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TOMB RAIDER. El Cataclismo


Lara Legend

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¡Buenas!

Luja, ¿en serio solo 5 caps? Joo XDDD. Leeré...

 

Y bueno, sobre lo que dije ayer, no me voy a emocionar tanto (con esto me refiero a que no vamos a llegar a Mario o Sonic :drooler:[de momento...]).

Pero en fin, espero que os guste.

Ahora, en este capítulo, aunque no lo notéis hasta dentro de mucho...

En este campítulo... comienza...

El verdadero Cataclismo.

 

CAPÍTULO 9

Los Pilares

 

Seth sonrió. Lara contempló paralizada el cadáver de Anaya, que se había quedado totalmente pálida ante la rapidísima pérdida de toda su sangre. Contempló asustada la hoja de la Segadora de Almas, y luego a su portador. Éste estaba eufórico.

- Como ves, Lara Croft, los buenos no siempre ganan.

Por primera vez desde que llegó a Egipto, Lara sonrió.

- ¿Eso a qué viene? ¿Acaso Anaya era… “buena”?

- Sintiéndolo mucho, sí.

No dijo nada más, sonrió, dio media vuelta y se dispuso a marcharse.

- ¡Espera! –gritó Lara, poniéndose de pie y apretando los dientes- ¡Explícate!

- Como quieras. Pero tendrás que hacer algo a cambio.

- Me da igual –a Lara no le importaba. Quería saber la verdad, nada más.

- Anaya Imanu era hija de Aarón Imanu y su esposa Beatrix. Beatrix era la última descendiente de Hylia, hija de Kayla y Shaddre, descendientes del Ghód-Ahi.

- ¿Ghód-Ahi? No sé lo que es.

- Una secta, por así decirlo, que venera a los dioses y conspira contra los faraones. Como iba diciendo, Beatrix no conocía su ancestral pasado, y se caso con Aarón, un soldado del ejército peruano. Dos meses después Beatrix quedó embarazada, y el Maestro del Ghód-Ahi, quien te está hablando, decidió contárselo todo. Beatrix quedó fascinada y juró lealtad y servicio al clan, pero murió en una fatídica misión diecisiete días después de dar a luz a Anaya. Yo mismo me encargué de sus cuidados y su entrenamiento espiritual como miembro del clan, sin que nadie lo supiera. Siendo sólo una niña adquirió un poder impresionante y un increíble control sobre sus poderes, pero tenía un grave inconveniente, o una gran ventaja, según se mire: no tenía voluntad propia, hacía exactamente lo que le dictaba mi voluntad, sin pensar en nada más. En otras palabras, se podría decir que Anaya era mi esclava mental. En realidad lo hice yo, pero nunca llegué a imaginar que tuviese un poder de control sobre ella tan inmenso antes de ser Seth. No tardé mucho en enterarme de que Amelia Croft, una gran arqueóloga, viajaría a Nepal en busca de un zócalo de piedra donde descansaba un arma que yo ansiaba y aún ahora ansío poseer: Excalibur. Así que mandé a Anaya donde estaba el avión privado, y le aplicó un poder mágico que haría que el avión se estrellase contra los hielos de Nepal cuando estuviese cerca de la espada artúrica. Las cosas no salieron como yo esperaba, pues tu madre no murió en el accidente, y acabó yéndose con la espada a Ávalon, para siempre.

Lara apretó más los dientes.

- ¡Así que fuiste tú! ¡Todo es culpa tuya!

Desenfundó a Excalibur. Seth sonrió y asió la Segadora. Dominada por el odio, Lara lanzó una estocada, y otra, y otra más, con la mayor velocidad posible, pero la habilidad y los reflejos de Seth eran impresionantes. Era un dios, a fin de cuentas.

En un momento fatídico, Lara bajó la guardia, y la hoja maldita se hundió en su costado. Lara se tambaleó y cayó al suelo cuando su sangre corrió a la Segadora, pero Seth detuvo el proceso mortal. Lara apoyó la cabeza contra el suelo, vencida.

- Aún no tienes por qué morir, Lara Croft. Hay algunas cosas que debes hacer por mí. Cuando termines, quizá deje a la Segadora saciarse con tu sangre.

Chasqueó los dedos. Lara sintió cómo el suelo desaparecía bajo ella, y caía sin remedio en un abismo de oscuridad.

