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El manuscrito Voynich


PERICO

Publicaciones recomendadas

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Censo de lectores

- audrey

- Erogan

- Escorpio

- Gato Croft

- kaworu

- Marcela

- mike 19

- Vi

- yolanda

 

Hola de nuevo a todos. Aunque ya empecé "El manuscrito Voynich", no me gustó el comienzo que usé y he decidido retomarlo de nuevo, he rehecho la trama que tenía pensada en un principio y he añadido nuevos personajes. Creo que este comienzo tiene mucha más fuerza que el anterior. Pido disculpas a los que leyeron el otro mensaje.

 

Básicamente, "El manuscrito Voynich" es una historia diferente a mis anteriores relatos pero de nuevo como en "La tumba perdida de Alejandro" el protagonista tendrá que resolver un enigma al final del capítulo. Sin embargo, los enigmas no serán anagramas, juegos de palabras o de números; más bien serán retos a la lógica y la deducción, más detectivescos por decirlo así.

 

En esta ocasión, además, Lara Croft no será la única protagonista: tanto ella como los personajes secundarios irán narrando en primera persona, de forma que iremos descubriendo la trama a través del particular punto de vista de cada uno, lo que además acrecentará el misterio y la intriga.

 

Publicaré una nueva entrega aproximadamente cada semana, sólo a condición de que publiqueis vuestros comentarios. Y no quiero los clasicos "Que guay, sigue", quiero cositas un poquico más extensas y críticas constructivas. Para animaros a "participar" más del relato, he creido conveniente hacer un censo de los lectores del relato con el unico compromiso de intentar leerlo entrega a entrega. Los que os animeis decídmelo y os apunto.

 

Sé que "La tumba perdida de Alejandro" tuvo mucha acogida, espero que "El manuscrito Voynich" consiga atraparos igual o más que el anterior. Ahí va:

 

Gracias a Mark y a Koldo por hacer el logo del relato y el montaje de imágenes (procedentes de tres artistazos de DeviantArt). Muchas gracias a los dos!!

 

**********************************************

 

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00. La Cumbre

 

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Recuerdo que aquella noche era fría, muy fría, y la niebla cubría casi por completo la universidad. Eran las tres de la madrugada y no se veía ni un alma en todo el campus.

 

"Mejor", pensé. Ninguno de mis compañeros de facultad me gustaba en absoluto. La mitad eran niños de mamá cuyo único interés en ingresar en la prestigiosa Universidad de Yale era para emborracharse, tomar drogas y fo.llar como conejos. Y la otra mitad eran raros de cojones, auténticas ratas de biblioteca incapaces de relacionarse. Y yo, Matt Parling, un chico normal y corriente, apasionado de la Historia Antigua y a la vez el más popular de mi clase del instituto, me sentía raro allí, como perdido entre dos aguas. Sí, conocía a mucha gente, pero no estaba a gusto con nadie. No quería pasarme todo el día en la biblioteca ni tampoco estar todos los fines de semana vomitando en la esquina de las discotecas. No soportaba a los raritos con granos ni a las gordas que no hablan con nadie, pero tampoco a los chulitos de turno que se suben la camiseta a la más mínima oportunidad ante los chillidos de las pijas de turno. ¿Conseguiría aguantar así durante cuatro años de carrera? No estaba muy seguro.

 

Mis preocupaciones me impedían dormir durante muchas noches. Aquella, tras dar vueltas en la cama durante horas y tragarme todos los anuncios de la teletienda, decidí salir de la residencia a dar un paseo por el campus. Con los brazos cruzados sobre mi pecho para protegerme del frío, observaba los muros universitarios. Yale tenía un halo especial. Tres siglos de historia a sus espaldas emanaban de cada pared, de cada arco, de cada aula. Por allí habían pasado aclamados científicos, escritores de renombre, políticos de prestigio... Algo grande se escondía allí.

 

Estuve unos minutos vagando sin rumbo hasta que, finalmente, decidí acercarme a la Biblioteca Beinecke de Libros Raros: a veces me pasaba por allí, incluso de noche. Llena de manuscritos antiguos e indescifrables, era uno de mis refugios preferidos de la universidad.

