de la Orden, pues parece ser había hecho un juramento ante diós, según verbalizó. Pero la bala rebotó en un talismán zahorí bajo su ropa así que no pudo imaginar que seguía con vida.

Desesperado le siguió hasta llegar al templo. Allí tuvo que esconderse de los yaaxil y temió por mi vida al ver que Rouker ascendía por la escalinata empinada decidido a acabar también conmigo. Jonah no sabía que hacer, entonces vio el fusil francotirador tirado en el suelo. Comprobó el cargador y quedaba una bala. Lo cogió con manos temblorosas pero jamás había disparado antes un arma de ese calibre. Imposible acertar, además alertaría a los salvajes. Pero no fue necesario. La figura de Rouker fue lanzada escaleras abajo sangrando mientras rodaba su cabeza por un lado y el cuerpo por otro. Tras él una figura esbelta alzaba los brazos empuñando en una mano la daga reluciente y en la otra un corazón latente. El ritual se había consumado… Los yaaxils chillaban y danzaban como poseídos mientras el sol fue cobrando vida y poco a poco, siguiendo a su líder, fueron desapareciendo entre las sobras.

Corrió hacia el altar y me encontró desplomada, inconsciente. Bajo mi cuerpo estaba la caja de plata, liviana, vacía. Se la anudó a la cintura y cargando con mi cuerpo se adentró en la selva ladera abajo siguiendo una lengua pétrea de lava fósil.

El volcán no había estallado, ni la tierra se había abierto, ni el apocalipsis había acontecido. Atrás quedaron los cuerpos de los últimos miembros de la Trinidad.

Atrás quedaron mis visiones. Los rostros de mi padre y mi madre. Mi madre… Su voz cándida… Adiós mamá… Adiós papá…

…/…

En los días siguientes a mi recuperación descubrí las maravillas de aquel paradisiaco lugar, ajeno al mundo exterior, virgen… por cuanto tiempo?

Unuratu hablaba un castellano antiguo. Pocos lo platicaban. Lo consideran la lengua prohibida. Nos vistieron con sus atuendos tradicionales y celebraron festejos y ritos en nuestro honor. Creían que con el eclipse, el diós Kukulkán nos había enviado para devolverles la caja de Ix Chel, que fue devuelta al templo de la ciudad alta, entre los dos ríos, no sin antes devolver a su interior el preciado contenido: una mezcla de polvo de ayahasca y otras sustancias alucinógenas de la selva.

Nos quedamos un tiempo conviviendo con ellos. Aprendimos sobre sus costumbres y tradiciones.

La matriarca nos contó lo poco que sabía por el relato oral que había transcendido de sus antepasados sobre la llegada de los pieles pálidas. Debieron ser los españoles junto a los misioneros jesuitas, entre los que debió encontrarse López.

Según ella, los pieles blanca robaron la caja pero nunca encontraron el gran secreto de la montaña, el Ojo de la Serpiente. Podría estar relacionado con el “star-phenomenon”? Nunca lo sabremos.

Mientras tanto aproveché para explorar la selva, llena de secretos, galerías, cenotes, ruinas, templos, criptas, tumbas y hasta un galeón hundido…

Admiré los rituales de caza y lidié con algún que otro jaguar, animal que veneran y temen dar muerte si no es para calmar la ira de sus dioses, pues se considera la encarnación de unos de ellos.

Finalmente Jonah y yo decidimos poner fin a aquella aventura y nos acompañaron río abajo hasta los confines de su tierra conocida, las fauces. La despedida fue emotiva y algo de mi quedó allí para siempre. Etzil, el hijo de Unuratu y futuro rey me regaló un talismán. Pienso llevarlo siempre conmigo…

Dos días después alcanzamos la orilla, las instalaciones petroleras de Porvenir, y nos dieron refugio en el poblado de Kuwaq Yaku, donde Jonah conoció a Abby. Aunque yo me mantuve distante y discreta, Jonah y Abby en seguida hicieron buenas migas y a saber lo que le debió contar porque en seguida corrieron rumores e historias.

Unos días más tarde regresábamos de vuelta a Lima en una avioneta de suministros cuando se formó una extraña tormenta de granizo, fuera de todo pronóstico, y sufrimos aquel fatídico accidente que provocó todo el alboroto, la búsqueda y rescate, el interés de la prensa y el origen de la historia que los medios han difundido y tergiversado. La que han bautizado como “Shadow of the Tomb Raider”. Sin embargo se que Roft estaría orgulloso de mí. Pienso en él cada día que veo sobre la vitrina sus dos pistolas gemelas…

Cuídate mucho, Sam. Te quiere tu amiga

Lara Croft

P.D.: Hazme una visita cuando te apetezca. Estoy reformando la mansión y puedes escoger habitación y cama con dosel ;)

También he instalado un gimnasio y una pista americana. Aceptas el reto?

 

  • 3 weeks later...
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Hola!

 

He empezado a leer el post por curiosidad y es que he quedado enganchado. Me parece que has hilado muy bien todos y cada uno de los acontecimientos, tanto los del mismo "shadow" como la conexión con el resto de juegos de la trilogía, me ha gustado muchísimo. :)

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Hola!

 

He empezado a leer el post por curiosidad y es que he quedado enganchado. Me parece que has hilado muy bien todos y cada uno de los acontecimientos, tanto los del mismo "shadow" como la conexión con el resto de juegos de la trilogía, me ha gustado muchísimo. :)

 

Gracias Vince, no puedo evitar reinterpretar las historias de las películas y campañas que juego. Es como un ejercicio de reenfoque. Disfruto haciéndolo, con todo el respeto a la obra original.

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