 

 

Zip bajó del helicóptero de un salto, al fin había llegado a Egipto. Pero algo malo ocurría, lo sabía. Algo en su interior le decía que llegaba tarde, que ya no encontraría a Lara allí.

Miró alrededor y avistó una gran pirámide. Según los datos que tenía, aquella era la pirámide de Imothep I, que llevaba a la tumba sellada. Corrió hacia ella, pero se encontró con la entrada bloqueada por una gran roca. Se rascó la cabeza en el mismo momento en que se abría la entrada, y salía un hombre alto y calvo, de semblante sabio e imponente, ataviado con una larga túnica negra.

- ¿Qué has hecho con Lara? –gritó, sin pensar, e inmediatamente descargó la munición de la metralleta en su rostro, sin pensar que, muerto, no podría darle información. No obstante, las balas rebotaron en la cara del hombre, que sonreía abiertamente.

- Así que quieres reunirte con Lara… -susurró. Zip se estremeció al oír aquella profunda y ancestral voz.

Sus ojos emitieron un débil brillo rojizo, y Zip sintió que sus pies se hundían en la arena. Miró abajo y se encontró con que estaba en el centro de un charco de arenas movedizas. Se agitó intentando llegar a suelo firme, pero cada vez se hundía más. Cuando sólo quedaba la cabeza, lanzó una mirada asesina al hombre, y mientras finalmente se daba cuenta de que tras aquellos ojos infinitos le miraba el dios Seth, se hundió en las arenas de Egipto.

 

 

Cuando Lara abrió los ojos, no recordó nada al principio, pero mientras se incorporaba le llegaron a la mente los recuerdos de la esclavitud mental de Anaya y su caída por un abismo sin fin. Pero, ¿dónde estaba?

Era una casa muy pobre, de paja y adobe, y estaba tumbada sobre un lecho de paja, con la cabeza apoyada en un montón de hojas secas. Se levantó lentamente, y abrió la puerta de madera que tenía enfrente, saliendo al exterior. El panorama le intimidó.

Estaba en una aldea, donde todas las cabañas eran iguales y diminutas. El cielo era de un inquietante tono grisáceo, al igual que el suelo, y el aire era pesado. Era como si aquel lugar estuviera muerto.

Caminó sin rumbo a lo largo de la aldea. Todo era igual: casuchas de paja y adobe repartidas por un terreno llano y gris bajo un cielo grisáceo y sin nubes. Había una estrella, pero no se parecía nada al Sol. Era pequeña y roja, y apenas llegaba a iluminar. Lara miró alrededor. Todo era igual, no había nada más. Caminó sin rumbo durante horas, hasta que al fin encontró algo diferente a lo que llevaba viendo desde que volvió en sí. A lo lejos se veía algo recto y sólido que se alzaba hasta los cielos. Lara sonrió, contenta de encontrar por fin algo distinto. Echó a correr hacia allí, y lo que vio le sobrecogió.

Había un inmenso círculo marcado en el suelo con símbolos muy extraños, y de él se alzaban trece pilares negros como el carbón. En cada uno había un grabado en letras doradas, escrito en un idioma que ella desconocía.

- ¿Quién eres tú? –susurró una voz. Lara se sobresaltó. Era una voz femenina, triste y amarga. Parecía provenir de los mismo pilares.

- ¿Yo? –dijo- Lara Croft.

- Eres muy extraña. Nunca he oído un nombre tan raro. Además, esas ropas que llevas no las había visto nunca, y llevo aquí eones.

- Pero… ¿quién eres?

La voz soltó una risita que podría confundirse con un ataque de tos, y entonces, de detrás de uno de los pilares, salió un espíritu. Era totalmente azulado y estaba envuelto en un aura blanquecina. Se trataba de una joven de unos dieciséis años como mucho, con el rostro pálido y sin expresión, el cabello lacio y corto, y llevaba vestimentas medievales, rasgadas y estropeadas.

- Yo soy la Protectora. Mi misión es proteger los Pilares eternamente. Pero pareces desconcertada. Dime, ¿no es este tu lugar?

- No. ¿Cómo lo sabes?

- Bueno, soy la Protectora, llevo aquí cientos de años. Sé muchas cosas, más que nadie, me atrevería a decir. Bueno, más que casi todos, pues nadie supera en saber a la Rueda de la Vida.