 

Allí estaba mi única amiga de todo el campus: la bibliotecaria. Sarah. Una simpática cuarentona soltera que había dedicado toda su vida al cuidado de la Beinecke. Mi interés por los textos antiguos me había convertido en un habitual de la biblioteca, y poco a poco, consulta a consulta, establecimos una agradable amistad. En los últimos meses, ella misma me reservaba manuscritos antiquísimos, me recomendaba libros que destacaban por su rareza y misterio, y me dejaba tocar con mis propias manos ejemplares de máxima importancia como por ejemplo el primer libro impreso de la Historia: la Biblia de Gutenberg, del siglo XIV. La sensación de palpar ese libro con mis dedos fue, aunque pueda parecer exagerado, una sensación orgásmica.

 

Aunque sin duda, el ejemplar que más me atraía por el halo de misterio que lo rodeaba era el manuscrito Voynich. Hacía tan sólo un par de semanas que Sarah accedió a sacarlo de la vitrina de seguridad en la que se expone para mostrármelo en exclusiva a mí. Era el único ejemplar existente en el mundo, y su consulta estaba reservada tan sólo a los grandes científicos e investigadores.

 

Yo desconocía aquel manuscrito, pero en cuanto lo vi me enamoré de él. Nadie conocía su autor, ni la fecha en la que fue escrito, y son numerosos los rumores de quién fueron su poseedores a lo largo de los siglos. Pero ése no era el misterio del Voynich, lo que realmente intrigaba a todo el mundo que lo veía era su lenguaje. Nadie en todos estos años ha sido capaz de descubrir en qué idioma fue escrito. Era un idioma desconocido, con caracteres ininteligibles que se repetían durante decenas de páginas. ¿Qué escondió su autor al escribirlo en un idioma desconocido? Las únicas pistas son los dibujos que ilustran sus páginas. Bocetos de misteriosas plantas, animales éxoticos, probetas y astros poblaban el manuscrito. ¿Qué significado tiene ese manuscrito? Las conjeturas y las teorías que se han pronunciado son muchas, pero ninguna había conseguido descifrarlo con éxito.

 

“Mañana hay una conferencia sobre el manuscrito en el salón de actos”, recordé, “por lo visto un criptólogo escocés va a exponer sus nuevas interpretaciones sobre el texto”. Naturalmente, no iba a descifrarlo pero seguramente iba a estar interesante.

 

Tan sumido me encontraba en esos pensamientos que casi no me di cuenta de un coche que se acercaba por detrás de mí. Las luces delanteras me alertaron a tiempo, y me hice a un lado. El conductor, oculto tras las lunas oscuras del cristal, ni siquiera tocó el cláxon.

- ¡Gili.pollas, mira por donde vas! –es lo único que salió de mi boca.

Pero el coche avanzó como si nada por la carretera. Era un flamante BMW de color negro, como tantos otros que había visto por allí. Pero había algo diferente en él que le daba un toque…siniestro. Quizá era consecuencia del susto, o de verlo en aquella noche de niebla. Pero mientras se alejaba, algo me llamó la atención. Tenía el dibujo de un rosa tallado en un costado del vehículo. Un detalle sin importancia que, sin embargo, se me quedó grabado en la mente.

 

Me extrañó ver un coche deambular a esas horas de la madrugada por el campus. Pero mi sorpresa fue aún mayor cuando se detuvo varios metros delante, a la entrada de la Biblioteca Beinecke. El guardia de seguridad se acercó a la ventanilla, ésta se abrió y de ella salió una mano portando algo. Quizá una tarjeta, pero debido a la distancia y a la oscuridad no lo pude distinguir bien. En cuanto vio lo que el conductor le mostraba, el guardia asintió con la cabeza –casi hizo una reverencia- y volvió a su puesto para abrirles la verja de entrada.

 

¿Acaso era necesario ahora un pase para entrar en la Biblioteca? Nunca pedían ningún tipo de documentación, ni siquiera por la noche. Pero lo que más me intrigaba era otra cosa. No sabía el qué, pero algo me olía mal. Esperé unos minutos y me acerqué dispuesto a entrar.

- Buenas noches –saludé al guardia en tono afable- Otra noche con insomnio, ¿puedo…?

