Nienna Publicado 29 de Octubre del 2004 Publicado 29 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para...
Mabel Publicado 30 de Octubre del 2004 Publicado 30 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una
AnaCroft Publicado 30 de Octubre del 2004 Publicado 30 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas
Nienna Publicado 1 de Noviembre del 2004 Publicado 1 de Noviembre del 2004 Publicado: Dom Oct 31, 2004 12:45 am Asunto: -------------------------------------------------------------------------------- Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y...
AnaCroft Publicado 6 de Noviembre del 2004 Publicado 6 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a... Ta de Muerte Somos unos artistas
Nienna Publicado 8 de Noviembre del 2004 Publicado 8 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que...
AnaCroft Publicado 12 de Noviembre del 2004 Publicado 12 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ...
Mark Publicado 13 de Noviembre del 2004 Autor Publicado 13 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento.
Nienna Publicado 15 de Noviembre del 2004 Publicado 15 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento. Enora,al no...
AnaCroft Publicado 15 de Noviembre del 2004 Publicado 15 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento. Enora, al no ver a Ranses .. ------------------------------------------------------------------------------------->>>> Venga peña, un poquito de "por favor", anda arrimar el hombro y escribir algo, que se note que somos una gran familia llena de inspiración y unida. Besos para todos/as.
Nienna Publicado 15 de Noviembre del 2004 Publicado 15 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento. Enora, al no ver a Ranses pensó que había...
Klaus Publicado 15 de Noviembre del 2004 Publicado 15 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento. Enora, al no ver a Ranses supuso que habría ....
Mark Publicado 15 de Noviembre del 2004 Autor Publicado 15 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento. Enora, al no ver a Ranses supuso que habría muerto. No dudó...
AnaCroft Publicado 15 de Noviembre del 2004 Publicado 15 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento. Enora, al no ver a Ranses pensó que había muerto. No dudó ni por un.... -------------------------------------------------------------------------------------- Gracias majetes, por cierto.... que paso con "pensó que había" o "supuso que habría"? PD: Klaus, te das cuent.... :confused:
Mark Publicado 15 de Noviembre del 2004 Autor Publicado 15 de Noviembre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que sólo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta del castillo para enfrentarse de una vez por todas al brujo y así salvar a la mujer que había despertado en ese preciso momento. Enora, al no ver a Ranses pensó que había muerto. No dudó ni por un solo momento en... ____________________________________________________ Ana, no entiendo tu pregunta. "Enora, al no ver a Ranses pensó que había muerto." :confused:
Publicaciones recomendadas
Crear una cuenta o conéctate para comentar
Tienes que ser miembro para dejar un comentario
Crear una cuenta
Regístrese para obtener una cuenta nueva en nuestra comunidad. ¡Es fácil!
Registrar una nueva cuentaConectar
¿Ya tienes una cuenta? Conéctate aquí.
Conectar ahora