Lara empezaba a interesarse por aquella joven. Oh, bueno, no tan joven…

- Y dime, eh… Protectora…

- Oh, no me llames así. Tengo un nombre, soy Daphne.

- Daphne –repitió Lara-. Suena bien. Pero, dime, ¿dónde estoy?

El espíritu rió.

- Hagamos una cosa, Lara. Hace mucho que no viene alguien tan interesante a visitarme. Cuéntame tu historia y yo te responderé tus preguntas.

- Muy bien.

Lara se lo contó todo, como si fuese una gran amiga: la traición de Anaya, la muerte de Alister… Hasta que llegó a la liberación de Seth, y cómo éste la envió al lugar donde estaban tras coger la Segadora de Almas.

- Una historia apasionante –admitió Daphne-. Querías saber dónde estás. Esto que ves, y lo que no ves también, es Nosgoth, lugar de vampiros y humanos. Hubo antes otra raza que conspiró contra los vampiros poniendo su raza en peligro, pero han quedado olvidados por el flujo temporal. Lo que pisas ahora es el centro geográficamente exacto del mundo: los Pilares de Nosgoth. Estos pilares sostienen el equilibrio de nuestro mundo, y si se rompen, el mundo podría sufrirlo con gravedad. Nuestro rey, Kain, nació predestinado a destruirlos, pero ha abandonado su propósito y se ha convertido en un rey sabio y justo, algo poco común tratándose del más poderoso de los vampiros.

- ¿Y dónde está ahora ese Kain? –preguntó Lara.

- Veo que te interesa –Daphne rió-. Está donde estaría cualquier rey, en su palacio, entre las murallas de Meridian, la capital.

- Quisiera verle. Me interesa mucho.

- Ya veo –Daphne volvió a reír-. Meridian queda al sureste de aquí. Debes cruzar sendas oscuras y peligrosas, pueblos malditos, cementerios tenebrosos… Pero bueno, eso es normal. Nosgoth es el mundo de los Caídos.

Lara dio unos pasos hacia el camino que tenía enfrente, según sus cálculos, en dirección sureste.

- Muchas gracias por tu ayuda –dijo, a modo de despedida.

- A ti por venir a verme. Presiento que nos volveremos a ver…

- ¡Eso espero!

Dicho eso se volvió hacia el camino, y emprendió el viaje. Un viaje lleno de peligros, a través de lugares terroríficos y peligrosos, en busca del Rey de los Caídos.

 

 

- Mi señora, ha ocurrido algo que no estaba previsto.

- ¡Estoy empezando a perder la paciencia!

Breozor se estremeció. La voz de su señora vampira era muy femenina y sensual como ella misma, pero aquello lo había dicho con una voz atronadora y amenazante, que hizo temblar las paredes del Refugio.

- ¡Habla, Breozor! No tengo todo el día.

- Es… Se trata del Plan Supremo, mi señora.

La vampira apretó la mandíbula, cortándose la carne de la barbilla con los colmillos. Se levantó ágilmente y agarró a Breozor del cuello, clavándole la punta de sus garras en las venas.

- Mi… señora… me… me… ahoga...

- ¡Ya lo sé!

La vampira le lanzó contra la pared, partiéndole el hombro. Breozor sollozó sin moverse.

- Asco me das –susurró la vampira-. Eres el vampiro más inútil que he llegado a conocer en mis quinientos ochenta y cinco años de vida. ¡Dame ya el mensaje o desaparece de mi vista!

Breozor se levantó, gimiendo, con el brazo muerto.

- Es… Ghaustus, el espía. Ha descubierto a alguien hablando con… con la Protectora, junto a los Pilares. Una mujer, humana seguramente. Y… y la Protectora le dijo cómo ir al pa-palacio… pues… Pues esa mujer… ansiaba conocer a… a… a Kain.

- ¡A Kain! –la vampira se lanzó contra él y le golpeó, dejándole inconsciente.

- Así que una mujer ansía conocer a mi viejo amigo. Pero conocerá antes a alguien… Y no le gustará.

Dicho eso escupió una tremenda carcajada, que resonó en todos los lugares de Meridian relativamente cercanos, y llegó como una brisa amarga a los oídos de una viajera extraviada en los senderos de la perdición.