- Jovencito, hoy no puedes pasar –me respondió en tono serio. Normalmente era un tipo bastante majo, incluso lo empezaba a considerar como un amigo a pesar de su aspecto fornido y sus largos cuarenta años, debido a mis frecuentas visitas. Pero aquella noche, parecía una persona totalmente distinta.

- ¿Por qué no? ¿Qué pasa esta noche? He visto entrar…

El agente se levantó con aspecto casi amenazante.

- ¡Vuelve a tu residencia. Aquí no puedes estar!

- Pero…

- ¡No insitas, si no quieres que te eche a patadas! –exclamó, golpeando con dureza la mesa. Entonces vi que estaba armado. ¡El guardia de seguridad de una simple biblioteca, armado! Era la primera vez que veía algo así. Decidí no insistir.

- Vale, vale, ya me voy –mentí.

Conforme regresaba en dirección a mi residencia ya pensaba en un modo de entrar.

 

 

No fue difícil escalar el muro por uno de los laterales de la biblioteca. Lo difícil fue contener la respiración mientras me escondía entre las sombras del jardín exterior. Notaba que el corazón me palpitaba al doble o al triple de lo normal.

 

Y es que en los diez minutos que llevaba espiando detrás de una esquina, había visto llegar tres lujosos coches. Primero el BMW, luego un Mercedes, y ahora un Audi. Diferentes marcas pero idénticas características: los tres de color negro, con los cristales oscuros y la misma rosa tallada en la parte trasera. Sin embargo, todavía no había conseguido ver a ninguno de los ocupantes de los vehículos. El miedo a ser descubierto me había impedido asomar la cabeza hasta ahora. Pero esta vez hice acopio de valor, tragué saliva y, en cuanto oí que el Audi detenía el motor frente a la puerta de entrada, asomé ligeramente la cabeza. Lo justo para ver por uno de mis ojos.

 

Lo que vi me intrigó aún mas. De una de las puertas traseras, abierta por el chófer, salía un hombre vestido con una capa negra y con el rostro cubierto por una capucha del mismo color. Antes de entrar en el edificio, vi cómo se colocaba una rosa roja sobre el pecho y, esto es lo que más me asustó, cargaba discretamente una pistola de mano y se la ajustaba a un lateral de la cintura, cubriéndola hábilmente con la capa. Seguidamente, entró en la biblioteca, aún con el rostro cubierto.

 

“Esto es mucho más gordo de lo que creía”, pensé mientras veía como el Audi se alejaba en la dirección opuesta. “Aquí se cuece algo grande, a juzgar por los coches de lujo, las vestimentas, las pistolas, esa misteriosa rosa…” De pronto me di cuenta de que estaba más excitado que asustado. “¡Esto es de lejos lo más emocionante que me ha pasado desde que llegué a Yale! Tengo que descubrir quién es esta gete y qué está tramando”.

 

Entrar por la puerta principal era demasiado arriesgado, así que busqué una ventana de la pared lateral que estuviese abierta. “Siempre se olvidan de cerrar alguna”. Tras inspeccionarlas desde las sombras, vi que una del primer piso estaba entornada. Sin dudarlo, pero siempre con sigilo, escalé silenciosamente por un el tronco de un árbol cercano. Una vez arriba, avancé con cuidado por la rama intentando no perder el equilibrio. En cuanto llegué al final de la misma, sin pensarlo dos veces, salté hacia la ventana y me agarré al borde. Me incorporé a la repisa y abrí un poco más el cristal, colándome dentro.

 

Avancé sin hacer ruido por los pasillos hasta que oí ruido de pasos en el piso inferior. Me asomé lo justo para ver cómo uno de los hombres con hábito, posiblemente el mismo que había salido del Audi minutos antes. Estaba en la puerta de entrada a una de las salas de la Beinecke. ¡La sala donde se exhibe el manuscrito Voynich! En horario diurno solía estar abierta, ya que el manuscrito estaba debidamente protegido por un sistema de seguridad similar al de La Mona Lisa. Sin embargo, durante la noche, permanecía cerrada. Tan sólo un panel de control situado a la izquierda de la puerta permitía acceder al personal en horario nocturno.

