AnaCroft Publicado 18 de Octubre del 2004 Share Publicado 18 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del corazón ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. "Enora", que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. "Ranses", caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con "Arcan" el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible Dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, "Warriok" el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimo a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso ... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Nienna Publicado 18 de Octubre del 2004 Share Publicado 18 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del corazón ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. "Enora", que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. "Ranses", caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con "Arcan" el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible Dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, "Warriok" el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimo a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Mark Publicado 19 de Octubre del 2004 Autor Share Publicado 19 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
AnaCroft Publicado 20 de Octubre del 2004 Share Publicado 20 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses ... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Mabel Publicado 20 de Octubre del 2004 Share Publicado 20 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Nienna Publicado 21 de Octubre del 2004 Share Publicado 21 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
AnaCroft Publicado 21 de Octubre del 2004 Share Publicado 21 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Mabel Publicado 21 de Octubre del 2004 Share Publicado 21 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Nienna Publicado 22 de Octubre del 2004 Share Publicado 22 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
DJ_CRON Publicado 22 de Octubre del 2004 Share Publicado 22 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad...de destrozar a... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
AnaCroft Publicado 22 de Octubre del 2004 Share Publicado 22 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo ..... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Nienna Publicado 24 de Octubre del 2004 Share Publicado 24 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por,... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
AnaCroft Publicado 24 de Octubre del 2004 Share Publicado 24 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por, lo que golpeo... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
Nienna Publicado 25 de Octubre del 2004 Share Publicado 25 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo para siempre. Por, lo que golpeo con su espada... Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
AnaCroft Publicado 28 de Octubre del 2004 Share Publicado 28 de Octubre del 2004 Había una vez un castillo encantado rodeado por un dragón que escupía bolas de fuego. Cerca de allí había una aldea en la que vivía una monja con poderes sobrenaturales. Se le conocía como la Dama del Corazón Ardiente. Sus ojos eran la clara muestra de la bondad. Corría el rumor de que en aquel castillo se escondía un brujo con poderes inimaginables. Enora, que así se llamaba la que antaño fuera una humilde servidora de la corona, sabía que sólo ella tenia posibilidad de conocer el secreto que destruiría el mal que asolaba la aldea desde el castillo. Ranses, caballero de Akrhom, llegó un día de arcanos lugares de los que nadie juicioso osaba tan siquiera acercarse. Enora y él decidieron encontrar la manera de acabar con Arcan el brujo. El riesgo de tan peligrosa misión era evidente y, por ello planearon cuidadosamente la jugada. Sabían que los poderes del terrible brujo eran mortales, por lo que, para entrar, tenían que encontrar la manera de burlar al dragón y poder entrar en el castillo. Enora planeó cuidadosamente con todo detalle la forma de entrar en el oscuro y profundo pozo que rodeaba la guarida del dragón. Elaboró con esmero un cuidadoso hechizo que dormiría al temible dragón. Una noche, Enora soñó que desvelaba la forma de destruir la maligna fuerza que otorgaba tanto poder al brujo y sintió que podía vencerlo. Aquella nubosa mañana, Warriok el Dragón, vigilaba la entrada. Estaba más inquieto que de costumbre, pues sentía que el peligro se acercaba. Ranses desanimó a Enora, porque no quería perderla. Sin embargo, Enora no advirtió sus intenciones y enfadada hizo caso omiso de la preocupación que se había cernido sobre Ranses. Éste supo entonces que Enora moriría, y que solo con su apoyo habría una posibilidad de destrozar a Arcan el brujo, para siempre. Por, lo que golpeo con su espada fuertemente la puerta Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
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