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¡¡¡Vaya!!! Jeje que way!! ¡Lara entre vampiros! ¿quien se lo iba a imaginar? XD Está muy bien, me gusta. ¡Siguelo!!

Volviendo a mi relato. Sí creo que seran 5 capítulos o algunos más quizá... pero pocos, ya me estoy pasando bastante de lo que tenía previsto... (nuestro relatos, más que relatos deberíamos llamarlos biblias)

{tngo un problema, sé cómo liarlo todo pero no como arreglarlo, pero no importa, ya lo solucionaré :drooler: }

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Bueno, ya vuelvo.

CAPÍTULO 10

Lord Kain

 

Lara sacó las pistolas y se mantuvo en guardia mientras avanzaba por los tenebrosos parajes de Nosgoth, el Mundo de los Caídos, el mundo vampírico.

No tardó en llegar a las Ciénagas de Sangre, un lugar maldito e inhabitado. El único sonido que se oía era el susurro del viento sin ningún obstáculo que golpear y los lamentos de las almas perdidas en el abismo de la vida y la muerte. El cielo estaba ahora poblado por nubes oscuras que se arremolinaban sin parar, y los cuervos y buitres se acercaban a las ciénagas, como si intuyeran que pronto dispondrían de un buen manjar.

Sin pensar en ello, Lara caminó con cuidado, procurando no dar un paso en falso, pues toda ciénaga digna de serlo esconde entre sus aparentemente sólidos terrenos la mortífera trampa de las arenas movedizas y el fango sin fondo, donde cualquiera que tenga la mala suerte de caer sirve de pasto a los gusanos subterráneos.

 

Antes de continuar, Lara echó un vistazo alrededor. Allá donde sus ojos se posaban no se veía más que una interminable llanura de ciénagas, tan sólo charcas, tierra e invisibles terrenos mortales de fango y lodo sin fondo.

Caminó con cautela, con el garfio magnético preparado por si daba un paso en falso lanzarlo contra alguno de las espectrales estatuas en ruinas entre las que se asomaba algún ojo o medallón dorado. Dio unos pasos, aquí y allá, hasta llegar a la primera de las estatuas semidestruidas. la cabeza, que estaba medio hundida en el barro, era de un vampiro de rostro feroz, con la nariz aguileña y muy prominente, las orejas del tamaño de la palma de una mano humana y terminadas en punta, y la base del monumento rezaba:

 

Lord Vorador

Siempre fiel al linaje de los vampiros,

mortal enemigo de los Saraphan.

Aquel que, durante los doscientos años

del letargo tras la Caída de Lord Kain,

le sustituyó como justo líder y luchó

sin piedad contra el enemigo.

Ahora su cuerpo yace en las

Ciénagas de Sangre, y su alma

descansa eternamente en el

Sangriento Paraíso.

 

- En verdad debió ser un buen vampiro… Aunque no sé lo que significa exactamente –susurró Lara. Creyó que lo decía para sí, pero alguien más oyó lo que murmuraba, y le posó una huesuda mano verde en el hombro. Lara se volvió con brusquedad y vio ante sí el mismo rostro que representaba la estatua. Era sin duda Vorador. En vivo imponía mucho más e imponía más respeto, pero Lara no se dejó intimidar.

- Tienes razón, lo fui –dijo el vampiro, como si Lara se lo hubiese preguntado, y mostrando sus afilados y desgastados colmillos en una maliciosa sonrisa.

Lara se echó atrás unos pasos.

- ¿Cómo es que no estás muerto? –inquirió- En la inscripción dice…

- Lo sé mejor que tú, humana –cortó Vorador-. Y en verdad estoy muerto, pero los vampiros nunca dejamos este mundo del todo. Lo que ves ante ti no es el auténtico Vorador, sólo soy una sombra de lo que fui, una ilusión. La sombra de mi alma.

- No lo entiendo –susurró Lara, tranquilizándose. Vorador dejó escapar una sonora carcajada.

