Jump to content

CONFLICT: WORLD AT WAR


Bartoli

Publicaciones recomendadas

En vista del inexsistente éxito del relato ``Cuatro hombres y un destino´´ he decidido volver a probar suerte. Colgaré solo el prólogo de este relato y continuaré en consecuencia de las visitas y los comentarios. Aquí va:

 

 

CONFLICT

World at War

bomba_atomica.jpg

 

Prólogo

 

 

Amid El Ayir avanzaba hacia el balcón del edificio gubernamental de Irán. Iba a ser su primer discurso como líder oficial del país, pero su cara mostraba serenidad. Su golpe de estado había triunfado. Él y sus partidarios se habían hecho con el control del gobierno. Y, por todo Oriente Medio, Rusia y algunos países como Corea o Egipto estaba comenzando a vencer el radicalismo. Pronto acabarían con los infieles occidentales. Pero ahora era el momento del discurso.

 

Cuando salió, el sol le cegó durante unos segundos. Sin embargo, pudo oír la gran ovación que le dedicaron todos los presentes. Cuando logró ver bien, comenzó su discurso.

 

-¡Hijos del gran Mahoma, una nueva era está a punto de comenzar!- dijo, alzando los brazos.

 

La multitud respondió a esta frase con una nueva ovación.

 

-¡Hasta ahora, hemos vivido bajo la sombra de Occidente, siendo obligados a satisfacer sus demandas amenazados por su yugo! ¡Pero eso ha acabado! ¡El pueblo del Islam y sus aliados se levantarán contra los perros infieles y les derrotará!

 

Y, nuevamente, una gran ovación, esta vez algo más fuerte, sonó en el recinto.

 

Ayir se dio la vuelta. Su principal lugarteniente estaba allí, con un comunicador. Parecía estar expectante.

 

-Es la hora-le dijo Ayir- Dé la orden.

 

El hombre sonrió, cogió el comunicador y dijo.

 

-Ejecuten el plan ``Amanecer´´.

 

 

 

*****

 

 

 

A algunos kilómetros de allí, en un complejo militar subterráneo, en la sala de control, los operadores gritaron eufóricos. Era el momento. Todo estaba preparado. Esperaban a que su comandante, que se hallaba mirando su reloj, diera la orden. Y entonces:

 

-Abran fuego.

 

 

 

*****

 

 

 

Desde el lugar del discurso se vio un resplandor en la lejanía. Una columna de fuego y humo que ascendía hacía el cielo.

 

 

 

*****

 

 

 

Muy lejos, en New York City, Estados Unidos, el oficial de inteligencia Clark Richards volvía a otro penoso día de trabajo y de papeleo. Cuando se metió en aquel trabajo, había imaginado otra cosa: más acción y menos dilación. Pero era justo lo contrarío. Cada día tenía que revisar y firmar una gran cantidad de papeleo de informe sobre la guerra de Irak y Afganistán. Su único momento activo era cuando él y otros funcionarios de inteligencia se reunían para discutir sobre temas de posibles atentados o de movimientos de las tropas enemigas. Esto casi nunca ocurría, ya que los atentados no solían ser predecible y el enemigo no contaba con una ejército propiamente dicho, solo con pequeñas guerrillas.

 

Cuando entro en su recinto de trabajo, se encontró con algunos compañeros dando vueltas de aquí para haya, y los saludo brevemente. Cuando llegó a su despacho alguien su secretaria ya le había puesto su café diario y la carpeta de los papeles sobre la mesa. Otro día de rutina… o eso parecía.

 

Se sentó y abrió la carpeta. Lo mismo de siempre. Informes que hablaban de movimientos de tropas de un lugar a otro, acompañados de algún atentados, y de datos acerca de las otras naciones.

 

Repentinamente, su secretaria entró.

 

-Buenos días, Rachel.

 

-Buenos días, señor Richards. ¿Ha visto las noticias?

 

-Últimamente ni siquiera he leído el periódico. ¿Por qué?

 

-¿No se ha enterado? Se ha producido un movimiento insurgente que ha triunfado en casi todo Oriente Medio y Rusia. En Irak y Afganistán nuestras tropas lo están pasando muy mal para soportar los ataques.

 

-¿Los ataques de que? ¿De las guerrillas? –preguntó Richards, casi cómico.

 

El rostro de Rachel se ensombreció.

 

-No se sabe bien como-dijo- pero los iraquíes y los talibanes han logrado formar sendos ejércitos y están ganando terreno. Mire en su carpeta.

 

Richards hizo lo que Rachel le dijo. Por una vez, los informes no eran de movimientos de tropas para sofocar la resistencia: se hablaba de retrocesos y perdidas en ambos países.

 

-La ONU va a enviar un contingente mayor para detener este avance. Pero lo preocupante no es el hecho de que ganen terreno, sino que en poco tiempo han logrado formar y organizar un ejército bien ordenado. Y en Rusia es prácticamente lo mismo. Putin ha tenido que huir del país. Un avión lo está trayendo aquí.

 

En la cara de Richards se dibujó una expresión escéptica.

 

-¿Desde cuando nuestras relaciones con Rusia son buenas?

 

-Mientras el movimiento insurgente esté activo, sus intereses son los mismos que los nuestros. Además, en otros países ya ha triunfado el radicalismo: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos… Y, por increíble que parezca, ha acabado la guerra de Israel con los países árabes. Y en Siria, Egipto y Pakistán también están triunfando los insurgentes. Y adivina que país es el centro de todo esto…

 

-Irán.

 

-Efectivamente. Y, yéndonos algo más lejos, el radicalismo también ha triunfado en Corea.

 

-¿En cual, en el norte o en el sur?

 

-En ambas. Corea vuelve a ser un único país, lo que en otras circunstancias sería bueno, pero así…

 

-Vaya…-dijo Richards, revisando la carpeta. Todo lo que le había dicho Rachel estaba allí. La situación se estaba tornando seria- Voy a tener mucho trabajo y reuniones a partir de ahora.

 

Antes de que Rachel pudiera contestar, el suelo tembló. La taza de café se cayó al suelo y uno de los ficheros de la habitación cayó al suelo. Rachel logró apoyarse en la pared para no caer al suelo, mientras que Richards se agarró al escritorio mientras la silla se bamboleaba. Esta situación duró unos segundos. Después disminuyó un poco…

 

-¡Señor!- dijo Rachel, mirando por la ventana- ¡Oh, Dios mío! ¡Venga a ver esto!

 

Richards se levantó, teniendo cuidado para no caerse por el temblor. Y, cuando se asomó a la ventana, se quedó helado.

 

Hacia el norte se veía lo que parecía una gran bola de fuego, rodeada por una masa gigante de humo con forma de hongo. Richards, pálido, se volvió a Rachel.

 

-Telefonee a Washington , rápido.

 

Cuando Rachel se fue, Richards miró de nuevo. Boston estaba en aquella dirección.

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 1 month later...

Crear una cuenta o conéctate para comentar

Tienes que ser miembro para dejar un comentario

Crear una cuenta

Regístrese para obtener una cuenta nueva en nuestra comunidad. ¡Es fácil!

Registrar una nueva cuenta

Conectar

¿Ya tienes una cuenta? Conéctate aquí.

Conectar ahora
×
×
  • Crear nuevo...