 

El hombre pulsó un número de cuatro dígitos y seguidamente la luz verde se encendió. El misterioso encapuchado giró el pomo y entró, cerrando firmemente la puerta tras él. “Mier.da, si esto fuese una película de misterio, se le hubiese olvidado cerrarla”, pensé. Lamentablemente estaba lo bastante lejos como para haber visto el código que había marcado.

 

Me asomé de nuevo para asegurarme de que no llegaba nadie y observé el panel. Un clásico teclado numérico del cero al nueve, con sus correspondientes teclas de asterisco y almohadilla. ¿Cómo averiguar lo que había marcado? Estuve como cinco minutos plantado frente a la puerta, observando el panel con las cejas arqueadas, sin encontrar respuesta alguna.

 

Hasta que por casualidad me fijé que al final del pasillo había una pequeña enfermería. ¡Ya lo tengo!

 

Continuará

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Ante todo felicitar a Mark y Koldo, me ha gustado la "portada" y el logo del relato...

 

 

Perico, muy buen comienzo, y la idea de relatar en primera persona me parece todo un acierto, hace que te metas aun más en el relato, aunque es un reto. El final muy csi o mac giver jaja... no destripo.. pero ya tengo ganas de saber que usara de la enfermeria... anda que estos de Yale, dejarse ventanas (:o) abiertas de la Beinecke... jaja...

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Uf Perico Genial! De momento el texto te hace que no quieras perderte detalle, hablando a lo "simple" por mi, engacha!! y muchisismo! como dice Vi leer en primera persona, hace imaginar que seamos nosotros mismos los que estamos en esa biblioteca del campus, jeje.

 

Ojalá no tarde en llegar la segunda entrega! :hello: Esperamos impacientes.

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:hello:

los dedos aunque esten limpios estan lubricados, siempre hay una pequeña grasilla, en una enfermeria puedes encontrar polvos de talco y espolvoreando o soplando levemente se quedaran pegados ahi donde se hayan puesto los dedos...

 

 

por cierto, el significado alquimico de las mujeres conectadas en la especie de macroutero ese que significa?

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Esta Vi esta enganchada al CSI jajajaja

 

Perico me ha gustado muchisimo mas este principio que le otro :D me encanta como haces tus relatos en primera persona la verdad que realmente pareces que eres tu el que haces todo eso :D

 

Sigue asi y espero la segunda entrega pronto :D

 

Salu2 !!!

 

 

Por cierto el logo esta precioso me encanta esa Larita de dibujo jajaja

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Invitado Mâr¢ê£â

Muy bien!!

El comienzo me ha gustado, has mantenido la intriga desde un comienzo hasta el final eso esta muy bien jajajaja por que yo rara vez sigo leyendo si me aburro, he leído muy entretenidamente lo que ha ido narrando el protagonista…..

 

Bueno decirte que como siempre muy buena la manera como escribes me gusta mucho, lo que si hay palabras que no se entienden, no todos somos españoles por lo que podrías hacer un pequeño vocabulario de esas palabras para así entender mejor lo que has querido decir, o adecuar el vocabulario para una mejor comprensión de todos, eso seria no encontré nada malo o que no me allá gustado hasta el momento cuando lo encuentre te lo haré saber.

 

Ahh muy buena la portada y el logo :hello: .

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Muchas gracias por vuestras respuestas, Escorpio y Marcela.

 

Marcela, intentaré usar palabras mas "universales" lo que pasa es que a veces no sé cuales son mas españolas y cuales no! Tu ve diciendomelo, y las que no entiendas te las podemos aclarar. Yo hare un esfuerzo para intentar darme cuenta

 

Por cierto os incorporo a los dos al censo de lectores. Ya sois cinco (no está mal) PERO A VER SI OS ANIMAIS MAS GENTE A LEERLO QUE UN ESCRITOR NECESITA DE SU PUBLICO jajajaj

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Gato!!!! Me alegra mucho verte por aquí!!!! Qué bien tener de vuelta a tres de mis lectores mas fieles (tu, Escorpio y Marcela) sin contar a dos grandísimas incorporaciones como son Vi y yolanda :P Nada mas que con estos cinco grandes ya estoy animado a seguir, aunque por supuesto espero que se apunten mas.

 

Espero poder colgar antes de la quedada (el miercoles, o el jueves) una nueva entrega

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  • 2 weeks later...

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