- Te lo explicaré de modo que puedas entenderlo. Este lugar es llamado por vuestra raza Ciénaga de Sangre, pero no es ese su nombre real. Los vampiros lo llamamos Sepulcro Eterno. Los vampiros que son aquí enterrados, además de contar con total seguridad de que su alma viajará al Sangriento Paraíso, tienen la ventaja de dejar aquí una ilusión, un recuerdo de sí mismo, por así decirlo. No puedo salir del Sepulcro Eterno, o de la Ciénaga de Sangre, si lo prefieres. Solo puedo esperar y hablar con quien quiera, con aquel que sea lo suficientemente valiente como para venir a visitarme.

Lara no dijo nada, pero asintió, pues lo había entendido. Pero de pronto, algo se le vino a la cabeza.

- Y ella… Aquella joven, la… la Protectora de los Pilares… ¿Es lo mismo que tú?

- ¿Estás hablando de Daphne, Protectora de los Pilares de Nosgoth? ¡Oh, no! Ella no es una ilusión, es real. No está viva, simplemente es un alma. Está condenada y bendecida a la vez, pues juró proteger eternamente, con su vida y con su muerte, los Pilares y el equilibrio de Nosgoth.

Lara volvió a permanecer en silencio. Aquel nuevo mundo, Nosgoth, hacía despertar en ella sentimientos siniestros de temor, inseguridad y desorientación.

- Es normal que estés desorientada, humana –dijo Vorador, como leyendo sus pensamientos-. No es fácil acostumbrarse a un mundo nuevo.

- ¿Cómo sabes…?

- Los recuerdos lo sabemos todo –interrumpió Vorador-, porque somos la sombra de un alma que ya ha adquirido el poder de lo divino. Además, soy lo suficientemente veterano en la vida terrenal como para no haberme percatado de la existencia de seis mundos análogos al nuestro.

- ¿SEIS? –saltó Lara, nerviosa.

- Seis, sí… O al menos, eso afirman mis estudios. Pero dime, ¿no vienes tú de un mundo llamado Tierra?

- Eh… Sí, pero ¿cómo lo sabes?

Vorador rió.

- Hace poco vino aquí un hombre bastante parecido en vestimenta y cultura a ti. Iba buscando a una jovenzuela cuya descripción se corresponde bastante contigo, por cierto.

Lara alzó la mirada, preocupada. No podía ser quien ella creía.

- ¿Dónde está? –el vampiro no respondió- ¡Vorador! ¿Dónde está? ¡RESPONDE!

- Cálmate, por favor –dijo él-. Bueno, debes saber que lord Kain, por muy justo soberano que sea, nunca se ha llevado demasiado bien con la raza humana…

- ¿Dónde está? –repitió Lara, alterada, algo poco normal en ella.

- A eso voy. Ese humano vino a este lugar, y se encontró conmigo. Antes de que ninguno de los dos dijese nada apareció Gherius, uno de los cazadores al servicio de lord Kain, y… capturó al humano.

Lara carraspeó.

- Entonces, voy a ir a buscarle.

- Pero… -Vorador no continuó. Miró a Lara a los ojos, y entonces se dio cuenta de cómo era, de que cuando algo se le antojaba nada ni nadie podía echarla atrás.

- ¿Dónde está el castillo?

Vorador mantuvo el silencio, indeciso.

- Vorador, soy amiga suya. Si le abandono a su suerte nunca me lo perdonaré.

El vampiro asintió.

- Sólo tienes que seguir por la dirección opuesta a las que has entrado. No temas por tu seguridad, lo que se cuenta de las arenas movedizas es sólo un cuento para que los niños no vengan a conocer las almas de los vampiros muertos. Cuando hayas salido de las Ciénagas, verás el hogar de lord Kain.

- Gracias.

Lara hizo una pequeña reverencia a modo de despedida, y retomó la marcha.

 

 

Daphne, la Protectora de los Pilares, se asomó tras uno de ellos. Alguien se acercaba, y no era una presencia agradable. Podía sentir el odio y la venganza en todo su ser a medida que se acercaba. Y de pronto la vio: una vampira alta y esbelta, ondeando el cabello celeste y apretando los afilados colmillos contra sus labios sin siquiera arrugarse la piel. Daphne la conocía.

- ¿Qué haces aquí? –espetó con brusquedad la Protectora.

- Vaya, vaya –dijo entre risas la vampira-. ¿No te alegras de verme, Daphne?

El alma se lanzó contra ella, pero ésta esquivó su acometida con agilidad.

- ¿Cómo voy a alegrarme? ¡TÚ ME CONDENASTE!

La vampira rió de nuevo.

- De eso nada, Daphne. Hicimos un trato, y las dos cumplimos nuestra parte.

- ¡Pero no me dijiste lo que iba a pasarme!

Reinó el silencio unos segundos, hasta que la vampira habló de nuevo.

- Eso no entraba en nuestro trato, ¿recuerdas? Yo tenía que proteger tu vida de los Saraphan, pues estabas en su punto de mira al haber ayudado a los vampiros con el regreso de Kain al poder. A cambio, tú me dijiste que tomara de ti lo que quisiera, y así lo hice: tomé tu vida y tu muerte, dándote además el don de ser la Protectora del Equilibrio.

- Cerda…

La vampira le clavó al alma de Daphne una mirada de odio, y ésta bajó el rostro, intimidada.

- Eres una desagradecida –continuó-. De no ser por mí estarías muerta.

- ¡Me da igual! Preferiría la muerte antes que esto. ¡Me condenaste a una vida sin muerte y una muerte sin vida, vagando siempre y girando en torno a los Pilares hasta el fin de los tiempos! ¡Yo te dije que tomaras lo que quisieras a buenas maneras, y tú me arrebataste la vida y la muerte por haberme protegido de vivir y no morir! ¡Si ahora pudiese matarte, lo haría! ¡Márchate antes de que…!

Pero no pudo continuar, porque el letal roce de las garras vampíricas, que borran la vida y la muerte, alcanzaron el áureo corazón del alma Protectora.

 

 

Lara salió al fin de las Ciénagas de Sangre, o el Sepulcro Eterno, como lo había llamado Vorador. Y en efecto, ante ella se alzaban unas enormes murallas que daban paso a un palacio colosal de piedra maciza. A Lara le decepcionó el estado lúgubre y sombrío de la construcción, pero no le llamó la atención. Al fin y al cabo era hogar de vampiros, criaturas de la noche y la muerte.

Avanzó hasta el portón cerrado de la muralla, y un centinela se asomó arriba.

- ¿Quién va?

- ¡Quisiera tener una audiencia con lord Kain! –gritó Lara, con toda la cortesía posible- ¡Es un asunto de vida o muerte!

- Me da igual, jovencita. ¡El palacio de Meridian solo abre sus puertas al anochecer!

No dijo nada más. Lara se dio la vuelta y emprendió el camino de regreso, ajena a cuándo anochecía en aquel mundo, cuando oyó una susurrante y poderosa voz a sus espaldas.

- ¿Querías verme, humana?

Lara se volvió, y quedó impresionada. Tenía ante ella a un gran vampiro, cuyo rostro había ido perdiendo la supuesta belleza con el paso del tiempo. sus ojos eran de un color rubí intenso, y sus cabellos lacios le llegaban a la cintura. Vestía un traje elegante y sombrío, y en la mano derecha asía una espada similar a la que había usado Seth para matar a Anaya.

Era lord Kain.

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Dios no se por que pero me dan unas ganas de jugar con Lara en Nosgoth jajaja con tu relato realmente dan ganas de todo :lol: eres buenisima escribiendo

 

No has pensado en hacerte escritora ??? serias muy buena :drooler:

 

Felicidades y sigue asi :drooler: y pon el otro capitulo que lo dejaste interesante :drooler:

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Jua!!!!!!!!!!! k bueno!!!!!!! acabo de leermelo!!! esta muy bien xDXD De verdad k escribespa novela!!! Weno pos eso, sigue que está muy interesante. Aunque yo no conozco ese juego... pero no importa, Lara estará como en su casa entre los vampiros XDXDXD

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  • 3 weeks later...
¡¡Ey!!! síguelo plis!!! estaría muy bien para relajar tensiones con los exámenes... :P :drooler: Además que está muy interesante!!

 

saludos y suerte!!! :P (este emoticon tiene un gran significdo para mí... yo lo llamo: el kiwi)

 

Buff... gracias por los animos.

Es que ahora tengo un porron de examenes y no he podido escribir nada, pero intentaré mañana mismo traer el siguiente cap.

Dew!!!

 

Por cierto, está confirmado que Tomb Raider Cataclismo constará de 20 partes. ¡Casi nada! Espero que no os canséis de leer...

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